Inicio: Mataelpino
Final: Mataelpino
Tiempo: 5 horas
Distancia: 11 km
Desnivel [+]: 960 m
Desnivel [--]: 960 m
Tipo: CircularDificultad: Alta
Pozas y agua: No
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 15
MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta
* Mapas de localización y 3D de la ruta
PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta

TRACK
* Trac de la ruta (archivo gpx)
PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
* Mapa 3D (archivo kmz)RUTA EN WIKILOC
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RESUMEN
Excursión que nos llevó a la Maliciosa Baja desde Mataelpino, siguiendo el arroyo de las Callejas, en dirección norte, hasta alcanzar el Collado Porrón (1.659 m), donde nos atrapó una fuerte ventisca acompañada de nieve que dificultó treméndamente continuar caminando por la Sierra de los Porrones, como pudimos, soportando temperaturas de casi -20ºC, llegamos a la Maliciosa Baja (1.938 m).
Casi sin visibilidad, continuamos hasta el Collado de las Vacas (1.888 m), donde giramos a la izquierda, hacia el sur, para librarnos del temporal, por la falda de la Maliciosa, completamente nevada.
Al poco, alcanzamos el arroyo de la Gargantilla, que seguimos en su recorrido hasta alcanzar el GR-10, en las afueras de Mataelpino y de allí hasta el aparcamiento, en el pueblo, desde donde partimos.
Paco Nieto
Tremenda excursión la que hemos realizado hoy. Antonio la
presentó como ascensión alpina pero yo diría más bien himalayense. Nico la puso
nombre: “Al filo de lo imposible”, yo la calificaría como: “La madre de todas
las excursiones del GMSMA” o como “la marcha de los 15 valientes”.
Esta marcha ha sido, sin duda alguna, la más dura, más
dificultosa que el GMSMA ha realizado hasta la fecha.
Al principio, nada hacía presagiar lo que nos esperaba.
Salimos de Mataelpino con día fresco pero soleado. Pronto empezaron a caer los
primeros copos de nieve lo que nos animó incluso mucho pero a medida que íbamos
ascendiendo, nos dimos cuenta que lo de hoy no iba a ser un “paseo militar” y
alcanzando el collado Porrón, vimos que “esto” no iba a tener “mucha gracia”.
Cuando iniciamos el recorrido por la loma del cordal, empezó la pesadilla: nos
vimos inmersos en un infierno de frío polar con nieve, niebla y ventiscas
huracanadas (Seguramente hacía unos -7º pero con una sensación térmica de casi
-20º. Solo hay que ver las cejas de José María…).
Cada paso que dábamos se convertía en una lucha contra el
frio y el viento extremo y pudimos imaginar lo que debe ser un “paseo” por el
Himalaya o por los Polos.
A pesar de esto, ningún participante desfalleció ni hizo atisbo
de querer dar media vuelta a pesar de que se hiciera interminable. Los quince
se ganaron el título de “valientes” y sus nombres merecen una plaza de honor en
los anales del GMSMA.
La verdad, y creo poder hablar en nombre de todos, es que el
día de hoy ha sido para todos una experiencia increíble e imborrable y una
“historia para contar a nuestros nietos” ahahaha… Y sin olvidarnos de lo mejor
del día: el cocido en Las Postas y cuidado con el exitazo que tuvo el famoso
botijo de la fuente de “al lado”.
La Agencia Madi Senderismo, ha decido premiar esta gran
excursión con matrícula de honor otorgándole la máxima nota posible: 5 Sicarias
en su escala de 5 Sicarias, la nota más alta dada hasta la fecha al GMSMA
reseñando que nunca tan alta distinción ha sido tan merecida. La preparación y
dirección de la excursión por parte de Antonio ha sido sobresaliente pues
fácilmente algo podía haber salido mal…
Antolín
¡Vaya frío de cojones que pasamos ayer en la sierra! Al principio subimos una cuesta de cojones hasta llegar hasta el collado, donde ya el viento empezó a tocarnos los cojones. A medida que empezamos a caminar por la cuerda comenzamos a notar más frío. Me hubiera tomado un cafetito de esos de infernillo, pero a Antonio no le salió de los cojones parar y nos dijo que comiéramos sobre la marcha. Al final nos importó tres cojones lo que nos dijera y decidimos parar, aunque fuera un minuto, para comernos las chocolatinas y los frutos secos. Finalmente el viento de los cojones se hizo casi insoportable y empecé a notar síntomas de congelación en las manos; y todo porque cuando me fui a comprar los guantes, los de Goretex valían un cojón y opté por unos más baratos. Creo que todos estábamos un poco acojonados, pero como todos hemos hecho la mili, seguimos sin protestar ¡con dos cojones!, sin parar ni siquiera a mear, pues se nos habrían congelado… sí, sí, los cojones. Y como ya no había marcha atrás, tuvimos que seguir por cojones hasta encontrar el camino de bajada.
Antolín
¡Vaya frío de cojones que pasamos ayer en la sierra! Al principio subimos una cuesta de cojones hasta llegar hasta el collado, donde ya el viento empezó a tocarnos los cojones. A medida que empezamos a caminar por la cuerda comenzamos a notar más frío. Me hubiera tomado un cafetito de esos de infernillo, pero a Antonio no le salió de los cojones parar y nos dijo que comiéramos sobre la marcha. Al final nos importó tres cojones lo que nos dijera y decidimos parar, aunque fuera un minuto, para comernos las chocolatinas y los frutos secos. Finalmente el viento de los cojones se hizo casi insoportable y empecé a notar síntomas de congelación en las manos; y todo porque cuando me fui a comprar los guantes, los de Goretex valían un cojón y opté por unos más baratos. Creo que todos estábamos un poco acojonados, pero como todos hemos hecho la mili, seguimos sin protestar ¡con dos cojones!, sin parar ni siquiera a mear, pues se nos habrían congelado… sí, sí, los cojones. Y como ya no había marcha atrás, tuvimos que seguir por cojones hasta encontrar el camino de bajada.
Las tripas nos hacían ruido
pensando en el cocido que nos íbamos a comer y estábamos hasta los cojones de
cuesta cuando, desde abajo, vimos La Maliciosa y toda la cuerda despejada,
ahora que ya estábamos abajo ¡Manda cojones! Ya en el restaurante estábamos de
mejor humor, el cocido estaba cojonudo y todos nos descojonamos cuando Santiago
se echó el trago de aguardiente del botijo.
Resumiendo, la marcha de ayer fue
de tres pares de cojones, por eso me toca los cojones que me digan que los
prejubilados lo único que hacemos es tocarnos los cojones, eso serán algunos,
que tienen los cojones tan gordos que se los pisan. Apuesto los cojones a que
no vamos a tener otra marcha igual en lo que queda de invierno. Eso sí, al
próximo que me diga que todos los miércoles hace bueno, le corto los cojones.
Paco Cantos 9-2-12 (aprovechando
el diccionario de la RAE)
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