miércoles, 8 de julio de 2015

Excursión 244: Las charcas de la Pedriza

FICHA TÉCNICA
Inicio: Canto Cochino

Final: Canto Cochino
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia: 12,3 Km 
Desnivel [+]: 489 m 
Desnivel [--]: 487 m 
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: Sí

Ciclable: No
Valoración: 4,5
Participantes: 24

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta























PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta













TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
* Mapa 3D (archivo kmz)

RUTA EN WIKILOC
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RESUMEN

Primera excursión veraniega, con el agua de las pozas como motivación para caminar bajo los rigores de los calores del estío.  Fuimos 24 los que queríamos zambullirnos en las charcas de la Pedriza, en una ruta que prometía además otros alicientes.  Mario nos acompaña por primera vez.

Ilusionados por los primeros baños del año, salimos de Canto Cochino, acercándonos enseguida al río Manzanares, al que vadeamos, saltando entre grandes rocas, para cambiar de orilla.

Remontamos el río embelesados por las múltiples charcas, que cada pocos metros formaba el agua, de momento solitarias y tranquilas, aunque seguro que duraría poco su paz, porque a pesar de no ser fin de semana, su proximidad al aparcamiento las hace estar siempre muy concurridas en esta época del año.

Dejamos a un lado el puente de las Ranas y de Cola Caballo, pero el tercero, el del Vivero, lo cruzamos para continuar remontando el río, ahora por su margen derecha, hasta alcanzar la famosa Charca Verde, no sin antes vadearlo con algún que otro traspiés de nuestro experto en caerse al agua, afortunadamente sin mayores consecuencias.

En la Charca Verde, la más grande de la Pedriza, nos bañamos a placer en su agua esmeralda, aprovechando que aún no se había plagado de gente. La charca enamoró tanto a tres de los participantes, que se quedaron junto a ella, renunciando al resto de la excursión. Entre ellos, Melchor, que llevaba el track del recorrido, diseñado por Paco C. siguiendo mis sugerencias.

Antonio cogió los mandos, y siguiendo el trazado previsto continuamos por una empinada senda que tras unas cuantas grandes curvas, nos llevó al Collado Cabrón, donde hicimos una breve parada de reagrupamiento. Al poco, llegamos al Mirador de los Pinganillos, donde disfrutamos de sus excelentes vistas: de frete, el Pájaro y las formaciones rocosas vecinas, a las que antes llamaban los Pinganillos, de ahí su nombre, y a nuestra derecha, el valle que forma el arroyo de la Dehesilla, con Peña Sirio y la entrada a la Cueva de la Mora.

Continuamos por una senda, que enseguida nos llevó al Collado de Malbis, mientras comíamos, con vistas de pájaro del Tolmo y los Fantasmas. El camino siguiente fue complicado, al discurrir por una senda, que aunque venía en los mapas, debe hacer años que no pasa nadie. Como pudimos sorteamos el  arroyo de los Poyos y grandes rocas, buscando la charca de nuestro siguiente objetivo. Tras un penoso rodeo a una gran roca, enlazamos con la senda de la Majadilla, que baja del Callejón de las Abejas, encontrando al poco, por fin, la ansiada charca del arroyo de la Ventana, donde el refrescante baño nos hizo olvidar la aventura pasada hasta llegar allí.

Proseguimos el descenso, con la vista del Pájaro siempre presente, hasta cruzar el arroyo de los Poyos por segunda vez, para dirigirnos, con fuerte pendiente, a conocer una curiosa roca en forma de calavera, que nos costó encontrar.

El regreso lo hicimos pasando bajo la gigantesca roca de El Tolmo y el refugio de Giner de los Ríos, para proseguir, ya cansados y sedientos, por el cordel del Ortigal, plagado de altas jaras que dificultaban el descenso, hasta encontrar la primera charca que vimos, en la que los más sofocados se saciaron de refrescante agua, los demás seguimos un poco más en busca de la Charca Kindelán, pero como se hacia de rogar, nos zambullimos en una previa con muy buena pinta.

Refrescados por fuera, quedaba sólo refrescarse por dentro, lo que hicimos en el bar del aparcamiento de Canto Cochino, invitados por Raquel, que celebraba su cumpleaños, y Luis, mi primo, por haber superado la que le resultó una dura prueba.

Por todo ello, esta excursión se merece 4,5 sicarias.
Paco Nieto

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