miércoles, 19 de septiembre de 2018

Excursión 423: Cerro de San Pedro desde Pedrezuela

FICHA TÉCNICA
Inicio: Montenebro. Pedrezuela
Final: 
Montenebro. Pedrezuela
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia:  15,8 Km
Desnivel [+]: 596 m
Desnivel [--]: 596 m
Tipo: Ida y vuelta
Dificultad: Media
Pozas y agua: No
Ciclable: No
Valoración: 4
Participantes: 31

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta


















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta













TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
* Mapa 3D (archivo kmz)

RUTA EN WIKILOC
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RESUMEN
Como es habitual, y van ya muchos años, celebramos el inicio de temporada ascendiendo al Cerro de San Pedro, y aunque a estas alturas parezca imposible, desde un lugar que nunca habíamos utilizado, la urbanización Montenebro de Pedrezuela.

Iba a ser ésta una excursión muy especial para mi, la 300 con este magnífico grupo al que me acercó José Luis R. al que le estaré eternamente agradecido, desde aquella mi primera excursión, en la que me estrenaba en este maravilloso mundo del senderismo. Y también era una excursión especial para Cristina, que nos acompañaba por primera vez.

Tras un primer intento de salir desde la parte más oriental de la urbanización Montenebro, Antonio consideró más apropiado hacerlo desde el otro extremo, acortando así la ruta en unos cuantos kilómetros, porque teníamos cita en San Agustín del Guadalix para comer, y el tiempo apremiaba.

Con el Cerro de San Pedro en nuestro horizonte comenzamos a andar en dirección oeste, por un camino que al poco cruzaba unas fincas en la llamada Boca del Valle.

La pista se fue estrechando al llegar al arroyo de Matahonda, del que no había ni rastro de agua, y por el sendero del mismo nombre nos fuimos acercando a la ladera del Cerro del Cancho, que nos quedaba a nuestra derecha.

Ora bajo sombras, ora al calor del sol que apretaba de lo lindo, nos fuimos internando en el encinar existente en la cara sur del Cancho, único lugar fresquito de la ruta.

Pero al alcanzar La Camorcha, la densidad arbórea disminuyó, volviendo a sentir el calor que se podía esperar de la que era la última excursión del verano.

Tras saltar un par de muros de piedras, de los muchos que tuvimos que pasar, giramos hacia el noroeste en busca de la Vereda de las Tapias, que hacia honor a su nombre.

Con rumbo oeste acometimos el primer tramo de fuerte subida, siguiendo una desdibujada senda que cada cual siguió por donde su intuición le aconsejaba, ya que la separación existente de unos y otros no permitió hacerlo con un criterio único.

Reunidos todos en la cresta de El Escolar, unos riscos de inmejorables vistas del Cerro de San Pedro y su entorno, hubo que decidir si subir al que parecía inalcanzable objetivo, o parar a tomar el tentempié de media mañana y regresar al punto de partida.

Aunque mi cabeza me pedía regresar, mi amor propio y el querer celebrar con éxito mi 300 excursión, me animó a seguir con otros 12 insensatos hacia el cerro, que en mi cuarta excursión con el grupo, me dejó sin fuerzas y acalambrado tras su conquista. Quería que fuese mi revancha siete años después.

Si aquella excursión me pareció dura, por mi inexperiencia y el calor, este tramo no lo iba a ser menos, y casi sin aliento alcanzamos la cumbre del Cerro de San Pedro, tras sortear vallas, su amarillenta vegetación seca y resbaladiza y tramos de zarzas entre riscos.

Desde los 1.425 metros de su cumbre, coronada por un vértice geodésico sobre elevado, poco tiempo nos dimos para disfrutar de las vistas que esta singularidad geológica ofrece, al ser uno de los pocos "montes isla" de la Sierra de Guadarrama, esto es, una formación montañosa que se ubican aislada con respecto a la alineación principal.

De prisa tomamos algo, mientras contemplábamos hacia el norte y oeste la sierra de Guadarrama, dentro de ella, la Cuerda Larga atravesada por el puerto de la Morcuera. Hacía el noreste el embalse de Pedrezuela y la zona por la habíamos ascendido y hacia el sur, el skyline de la capital.

Con la ayuda de una pareja que acababa de llegar a la cima, nos hicimos la foto de los 13 supervivientes, antes de firmar en el libro de recuerdos y disponernos para el regreso, antes de que se nos hiciera demasiado tarde para estar a la hora convenida en el restaurante.

Si fatigosa fue la subida, peor fue el descenso por la cara sur del cerro, las pajas secas resbalaban y hacían duplicar el esfuerzo de rodillas.

Pasada una valla de piedras, giramos a la izquierda en dirección este, para seguir, más o menos el recorrido realizado a la ida.

A bastante velocidad descendimos entre más vallas, alcanzamos la sombría senda que nos ayudó a refrescarnos un poco y sin parar, jadeados por los ladridos de unos perros, alcanzamos los coches, donde nos esperaba Leonor, con un poco de agua milagrosamente fría, que a mi me supo a gloria.

El festín en casa Araceli y el reencuentro con el resto del grupo y los compañeros que habían venido ex profeso a la comida, recompensó las penurias y el calor que habíamos pasado en esta nueva subida al Cerro de San Pedro, nuestro cerro talismán.

Por todo ello, esta excursión bien se merece ser calificada con un 4.
Paco Nieto

FOTO REPORTAJES
Foto reportaje de José María Pérez

VÍDEOS
Vídeo de José María Mascaraque

FOTOS

2 comentarios:

  1. Hoy dia 12 de Julio he intentado hacer esta ruta y los kms finales no se puede ir andando, hay mucho enebro, cardos, etc... está todo muy alto y no se puede ir, además, no es camino es campo a traves, ni siquiera sendero. No recomiendo hacer el tramo final, aprox desde el waypoint Vereda de las Tapias

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  2. Gracias Alberto por tu aportación, hace tiempo que hicimos esa ruta, pero recuerdo que ese tramo, como decimos en la crónica, no tiene ruta definida y con la vegetación crecida de este año, ciertamente que puede ser complicado.

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