miércoles, 30 de noviembre de 2016

Excursión 325: Castañar de Casillas y Alto del Mirlo

FICHA TÉCNICA
Inicio: Casillas
Final: 
Casillas
Tiempo: 6 a 7 horas
Distancia:  17,8 Km
Desnivel [+]: 984 m
Desnivel [--]: 983 m
Tipo: Circular
Dificultad: Alta
Pozas y agua: No
Ciclable: No
Valoración: 4,5
Participantes: 36

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta






















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta















PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
Mapa 3D (archivo kmz)

RUTA EN WIKILOC

RESUMEN
Esta vez la ruta comenzaba en Casillas, pueblo de la provincia de Ávila, situado en un entorno espectacular, rodeado de castaños y pinos que en esta época (otoño) presenta una paleta de colores impresionantes: amarillos, rojos, marrones, verdes...

Después de los habituales saludos y siendo las 11:00 de la mañana, nos ponemos en marcha, esta vez, 36 senderomagos. Ya las primeras subidas (todavía en el casco urbano) eran de órdago. Rápidamente salimos del pueblo y nos internamos en un precioso sendero lleno de castaños, cuyos frutos (castañas) en gran número se encontraban por los suelos.

Subimos decididos a alcanzar el Puerto de Casillas, pero no por la pista forestal que es más cómoda, no, esto es el GMSMA. Fuimos por sendas y troches pasando por La Melchora, El Soto y las Parihuelas. A medida que ascendíamos, nos encontramos con grandes castaños, sobre todo uno, que debe ser centenario, aunque también podría ser milenario. Naturalmente nos hicimos fotos junto a él.

Algunos historiadores señalan que los primeros castaños de la península ibérica los introdujeron los romanos. Sin embargo, investigaciones posteriores han señalado que ya existían con anterioridad, habiéndose encontrado polen y restos de carbón de castaño muy anteriores a la conquista romana.

Volviendo a la ruta. Llevábamos subiendo alrededor de una hora y paramos como es costumbre para tomar un refrigerio y descansar de la subida. Pero como dice el refrán: “La dicha dura poco en la casa del pobre”. Digo esto porque enseguida nos pusimos en marcha y ya sin parar llegamos al Puerto de Casillas (1467 m). Desde aquí había una buena vista del Valle de Iruelas. Aprovechamos el lugar para hacernos la foto del grupo y despedir a las “estrellas fugaces”, o sea, las que regresan, por no disponer de tiempo, antes a casa. Sorpresa nos llevamos al ver que volvían algunos miembros y “miembras”. Entre ellos estaba José María, pero claro es que jugaba su Real Madrid esa tarde un partido trascendental. Nada menos que contra la Cultural Leonesa. ¡Casi na!

Los que quedábamos del grupo nos dirigimos en cansina subida, azotados por la niebla y el viento, hacia el Alto del Mirlo (1768 m) al que llegamos con perseverante esfuerzo. Una vez allí nos hicimos fotos junto al solitario hito, que seguro que le agradó nuestra visita (aunque son de hormigón también tienen sentimientos). Hacía frío y niebla. Ahora tocaba descender por la vertiginosa bajada que nos decía Antonio. Bajando y bajando encontramos un lugar más o menos apto para comer las viandas que todavía llevábamos en la mochila.

La comida fue rápida porque el frío no nos daba tregua. Bajamos entre piornos y un cortafuegos cruzando la Cruz del Tornero y el Prado de la Archivilla. Como incidencias durante la marcha se puede resaltar un pequeño tirón en la pierna que le dio a nuestra reciente compañera Gari, faltando poco para terminar la ruta pero que se repuso rápidamente y terminó razonablemente bien. Llegamos de vuelta a Casillas alrededor de las 17:30.

Ahora faltaba saborear las cañas que nos tomamos en el bar que encontramos abierto, atendido (muy amablemente) por una señora que instantes antes de que llegáramos se había quedado al cuidado de él, porque se tenía que marchar su hija que es la que lo atiende habitualmente y la había dicho: “No te preocupes mamá, que a esta hora no va a venir nadie”. Llenamos el bar.

Los ”paganinis” de las cañas fueron esta vez: Rosa Pérez y Enrique Cid por haber alcanzado sus 100 excursiones. Felicidades a los dos; Javier Miguel por su cumpleaños. Felicidades; y Gari, nuestra reciente incorporación. Bienvenida.

Solamente queda resaltar que nuestro querido (aunque sea del Barsa) compañero Jorge se dejó las llaves de su coche dentro y no podía abrirlo. Del Barsa tenía que ser. Se solucionó viniendo los de la grúa y abriendo la puerta con un sistema limpio que por prudencia no quiero decir.

Finalmente para terminar, recordar a Leonor, Paco Nieto y Carlos Muñoz para que estén pronto con nosotros. Y a algún otro que hace tiempo que no vemos.

A esta bonita ruta la damos: 4,5 sicarias. ¡Hala! 
Joaquín Pérez

miércoles, 23 de noviembre de 2016

Excursión 324: Pantano de San Juan

FICHA TÉCNICA
Inicio: San Juan
Final: 
San Juan
Tiempo: 6 a 7 horas
Distancia:  17,5 Km
Desnivel [+]: 668 m
Desnivel [--]: 668 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: Sí
Ciclable: En parte
Valoración: 4,5
Participantes: 32

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta























PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
Mapa 3D (archivo kmz)

RUTA EN WIKILOC
Treinta y dos senderomagos nos citamos en las cercanías de San Martin de Valdeiglesias, para realizar una magnífica y completa excursión, por los alrededores del Pantano de San Juan.

Quizás el no haber podido asistir a las dos anteriores citas, haya influido en tener una sensación tan positiva, como la que he sentido al realizar esta marcha. Puede ser que mi buen amigo y gran estratega de crónicas Melchor, detectara mi situación mística y me encargara describir mi sublime experiencia. ¡¡Gracias Melchor¡¡

Han sido 17 Kms de una marcha circular, que ha tenido todos los ingredientes, que desde mi punto de vista han de existir en una buena ruta de senderismo. Hemos ascendido y descendido montañas, atravesado y bordeado el río Cofio que presentaba muy buen aspecto y hemos rodeado un pantano (el de San Juan) que aunque un poco mermado estaba muy bonito. Además hemos ascendido por zonas rocosas de gran porte, y todo ello en un paisaje de pinares y encinares de gran belleza.

Entre las cosas positivas de la excursión, estaba la reincorporación después de unos meses de ausencia, de algunos de los antiguos senderistas, a los que echábamos de menos, después de solucionar sus problemas de enfermedades familiares o personales. También nos acordamos de otros que todavía están en recuperación y que pronto nos acompañarán. ¡¡Ánimo Leonor y Paco¡¡

Bueno, paso a describir la marcha con más detalle. Nos pusimos a andar a la hora planificada, por la senda del Yelmo (ojo no confundir con la de La Pedriza), la cual nos llevó en continuado ascenso hasta lo más alto de la montaña, desde la que se observa un precioso paisaje incluyendo parte del Pantano de San Juan. La climatología nos estaba acompañando, pues, aunque hacía un poco de fresco, el cielo estaba despejado y la temperatura era aceptable.

Tras haber recorrido parte de la Cuerda de la Parada, comenzamos el descenso por un cortafuegos en vertiginosa bajada (a las que ya estamos acostumbrados) y llegamos a un claro donde tomamos el almuerzo de media mañana y saboreamos el delicioso vino de varias botas que nos acompañan en todas las marchas (delicadeza de varios senderomagos a los que desde aquí agradezco su detalle). 

Con fuerzas renovadas, continuamos la marcha por el llamado camino del Oso, hasta alcanzar el río Cofio, al que bordeamos hasta llegar a una cadena montañosa de grandes piedras, por la Loma del Cerro del Yelmo, que tuvimos que ascender no sin grandes esfuerzos, para alcanzar otra vez la cómoda senda del Yelmo. En este momento ya estábamos a tope de esfuerzo, debido a las continuas subidas y bajadas, la mayoría de las veces a campo a través o por minúsculos senderos, bordeados de jarales y otro tipo de matorrales.

Comimos en un hermoso paraje, rodeados de grandes piedras y preciosas vistas del Pantano de San Juan. Después de un corto descanso, retomamos el camino, a veces inexistente, hasta llegar al mirador del pantano. Desde allí las vistas eran espectaculares e inigualables. También se observaba desde las alturas, el río Alberche en su unión con el pantano.

Desde allí, iniciamos un continuado y peligroso descenso, hasta alcanzar el muro de la presa, y continuamos descendiendo por un sendero escalonado, hasta la carretera de la central hidroeléctrica del pantano, donde bordeamos el rio Alberche, y alcanzamos por fin, el restaurante donde degustamos las ansiadas cervezas.

En resumen, una preciosa marcha, muy variada, con bellos paisajes, grandes vistas panorámicas y con un clima fabuloso a la que califico con 4,5 sicarias.
Nicolás

FOTO REPORTAJES

miércoles, 16 de noviembre de 2016

Excursión 323: Hayedo de La Pedrosa

FICHA TÉCNICA
Inicio: Embalse de Riofrío
Final: 
Embalse de Riofrío
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia:  11,8 Km
Desnivel [+]: 584 m
Desnivel [--]: 584 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: No
Ciclable: No
Valoración: 4
Participantes: 35

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta

























PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta

















TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
Mapa 3D (archivo kmz)

RUTA EN WIKILOC
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RESUMEN
De vez en cuando Antonio decide realizar una excursión suave como excusa para después celebrar en camaradería una comida alejada del habitual “bocadillo montañero”, y que muchos agradecemos para poder compartir así mesa y mantel con los numerosos amigos del GMSMA.

Desde luego la previsión del tiempo era excelente para este miércoles y la presencia del sol enmarcado dentro del cielo azul intenso con el que amaneció este luminoso día de otoño no desmereció en absoluto dicho pronóstico.

En esta ocasión la propuesta era ascender al Puerto de la Quesera, límite entre los territorios de ambas Castillas, y desde el que hace unos meses iniciamos la dura excursión nº 303 que nos llevó al Pico del Lobo y finalizó en la Estación de la Pinilla después de un inacabable descenso por los acusados desniveles de sus pistas de esquí que pusieron a prueba la integridad de las rodillas de muchos de los que participamos en ella. Pero ahora había que llegar al puerto desde el embalse de Riofrío de Riaza y avistar el coqueto Hayedo de La Pedrosa.

Para ello habíamos quedado en el km 7 de la carretera de Riaza a Majaelrayo en un pequeño claro de la vegetación en la orilla del embalse, para iniciar desde allí la ascensión a través de un pintoresco camino aledaño a dicha carretera que el “Boss” nos tenía preparado.

Después de las salutaciones de rigor y la bienvenida a Margarita (“Gary”), amiga de nuestro compañero Antolín y que hoy nos iba a acompañar por primera vez, los 35 senderomagos presentes estábamos enseguida dispuestos para disfrutar de la excursión de este miércoles, no sin antes echar en falta a nuestro buen amigo Paco Nieto, convaleciente de una reciente intervención quirúrgica de la que sabemos ha sido llevada a cabo con resultado satisfactorio.

¡¡Ánimo Paco, queremos verte pronto caminando con nosotros avistando tu inconfundible figura!!

Con un magnífico día para el senderismo otoñal, iniciamos la marcha por el denominado camino viejo de Peñalba de la Sierra, ideal para caminar pues al estar alfombrado de hojas de roble hacía muy agradable la marcha en ligera pendiente.

El camino poco a poco se fue angostando entre los rebollos hasta llegar al arroyo de La Tejera, que vadeamos fácilmente al ser de un escaso caudal de agua.

Más adelante siguiendo la suave pendiente de la senda llegamos al arroyo de La Quesera, donde nace el río Riaza, que aunque algo más caudaloso que el anterior no tuvimos tampoco mayor problema en cruzarlo gracias a un rústico (y tembloroso) puente de ramas, que a pesar de sus oscilaciones al transitarlo permitió salvarlo por parte de todo el grupo.

Continuamos ascendiendo la serpenteante senda adaptándose ésta así a las diferentes curvas de la ladera, permitiendo en alguno de sus recodos la presencia de algún excepcional ejemplar de haya que con sus inquietantes formas y en conjunción con el manto de hojas caídas que adornaban el sotobosque le imprimían al lugar un mágico carácter bajo la penumbra del dosel arbóreo que impedía que los rayos del sol penetrasen hasta el suelo.

Superado este momento mágico y de nuevo de regreso a la realidad, con Melchor y Paco Cantos encabezando el grupo teledirigidos “vía Walkie Talkie” por Antonio que se había retrasado para esperar a algún rezagado, seguimos la senda progresivamente ascendente que atravesando el espeso rebollar, permitió que a media ladera y aunque el lugar no era el más apropiado, hiciéramos “la parada del Ángelus” aunque en esta ocasión en verdad no era precisa para reponer fuerzas sino conseguir el reagrupamiento del grupo.

Una vez todos juntos y ya con Antonio al frente del grupo se reiniciaba la ascensión que al poco era ya por campo abierto, llegando a un pintoresco roquedo de cuarcita y pizarra desde el que se podían contemplar unas magníficas vistas en lontananza de Riaza y del embalse de Riofrío de Riaza, y desde el que a través de un ventanal rocoso labrado por la impenitente erosión, permitía a su través el avistamiento de las distintas lenguas del hayedo de la Pedrosa, que hizo las delicias de todos los senderomagos, especialmente de los aficionados a la fotografía, aunque la vistosidad del hayedo quedara reducida al haberse producido ya en gran medida la caída de sus hojas.

Ya desde allí se vislumbraban las estribaciones del Puerto de La Quesera, al que poco a poco nos acercábamos, y al que después de atravesar alguna alambrada fácilmente superable y contemplar algunos ejemplares de majuelos, serbales del cazador, y acebos con sus vistosas bayas en plenitud otoñal, llegamos sin mayor dificultad.

Tras una breve parada de reagrupamiento en el puerto, se iba a iniciar el rápido retorno hacia los coches por el mismo camino por el que habíamos ascendido pues este miércoles teníamos reservada la comida a hora fija y ya íbamos justitos de tiempo. No obstante algunos senderomagos a los que la marcha se les había quedado escasa decidieron continuar ascendiendo para realizar algunos kilómetros más y bajar luego hasta los coches por la otra ladera de la montaña.

Dada la premura de tiempo para llegar a comer, Julián quien al parecer comandaba este minigrupo, imprimió un fuerte ritmo a la marcha que les permitió a todos llegar a tiempo a la comida.

Después de realizar el grupo principal unos 9 km de agradable caminata entre subida y bajada, se llegó al punto de partida, para una vez acomodados en los vehículos desplazarnos a la localidad de Sotos de Sepúlveda, donde en el señorial Palacio del Esquileo se iba a celebrar la comida de camaradería y entrega de estrellitas a los senderomagos que con distinto número de excursiones eran acreedores a ellas.

Ya en el restaurante y después del picoteo de algunas tapas que acompañaron a las cañitas de turno tocaba ya sentarse a la mesa para degustar los judiones de la Granja, el plato estrella para la mayoría de los presentes, acompañados de salmón o carrillada de segundo plato.

Y después de una grata sobremesa volvimos a contemplar los magníficos cuadros de nuestro compañero Marcos, que además de deleitarnos todas las semanas con sus composiciones gráficas después de las excursiones, es un consumado artista del óleo, la acuarela y el temple al huevo, y por el que tenemos todos los integrantes del GMSMA una profunda y entrañable admiración.

En resumen, 9 km de una inolvidable excursión con escasa dificultad física, aunque algunos hicieron varios más, dentro de un marco otoñal incomparable y con el colofón de la agradable comida en el Palacio del Esquileo.

Que cada cual le asigne las sicarias que le parezca bien, aunque en mi opinión serían un total de 4 las merecidas por la excursión de este miércoles.
Joaquín Sastre

FOTO REPORTAJES

miércoles, 9 de noviembre de 2016

Excursión 322: Vuelta a Siete Picos

FICHA TÉCNICA
Inicio: Puerto de Navacerrada
Final: 
Puerto de Navacerrada
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia:  11,9 Km
Desnivel [+]: 528 m
Desnivel [--]: 528 m
Tipo: Circular
Dificultad: Alta
Pozas y agua: No
Ciclable: No
Valoración: 4,5
Participantes: 24

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta
























PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta

















TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
Mapa 3D (archivo kmz)

RUTA EN WIKILOC
Ver esta ruta en Wikiloc


RESUMEN
El día había comenzado muy frio y ventoso, desagradable, cuando nos empezamos a juntar en “Dos Castillas”, al calorcillo que nos proporcionaban los cafés con churros.  Por fin parecía que íbamos a iniciar la temporada de invierno. Nadie había olvidado los gorros, guantes, bragas y demás ropa de abrigo, algunas de ellas todavía con un poco olor a naftalina.

Una vez más, los Siete Picos me empujaban a confeccionar esta crónica. Melchor me lo había  pedido con una delicadeza y dulzura que me fue imposible decirle que no, por miedo a desairarle. Eso sí, con la promesa de haber cumplido ya para una temporada. Al final conseguiré, crónica a crónica,  conocer esta hermosa zona de la sierra de Guadarrama.

Hoy hemos iniciado la ruta a 3ºC y hemos acabado a 2ºC. Si bien es cierto que la previsión era algo peor, la verdad es que el tiempo nos respetó bastante y pudimos terminar la ruta sin mayores problemas meteorológicos, un poco de viento algunas veces y un poco de niebla otras, por eso de no privarnos de nada, pero ya estábamos avisados.

El objetivo era dar la vuelta a los Siete Picos, o como dice Jose Maria “el Anillo del Dragón”, sin aproximarnos a sus cumbres, por el bosque que los rodea por todos sus lados.

Salimos del puerto de Navacerrada, cogiendo el sendero de sky de fondo, continuando por el sendero que va paralelo al camino Schmid, pero a una altura superior, es decir más próximo a las cumbres, marcado con círculos morados.

El sendero estaba cubierto de nieve blanda y aguanosa, lo que hizo que tomásemos preocupaciones, para evitar el riesgo de resbalones y caídas. Al poco de salir, algunos empezaron a aligerarse de algo de ropa, ya que todos empezamos con demasiadas capas.

Por encima de los pinos podíamos ver pasar las negras nubes a gran velocidad, que no presagiaban nada bueno.

Llegamos al Collado Ventoso, a eso de las 12, hora del Ángelus y de nuestro almuerzo, coincidiendo con un pequeño claro del cielo que nos permitió dar buena cuenta del bocata al cálido calor del sol y un cielo casi despejado.

Una vez terminado el refrigerio, acompañado como suele ser habitual por el excelente vino de Pepa y Santi, y realizada la foto de grupo, Hergueta nos dejó regresando por el camino Schmid y nosotros reanudamos la marcha  por la senda de los Alevines (círculos amarillos), hasta alcanzar la pradera de Majalasna (1er pico). En cuanto vieron el pico del mismo nombre, Angel, Javier y Julián, no pudieron resistirse a la tentación de escalarlo en tiempo record, desafiando temerariamente las piedras mojadas.

Una vez reagrupados, tomamos el camino a la búsqueda de la senda Herreros con el fin de seguirla hasta regresar al puerto de Navacerrada, comienzo y fin de la ruta.

Y aquí fue donde más dificultades tuvimos, produciéndose algunos resbalones y alguna pequeña caída, destacando la de Carmen, la amiga de Esteban, que nos acompañaba por primera vez y que, a pesar de esto, quedó encantada con la experiencia.

También Enrique Cid nos recordó  que esta era su 100 excursión, consiguiendo la tan ansiada estrella negra, que mal que nos pese y según él, debería ser de “7 picos” y  no de 5 puntas, dadas las circunstancias.

Una vez comidos, vino la peor parte del recorrido, una seria y continua subida, que puso a prueba nuestra forma física y resistencia. A medida que subíamos, unas maravillosas vistas de Cercedilla y alrededores se nos ofrecían a la vista, la vía del tren a Navacerrada zigzagueante entre los pinares verdes y espesos.

No obstante, una vez más, los senderomagos dieron el do de pecho y con ahínco superaron otra vez todas las dificultades, consiguiendo llegar, como no podía ser de otra manera, a conseguir los objetivos marcados. Al final habíamos hecho casi 12 Kms. algo más de lo estipulado. Eso sí, en  ningún momento pudimos ver, debido a las nubes bajas y nieblas, la cresta del enorme dragón que, según la leyenda, se oculta bajo los Siete Picos.

Como siempre, la merecida cerveza, o “caliente caldo” en otros casos, dieron fin a esta exigente ruta, que no se merece menos de 4,5 sicarias.
Julián Suela

FOTO REPORTAJES