miércoles, 27 de diciembre de 2017

Excursión 382: Cercedilla por el Camino del Agua y Senda Victory

FICHA TÉCNICA
Inicio: Cercedilla
Final: 
Cercedilla
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia:  16,1 Km
Desnivel [+]: 750 m
Desnivel [--]: 750 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: Sí
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 7

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta





















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RESUMEN
La convocatoria de esta marcha prometía por ser la número cincuenta y cuatro del GMSMA en 2017. Todo un récord, porque el año tiene solo cincuenta y dos semanas. Y además, por ser la última del año y por un sitio tan bonito como el valle de la Fuenfría de Cercedilla. 

Una ruta de 16 Km y 750 m de desnivel, en principio sencilla, sobre la que ya se vió algún comentario desfavorable en los correos por los metros acumulados de subida. El ser la semana entre Navidad y Nochevieja tampoco animaba mucho a la asistencia por los desplazamientos de los integrantes del grupo para estar con sus familias. 

Antonio empezó a recibir los correos habituales de los participantes y de los que no podrían venir. Lo de siempre: gripes y catarros, viajes al pueblo, viajes al extranjero, ejercicio de abuelo… Llegamos a confirmar hasta 14 participantes. No son muchos para lo habitual, pero era entendible en estas fechas. 

Entonces llegaron las noticias del telediario, y más en concreto… el tiempo, y eso ya terminó de rematar la faena... Una tormenta, temporal de invierno, profunda borrasca e incluso algunos decían ciclón, que contará en la historia como el segundo con nombre propio: “Bruno” (49 provincias en alerta por viento y nieve a baja cota de altitud). 

Y llegaron nuevas eventualidades 12 horas antes de la salida: mi suegra se ha puesto mala, mi hijo está con fiebre, habrá nieve y seguro que hielo, anoche me tocó trabajar, tengo un trancazo y me reservo para fin de año, mi hija no va porque hará mucho frío y si no va ella yo tampoco, tengo que cuidar de…, me ha surgido un compromiso ineludible… 

¿Será Bruno el culpable de todo esto? 

Finalmente fuimos siete. Como los siete magníficos y solos ante el peligro con esa maldita tormenta. 

Quedamos a las 10:00h en la plaza donde está el aparcamiento gratuito de Cercedilla y después de un reconfortante café, nos disponemos a emprender la marcha. 

Subimos callejeando en dirección hacia la cuesta de “Camorritos” y al pasar las vías del tren, giramos a la izquierda para encaminarnos hacia el “Camino del Agua”, llamado así por llevar un conducto de agua desde el “Embalse de las Berceas” hasta Cercedilla y que está marcado con puntos azules en los árboles. 

Tras ascender al Cerro Colgado, llegamos a la presa que está en las Dehesas y la atravesamos por su frente para alcanzar la explanada donde está “Casa Cirilo” con la esperanza de encontrarlo abierto y tomar algo, pero al parecer cierra todos los miércoles. 

Nos detuvimos aquí para tomar el tentempié del ángelus, pues eran casi las 12. Entre otras cosas… caldito preparado por la mujer de José Luis M, vinito que traía Antonio (el de Marcelo) y que nos hicieron reponer fuerzas para continuar el camino. 

Después seguimos por la carretera hacia la senda que lleva a la “Calzada Romana”, construida por orden del Emperador Vespasiano en el siglo I como paso obligado para cruzar la sierra. 

Cruzamos el “Arroyo de Majavilán” y dejamos a nuestra derecha el “Arroyo de la Fuenfría”, que da nombre a este hermoso valle. 

Hasta este momento habíamos tenido algo de viento, pero no mucho por ir por la parte baja del valle, pero cuando llegamos a la Calzada Romana empezamos a ver la nieve que había caído el día anterior. Esto que nos traía la tormenta BRUNO nos llenó de alegría porque el paisaje se tornó blanco y teníamos muchas ganas de pisar nieve por la escasez de ella este año. 

Subimos la calzada y llegamos a la explanada donde a la izquierda queda el antiguo y abandonado “refugio Peñalara”. Allí, decidimos no subir hacia el “Puerto de la Fuenfría” y giramos a la derecha hacia la “Carretera de la República”, también llamado Camino Puricelli por ser esta empresa la que realizó las obras. Esta carretera se planificó en la Segunda República para la unión de las poblaciones de Cercedilla y Valsaín, y se paró al comienzo de la Guerra Civil. 

Un poco más adelante volvimos a girar a nuestra izquierda siguiendo el “Arroyo de la Navazuela”, donde llegamos a la cascada llamada “La Ducha de los Alemanes”. Ésta tiene dos bonitas colas de agua donde los primeros montañeros del siglo XX se bañaban, de los cuales muchos eran alemanes y de ahí su nombre. 

Por la Senda Victory (PR-6) llegamos a la “Pradera de Navarrulaque” y nos detuvimos para comer en el “Refugio del Aurrulaque” que tiene una fuente llamada de “Díaz Duque”. 

Había nieve en los asientos, pero los recursos de algunos no tienen límite y José Luis M sacó un poncho de agua que nos sirvió para no mojarnos las posaderas. Liquidamos el vino de Antonio y decidimos continuar nuestra ruta. 

En un lado de la pradera hay un monumento a los primeros caminantes de la Sierra del Guadarrama, hecho con unos tablones de madera con inscripciones. Éste es un homenaje a los romanos, pastores, poetas, científicos, institucionalistas, montañeros y tantos otros desconocidos que ayudaron a descubrir las bellezas de estos parajes. 

Volvimos a transitar por la carretera de la República y llegamos al “Reloj de Cela”, un reloj solar de piedra dedicado a Camilo José Cela, otro enamorado de la sierra del Guadarrama, pero que hoy estaba oculto bajo la nieve. 

Seguimos el camino hacia los “Miradores de los Poetas” y encontramos un grabado en la roca del poeta Leopoldo Panero. También hay de Antonio Machado y García Nieto, que no vimos. 

El primer mirador tiene el nombre de “Vicente Aleixandre”, donde figura el siguiente grabado: 

“Sobre esta cima solitaria os miro / campos que nunca volveréis por mis ojos / Piedra de sol inmensa, eterno mundo / y el ruiseñor tan débil que en su borde lo hechiza.” 
Vicente Aleixandre 

El siguiente mirador es el de “Luis Rosales” donde encontramos otras dos inscripciones de este poeta: 

“EL POZO CIEGO”
BIEN SE QUE LA TRISTEZA NO ES CRISTIANA,
QUE AYER SIEMPRE ES DOMINGO Y QUE TE HAS IDO,
AHORA DEBO REUNIR CUANTO HE PERDIDO,
NIEVE NIÑA ERAS TU NIEVE TEMPRANA
JUGANDO CON EL SOL DE LA MAÑANA,
NIEVE, SEÑOR, Y POR LA NIEVE HERIDO
VUELVE A SENTIR MI SANGRE SU LATIDO,
SU POZO CIEGO DE ESPERANZA HUMANA.
¿NO ERA LA VOZ DEL TRIGO MI LOCURA?
YA ESTOY SOLO, SEÑOR, Y AHORA QUISIERA
SER DE NIEVE TAMBIÉN Y AMANACERTE,
HOMBRE DE LLANTO Y DE TINIEBLA OSCURA
QUE ESPERA SU DESHIELO EN PRIMAVERA
Y ESTA LOCURA EXACTA DE LA MUERTE.
LUIS ROSALES


“Las noches de Cercedilla / las llevo en mi soledad / y son la última linde / que yo quisiera mirar”.
Luis Rosales 

Después de contemplar las maravillosas vistas, seguimos hacia un vértice geodésico que hay cerca del mirador, descendiendo por la Senda del Sevillano, de la que nos salimos para acercarnos a un roquedal que tiene unos dibujos grabados, los magníficos “Petroglifos del Zorro y del Lobo”, que no nos cansamos de admirar.

Seguimos nuestro camino por la Senda del Sevillano, pasando por la Piedra de Pablo, que se llama así en recuerdo del padre de nuestros compañeros Fernando y Pablo Sangüesa, gran conocedor de este lugar. Al poco conectamos con la Vereda Alta, siguiendo hasta el Raso de Pedro Morales, para de allí ir de regreso a Cercedilla por donde habíamos subido y finalizar así nuestra caminata.

El día había sido bueno, con algo de nubes, pero de vez en cuando salía algo de sol que daba luz a las montañas nevadas. Finalmente BRUNO no era tan malo como lo pintaban y las cadenas televisivas ya se sabe que siempre buscan la noticia más llamativa.

Ya solo nos quedaba la recompensa final de esta ruta. La ansiada cervecita. Ésta fue especial por ser la ruta 200 de nuestro compañero José Luis Hergueta y al día siguiente el cumpleaños de José Luis Molero. Nos invitaron a unas refrescantes cervezas y unas tapitas de torreznos con patatas, chorizo y croquetas. Y para rematar, el Boss se pagó unos cafés. Lo que hace que esta excursión se merezca 5 sicarias.

En fin, una ruta preciosa, con paisajes increíbles adornados con un manto blanco de nieve y muy buena compañía. Seguro que repetimos por estos parajes.

FELIZ 2018 y buenas rutas para el nuevo año.
Jorge Isidro Sánchez

FOTO REPORTAJES
Foto reportaje de José María Pérez

miércoles, 20 de diciembre de 2017

Excursión 381: Peña Citores y Fuente de la Peseta

FICHA TÉCNICA
Inicio: Puerto de Cotos
Final: 
Puerto de Cotos
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia:  13,2 Km
Desnivel [+]: 854 m
Desnivel [--]: 854 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: Sí
Ciclable: No
Valoración: 4
Participantes: 31

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta





















PERFIL

* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
Mapa 3D (archivo kmz)

RUTA EN WIKILOC
Ver esta ruta en Wikiloc

RESUMEN
Iniciamos en el aparcamiento de Cotos esta ruta de marcado ambiente invernal, con cielo despejado y algo de nieve por la primera parte de su recorrido.

Nos acercamos a por agua a la fuente Constancio Bernaldo de Quirós, erigida aquí en honor del que fuera símbolo del excursionismo y montañismo en el Guadarrama. Está situada frente a la Venta Marcelino, que con su tejado de pizarra a dos aguas semicubierto por la nieve y sus travesaños de madera, nos hace trasladarnos a los Alpes.

Dejamos a nuestra derecha el que fue el Albergue de la Real Sociedad Española de Alpinismo, de los más antiguos de España, desgraciadamente abandonado hoy día a su suerte, y a su lado, el centro de Interpretación del Parque, para dirigirnos al comienzo de la Senda del Batallón Alpino.

Pasamos junto al Mirador de Lucio y nos internamos en el denso bosque, comenzando así un ascenso constante por la loma de Dos Hermanas, con algo de nieve helada se hacía más duro de lo habitual. La senda discurre por un pinar de pino silvestre, en dirección noroeste, con vistas a la Bola de Mundo y las pistas de Valdesqui y marcada con algún que otro hito y círculos amarillos.

El Batallón Alpino, fue organizado en septiembre de 1936 para mantener a raya desde las cimas más altas de Madrid a las fuerzas rebeldes acantonadas en La Granja. Ellos abrieron desde el puerto de Cotos (1.848 metros) esta senda para abastecer las posiciones de Peña Citores (2.181), Dos Hermanas (2.285) y Peñalara (2.428), superando aquí los tres peores inviernos que nadie haya pasado jamás en la sierra de Guadarrama.

A poco más de una hora, dejamos la emboscada y sombría ascensión por el pinar para continuar por el lampiño piornal, completamente cubierto de nieve, alcanzando enseguida un collado raso donde nace el arroyo del Infierno, paradójicamente en un manantial con nombre mucho más angelical: la Fuente de los Pájaros.

Tras refrescarnos con su gélida agua, reanudamos la marcha, en dirección oeste, directos a la cumbre de Peña Citores, ascendiendo con cierta dificultad, por los numerosos agujeros que el piornal ofrecía medio ocultos por el blanco manto.

Coronamos enseguida una posición fortificada circular, del tamaño de una plaza de toros, situada a caballo entre Peña Citores, a nuestra izquierda, y Dos Hermanas, a la diestra, junto a la cual se encuentra una emotiva placa homenaje al capitán Leatherdale que su hijo le dedicó. Momento que aprovechó Antonio para leernos varias cartas del libro Madrina de Guerra que Ángel Vallés le había dejado para esta ocasión, escritas por el Teniente Píter, mítico soldado-guerrillero republicano del Batallón Alpino del Guadarrama, a su Madrina de Guerra, falangista, y es que el amor no entiende de bandos ni de fronteras. Un resumen del mismo se puede ver aquí.

Desde este espolón se atalayan las más altas cumbres de la sierra: desde Peñalara, Dos Hermanas, hasta la Mujer Muerta, pasando por Cabezas de Hierro, las Guarramillas, Siete Picos, Montón de Trigo, pinares de Valsaín...un festín para nuestra vista.


No es de extrañar que eligieran este privilegiado lugar de vigilancia quienes llenaron esta cresta de trincheras y parapetos durante la guerra civil, con excelentes vistas a Valsaín y su pinar, La Granja y todas las tierras de Segovia.


Desde allí, surcando piornos y claros de nieve, nos dirigimos hacia el este para contemplar los fortines que tan esforzados soldados alpinistas utilizaron para vigilar las tropas franquistas asentadas en la Granja de San Ildefonso y Valsaín. Tras cruzar la quebrada línea de trincheras, formadas por dos gruesos muros de piedra paralelos de tosca mampostería de más de un metro de espesor, paramos a su reguardo a tomar el tentempié.

Tras el breve descanso, lo que tenían prisa por regresar a Madrid se dieron la vuelta y el resto nos dirigimos, en dirección suroeste, hacia el refugio de Citores, situado en el conocido como Mirador del Cancho. Al abrigo de su pequeño recinto, contemplábamos las hermosas vistas que ofrece este espigón, la proa más occidental de la Sierra de Guadarrama.


Conseguido el objetivo de la ruta, iniciamos el regreso rodeando el roquedal del refugio por el noroeste, buscando azarosamente los hitos de la casi oculta senda que desciende al Boquete Bajo de Majalgrillo, donde continuamos el descenso no exento de resbalones, por el hielo acumulado en la sombría loma y el ritmo frenético que imprimió Antonio para que una que yo me sé no llegara tarde a una cita.


Al poco alcanzamos una hermosa pradera por la que descendimos siguiendo la senda marcada con algún que otro hito, que a la carrera me esforcé, en lo que pude, mejorar para que el resto pudiera seguirnos sin perdernos. Al alcanzar una pista que recorre loma en dirección este sin apenas pendiente paramos a tomar los bocadillos, en una extensa y soleada pradera que había junto a ella.


Con el el último bocado y a toda prisa nos hicimos la foto de grupo, dejando a los que no tenían que acompañar a la de las prisas que terminaran tranquilamente su sobremesa, no sé si con siesta incluida.

Los cinco restantes aligeramos al paso, aprovechando la bondad del camino y la excelente temperatura, disfrutando de la luz tamizada por las copas de los pinos. Sin apenas darnos cuenta, cruzamos el Arroyo de las Lombrices para poco después alcanzar la curiosa y famosa Fuente de la Peseta, de la que desconocemos de dónde le viene el nombre.


Al poco, en una de las revueltas de la pista, cruzamos por un cómodo puente el arroyo del Cancho, que bajaba ruidoso del Mirador del mismo nombre. Al alcanzar el empinado Camino Viejo del Paular (GR-10.1), que antaño se utilizaba para ir de éste a la Granja, en los tiempos que el monasterio vivió sus mejores momentos de esplendor, giramos a la izquierda para seguir por él el resto del camino, señalizado con 3,2 Km, hasta alcanzar con fuerte pendiente el Puerto de Cotos, previo cruce con el arroyo Iniesto y del Infierno, que para nuestra sorpresa también llevaban bastante agua.


Entramos en el puerto justo por donde terminan las vías del ferrocarril de Cercedilla a Cotos, donde un portón metálico cierra un túnel inacabado, que estaba previsto permitiese pasar bajo la divisoria del puerto y prolongar las vías hasta Gargantilla de Lozoya, proyecto aplazado "sine die".


Y tras refrescarnos en Venta Marcelino, descendimos los pocos metros que nos separaban del aparcamiento, dando así por finalizada esta bonita ruta invernal a medias y que la hace merecedora de 4 sicarias.

Paco Nieto.

FOTO REPORTAJE

miércoles, 13 de diciembre de 2017

Excursión 380: Las Tijerillas de la Barranca

FICHA TÉCNICA
Inicio: Los Almorchones
Final: 
Los Almorchones
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia:  9,4 Km
Desnivel [+]: 534 m
Desnivel [--]: 534 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: Sí
Ciclable: En parte
Valoración: 4
Participantes: 48

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta






















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta


TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RUTA EN WIKILOC

RESUMEN

De nuevo nos reunimos como cada miércoles, pero en esta ocasión no era uno más, era especial, porque celebrábamos que llevamos ya 10 años compartiendo emociones, paisajes, vivencias e ilusiones mientras caminamos cada semana por sendas, valles y montañas con las mismas ganas y expectación del primer día.

Y como viene siendo habitual en los últimos años, lo íbamos a conmemorar en el restaurante Las Postas, en Navacerrada, atraídos por su reconfortante cocido y por ser uno de los pocos sitios en los que podemos reunirnos los más de 70 amigos que el GMSMA ha logrado conectar desde que, precisamente. aquí en Navacerrada, decidieran sus pioneros realizar la primera excursión.

Si en aquella ocasión fueron 6 los participantes, hoy nos hemos reunido 48, batiendo así el récord del año. La ruta, a propuesta de Juan, discurría por la Barranca, con inicio en el aparcamiento existente junto al pequeño embalse de los Almorchones, que a pesar de su reducido tamaño, nos ofrecía una grata imagen al verlo rebosante de agua junto a los otoñales árboles de su rivera.

Desde el aparcamiento echamos a andar, ascendiendo muy suavemente por el Camino de los Almochones, paralelos al río Navacerrada, entretenidos en animosas charlas, algunas favorecidas por compañeros que hacía tiempo no venían, mientras helicópteros en prácticas de la UME sobrevolaban la hilera que habíamos formado a nuestro paso. Sin apenas darnos cuenta habíamos recorrido los dos kilómetros que nos separaban hasta alcanzar de los aparcamientos de la Barranca.

Allí nos enteramos que Santi ha tenido que regresar a Madrid a por no sé qué, total que Antonio acompañado de algunos más se quedan para esperarle.

El resto proseguimos, tras reagruparnos junto al embalse del Pueblo de Navacerrada, que con la buena luz del día estaba precioso, medio helado, reflejando en sus cristalinas aguas todo su entorno. Lo cruzamos por la parte superior del muro de su presa, para iniciar desde el otro lado el ascenso de mayor pendiente, en dirección norte, por las laderas de la Fábrica, que estaban cubiertas de nieve.

Siguiendo las marcas verdes y blanca de la senda de las Tijerillas, no tardamos en llegar al arroyo del mismo nombre, también llamado de la Maliciosa, al que cruzamos por unas resbaladizas piedras, que al estar mojadas nos obligó a extremar los cuidados para no caer a su gélida agua.

Al poco, el denso bosque se fue clareando y en un roquedal sin arbolado, al que llaman Mirador del Peñotillo, pudimos contemplar unas maravillosas vistas hacia el sur del valle de la Barranca, perdiendo la vista hasta el embalse de Navacerrada, que relucía como un mar de plata.

Lo que era una fresca brisa, un poco más arriba, al alcanzar un collado al pie de de la Cuerda de las Buitreras, cerca de la Ventana de La Maliciosa, era ya una fuerte ventisca, que calaba como un frío cuclillo entre la ropa, disipando de momento todos los calores acumulados en el ascenso.

Resguardados del viento tras unas grandes rocas del collado, paramos a tomar el tentempié, refrescados por el airecillo, que a pesar de todo se percibía, pero gratificados por los rayos del sol, que nos sabían casi mejor que las vituallas.

Tras el descanso y después de contemplar un precioso arcoiris desde el collado, iniciamos el descenso, la parte más dificultosa de la ruta, por la gran cantidad de nieve acumulada entre los pinos, con tramos congelados y rocas deslizantes. Afortunadamente el trayecto era corto y pronto dimos con la fuente de la Campanilla, donde fue inevitable hacerla sonar como manda la tradición. Junto a ella nos hicimos la foto de grupo.

Continuamos por la senda que en dirección sur desciende hasta la pista en la que la Comunidad ha colocado, al igual que en otras partes del Parque, un enorme hito, éste rotulado como Puerta de la Maliciosa.

Por la pista continuamos, tomándola a nuestra derecha, y tras cruzar por unos puentes el Regajo del Pez y el Arroyo de Peña Cabrita, las fuentes del río Navacerrada, nos salimos de ella para descender por una senda que discurre por la rivera derecha del recién nacido río Mavacerrada, cuya agua fluyendo cantarina era todo un placer para nuestros sentidos.

Pasada la fuente de Mingo, dejamos a nuestra derecha las instalaciones del área recreativa "De Pino a Pino"y recuperada la pista, caminamos plácidamente por ella, dejando los dos embalses de la Barranca, azules y nítidos como el cielo, a nuestra izquierda. Enseguida alcanzamos de nuevo el aparcamiento de la Barranca, donde Jesús nos esperaba con una grata sorpresa, cerveza y empanada para todos, e incluso un caldo calentito que nos quitó el frío de inmediato.

Reconfortados y animados por lo poco que nos quedaba, el regreso a donde habíamos dejado los coches por el Camino de los Almorchones, se nos hizo más corto que a la ida. De nuevo los helicópteros pusieron la nota de color en sus constantes idas y venidas.

En Las Postas nos reunimos con el resto de compañeros que no habían podido acompañarnos en la ruta y con los que ya no vienen a andar pero que es grato abrazar en días como hoy. El cocido, el buen ambiente y la alegría de un año más hizo muy grata la comida.

En la sobremesa hicimos entrega a Antonio de un nuevo GPS, como muestra de agradecimiento del grupo por toda la dedicación e incansable labor que realiza para que esta maravilla de los miércoles perdure. José María también mereció nuestro reconocimiento por su gran dedicación y le renovamos su maltrecha cámara para que siga haciendo sus estupendos reportajes y fotos de grupo.

Y no faltó el talento de Paco Cantos al piano; el "Niño de las Monjas" de Joaquín, que todos coreamos ya como un himno; y el "Cosas que Pasan", de José María, más emocionado que nunca en su emotivo relato. Y a continuar por muchos años más, que esto no se acaba.

Por todo ello, esta excursión se merece 4 sicarias navideñas.
Paco Nieto

miércoles, 6 de diciembre de 2017

Excursión 379: La Tortuga de la Sierra de Hoyo

FICHA TÉCNICA
Inicio: Hoyo de Manzanares
Final: 
Hoyo de Manzanares
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia:  10,2 Km
Desnivel [+]: 463 m
Desnivel [--]: 463 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: No
Ciclable: No
Valoración: 4,5
Participantes: 31

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta






















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta















PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RUTA EN WIKILOC

RESUMEN
Ya hace varias temporadas que debemos a Paco N. la organización de salidas en verano. Como el hombre no para de innovar, en esta ocasión nos ofreció, para nuestra satisfacción, una excursión en día festivo y además con comida de remate en Hoyo de Manzanares. La verdad es que quienes vivimos en “La City” agradecimos mucho la oferta: En ninguna ocasión anterior habíamos encontrado el tráfico tan cómodo y fluido.

El día era espléndido: soleado y sin viento. Ideal para iniciar suavemente el ascenso por la falda de la sierra de Hoyo de Manzanares desde el pueblo del mismo nombre. Relajados, sin prisas, era un placer caminar con tantos viejos amigos (no confundir con “amigos viejos”) a los que hacía tiempo no había visto. Como era día de fiesta también nos acompañaban otros amigos que sólo acuden ocasionalmente, y también tres invitados que caminaban con nosotros por primera vez: Dunia, Mª José y Pedro. Con toda esta compañía se produjo, yo creo que por primera vez, la práctica paridad entre hombre y mujeres en el GMSMA: 16 “chicos” y 15 “chicas” y eso que pudieron ganar si a última hora dos de ellas no hubiesen fallado.

Entretenidos con la conversación, llegamos sin sentir hasta una gran fosa alargada, excavada en la rocas, que debió contener un filón mineral explotado en el pasado, creo que de wolframita, y en cuyo vacío se acumulaba un agua negra como la noche a pesar del azul del cielo. Seguimos ascendiendo con la pendiente ya más acentuada pero sin mucho esfuerzo, gracias al cómodo ritmo que marcaba Paco. Y así, al cabo de un rato llegamos a un magnífico mirador natural, en las cercanías de un Belén acoplado entre dos rocas, donde aprovechamos para comer algo.

Continuamos, ya por la cuerda de la sierra, haciendo una paradita para contemplar La Tortuga, uno de los objetivos del día. Se trata de una curiosa formación rocosa de grandes dimensiones con forma, lógicamente, de tortuga, aunque a mí se me parecía más a un caracol. Nos entretuvimos también adivinando desde lo alto todos los enclaves que divisábamos al norte, hasta donde la Cuerda Larga marcaba el horizonte. 

Tocó luego ir serpenteando entre las rocas y los arbustos, con varias bajaditas y subiditas. Unas de las ramas de este tramo le jugó una mala pasada a Santiago, hiriéndole aparatosamente en la calvorota. Afortunadamente, Inma venía con nosotros y pudo hacer una cura rápida y efectiva; debido a las cualidades de Santiago, no hubo siquiera necesidad de rapar su melena. Como además Santiago es tan valiente, siguió caminando como si nada y, para mantener su dignidad, se cubrió el apósito con un gorrito del Real Madrid que le quedaba muy mono.

Así llegamos al siguiente objetivo de la jornada, El Estepar, que es la cumbre más alta de la sierra de Hoyo con sus 1403 m. La subida hasta lo más alto está tan bien preparada que hasta dispone de escalones artificiales para acceder a la gran cruz que corona su cumbre.

Una vez arriba, la vista es espléndida, aunque Madrid se veía difuminada entre una neblina que se extendía por todo el horizonte.

Mientras mirábamos, nos llamó la atención una mancha negra y espesa que aparentemente se sustentaba sobe la niebla, conectada con el terreno por una manga grisácea.

Esta era una señal de mal augurio y, desgraciadamente, pudimos confirmarlo esa misma tarde al enterarnos de que varias chabolas habían ardido en la Cañada Real Galiana, dejando a una veintena de familias sin su precario techo.

Coronada la sierra y conseguidas las metas del día, lo que quedaba era bajar hasta el pueblo cerrando el círculo del recorrido. Esto lo hicimos relajadamente siguiendo una senda que bordea las elevaciones por el noroeste hasta entrar en el pueblo dando una curva. Después del ejercicio, apetecía de verdad llegar al restaurante.

El local estaba realmente “calentito”. Pronto tuvimos que quitarnos ropa y también tuvimos que luchar para que apagaran la calefacción. Esto lo agradeció especialmente Pepa, que recibía desde el techo un chorro de aire como para desecarla. 

Quitando este incidente, la comida fue sobre ruedas y estaba bien sabrosa; bueno…, hay que decir que los alubiones del plato de Javier B. estaban casi desparecidos en su plato de caldo, pero a Javier no le importó porque el caldo estaba buenísimo. De los postres destacaré la apple strudel con helado de vainilla: deliciosa.

Contentos y bien comidos, volvimos a casa con la alegría acostumbrada de todos los buenos miércoles. Mady indica que esta excursión no se merece menos de 4’5 sicarias.
Melchor