jueves, 21 de septiembre de 2023

Excursión 729: Cerro de San Pedro

FICHA TÉCNICA
Inicio: Colmenar Viejo
Final: Colmenar Viejo
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 9.8 Km 
Desnivel [+]: 501 m 
Desnivel [--]: 501 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas/Agua: No/No
Ciclable: No
Valoración: 4
Participantes: 34

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta






























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* Perfil, alturas y distancias de la ruta













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RESUMEN

Aprovecho la visibilidad que me da esta crónica para presentarme ya que soy la “penúltima” o “la casi nueva” pues me incorporé al grupo a finales de Julio.

Abrimos temporada con la ya clásica, pero no por eso menos esperada, subida al Cerro de San Pedro.

A las 10:30 de la mañana, bajo un sol radiante y una temperatura perfecta, damos comienzo a la ruta desde la caseta de los peones camineros de la carretera Colmenar-Guadalix de la Sierra.

El paisaje que se avista conforme cogemos altura es de prados verdes, impropio de esta época post-veraniega, consecuencia de las recientes lluvias.

Casi recién empezado el ascenso nos cruzamos con la mítica Pilar Matellano, ella ya de bajada, en su caminata diaria (o casi) al Cerro de San Pedro.

Llegamos a la cima del cerro en poco más de una hora y allí tuvo lugar el primer avituallamiento y la primera foto de grupo, seguido del brindis de cava que inaugura oficialmente la temporada.

Pero no la totalidad del grupo, es una selección “gran reserva”. Queda al ingenio del avispado lector la deducción de las características del mismo.

Algunos aprovechamos para escribir algún comentario en un libro de firmas que tienen detrás del cerro, protegido de las inclemencias del tiempo, en una caja.

Pudimos comprobar que Pilar Matellano había dejado constancia de que su subida de hoy al Cerro de San Pedro era la nº 4.560.ahí es nada.

La vista, que abarca los 360 grados, es espectacular. Colmenar Viejo, Manzanares el Real, Soto del Real, Miraflores, el viaducto de Arroyo del Valle para el AVE … Todo ello coronado por las cumbres de La Cuerda Larga.

Empezamos el descenso por detrás del cerro y, atravesando la dehesa de Navalvillar, encontramos un peculiar yacimiento con el mismo nombre y cuyo objetivo de explotación fueron el cobre, la plata o el hierro.

Aprovechamos la ubicación sombreada al lado del río para comer. Una vez dimos cuenta de los bocadillos, continuamos la ruta por la dehesa para encontrar los restos de una construcción que formaba parte de una serie de decorados cinematográficos que se construyeron para el rodaje de películas del Oeste en las décadas de los años 60 y 70.

En este enlace se tiene una estupenda galería de fotos de películas rodadas en ellos. Aquí se construyó el primer poblado City Western de España.

Hicimos el tramo final hasta los coches rodeados de cardos y quitameriendas. Incluyo el origen de una de las denominaciones de esta bonita flor: quitameriendas.

Es una referencia de carácter estacional dado que la planta florece en otoño, cuando las tardes se empiezan a hacer más cortas, y se entiende que antiguamente, cuando la actividad diaria se regía por las horas de luz solar, se suprimía una de las comidas diarias, la merienda, ya que se adelantaba bastante la cena, de acuerdo con la caída del sol. Eso ya no pasa.

Una vez alcanzados los coches la mayor parte de los asistentes rematamos la jornada con una caña en un restaurante colindante con la Ermita de Nuestra Señora de los Remedios y que da nombre a otro yacimiento arqueológico de gran interés, una necrópolis visigoda que cuenta con varias sepulturas.

Aquí acaba este pequeño resumen con mi agradecimiento a todos los integrantes de esta excursión, especialmente a los organizadores, por su camaradería y generosidad y a la que puntúo con un 4.
Viqui Vargas


miércoles, 13 de septiembre de 2023

Excursión 728: Los 15 primeros kilómetros del río Manzanares

FICHA TÉCNICA
Inicio: Puerto de Navacerrada 
Final: Manzanares el Real
Tiempo: 7 a 8 horas
Distancia: 20,1 Km 
Desnivel [+]: 430 m 
Desnivel [--]: 1408 m
Tipo: Sólo ida
Dificultad: Alta
Pozas/Agua: Sí/Sí
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 31

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RESUMEN
En esta ocasión y por motivos de logística, la excursión comenzó a las 11 de la mañana, ya que previamente hemos tenido que dejar algunos coches en el pueblo de Manzanares el Real, fin de la ruta de hoy.

Es mi primera excursión después del paréntesis del verano, y tengo muchas ganas de volver a compartir camino, en los 20 kilómetros que tenemos por delante, con este estupendo grupo. Vamos a pasar por el lugar donde nace el río Manzanares y eso constituye para mí otro gran aliciente porque hasta ahora no lo conocía, a pesar de ser el río de mi ciudad y tenerlo tan cerca.

Salimos del aparcamiento del puerto de Navacerrada a buen paso por la senda de los Tubos, para salvar los 400 metros de desnivel positivo que nos separan del Alto de Guarramillas o Bola del Mundo (2.262 m), donde está el indicador de montañas en forma de cono.

A partir de aquí, bajaríamos un desnivel de más de 1200 metros. Desde allí, disfrutamos de unas vistas panorámicas de la Sierra de Guadarrama y del embalse de Santillana.

A los pocos metros de comenzar la bajada por el Ventisquero de la Condesa, nos encontramos con los restos de un murete de piedra que fue construido para optimizar el almacenamiento de nieve, ya que desde el siglo XVII hasta el XIX, la nieve recogida en invierno se prensaba y en los meses de verano se transportaba hasta Madrid en grandes carros tirados por mulas donde se usaba para mantener fríos los alimentos.

Un poco más abajo, hay una caseta que protege un manantial, que se considera el punto exacto del nacimiento del río Manzanares y allí descansamos un rato y repusimos fuerzas.

Seguimos nuestro descenso por un paisaje de escasa vegetación propia de alta montaña observando que nuestro río va poco a poco recogiendo más agua por la confluencia de diferentes manantiales que lo van alimentando. Las lluvias de la última semana puede ser que también hayan ayudado a que su caudal en estos primeros metros sea ya notorio.

Pronto empezamos a ver saltos de agua y pequeñas cascadas como anticipo de lo que nos espera a medida que su caudal va aumentando y su cauce se va estrechando flanqueado por berrocales.

Antes de llegar al puente de los Manchegos hicimos otra parada para dar cuenta de los bocadillos, mientras contemplábamos el discurrir del agua río abajo, el entorno invitaba a quedarse allí todo el día, pero no íbamos muy bien de tiempo y además una nube negra parecía querer aguarnos la fiesta, fue caer dos gotas para que todos nos pusiéramos de nuevo en marcha.

Enseguida nos alejamos de las nubes y siguiendo la orilla del río, unas veces a nuestra derecha y otras a la izquierda, llegamos al puente de los Manchegos, donde unas vacas retozaban de un lado para otro.

A estas alturas nos encontramos dentro de un magnífico bosque de tipo mediterráneo con predominio de pinos silvestres tapizados por helechos, pero también encontramos algunos ejemplares de tejos, serbales, encinas e incluso un pinsapo.

Seguimos caminando acompañando el curso del río en su imparable descenso y entramos en la zona más espectacular llena de pozas y cascadas de una altura considerable y a nuestro alrededor el paisaje único de la Pedriza. 

Después de cruzar el arroyo del Berzoso por una tupida senda que se va abriendo camino entre el alto matorral, nos desviamos ligeramente hacia la Poza de Nerón, donde paramos a contemplar su cristalina agua y hacernos algunas fotos.

Más abajo, no muy lejos nos volvimos a desviar a la derecha para contemplar la espectacular fuerza de los Chorros del Manzanares al precipitarse el agua una y otra entre enormes rocas.

Viendo lo apacible que transcurre el río a su paso por la capital, cuesta creer que sea tan revoltoso y bravo en su niñez. Sin duda, la edad templa los temperamentos.

Más adelante, tras pasar por una zona de grandes rocas y descender por unas zetas, cruzamos el bonito puente del Retén en el que había gran cantidad de frutos rojos que no supimos qué eran y al parecer son mostajos.

Llevamos ya unas cuantas horas caminando, viendo cómo va creciendo nuestro río y observando la transformación del paisaje a su alrededor a medida que vamos perdiendo altura y pasa por sitios tan emblemáticos como el puente del Francés y, más abajo, la Charca Verde.

Un poco más y llegaremos al área de Canto Cochino, con su singular roca que le da nombre, donde el río empieza a discurrir de una forma más sosegada.  y de allí al Tranco y a Manzanares el Real, final de nuestra ruta, aunque algunos tuvieron la suerte de ser rescatados en el Tranco y así pudieron acortarla un poco.

Antes de despedirnos hasta la próxima, y a pesar de que lo avanzado de la tarde y lo cansados que estábamos, nuestros queridos Leonor y Jesús nos invitaron a tomar unas cervezas en la plaza de Manzanares el Real por sus respectivos cumpleaños, celebrándolos con alegría, y de haber superado el reto.

Hemos visto nacer al Manzanares y le hemos acompañado en sus primeros pasos, su infancia, adolescencia y juventud. Una etapa preciosa, como la excursión de hoy, a la que doy una nota de 5 sicarias.
Encarna Cayuela


FOTOS

miércoles, 6 de septiembre de 2023

Excursión 727: Las canteras del acueducto

FICHA TÉCNICA
Inicio: La Losa. Segovia
Final: La Losa. Segovia
Tiempo: 6 a 7 horas
Distancia: 12,7 Km 
Desnivel [+]: 226 m 
Desnivel [--]: 226 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas/Agua: No/Sí
Ciclable: Sí
Valoración: 5
Participantes: 28

MAPAS 
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RESUMEN

A las 10.30 horas de un día despejado, pero no muy caluroso gracias a las lluvias de los días previos, nos dimos cita 28 “senderomagos” en La Losa para dar cuenta de los 12,7km de distancia y los 226m de desnivel con que nos retaba la excursión.

El nombre de esta excursión obedece a que nuestro destino es la cantera del Berrocal, que según un estudio del geólogo Luis Martín de Frutos era, en tiempos de los romanos, la mejor cantera de granito de la zona y que de ella procede la fábrica original del Acueducto de Segovia. Vamos a estar, pues, ante la cantera de donde se extrajeron los sillares de granito que los romanos emplearon en la construcción de una de sus obras más emblemáticas.

Salimos de La Losa, en cuyas calles dejamos aparcados los coches, siguiendo la carretera que nos lleva a Navas de Riofrío y que dentro del casco urbano adopta el nombre de Calle Real. A escasos metros nos desviamos a la izquierda por la calle Serranas que nos conduce a las afueras del pueblo.

El camino se bifurca en dos a la altura de una nave que queda a nuestra izquierda debiéndose tomar el camino de la derecha que desciende poco a poco entre encinas y fresnos. A 800 metros de la citada bifurcación nos paramos, a petición de Antonio, para inmortalizar la marcha con la consabida foto de grupo; el lugar era apropiado porque se divisaba al fondo el palacio de Riofrío.

En esta ocasión se precisaron dos tomas ya que en la primera de ellas faltaba uno de los “senderomagos” que se había quedado rezagado, y para que quede constancia de la “gravedad” del tema, me refiero al no estar atento y solicito cuando se anuncia la “pose” para la foto de grupo, y para que sirva de ejemplo para el futuro diremos que el “senderomago” en cuestión era Marcos H.

Tras este breve paréntesis reanudamos la marcha para llegar 400 metros más adelante a una nueva intersección en la que tomamos el camino de la izquierda que discurre perpendicularmente entre los arroyos de la Pedrona y el de la Barraca.

Salvados, desde este punto, 900 metros aproximadamente, abandonamos el camino y giramos a la derecha para iniciar una pequeña ascensión, para en lo alto de la lastra, en el paraje que se conoce como el Mirador del Mojón Alto (ahora que lo pienso ha quedado un tanto escatológico), disfrutar de las vistas de la Mujer Muerta, el pueblo de Ortigosa del Monte y los prados cercados de piedra con fresnos y robles.

Descendemos de nuevo al camino y en el cruce seguimos de frente para pasar por la ermita de San Pedro, joya del románico segoviano. 

Es de propiedad particular, al igual que la finca en que asienta, pero a pesar de eso se hicieron varios intentos, por parte de algunos integrantes del grupo para abrir la puerta, con resultado negativo por lo cual no fue posible la visita cultural al templo. En su momento fue parroquia de un desaparecido núcleo medieval.

El hecho de que sea la iglesia la única edificación en pie de un despoblado se debe a que de las edificaciones del mismo fue la única edificada para perdurar. El resto, construidas a base de adobe, mampostería y madera, no han soportado el paso del tiempo. En definitiva, una bella muestra del románico tardío castellano probablemente del primer tercio del XIII, en buen estado de conservación estructural a pesar del descuido y uso al que se destina. y que sin duda merecería el apoyo de las instituciones.

Pocos metros después de abandonar la ermita hicimos un alto en el camino para atender a la tradición de celebrar el “Ángelus” y reponer fuerzas para el resto de la jornada. Celia aprovechó este momento para agasajarnos con bombones con motivo de su cumpleaños, que se celebraba al día siguiente.

Finalizado este momento, continuamos por este camino hasta llegar a la carretera, junto a unas naves ganaderas. Atravesamos la carretera SG-V-7211 y tomamos el camino que deja a la derecha las instalaciones de una hípica y seguimos de frente.

En el siguiente cruce (punto 1) giramos a la derecha y unos metros después seguimos de frente por un camino que bordea una valla de piedra y que nos llevó, convirtiéndose en senda, por el fondo del valle a cruzar el río Milanillos por un puente de losas de granito.

Ascendimos entre valles de piedra hasta dar con un cruce, tomando el camino de la izquierda. En primavera, tal como nos informó Carolina, podremos ver el discurrir del agua de las caceras que riegan estos prados y cuya hierba constituirá el alimento de la ganadería de la zona.

Un poco más adelante llegamos a otro cruce (punto 2), eligiendo en este caso el camino de la derecha, al igual que en el siguiente cruce (punto 3). A partir de aquí descendimos levemente por el camino que va a dar a una finca con una puerta. Sin atravesarla, tomamos la senda que sale a la izquierda por el fondo del valle y que nos llevó a la pista que discurre por el Berrocal.

Una vez en ella giramos a la izquierda para ascender disfrutando de esta cantera histórica ubicada en un terreno delimitado por los ríos Herrero (al Oeste) y Milanillos (al Este) y que ocupa una superficie cercana a los 2,5 kilómetros cuadrados.

En todo este terreno son habituales los afloramientos de roca granítica que aparecen en forma de grandes lanchares o en superficie en forma de grandes bolos que llegan a alcanzar los 7 metros de altura; un ejemplo de estos grandes bolos es Peña Campanario, que tiene únicamente dos puntos de apoyo y que pese a su tamaño fuimos capaces de mover, no sé si por sugestión o por el excepcional estado físico de los miembros del grupo.

Se puede observar en la zona que hay abandonos de piedra tallada y labrada, con formas y medidas indudablemente seleccionadas para un determinado fin pero que finalmente fueron desechadas en el mismo lugar de donde se extrajeron. Sillares, cornisas, pilonas...

Impregnados de historia partimos y en el siguiente cruce de caminos tomamos el de la izquierda que nos llevara de nuevo al cruce nombrado como punto 3. Seguimos recto para llegar nuevamente al cruce nombrado como punto 2, donde se ubica una planta de compostaje.

Proseguimos recto para llegar al cementerio de Ortigosa del Monte y posteriormente a la plaza donde tomamos la carretera en dirección a La Losa, pasando por los restos del antiguo esquileo, con su imponente escudo en la fachada.

Continuamos por un tramo de la carretera y a la izquierda sale un camino que seguimos recto en los tres cruces siguientes, volviendo al punto 1, donde tomamos el camino de la derecha que nos lleva al cementerio de La Losa.

Cruzamos la carretera en dirección al arroyo, que atravesamos por un puente de madera, y llegamos de nuevo a La Losa, final del trayecto.

A modo de resumen: excursión que nos posibilitó, siguiendo las huellas de la historia, la visita a la cantera del Berrocal, de un innegable valor arqueológico, ya que su piedra fue clave para la construcción de una de las obras de ingeniería más importantes de la península en época romana.

Por todo ello, pero sobre todo por la compañía, concedo a la ruta la nota de 5 sicarias.
José Luis Benavente