miércoles, 1 de julio de 2015

Excursión 243: La Ventana de La Maliciosa

FICHA TÉCNICA
Inicio: La Barranca

Final: La Barranca
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 9,1 Km 
Desnivel [+]: 790 m 
Desnivel [--]: 790 m 
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: No

Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 36

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
* Mapa 3D (archivo kmz)

RUTA EN WIKILOC
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RESUMEN

Antes de dar paso definitivamente al verano, Antonio quería concluir la temporada con una sorpresa que La Maliciosa sólo reserva a los senderistas más enterados. Se trataba de ascender un trecho por La Barranca hasta “La Ventana” y, como las previsiones meteorológicas auguraban calor, tras ello descender a la fuente de La Campanilla y desde allí pasear cómodamente hasta el familiar mirador de Las Canchas, regresando por la senda Ortiz.


Así que todo estaba preparado para ajustarse a este plan, desde el track portado en el GPS por el primer nominado para guía como “técnico especialista” en tal aparato (servidor), hasta la idea del recorrido que se había hecho el personal, en particular Mari, que había venido a dar un paseíto antes de comer.

Así que pasamos la presa del Ejército del Aire por el dique, ascendimos siguiendo una senda bien marcada por el pinar y, al cabo de un rato, pudimos contemplar por encima del arbolado unas estupendas vistas hacia el sur. Casi todo el rato soplaba una ligera brisa y, a pesar del sol, apetecía andar.


Llaneamos por un colladito, después una trepadita para hacer ejercicio y enseguida estábamos enfilando hacia un anillo de roca enmarcando el azul del cielo: La Ventana, rotulada discretamente como tal en la piedra por si quedaran dudas.

Al atravesarla, una fría corriente de aire disipaba todos los calores acumulados en la subida, así que nos pusimos al sol al otro lado, con El Peñotillo frente a nosotros, y refrescados por el airecillo, nos zampamos tranquilamente el tentempié.

Cuando casi ya estaba la misión cumplida, se le ocurrió a Antonio que, aprovechando las favorables circunstancias, íbamos a cambiar de plan: Nada del archiconocido mirador de Las Canchas, qué mejor que seguir subiendo por la cuerda de Las Buitreras hasta el collado del Piornal para bajar a la fuente de La Campanilla y después al aparcamiento por el arroyo del Regajo (PR-26). Incluso hubo cinco intrépidos que se hicieron el propósito de coronar la cumbre de La Maliciosa. ¡Y a fe que lo consiguieron! Partieron estos adelantados primero y los demás seguimos más tranquilos el trazado marcado con hitos por la ladera.

Poco a poco llegamos a un pequeño collado/mirador natural en la misma cuerda de Las Buitreras y enseguida volvimos a la ladera este trepando por unas rocas, tal como marcaban los hitos apenas visibles y ¡ya sí! el GPS de reserva de Antonio. La sendita se iba haciendo cada vez más cómoda y así remontamos un collado que precede al del Piornal, donde la senda confluye con otros caminos.

Tras reunirnos con los 5 de La Maliciosa, que volvían, sólo quedaba dejarnos caer por el PR-26, por no decir dejarnos despeñar, porque ¡Vaya con el sendero! Lleno de piedras sueltas, cuando no tierra resbaladiza, toda en empinada cuesta.


El único consuelo era que no había hecho falta subirla. Debido a todo ello, el grupo se desperdigó y pasó una media hora de reloj entre los primeros que llegamos a la fuente de La Campanilla y los últimos en hacerlo. Allí, foto de grupo sin dos que se ve que tenían hambre y bajaron a coger sitio en Las Postas. De todas formas, el resto llegamos rápidamente al aparcamiento y enseguida al restaurante.

Once privilegiados habíamos pedido cocido y hubo que luchar mucho para preservarlo del voraz apetito de los del menú, pero se puede decir que lo conseguimos porque incluso ofrecimos unas sobras al final de la comida, ya saciados de garbanzos y demás. No obstante, encontré a algunos que disfrutaron también con el menú.

Para finalizar, fin de fiesta de la temporada con un montón de estrellas repartidas, la voz de nuestro “niño de las monjas” quebrada por la emoción, el tradicional trago del botijo a los más neófitos y la rondalla del GMSMA en una nueva exhibición de su portento.

En resumen, una jornada espléndida, como la de todos los miércoles de excursión. 

No sé si será que el día era espléndido, que la compañía era incomparable o que me puede una vena masoquista que se alimenta de guiar la marcha, confeccionar los datos técnicos y mapas, y además hacer la crónica, pero el caso es que me dice Madi que hay que otorgar 5 sicarias a la excursión… O será por el maravilloso cocido a 35º a la sombra…
Melchor

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