FICHA TÉCNICA
PERFIL
PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
Inicio: Canencia
Final: Puerto de Canencia
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 14,2 Km
Desnivel [+]: 739 m
Desnivel [--]: 342 m
Tipo: Sólo Ida
Dificultad: Media
Pozas y agua: Sí
Ciclable: No
Dificultad: Media
Pozas y agua: Sí
Ciclable: No
Valoración: 4,5
Participantes: 43
MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta
PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta
TRACK
PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
* Ver esta ruta en Wikiloc
RESUMEN
RESUMEN
Día de mucho trabajo para Antonio: Record de
participación pulverizado (43 asistentes más nuestros 3 canes titulares), labores
de movilidad de vehículos al más alto nivel con adjudicación de plazas en
función del volumen corporal, sincronización de la marcha en función de las
diferentes necesidades de cada cual, organización de la comida multitudinaria
en Canencia, imposición de insignias, etc. Y, encima, para rematar, los mismos
de siempre, entre los que tengo que incluirme, dando la lata por no estar a lo
que hay que estar.
Tenemos que decir los 4 implicados que lo
sentimos mucho (¡de verdad!), pero el que más lo sintió, con diferencia, fue
Enrique, quien, tras mantener durante 4 años una intachable hoja de servicios,
ha sufrido la vergüenza de ver mancillaba su reputación por arrimarse a malas
compañías.
No obstante, la venganza perfectamente orquestada por la tribu contra los 4 malditos fue cruel, haciéndonos descender durante un buen rato para volver a subir al mismo sitio por una empinada senda, todo ello a un ritmo matador que nos dejo marcados para el resto del día. Por lo menos Feli nos libró de la multa adicional para pagar los chupitos al final de la jornada.
No obstante, la venganza perfectamente orquestada por la tribu contra los 4 malditos fue cruel, haciéndonos descender durante un buen rato para volver a subir al mismo sitio por una empinada senda, todo ello a un ritmo matador que nos dejo marcados para el resto del día. Por lo menos Feli nos libró de la multa adicional para pagar los chupitos al final de la jornada.
En estas, ya estábamos enfrentando la chorrera de
Rovellanos, que se divisaba al fondo según avanzábamos por una traza de senda
entre las piedras. Íbamos disfrutando del sol,
del agua rumorosa, del verde brillante del musgo humedecido... En
resumen: Había llegado la primavera y teníamos el privilegio de disfrutarla en
el primer día en que se manifestaba.
La chorrera de Rovellanos estaba imponente y a su
vera descansamos, unos muy próximos a su base y otros recostados en la ladera.
Tras el reposo, subimos bordeando las rocas y las zarzas, recuperando la senda
que traíamos, distanciándonos de la chorrera y divisándola cada vez desde más
altura, hasta que el roquedo la ocultó.
Seguimos ascendiendo por la loma de la montaña,
casi despoblada de arbolado y saturada de agua. El valle del Lozoya se iba
abriendo al este, enmarcado por los Montes Carpetanos y la sierra de Ayllón en
el horizonte. El día era espléndido y, según se ganaba altura, las cumbres del
oeste de los Carpetanos se iban mostrando
relucientes de nieve.
Todo muy bucólico, pero había que subir hasta casi los 1600 metros de altitud y a Leonor le dio la pájara. Sea por el cariño con que la tratamos o por la masiva ingesta de todo tipo de remedios que le proporcionamos, el hecho es que se recuperó en un ratito y continuamos hasta internarnos en el pinar por el que seguimos hasta el puerto de Canencia.
Todo muy bucólico, pero había que subir hasta casi los 1600 metros de altitud y a Leonor le dio la pájara. Sea por el cariño con que la tratamos o por la masiva ingesta de todo tipo de remedios que le proporcionamos, el hecho es que se recuperó en un ratito y continuamos hasta internarnos en el pinar por el que seguimos hasta el puerto de Canencia.
Nuevo descansito en el puerto, foto
multitudinaria, tentempié, adelgazamiento del grupo por la despedida de quienes
tienen obligaciones vespertinas, renuncia de los más cansados a continuar y
marcha del resto hacia el siguiente objetivo del día: La chorrera de
Mojonavalle y el abedular de Canencia.
Llegamos a esta segunda chorrera con buena
disposición, pero no nos podíamos imaginar que íbamos a encontrar un torrente
de agua tan abundante y espectacular. Muchos no pudimos resistirnos a subir
desde el mirador por los senderos que la circundan y a internarnos entre sus
aguas más exteriores hasta contemplar sin obstáculos cómo el caudal se despeñaba
y brincaba entre las rocas.
De los abedules sólo diré que vimos algunos de
buen porte al tomar la senda que baja a la chorrera y también en el arroyo del
Sestil del Maíllo, pues no había tiempo para bajar al abedular.
Aún así, quedaba otra buena subidita por el pinar para volver al puerto, algo llevadera por el ocasional encuentro con acebos dispersos y alguna formación rocosa de formas caprichosas, aunque no sé yo si Fernando L. estaba para tantas contemplaciones, según subía resoplando el último de la fila.
Aún así, quedaba otra buena subidita por el pinar para volver al puerto, algo llevadera por el ocasional encuentro con acebos dispersos y alguna formación rocosa de formas caprichosas, aunque no sé yo si Fernando L. estaba para tantas contemplaciones, según subía resoplando el último de la fila.
En el bar Violeta, en Canencia, nos esperaba Feli
para reconfortarnos con su sonrisa ilusionada y con una buena comida, sin aparentes
pretensiones pero muy sabrosa y además barata, cocinada en la intimidad de los
fogones por un Arguiñano serrano.
Se aprovechó la sobremesa para imponer varias insignias: La más emblemática a Paco, el soltero deseado, por haber llegado a 50 marchas sin apenas proponérselo; a Paloma, José Ramón y José Carlos, la que les reconoce como auténticos senderomagos.
Se aprovechó la sobremesa para imponer varias insignias: La más emblemática a Paco, el soltero deseado, por haber llegado a 50 marchas sin apenas proponérselo; a Paloma, José Ramón y José Carlos, la que les reconoce como auténticos senderomagos.
Madi ha sentenciado que 4’5 sicarias es una muy
buena calificación para esta excursión, aunque Antonio siempre prefiera que nos
otorguen 5.
Melchor
Melchor
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