miércoles, 21 de marzo de 2018

Excursión 396: Circular Sierra de las Cabreras

FICHA TÉCNICA
Inicio: Majada del Ronco
Final: Majada del Ronco

Tiempo: 6 a 7 horas
Distancia:  23,4 Km
Desnivel [+]: 612 m
Desnivel [--]: 612 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: Sí
Ciclable: 
Valoración: 4,5
Participantes: 24

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta





















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta















PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
 
RESUMEN
Después de varias excursiones con el grupo, Antonio ha tenido la deferencia de pedirme que escriba la crónica de esta excursión. Espero no avergonzar con estas líneas a los ilustres cronistas del grupo, entre ellos a Paco Nieto, al que considero mi padrino dentro de este maravilloso grupo que es el GMSMA.

Pues bien, después de quedar en el Mesón del Puerto, tuvimos que desplazarnos con los coches por pistas de tierra para acercarnos al inicio de la ruta en esta circular a la Sierra de las Cabreras. Sin embargo, el mal estado de las mismas, nos obligó en un primer momento a aligerar el peso de los coches, dejando solo al conductor para no rozar los bajos, y finalmente a aparcarlos en los laterales de la pista, a media bajada hacia el puente sobre el Río Cofio.

Iniciamos la marcha, a las once de la mañana, completando esa bajada y sin pensar que, a la vuelta y con la cantidad de kilómetros que finalmente hicimos, tendríamos que subir los metros descendidos. 

Una vez cruzado el puente sobre el río, abandonamos la pista, por la que luego regresaríamos, denominada Camino del Oso. Caminamos durante un rato por la margen derecha del río, que traía un muy buen caudal, y pasamos por una zona en la que se habían hecho unos escalones de hormigón en el mismo lecho del río, con no sé qué intenciones, por los que caía el agua a modo de cascadacon mucho brio. También había unos paneles solares para alimentar a una maquinaria que no pudimos ver.

Abandonamos la proximidad del río para coger una senda que, en continuo pero suave ascenso, nos depositó en un camino más amplio y apto para vehículos todoterreno. En un recodo de este camino hicimos la primera parada para hidratarnos y reponer fuerzas.

Después de pasar por unas zonas denominadas La Belfa y La Jarera, de pasar algunas cancelas metálicas y de cambiar varias veces de camino, llegamos a una hermosa pradera en la que pastaban unos caballos. En ella nos hicimos la foto de grupo, antes de que abandonasen el mismo las estrellas fugaces de la jornada.

Reanudada la marcha, siempre con los montes de la Cabrera Alta y de la Cabrera Baja a nuestra izquierda, continuamos con nuestro objetivo de rodearlos utilizando varios senderos y pistas más que luego acabaríamos abandonando para bajar hasta el Pantano de San Juan que nos pedía a gritos una visita. El fuerte descenso tuvo la recompensa de poder hacernos un montón de fotografías en su orilla, aún no repuesta de la larga sequía de este año.

Pero luego llegó el momento de recuperar toda la altura perdida para volver al Camino del Oso. Fueron unos doscientos metros de subida, con cruce de arroyo incluido, por una senda de cabras que puso a prueba mi vocación de senderista.

Alcanzada la pista, el resto de la caminata consistió en seguirla hasta el final de nuestra ruta, con estupendas vistas del pantano en gran parte de su recorrido, pasando por los Llanos de García, la Jabalinera y por el Valle del Oso. Pero antes hicimos dos cosas más agradables, una pararnos a comer los bocadillos y la otra contemplar el llamado Madroño del Valle del Oso, árbol singular de la Comunidad señalado por un pivote de hormigón del que había desaparecido la placa de identificación.

Finalmente, a las cuatro y media de la tarde, tras más de veinte kilómetros de caminata y seiscientos metros de desnivel acumulado, alcanzamos el puente sobre el Río Cofio y ascendimos, durante otra media hora más, hasta la Majada del Ronco por la pista en la que habíamos dejado los coches. Fueron seis horas intensas de subidas y bajadas.

La buena noticia es que hizo un día magnífico de sol después de dos días seguidos de nieve y lluvia y que toda la ruta la realizamos bajo la sombra de los pinos, lo que también la hace apropiada para épocas con más calor.

Después del esfuerzo, las cervezas del “después” supieron a gloria. La alegría y el buen humor con que los senderomagos abordaron esta exigente ruta me obligan a darle una calificación de 4,5 sicarias.
Emilio Barrio

FOTO REPORTAJES

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