miércoles, 12 de diciembre de 2018

Excursión 438: El Paso Cagalera de la Barranca

FICHA TÉCNICA
Inicio: La Barranca

Final: La Barranca
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 8,3 Km
Desnivel [+]: 587 m
Desnivel [--]: 587 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: Sí
Ciclable: No
Valoración: 4
Participantes: 46

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta

















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta















TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RESUMEN
Hoy se trataba de una de las más clásicas jornadas del GMSMA: La que termina con la celebración navideña en Las Postas, con el tradicional cocido. Lo habitual es que la excursión sea cortita y sencilla, un tramite previo a la celebración y con ganas de acabar rapidito, no vaya a ser que se enfríe el cocido, o que se acaba la cerveza o el vino.

Tal vez la más masiva del año, como también lo es y con diferencia la celebración posterior. En esta ocasión contábamos con un adicional elemento motivador, Antonio en su convocatoria nos indicó que tras la comida tendríamos una sorpresa, que mantuvo nuestra expectativa hasta en final. 

En cuanto al número de participantes, volvió a cumplirse, éramos muchísimos, 46 según nuestro estadista José María, también se cumplió lo de cortita, apenas 9 km, pero de sencilla nada, mucho desnivel, casi 600 metros y además El Paso Cagalera que da nombre a la excursión. El tiempo resulto ser fenomenal, un bonito día soleado y sin viento, con lo que sobraba buena parte de la ropa de abrigo.

El punto de encuentro era el aparcamiento de La Barranca, media hora antes de lo habitual, para poder ir sin prisas y llegar a la hora prevista al restaurante. Nos recibió Bolo, impresionante mastín, perro pastor de la zona, al que ya conocíamos de anteriores ocasiones, que campa a sus anchas sin necesidad de vigilancia alguna, y que cuida tanto a rebaños, como a excursionistas. Nos acompaño durante todo el paseo.

Tras los saludos protocolarios iniciamos el recorrido por la pista que se adentra en La Barranca. Nada más empezar giramos a la derecha, tras pasar la puerta que da acceso al segundo embalse, el de El Ejercito del Aire, que cruzamos por su presa, desde donde pudimos contemplar y fotografiar sus tranquilas aguas y los preciosos reflejos que en ella se forman, así como el salto por el que fluía abundante agua.

Seguidamente cruzamos el Arroyo de La Maliciosa, y girando hacia la izquierda seguimos por el bosque de pinos por un empinado sendero. Vaya, que nada más empezar ya estábamos en fuerte ascensión, quedando claro que el desnivel anunciado no era cosa de broma. 

Tras aproximadamente un kilómetro y medio de camino ascendente, en un claro con rocas hicimos una parada de reagrupamiento, ya que el empinado camino había provocado que el pelotón estuviera demasiado estirado y fragmentado. Desde este punto teníamos unas fabulosas vistas del valle. Yo aproveché para posar con mi típica postura de equilibrio, que yo llamo hacer `el cabra´ y alguien de forma más cariñosa ´el avión`, y fue aquí cuando el jefe Antonio aprovechó para asignarme esta crónica, que ya me tocaba, hacia un año desde la última que realicé.

Aún subimos un poco más, camino con pendiente pero fácil, ya que estaba muy bien marcado y sin obstáculos. Nueva parada, estábamos muy próximo al punto crítico de la jornada, cerca del collado del Callejón de las Tijerillas. Ángel R.y Antonio se adelantaron para localizar e inspeccionar la viabilidad del recorrido. Una vez obtenido su visto bueno nos aproximamos todo el grupo, ya en descenso y tras un nuevo giro a la izquierda, al Paso Cagalera.

Lo encontramos unos metros mas abajo. Se trata de un hueco o ventana entre rocas, con caída vertical de unos 10 metros y que hay que pasar de uno en uno y sin prisas. Cuenta con la ayuda necesaria para facilitar su paso, primero un cable al que nos agarramos para que nos sirva de soporte en los primeros metros y que nos facilita mucho el acceso a una vieja escalera metálica colgada entre las rocas, de unos cuatro metros de altura. Bajada vertical por tanto, tras la cual aún nos queda un tramo complicado tipo rapel mediante una cadena que nos permite seguir descolgándonos tres o cuatro metros más.

En mi opinión resulta un paso sencillo, bastante aparatoso, con necesidad de precaución y las ayudas indicadas, pero que no le hace acreedor a su nombre: Cagalera. Lo podéis apreciar en la infinidad de fotos hechas en este punto.

Aún quedaban unos metros de descenso complicado, que yo creo más peligrosos que los anteriores, se trata de descender sobre roca con arena y pequeñas piedras y mucha pendiente, por lo que el riesgo de resbalones y caídas es grande. Y sin ayuda de cadenas ni escalera. Lo que obligaba a extremar la prudencia. Poco a poco, de uno en uno, la mayoría superamos el Paso Cagalera, no todos, ya que este paso es evitable, dando un pequeño rodeo, opción elegida por algunos que no lo vieron tan fácil.

Seguimos bajando, de nuevo entre pinos. Nos detuvimos un poco mas abajo. Era una nueva parada de reagrupamiento, ya que la lentitud en cruzar el paso provocó muchas diferencias de tiempo. Parada que aprovechamos para comer y beber algo, poca cosa, no era mucha la energía consumida, apenas hemos caminado 2,5 km a ritmo lento, y tampoco queríamos llenarnos, no vaya a ser que nos quedase hueco para el cocido.

Continuamos con el descenso, enfrente teníamos el Mirador de Las Canchas, que sería nuestro próximo desafío, si bien para alcanzarlo tendríamos que continuar el descenso para luego volver a subir. 

Antes teníamos que hacer parada en otro punto clásico de la zona, la Fuente de La Campanilla. Una vez alcanzada la pista que viene del aparcamiento y caminar un poco por ella hacia la derecha, nos desviamos un poco hasta la famosa fuente. En ella hicimos las típicas fotos y aprovechamos para la foto de grupo.

Volvemos a la pista y desde aquí algunos se vuelven directamente a los coches, y la mayoría vamos en el otro sentido, a la derecha, en ascenso cada vez más pronunciado hacia el Mirador de Las Canchas, al cual llegamos un par de kilómetros mas adelante. Las vistas desde aquí son espectaculares, en especial en un día tan bueno como tuvimos: La Maliciosa, La Bola del Mundo, que tenía minúsculos resto de nieve, observamos también el pinar por el que habíamos ascendido hasta el Paso Cagalera y las rocas en que éste se encuentra.

Seguimos caminando y un kilómetro más allá giramos de nuevo a la izquierda, conectando con la Senda Ortíz, cerrando la ruta circular en que estábamos e iniciando la continua bajada que nos llevaría durante un par de kilómetros hasta el embalse de El Ejército del Aire, cuya presa habíamos cruzado al inicio de la ruta.

Llegamos finalmente al aparcamiento, dando por finalizada la excursión que suponía la primera parte de la jornada. Según mis mediciones tan solo hemos andado 9 km, si bien con desnivel acumulado de unos 630 metros, muy cercanos, pero no iguales a los "oficiales" por misterios de los gps.

Con los coches nos dirigimos al restaurante, donde llenamos el aparcamiento y también el comedor. Los caminantes éramos muchos, pero a la comida también se incorporan otros tantos que no quisieron perderse esta clásica celebración del final de año en el GMSMA. Nuevos saludos, besos, achuchones y abrazos. 

Comemos abundantemente. Tras los postres llegan las entregas de medallas y diplomas a los participantes en los cursos de Photoshop y de Orusmaps que entre miembros del grupo se han celebrado este otoño. Y, como no, Joaquín, que reapareció tras meses de ausencia, nos cantó ‘El Niño de las Monjas’ y José María nos recitó otro clásico, ‘El Ovejero’.

Finalmente, la esperada sorpresa. Se trataba de la actuación del trío CURSARIA, magnifica propuesta de Antonio Villaverde. Es un animado grupo que se dedica a recuperar y promover cánticos tradicionales de la Comunidad de Madrid, que resultó muy ameno y que nos entusiasmó durante un buen rato, provocando incluso bailes, tanto a madrileños como a `Chorrejas`, que según ellos nos dijeron, es como los habitantes de la ladera sur de la Sierra de Guadarrama llamaban a los segovianos de la ladera norte. Que soy un Chorreja, vaya.

En fin, breve, bonita y muy entretenida excursión, merecedora de cuatro sicarias, fenomenalmente rematada con la tradicional comida en Las Postas, con la fenomenal sorpresa de la actuación de CURSARIA, que consiguió que el día resulte inolvidable.
Jorge Montero (un Chorreja)


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