miércoles, 6 de febrero de 2013

Excursión 122: Peña Cenicientos

FICHA TÉCNICA
Inicio: Cenicientos
Final: Cenicientos
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 12,4 km
Desnivel [+]: 557 m
Desnivel [--]: 562 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas y agua: No
Ciclable: En parte
Valoración: 4
Participantes: 24

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta




PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK 

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RUTA EN WIKILOC
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RESUMEN
Hemos caminado por tierras madrileñas, encastrados entre Toledo y Ávila. Si hubieran venido Manuel y Toñi, habríamos sido dos docenas (sin contar a Teo y Lucas); pero finalmente no acudieron a la cita. Sí que vinieron Chema, el del pie esguinzado, y Paco Donaire, fichaje nuevo que no sabe dónde se mete.

Subir a la Peña Cenicientos supone, de primeras, un caminar por pista ameno y distendido, a un metro por palabra.

En un collado, sobre unas rocas y entre pinos rodenos de los que hace años daban resina al pueblo, disfrutamos de palmeritas, de pan de higo, de pan de centeno dulcecillo y de vino de la bota de José Luis el de la bota que nos permiten reponer fuerzas antes de acometer la subida final a la Peña de Cenicientos.

Por senda fácil, alcanzamos la cumbre de la Peña, afeada por un puesto de vigilancia pero sin dejar de ofrecer las vistas que prometía sobre el mapa: Al noreste, entre nubes, la Sierra de Guadarrama; hacia el sur, nuestros ojos barren los Montes de Toledo; por el suroeste se levanta la Sierra de San Vicente; a lo lejos, por el oeste y tras una nube, nos mira el Pico de La Mira, y desde éste hacia nosotros todo el Gredos Oriental.

Para alcanzar la vecina Peña de Concherejos no podía faltar la alambrada (qué sería de Antonio, el boss, sin una alambrada). De nuevo disfrutamos de las vistas, el sol nos autoriza a comer sobre las piedras antes de regresar por un rápido y empinado sendero, dejando las modestas alturas y abandonando el pinar antes de que nos alcanzara el rabilargo ya que, como no teníamos claro qué o quién era eso, preferimos no arriesgar.

Llegados al  pueblo, una mujer nos recomienda, en un alarde de objetividad, el bar de su yerno para tomar las cervezas a las que nos invitó Paco (Cayenne) por su vigésimo séptimo cumpleaños, creo.

Y nos despedimos con el ansia de que llegue pronto la 123.

Pues sí, hemos caminado por tierras madrileñas, impregnadas de ambiente abulense y toledano. Pero en esta ocasión no tenemos quien nos lo cuente.
Juan Martínez

FOTO REPORTAJES

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