miércoles, 26 de junio de 2013

Excursión 143: San Nicolás de Bujaruelo - Valle de Ordiso - Valle de Otal

FICHA TÉCNICA
Inicio: San Nicolás de Bujaruelo
Final: San Nicolás de Bujaruelo
Tiempo: 8 horas
Distancia: 18,5 km
Desnivel [+]: 1011 m
Desnivel [--]: 965 m
Tipo: Circular
Dificultad: Alta
Pozas/Agua: Sí/Sí
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 6

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta





PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta

















TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RESUMEN
La segunda jornada se prometía más tranquila. En el refugio nos informaron que el paso entre los valles de Ordiso y Otal estaba abierto. La nieve había desaparecido y, por tanto, podríamos hacer una travesía sin problemas.

Con nieve, este paso presenta problemas en la vertiente de Otal, tanto por su excesiva inclinación como por la probabilidad de aludes, ya que hay zonas en las que la nieve se asienta sobre una base de hierba y eso, junto con las "altas" temperaturas, proporciona poca estabilidad. Pero llegamos en buen momento.

El Valle de Bujaruelo encierra unas cuantas maravillas pirenaicas. En su cabecera, que es técnicamente, la cabecera del río Ara, está el imponente macizo de Vignemale, una de las cumbres más deseadas por los montañeros que compite en afluencia con el Monte Perdido y el Aneto.

Es la cumbre más alta del pirineo francés (compartida con España), contiene el glaciar más extenso del Pirineo Francés y el nombre que prevalece es francés; en versión española, se llama Comachibosa, nombre que tan sólo se ve en los mapas.

Río abajo (omito los barrancos de Batanes y Espelunz porque aún no los conozco), en la margen derecha del Ara, hay dos valles tributarios, Ordiso y Otal.

El primero es un jardín, el segundo, también y, además, es un valle glaciar colgado de libro. Son dos valles con un encanto especial que nacen en el extremo este de la Sierra de Tendeñera y vierten sus aguas al Ara y la mejor ruta que puede hacerse es la travesía de uno a otro. Y a eso fuimos.

Un comienzo relajado por las pequeñas praderas ribereñas y por la pista que lleva hasta el Valle de Ordiso. Nos desviamos para jugar un rato con un puente colgante sobre el Ara, cuyo caudal impresionaba, y que nos planteó el interrogante de a dónde llevaba.

A un camino casi abandonado, me contó el guarda del refugio. Lástima. Nos hicimos fotos mil bajo la cascada del salto del Pich y disfrutamos de la cantidad de flores que ya se dejaban ver en el valle de Ordiso con un río pequeño pero salvaje y una pasarela de hormigón doblada, casi partida en dos, que daba un poco de "respeto" cruzar.

La llegada la Collado de Ordiso no podía ser más bonita. Miremos por donde miremos, las distancias hacían que las grandes cumbres se nos presentaran con cierta placidez, no como ayer, cuando todo resultó salvaje, impactante, brutal. Hoy no.

Hoy las montañas, algunas las mismas de ayer, se nos presentan con una perspectiva más amable. Si acaso, la Peña de Otal se nos antojaba un tanto arrogante dada su cercanía.

El Vignemale recupera el protagonismo que perdió ayer ante los Marborés, y la Tendeñera, un tresmil frustrado, nos muestra una mole más asociada al pastoreo que a las grandes gestas montañeras (un engaño, alcanzar esta cumbre tiene lo suyo).

Disfrutamos recorriendo con la vista la subida de ayer al puerto de Bujaruelo y el posterior descenso del Puerto Viejo. ¿Y por ahí hemos bajado?

La bajada fue por sendero entre hierba, con parada para comer al arrullo de un arroyo en el que algunos nos refrescamos los pies. Un sendero un tanto engañoso, con complejo de guadiana, nos metió hasta el fondo del Circo de Otal compensando la caminata con la belleza salvaje de este rincón.

Finalmente, tomamos la pista que nos terminaría de sacar del Valle y, atajo tras atajo, de nuevo nos encontramos ante la estampa, siempre gratificante, del Ara pasando bajo el puente de Bujaruelo.
Juan.

ENLACES
Paisajes de Ordesa

FOTO REPORTAJES
Foto reportaje del grupo

FOTOS
Fotos de Ángel R. Otero

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