miércoles, 21 de septiembre de 2016

Excursión 315: Las Cárcavas de Patones

FICHA TÉCNICA
Inicio: Patones
Final: 
Patones

Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia:  12,5 Km
Desnivel [+]: 473 m
Desnivel [--]: 473 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: Sí
Ciclable: No
Valoración: 4
Participantes: 32

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta

























PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta

















TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
Mapa 3D (archivo kmz)

RUTA EN WIKILOC
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RESUMEN

Convocatoria del domingo 18 para la 315 excursión del GMSMA, con tres incógnitas:
1. Cárcavas, ¿una o dos?
2. Una vez que entremos en las Cárcavas, ¿podremos salir?
3. Fin del verano, ¿dejaremos el calor?

Y constantes seguras:
1. Disfrutar con los senderomagos del GMSMA
2. Patones, huevos y compango de a diez.

Hoy nos acompañan dos nuevas senderomagas Laura y Maite, bienvenidas al GMSMA.

10:30 am y a las indicaciones de Antonio, desde Patones de Abajo los coches se iban llenando y dirigiéndose hacia el comienzo de la ruta, punto kilométrico 12 de la CM-123, aparcamos los coches en un erial y descendimos unos 500 metros por la carretera dirección Patones.

Giramos a la derecha en lo que aparentaba un carril agrícola, pasando primero por un olivar que a unos 60 metros más adelante ya estaba en desuso, qué pena, un monte precioso y el campo abandonado, es la tónica que nos encontramos en gran parte de nuestras excursiones; bien puntualicemos, de camino agrícola nada de nada, de senda nada de nada, vereda ni de conejos, por el campo baldío y por una pronunciada pendiente, creábamos camino los 32 senderistas que en esta ocasión nos habíamos juntado.

Rápido, apenas unos 200 metros más desde que dejamos la carretera, en la lejanía el monte de San Pedro, solitario, inmóvil, a nuestras espaldas acompañándonos como en otras tantas excursiones, hoy bien despejado (recordar la excursión de la semana pasada) y unos 400 metros más arriba ya estábamos en la cresta de la primera cárcava (Cárcava del Cerro Negro), nos encontrábamos ante un verdadero espectáculo, una montaña comida a mordiscos por el agua, desmoronándose a nuestros pies un paisaje lunar (supongo), realmente un capricho de la naturaleza que merece la pena visitarlo.

Tras una abundancia de clikeos de nuestras cámaras y móviles, nadie quería perderse el recuerdo de haber estado allí (mirar los reportajes fotográficos), seguimos por las crestas primero de la cárcava y luego por los montes circundantes, prácticamente en llano sin perder cota y en apenas 3 km desde que dejamos la cárcava, un pinar nos acogió y nos dio sombra, la primera del día, lo que agradecimos mucho.

Allí degustamos el tentempié de media mañana,15 minutos, lo que dice el convenio, a la voz de “ya” todos en pie para dirigimos hacia la segunda cárcava... y la teníamos al lado, fue dejar la sombra de los pinos, escasos 20 metros y estábamos nuevamente a los pies de otra montaña devorada por el agua, las Cárcavas de Patones o las de Valdepeñas de la Sierra o las de Uceda, o las de Alpedrete de la Sierra,  no tengo claro el municipio que la bautizó, pero que las bautizaron bien no me cabe duda, les cayo agua por todos los costados..

Otra vez las cámaras fotográficas y los móviles dieron cuenta del espectáculo que teníamos a nuestros pies, los veteranos del GMSMA recordaron su excursión número 73, al encontrarse en el mismo lugar hace hoy 1.764 días.

1.- Primera incógnita resuelta: DOS CARCAVAS

Sigamos con las otras.

La convocatoria de la excursión decía “en la cárcava sabes por dónde entras pero no sabes por dónde sales”. Para buscar la entrada, cogimos una senda  descendente bordeando la cárcava y, al puro estilo del GMSMA, los últimos 300 metros tomamos, lo que en esquí viene siendo una pista negra sin pisar y gracias al juego de rodillas, con una perfecta técnica del uso de los bastones, entramos a la cárcava.

Los diversos socavones parecían, tal como comentó Antonio, brazos de una estrella de mar, y desperdigándonos por esos brazos, nos fuimos adentrando en sus entrañas; sobrecogedor estar entre dos paredes de apenas 1 metro de ancho de tierra y guijarros, con más de 20 metros de altura, donde los rayos del sol, no podían  entrar, segunda sombra del día, sus  cimas sostienen una formas caprichosas que el tiempo las irá moldeando,  veremos dentro de otros 1.000 o 2.000 días que aspecto presentan.

2.- Segunda incógnita, resuelta, no hay perdida solo tiene una SALIDA

Siguiendo el curso de la salida de la cárcava llegamos al carril que viene de Alpedrete de la Sierra hacia el Pontón de la Oliva, al que  nos dirigimos, allí nos reagrupamos, poco a poco fueron llegando los 33... pero no éramos 32, Javier Mondejar ha hecho amistades, si bien tras la foto del grupo, abandonó rápidamente a su nuevo amigo…

Parece que ya tenemos prácticamente la excursión finalizada, tomamos dirección hacia el punto final de la jornada, saliendo por la fresca alameda que el río Lozoya deja a su salida del Pontón, tercera y última sombra del día, Teo fue el más listo del grupo, refrescándose en esas aguas cristalinas.

La alameda desapareció rápidamente y todavía nos quedaban cerca de 4 km para alcanzar los coches, tiempo más que de sobra para resolver la tercera y última incógnita, recordáis último día del verano del 2016.

Todavía había que superar un último obstáculo, llegar nuevamente a la cresta de la primera cárcava, ahora por el barranco Haza de la Viña, desde donde ya se divisaban los coches y nuevamente descender para llegar a la CM-123.

Durante estos últimos kilómetros, escuché, el poema de Machado “Caminante, no hay camino, se hace camino al andar. al andar se hace el camino, y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar”.

No sé porque, pero recordé que en muchas culturas el Sol era adorado como el centro referencia de la vida y proclamado dios, el cual impartía su ley, ¿cómo emplear al astro rey como ejecutor de la justicia? pues bien a los prisioneros y condenados por diferente delitos, les dejaban expuesto al sol durante un tiempo indeterminado y pocos resistían a la deshidratación y otros efectos del calor y la mayoría morían irremisiblemente… pues, bajo ese “sol de justicia” llegamos los 32 senderomagos que iniciamos la excursión.

3.- Tercera y última incógnita resuelta, pues eso, nos quedamos todos sin agua.

Respecto a las constantes, creo que la primera deja de ser constante, para tomar una senda exponencial.

Y la segunda, si bien no pude quedarme a los huevos, pero por lo que sé, no defraudaron para nada y acompañados con celebraciones cumpleañeras y potenciales adivinos fue todo un éxito.

Amigos llegados a este punto, me toca calificar la excursión y le otorgo 4 sicarias y que sepan ustedes que el “justiciero” al menos le ha robado media.
Paco Donaire


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