miércoles, 18 de diciembre de 2013

Excursión 168: Monte de Boadilla

FICHA TÉCNICA
Inicio: Boadilla del Monte
Final: Boadilla del Monte
Tiempo: 3 a 4 horas
Distancia: 15,3 km
Desnivel [+]: 151 m
Desnivel [--]: 151 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas y agua: No
Ciclable: Sí
Valoración: 4
Participantes: 30

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta






















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta












TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RESUMEN
Hay días en que apetece de verdad hacer kilómetros y otros en que lo principal es el reencuentro y la amistad, sazonados con el buen yantar, como sucede en las bodas. No hace falta discurrir mucho para encuadrar nuestra marcha prenavideña: 30 senderistas y más de 50 comensales, o sea ¡boda! ¿A quién casar?.. Pues a nuestro solterito de oro, Paco el Codiciado.

Eso sí, tratándose del GMSMA, lo primero, primero: La caminata que nos descubrió a muchos el monte de Boadilla, que da nombre al pueblo.

Empezamos no muy bien, cruzando carreteras y glorietas de forma un tanto anárquica, cosa que hay que disculpar, pues nuestros guías no están acostumbrados al asfalto. Fernando sí que tiene gran dominio de este medio, pues utilizando los bastones como prolongación de sus brazos, hizo muy bien de guardia de tráfico.

Enseguida pasamos al monte, un extenso y bien conservado encinar, con algunos grandes pinos desperdigados y alguna fresneda ocasional. Nos hacía compañía por primera vez Mª Ángeles, bastante ilusionada, según sus palabras. Avanzábamos a buen ritmo por sendas y caminos, mientras los conocedores del lugar, como Marcelo, residente en el pueblo, nos iban ilustrando sobre la peculiar historia del infante don Luis, su palacio y sus devaneos.

En el sosiego del monte paramos a descansar y tomar el aperitivo. Tras el bocata de rigor nos hicimos la foto de grupo frente a una encina y aquí ya se desveló definitivamente que nuestros Ángeles tienen alas, pues en un santiamén estaban revoloteando por entre las ramas hasta posarse en ellas para salir en la foto. Se ve que Mª Ángeles, como era la primera vez que venía, no se atrevió a tanto.

Lo llano del terreno facilitaba caminar ágilmente y enseguida pasamos unas instalaciones deportivas y llegamos a un punto de avistamiento de aves en torno a un pequeño estanque. Aquí hicimos una pequeña pausa para después allegarnos hasta un precioso puente de piedra recientemente recuperado, de muy sólida y bella factura, en el que destaca singularmente su vano ovalado.

Aunque ya nos hallábamos cerca del pueblo, quedaba tiempo, así que, subiendo un repecho, prolongamos algo más la caminata para contemplar todo el entorno desde cierta altura. Al fin nos aproximamos a Boadilla, encarando su vetusto palacio por su parte trasera y contemplando las vastas extensiones proyectadas para albergar jardines versallescos. Lo rodeamos hasta situarnos en una magna plaza semicircular, entre su fachada y la grandiosa fuente de los tres caños. Tras ascender a la placita del convento, atravesamos el pueblo para llegar al restaurante.

Allí nos estaban esperando para comer muchos viejos conocidos, como Juanjo o Toñi, y algún que otro acompañante especial, como el juez de paz del pueblo, antiguo telefónico como muchos de nosotros, contactado especialmente para la ocasión.


¡Ya se podía celebrar la boda! Paco estaba tan abrumado por las circunstancias que casi le daba igual con quién casarse; como la presencia de mujeres era minoritaria, no le importó que fueran los Javieres quienes se disputaran su favor, resignándose con afectado gesto a lo que el destino le deparara. Parecían muy interesados los Javieres al principio, pero tanto disputaron que se cogieron el gusto entre sí y dejaron a Paco en su estado original.

La celebración la salvaron las muchas intervenciones de prestigiosos senderomagos. Así, José Mª nos mostró una bonita presentación de nuestra actividad, aderezada con música y acompañada de una letra compuesta por él para la ocasión, que primero disfrutamos y después cantamos todos enardecidos.

José Luis H. entregó a Antonio unos presentes, como muestra de reconocimiento de todos nosotros a su dedicación y seguramente también porque ostenta un liderazgo bien ganado a base de mucha habilidad y mucho caminar; como muestra, su número de marchas realizadas, 148, record absoluto y a considerable distancia de sus perseguidores. Él aprovecho para regalarnos unas chapitas a todos aquellos que hemos superado las 5 caminatas, diferenciando con el color de la insignia los distintos grados dentro del grupo, según número de excursiones completadas. Así que a partir de ahora, ya sabéis, Antolín pasa a ser Antolón.

Joaquín volvió a ser nuestro “Niño de Las Monjas” y, tras varios años de vivir de esa canción, nos sorprendió con una novedosa interpretación: “Carretera de Asturias”. Fernando S. dirigió la coral senderomaga, que cantó lo mejor que pudo varios villancicos y habaneras, y también nos obsequió con el saxo, mientras Ángel, el Meigo, iniciaba la preparación de una exquisita queimada.

Hubo una porra organizada por José Mª, que ganó Juanjo. Muy cortésmente, cedió el premio para pagar las merecidas cervezas de sus esforzados compañeros en activo. Tuvimos karaoke, especialidad en la que se lució Manuel, en particular con su “Mediterráneo” de Serrat.

De la comida sólo recordaré la suerte que tuvieron algunos a los que les tocaron dos rodajas de tomate de la ensalada e incluso otros que recibieron 4 chipirones en el segundo plato; los que teníamos 3 protestábamos envidiosos, pero los camareros nos apaciguaban indicando que eran más grandes. No sé por qué me venían a la mente las imágenes de establecimientos asiáticos donde venden al público sacos de 20 Kg. de arroz. Ahora que lo pienso, también me acuerdo de Rosa P. devorando ricas porciones de tarta de queso que aguantaban intactas en sus inmediaciones.

Finalmente, tras el cafelito, nos saciamos con la sabrosa queimada de Ángel. Lo cierto es que lo pasamos muy bien. Incluso cuatro viciosos se quedaron a jugar al mus ya a las tantas.

Madi ha tenido que hacer esta vez un gran esfuerzo para atinar con la calificación del evento. Dicen sus técnicos que la marcha se parecía mucho a una vueltecita por la Casa de Campo, que no está mal, pero vaya... “La boda”, en cambio, se merece la más alta calificación. ¿Qué hacer? Sus sesudos analistas han aplicado el algoritmo de la media aritmética y han concluido en 4 sicarias.

¡Felices fiestas! ¡Salud! ¡Amor! Y... si nos toca la lotería, mejor.
Melchor
FOTOS

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