miércoles, 16 de agosto de 2017

Excursión 363: Calas del Pantano de San Juan

FICHA TÉCNICA
Inicio: San Juan

Final: San Juan
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia: 10,1 Km 
Desnivel [+]: 377 m 
Desnivel [--]: 377 m 
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas y agua: Sí
Ciclable: No
Valoración: 4
Participantes: 8

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta























PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
Mapa 3D (archivo kmz)


RUTA EN WIKILOC
Bueno, pues ahí va mi crónica, aunque será un tanto particular, ya que ha sido mi primera ruta. Mi primer contacto con 7 de los senderistas que formaban parte de la ruta, y mis impresiones, que se van a basar en la única y pobre observación de una "novata".

10 de la mañana, mochila, bocatas, botas cómodas, quedada en el Pantano de San Juan... y yo, ¿qué narices hago aquí?

Pues ya que he llegado hasta el sendero, habrá que caminar... ufff!! tiene pinta de ser un día muy caluroso... ánimo, que habrá sombrita y árboles. Ni sombra, ni árboles, pero Enrique, uno de los senderistas, amablemente, me prestó un sombrero... todo facilidades para no salir huyendo.

En fin, comenzamos cruzando el muro de contención de la presa para acercarnos a ver la auténtica presa y una bonita vista del embalse. ¿esto cuenta?, me apresuro a preguntar, no sea que el esfuerzo no estuviese incluido en el recorrido previsto. Sí, que cuenta -ya me siento más animada-.

Tras acercarnos al agua para sacarnos la foto de grupo, con un fondo de barcos atracados que nada envidiaría al de Puerto Banús, la ruta continua por un sendero estrecho, pedregoso y rodeado de árboles (pinos y encinas) -lo intuyo, porque del suelo, yo, no levantaba la vista (por si acaso resbalaba)-, mis compañeros de ruta me amenizaban el camino con sus anécdotas y maravilloso sentido del humor.

Al cabo de un rato, comenzamos a ascender por un camino muy estrecho y bastante incómodo (aquí lo de mirar al suelo, era cuestión de supervivencia). Mi amiga Ana, por la que estoy en estos apuros, me dijo que había un ascenso de unos 220 metros al Cerro de San Esteban, y que, ingenua, me pareció una cifra insignificante. Realmente lo es, pero, recordad, ¡soy novata! seguimos durante un tiempo hasta llegar a la cima, empedrada, con ligeros arbustos, alguna sombra, y unas vistas maravillosas al Pantano de San Juan.

Ya empieza a tener sentido este "tonto" sacrificio de caminar por caminar. Nuestra primera parada para reponer fuerzas, unos aperitivos energéticos y agradable compañía.

De nuevo en marcha, con las oportunas explicaciones de Antonio, que nos dijo que teníamos que bajar por donde habíamos subido. Pensé que estaban más locos de lo que me había figurado en un principio... pero no, era mi primera novatada... ¡que susto!

Continuamos por otro camino, no sin antes hacernos unas fotos en las que yo debía dejar constancia de mi primera vez, subida a un pedestal de piedra con un montículo de un metro aproximadamente. de alto -que luego me enteré que llamaban vértice geodésico- donde se suponía que tenía que subirme para hacerme la foto... eso sí, con ayuda de mis compañeros "por donde hiciera falta". Segunda novatada y, por supuesto, totalmente creíble para mí.

Unas risas... y comenzamos el descenso, que no tenía nada que ver con la empinada subida anterior. Grandes planchas de piedra con musgo, nos iban facilitando la bajada, hasta que llegamos a la orilla del Pantano.

Sorprende el tamaño, y el bajo nivel de agua, parte de la ruta no la habríamos podido hacer, si hubiese estado al máximo de su capacidad. La arena blanca, como si de una playa se tratara.

Bajamos entre piedras y arena, hasta llegar al mismo borde del agua para darnos un estupendo baño. Por cierto, el pantano estaba muy tranquilo, prácticamente sin gente.

Todos nos zambullimos, y el valiente del grupo, Antonio, llegó hasta una claraboya, en mitad del pantano, los demás, disfrutando de la orilla !sin jugarnos la vida, vaya!

Continuamos camino, entre la arena y senderos estrechos que nos llevaron a una zona tranquila, para tomar un nuevo descanso y comer unos bocadillos, mientras contemplábamos el ir y venir de las lanchas, que dejaban bonitas estelas a su paso.

Esta segunda parte, ya de vuelta, tiene su propio título: "el cardo Mariano". Unas milagrosas pastillas que le recetaron a Nico y que le ha devuelto a la juventud, sus poderes mágicos nos cautivaron a todos. Entre bocado y bocado, el cardo Mariano, formó parte de nuestro menú.

Y ya de regreso, a poco de finalizar, nuestra añorada y deseada cerveza en uno de los merenderos con mejores vistas del pantano. 

Parada obligatoria para disfrutar de un merecido descanso, al que Paco añadió un último baño.

En resumen, ruta fácil, y con bonitas vistas, ideal para principiantes a la que puntúo con un 4.
Rosa Rodríguez

FOTO REPORTAJES

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