miércoles, 30 de abril de 2014

Excursión 184: Embalse del Vellón

FICHA TÉCNICA
Inicio: Guadalix de la Sierra
Final: 
Guadalix de la Sierra
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 14 Km 
Desnivel [+]: 184 m 
Desnivel [--]: 180 m

Tipo: Circular
Dificultad:
 Baja
Pozas y agua:

Ciclable: Sí
Valoración: 4,5
Participantes: 25


MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta





















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta











TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RESUMEN
La marcha se preveía fácil y se había programado para calentar motores de cara al puente de mayo, en especial para los que íbamos a desplazarnos a Asturias, así que habíamos invitado a dos principiantes: Carmen y Vicente.

Partimos en un hermoso día primaveral desde la plaza de Gaudalix bajo la supervisión de Pepe Isbert para dirigirnos derechos al pantano del Vellón por un hermoso caminito transitado por los paseantes del lugar más mañaneros.

Daba gusto ver el embalse colmado con sus aguas inmóviles como un espejo esmeralda. Recorriendo la orilla llegamos a un recodo por el que nos internamos en uno de sus brazos; a la derecha, subiendo una laderita, había que encontrar una cueva horadada en la caliza, llamada Cueva de Peñarrubia; no tardamos mucho en hacerlo, exploramos unos metros la cavidad.

Después nos encaramamos a lo alto del montículo para tomar el aperitivo, disfrutando de la brisa y de unas vistas estupendas. Sólo de vez en cuando rompía la paz el vuelo en prácticas de algún helicóptero militar de la cercana base de Colmenar.

Continuando el paseo por el embalse, comenzamos a circundar una ganadería de toros bravos, con avisos constantes sobre su peligro; mucho más adelante, cuando avistamos una cruz tras el muro de piedra, comprendimos el por qué, pues la cruz rememoraba el trágico final de un maletilla que se aventuró a entrar en la finca tiempo ha, según relataron algunos de los presentes.

Siguiendo la pared del recinto de reses bravas, abandonamos el embalse y tomamos un camino en leve ascenso en dirección el cerro de San Pedro, que destacaba de frente cada vez más cercano, reverdecido como si estuviera revestido de musgo.

A las orillas y todo en derredor, entre las encinas dispersas cargadas de polen, se extendían flores de todos los tamaños, desde las diminutas florecillas violetas y blanquecinas de los prados hasta las genistas insultantes de amarillo o las primeras jaras recién desplegadas.

Paseábamos en animada conversación entre vacas mansas, que se asustaban de Fernando S. cuando intentaba fotografiarlas; recuerdo cómo Ángel nos contaba a algunos lo difícil que es destetar a una ternera a la que se quiere criar con la manada y las triquiñuelas de la ternera para seguir mamando y del vaquero para impedir que lo haga.

Mientras, íbamos deleitándonos con el panorama que contemplábamos, con La Pedriza y la sierra de La Cabrera aparentemente muy cercanas por la transparencia del aire y con Miraflores haciendo honor al fin a su nombre relativamente reciente.

La mayoría comimos a la sombra de una encina, mientras unos cuantos se aguantaban porque querían hacerlo en el pueblo. Tras ello y en el mismo lugar hicimos la foto de grupo, para la que Carmen se encaramó tan arriba que Fernando S., como siempre un caballero, tuvo que tomarla en sus brazos para posarla en el suelo.

Volvimos hacía la entrada del pueblo por la carretera de Colmenar y en cuanto dimos con una terraza, allí que nos asentamos.

Celebramos con cerveza los cumpleaños de Pepe, Javier y Fernando D.H. y allí mismo quedaron comiendo un plato combinado los que se habían empeñado en hacerlo en el pueblo.

Aunque presuntamente modesta, fue una marcha muy bonita y tranquila, con un día magnífico. ¡Qué menos que 4’5 sicarias!
Melchor

FOTOS

miércoles, 23 de abril de 2014

Excursión 183: Pico del Nevero por las Lagunillas - Alameda del Valle

FICHA TÉCNICA
Inicio: Puerto de Navafría
Final: Alameda del Valle
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia: 18,5 Km 
Desnivel [+]: 595 m 
Desnivel [--]: 1256 m 
Tipo: Sólo ida

Dificultad: Media
Pozas y agua:
Ciclable: En parte
Valoración: 4,5
Participantes: 26


MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta





















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
Mapa 3D (archivo kmz)

RUTA EN WIKILOC
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RESUMEN
Cuando pasen muchos años, estoy seguro de que recordaré el día en que Juan nos llevó a conocer El Nevero y también en el que todos teníamos ganas de darle un gran abrazo. Es posible que también me acuerde de cómo los 12 kilómetros de Antonio cundieron más que nunca o de que a Leonor le fue concedido su deseo de contar con una “bajadita”.

Los cielos eran propicios cuando nos reunimos en  Alameda del Valle para subir en coche casi hasta el puerto de Navafría y ahí empezar el camino hacia Las Lagunillas. (Agradecer desde aquí a Ana Ch. su paciencia y destreza para evitar mareos en las curvas de la carretera, aún a costa de llevar detrás en caravana a todo el acompañamiento).

En suave ascenso, superamos el pinar y nos fuimos recreando con las vistas cada vez más amplias del valle de Lozoya. Pronto comenzó el ya tradicional concurso de “Buscad la tapa de la cámara de Fernando S.”, que esta vez ganó Marcos.

Enseguida avistamos la peculiar Peña del Cuervo, que dejamos a un lado. Así, tras haber atravesado dos arroyos y dos neveros, con Juan de guardián protector, enfilamos la subida, ya más acusada, hasta el circo glaciar de Las Lagunillas, justo bajo El Nevero, llamadas Hoyos de Pinilla.

Están las tres lagunas posadas bajo una enorme pared redondeada casi vertical donde la nieve se acumula hasta la cima formando una cornisa que amenaza con derrumbarse en cualquier momento.

Las vistas desde aquí son espectaculares y se está al abrigo de los vientos; qué mejor lugar que éste para tomar un respiro, merodear un rato, picotear algo y hacer la foto de grupo.

Había que acometer la subida al pico a través del nevero formado a poniente, el último que nos tocaba pasar y también el más extenso y empinado.

Ya las nubes, que antes se veían a lo lejos, estaban sobre nosotros amenazantes. Nuestras zancadas sobre la nieve y los girones de nubes grises han hecho lucirse mucho a nuestros cronistas fotógrafos.

En lo alto del Nevero no hacía tanto viento como cabía esperar y pudimos entretenernos en contemplar cómo avanzaban los nubarrones casi rozando nuestras cabezas, ocultando las cumbres en la lejanía y dejándonos entrever las torres de Madrid por encima del puerto de La Morcuera.

Tomando la cuerda de Los Carpetanos hacia el oeste, avanzamos deprisa vislumbrando en ocasiones Peñalara como faro. Así traspasamos el pico Porrinoso y Peñacabra, asomándonos de cuando en cuando a los barrancos para apreciar los neveros desde arriba.

Llegamos al Hoyo Borrascoso, donde, a pesar del nombre, decidimos comer; sería por su hipnótico atractivo, pues una enorme grieta dividía la inmensa masa de nieve amontonada a nuestros pies.

Durante la comida, muchos echaron de menos a Santiago y a José Luis F. (¿por qué será?). No creo que fuera el caso de Paco N., ya que estaba muy concentrado en buscar su bocadillo revolviendo el contenido de su mochila una y otra vez; no hizo falta que lo encontrara, ya que unos cuantos generosos le surtieron de viandas suficientes para el resto del día, eso sin contar con el rico tomatito con sal y la sabrosa empanada casera con que Leonor e Isabel nos obsequiaron a todos.

Justo nada más acabar de comer, la niebla se abatió sobre nosotros, amenazando lluvia, y tuvimos que salir por pies para ir entrando en calor mientras nos librábamos de ella en la bajada al puerto de Malagosto; eso sí, Carlos iba tan a gusto con sus pantalones cortos.

Lo más fácil desde el puerto es tomar un camino que baja directo hasta Alameda, teniendo la precaución de coger el ramal que va a la izquierda en una bifurcación a media ladera. Pero en el GMSMA se ve que le tenemos afición a atrochar entre piedras y matojos, y así lo hicimos para acabar finalmente en el camino.

La bajada no tenía fin y era cada vez más exigente. Para colmo, la lluvia arreció y las vistas del valle y de las cumbres se perdieron. Penamos un poquillo en este trayecto, pero, como lo habíamos pasado bien, lo llevábamos con buen humor.

Al llegar al llano tuvimos el premio de ver despejarse totalmente el cielo, secarnos al sol, y conmovernos con los colores de la primavera y las cimas refulgentes, donde destacaba el bello porte de Peñalara.

A la entrada del pueblo, un buen chopo ofrecía en su base un abundante surtido de setas. Paco N. fue quien se dio cuenta y avisó a Ángel, ¡cómo no!, que asesorado por Antonio V., decidió llevarse las que parecían más exquisitas, si bien con el propósito de consultar fehacientemente sus propiedades antes de ingerirlas. Ya nos contará...

Acabamos tomando las cañas en el único bar del pueblo que parecía estar abierto (“El Mirador de Alameda”), donde nos trataron muy bien.

Por haber cumplido años recientemente, pagaron las consumiciones Nicolás y Carlos, aunque se tuvieron que ausentar antes de tiempo, ya que José Mª estaba algo nerviosos por si no llegaba a ver jugar al Madrid. Por su parte, Enrique C. quería celebrar su nominación como senderomago y nos ofreció un montón de saladitos para acompañar la bebida.

Como conclusión, una marcha estupenda en un gran día, pero que no pudo ser redonda del todo, quizá por las excesivas expectativas. ¡Lástima! Quién no se quejó de las rodillas, lo hizo de la lluvia o de que las vistas, aunque magníficas, podían haber sido mejores, o de que no había bota de vino... Total, que Madi no ha podido otorgar 5 sicarias y nos tenemos que conformar con 4’5.
Melchor


miércoles, 9 de abril de 2014

Excursión 182: La Bola del Mundo - La Maliciosa

FICHA TÉCNICA
Inicio: Puerto de Navacerrada
Final: 
Puerto de Navacerrada
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 12,4 Km 
Desnivel [+]: 809 m 
Desnivel [--]: 813 m

Tipo: Circular
Dificultad:
 Media
Pozas y agua: No

Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 32


MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta
























PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta












TRACK 

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RESUMEN

La subida a La Maliciosa desde el puerto de Navacerrada es un clásico imprescindible para todo senderista madrileño que se precie, así que allá fuimos con ilusión quienes aún la teníamos pendiente. 

Los veteranos ya sabían que merece la pena no sólo por la honrilla, sino por la experiencia en sí y porque La Maliciosa es un balcón privilegiado para contemplar un amplio panorama a vista de pájaro y reconocer en la distancia muchos de los enclaves recorridos otras veces.

En contraste con el miércoles pasado, hoy el día se mostraba esplendoroso y daba gusto andar por el caminito que asciende en suave pendiente hacia la sierra de Las Cabrillas.


Ni recuerdo del hielo de otras veces, así que se marchaba rápido y pronto nuestro “boss”, que se entretenía amablemente en dar lecciones sobre el manejo del GPS, fue sobrepasado por la masa animosa que tenía ganas de llegar arriba cuanto antes.

Dicen que lo más duro de esta marcha es la cuesta que hay hasta tomar la pista de hormigón que sube a La Bola del Mundo. Debíamos estar muy frescos porque la remontamos casi sin darnos cuenta mientras conversábamos.

La pista, sin embargo, cubierta enseguida de nieve, parecía no tener fin. Los más forofos llegaron los primeros frente a las antenas “atléticas” de La Bola del Mundo, que para ellos eran señales que presagiaban un indiscutible triunfo en el partido de la jornada frente al Barça, tal como posteriormente se confirmó (¡Enhorabuena, atléticos!). Me parece que Luis, que venía con nosotros por primera vez, estaba algo sorprendido por esta afición.

Nos reagrupamos en el prado de Guarramillas, libre de nieve, donde aún se conserva en muy buen estado un gráfico representativo de orografía del entorno, tallado en un tronco de cono metálico que nos retrotrae a tiempos pretéritos ya que, según Antonio comentaba, fue elaborado por los chicos de la OJE.


Aquí nos tomamos el aperitivo mientras disfrutábamos de las magníficas vistas, entre las que destacaba el porte de Peñalara. Nos sobrevoló en semicírculo un helicóptero de la Guardia Civil, a cuyos ocupantes tengo la impresión de que les quitamos el sitio para el bocadillo.

Con La Maliciosa al frente como meta, reanudamos la caminata descendiendo por la nieve hasta que ya en el collado del Piornal casi había desaparecido. La mayoría se acercaron hasta el manantial del Cancho Negro y el resto acometimos la subida hasta nuestro objetivo directamente, teniendo que superar un trabajoso repecho por la nieve.


Ya en la arista de la montaña que da paso a La Barranca, entre las piedras y la escasa vegetación, multitud de mariquitas moteaban el suelo de rojo y muchas aprovechaban para aparearse; era el anuncio de la eclosión de la primavera en las cumbres.

Hay que estar en el pico de La Maliciosa para experimentar el placer de contemplar desde tan alto tantos y tan diferentes paisajes. Sólo diré que me sorprendió ver simultáneamente hasta siete pantanos,  poder seguir el curso del Manzanares desde su nacimiento hasta Madrid, la perspectiva de La Pedriza entre las blancas cumbres de La Cuerda Larga y la sierra de los Porrones o una estampa poco habitual de los Siete Picos en que se ven de frente como si fuera uno solo, al estar en hilera. 


Algunos nos acercábamos a los riscos de las inmediaciones para apreciar mejor la caída casi vertical hacia el abismo, donde, según Joaquín, Pedro Botero tiene sus calderas.

Aunque mucho nos entretuvimos en La Maliciosa, había que volver. Lo hicimos prácticamente por el mismo camino, dejándonos caer, casi deslizar, en las bajadas por la nieve y sufriendo un poco en las subidas, pues ya el cansancio se notaba.

Para bajar al puerto de Navacerrada en el último tramo, esta vez tomamos el camino más rápido, muchos por la pista de hormigón, otros por las de esquí, ya con escasa nieve.

Sea por la sed o por el momento, las merecidas cervecitas en la terraza de Venta Arias estaban de muerte, y más acompañadas por las sabrosas empanadas que Paco Cay. había traído desde Carabanchel para celebrar su cumpleaños. Aprovechamos ya para celebrar también el de Miguel Ángel y el mío propio. Aquí, otro Paco, el de La Pedriza, se lució encaramándose a la chepa de Fernando S. para hacer una foto más difícil todavía.

El día fue estupendo, el tiempo acompañó, lo conocido del recorrido permitió que cada cual adaptara su ritmo a su gusto, las vistas fueron espléndidas. En consecuencia Madi otorga 5 sicarias sin dudarlo.
Melchor

miércoles, 2 de abril de 2014

Excursión 181: La Jarosa - Pino bicentenario

FICHA TÉCNICA
Inicio: La Jarosa
Final: 
La Jarosa
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 12,9 Km 
Desnivel [+]: 566 m 
Desnivel [--]: 572 m

Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas y agua:

Ciclable: Sí
Valoración: 3
Participantes: 30


MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta







PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta













TRACK 

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RESUMEN

Se ve que a cierta edad, tira más el buen yantar que otras cosas. Si no, no se explica que 30 senderomagos hayamos acudido a esta marcha bajo una lluvia pertinaz que ya anunciaba Antonio en su convocatoria.

Esta vez, el trato con los cielos debió ser a la contra de lo habitual, ya que ha sido el único día de la semana en diluviar sin compasión.

Ya costaba salir de los coches para empezar el camino, pero, aparentemente bien pertrechados, allá que fuimos todo animosos. Al poco empezó la subida con un ritmo exigente, que a alguno le llevó al borde de la extenuación, pero hay que comprender que había que apretar desde el principio para llegar cuanto antes al cocido posteño.


Siempre por el pinar, encadenábamos pistas al ascender, mientras cruzábamos arroyos, sorteábamos charcos y chapoteábamos a través de alguna pradera inmersa en la neblina.

Por fin, tomando un senda, llegamos al pino bicentenario de La Pinosilla, presunto objetivo de nuestra marcha, un pino albar de gran altura, buen tronco y gruesas ramas, que, acompañado de algunos más de porte similar, formaba un corro chorreante de agua bajo el que tomamos el tentempié a toda prisa.

Había que huir cuanto antes de allí, así que se volvió a la pista y enseguida se tomó el camino más directo hacia abajo. Como no podíamos tirarnos de cabeza, lo hicimos por la ladera más pendiente a través de una trocha salpicada de piedras y barro, ideal para probar nuestro equilibrio con el día que hacía.


Ya de nuevo por pistas, seguimos andando deprisa hasta llegar a la represa del embalse de La Jarosa y tomar la carretera que nos devolvería al abrigo de los coches y después al cocidito o, en el caso de Rosa B., a la ducha calentita en el calor del hogar.

Ni los más veteranos recordaban una marcha tan lluviosa, de principio a fin y jarreando con ganas. La única nota de color la pusieron los impermeables amarillos que cubrían algunas de las mochilas y los paraguas rojos de Carmelo y Rosa P., que, conjuntados con su indumentaria, los van a hacer merecedores de algún premio a la elegancia cuando hagamos alguna pasarela mágica.

Hay que decir que ni siquiera hicimos la acostumbrada foto de grupo. Para compensar a José Mª, propongo incluir un nuevo parámetro a medir para las estadísticas: A ver si alguno puede hacerse con un GPS con pluviómetro.

Ya en Las Postas, aunque disponíamos de una larga mesa para el condumio, casi todos nos apelotonábamos al fondo, dando la espalda a los que iban entrando, y es que había una chimenea encendida y era un verdadero placer secarse al calorcito de la lumbre.

El cocido, estupendo, como es habitual, y la compañía, marchosa y encantadora, como siempre. Carlos celebró su ingreso en el selecto club de “Los Centenarios”, foto incluida, obsequiándonos con unos bomboncitos a los postres.

José Mª se lució recitando a José Larralde, Joaquín nos interpretó con pasión sus canciones favoritas y José Luis F. entonó con mucho acierto una habanera (Rosa: siento que prefirieras la ducha en el calor del hogar). Mientras tanto, los atléticos no paraban de presumir de su reciente empate en el Camp Nou y de su liderato en la liga; destacaban como forofos Fernando S., con camiseta y bufanda del equipoincluida, e Isabel, que no cabía en sí de gozo.

Menos mal que la estancia en Las Postas mereció de verdad la pena. De no ser así, algunos senderomagos ya intuían que Madi iba a dar sicarias negativas. Gracias a la conclusión de la etapa, finalmente Madi ha otorgado 3 sicarias.
Melchor