miércoles, 28 de junio de 2023

Excursión 717: Baños de Venus de Valsaín

FICHA TÉCNICA
Inicio: 
La Pradera de Navalhorno
Final: La Pradera de Navalhorno
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 14,1 Km 
Desnivel [+]: 112 m 
Desnivel [--]: 112 m
Tipo: Ida y vuelta
Dificultad: Baja
Pozas/Agua: Sí/Sí
Ciclable: Sí
Valoración: 5
Participantes: 32

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RESUMEN
Había entrado el verano con mucho calor en Madrid, así que el propósito de la excursión era ir por un sitio fresquito, con agüita y sombra. Con esa idea, convocados por Antonio, nos juntamos 31 senderomagos junto al CENEAM de Valsaín.

Tras pasar por algunas calles del pueblo rápidamente cogimos la agradable senda de las Pesquerías Reales y seguimos el camino, en paralelo al río Eresma, hacia los Asientos, primero, y Boca de Asno, después.

El río bajaba con abundante agua, un tesoro en esta época de sequía, y junto a su cauce transcurre este conocido camino de piedras graníticas alisadas, construido para que los monarcas españoles pudieran llegar más cómodamente a los lugares de pesca de la apreciada trucha del lugar.

Por allí fuimos caminando y pasando por los sitios ya conocidos de otras excursiones: el acueducto, el puente de Peñalara y el de Navalacarreta, la Peña de la Barca, llamada así por su forma y donde en un extremo todavía se conserva el labrado del escudo real.

La ribera del río es aquí de una belleza inusual, con los famosos pinos de corteza anaranjada, conocidos también como “valsaínés”, algunos robles, multitud de helechos, el rumor del agua contra las piedras, el olor a bosque…, un disfrute para los sentidos.

Entre lo placentero del camino y la agradable conversación llegamos pronto a Boca de Asno para tomar el tentempié de media mañana. Poco después de reemprender la marcha, Rosana, que sigue teniendo que cuidarse, tuvo que volverse para su casa de Valsaín.

Claro que no nos dejó del todo sin su presencia, pues se vino con nosotros su perro Tofe. También estrellas fugaces fueron Carolina y Lucio (y su perro Kiro), y un poco más tarde Marcos Herrero, no sé si alguno más. Pero están todos ellos en la foto de grupo que nos hicimos, en un puente de madera de los muchos que hay en este camino.

Al llegar a la poza de los baños de Venus nos estaba esperando Juan, que había llegado allí desde el cercano Puente de La Cantina. Con los pies a remojo daba gusto verle junto a la pequeña piscina natural que forma aquí el río.

De su estrechamiento previo cae un buen chorro de agua bajo el que es posible sentarse para refrescarse. El agua estaba bien fresquita, pero muy reconfortante para quitar el calor, tan a gusto, sentaditos a la orilla del río, a la sombra, de conversación…

Poco después reiniciamos el camino de vuelta, por la misma senda, hasta llegar de nuevo a Boca de Asno. Aquí tocaba almuerzo, y en esta ocasión, aprovechamos los bancos de madera del chiringuito cercano para hacerlo cómodamente. 

Qué lujo, con cervecitas frías o refrescos para acompañar los bocatas, ¡y hasta con café para el que quiso al acabar! Antonio, queremos chiringuito como este en las comidas en todas las excursiones!

De vuelta al camino volvimos a disfrutar del bonito paisaje de ribera que nos ofrecen por esta zona Valsaín y la sierra de Guadarrama.

Y al poco, llegamos ya de vuelta al pueblo, tras estos más de 14 kms que se habían hecho muy cortos y gustosos.

En el bar los Porrones se completó el día para los que quisieron, con un merecido refrigerio cervecero en tan ibérico y tradicional recipiente de vidrio que ya no es fácil encontrar.

En resumen, una excursión llana y muy agradable que calificamos con un 4 por el paisaje y el lugar, y con un punto extra por el refrescante paraje de los baños en Venus y el poder haber comido como señores en mesa y bebida fresca, lo que arroja un total de 5 sicarias.
Luis Orgaz


domingo, 25 de junio de 2023

Excursión 716: La Cascada Divina

FICHA TÉCNICA
Inicio: Fuerte Coll de Ladrones. Canfranc Estación
Final: Fuerte Coll de Ladrones. Canfranc Estación
Tiempo: 2 a 3 horas
Distancia: 7,1 Km 
Desnivel [+]: 368 m 
Desnivel [--]: 368 m
Tipo: Ida y vuelta
Dificultad: Baja
Pozas/Agua: Sí/Sí
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 10

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RESUMEN
Hoy es nuestro sexto y último día de esta escapada por los Pirineos. Antes de partir hacia Madrid vamos a hacer una ruta que nos ocupará la mañana, para luego tomar algo de comer antes de coger los coches y volver a nuestras casas.

El recorrido comienza desde la antigua fortaleza de Coll de Ladrones, muy cerca del hotel donde estamos alojados, aquí estuvimos el miércoles por la mañana con poncho, paraguas y botas mojadas.

Hoy el panorama es bien distinto, vamos con poca ropa, bastante crema, y mucho agua. Hemos podido subir por la pista en coche, en verano el ayuntamiento lo cierra para los vehículos privados, hoy está abierto y nos ahorramos tres km que aportan poco.

Desde el parking, comenzamos a andar por la pista Coll de Ladrones, que en suave terreno descendente conduce hacia la entrada del Valle de Izas.

Justo antes de que la pista cruce el río, tendemos una señal, que nos hace abandonar la misma para tomar una senda ascendente hacia el Valle de Izas, Refugio e Ibón de Iserías.

El camino no tiene pérdida, la primera parte transcurre por bosque, el suelo está lleno de barro hay que tener mucho cuidado con no resbalarse.

Vamos escuchando el sonido del agua correr, de vez en cuando alguna chorrera en la pared, otras veces los árboles nos dejan ver el río que a pesar de todo lo que hemos visto sigue llamándonos la atención.

El camino es fácil, tiene pendiente y algunos bloques de piedra que nos obliga a dar una zancada grande, parece que lo más complicado va a ser la bajada, últimamente hemos sufrido un poco en algún descenso.

A lo largo de la ruta, a nuestra izquierda vemos la bajada del viernes por las Menorias, que tendremos mucho tiempo en nuestro recuerdo y pensamos , !!!!pa habernos matao!!!!.

Continuamos caminando por una pradera, hay vacas que están pastando, pasamos a su lado y no se mueven.

De vez en cuando tenemos que cruzar pequeños arroyos lo hacemos sin mucha preocupación, nos da igual que se nos mojen las botas a estas alturas del viaje.

A nuestra izquierda contemplamos tres bloques de piedras con formas muy caprichosas, cada uno con su imaginación es capaz de ver un objeto diferente.

Al fondo vemos nuestro objetivo, aún tenemos que seguir caminando y pasar algún que otro arroyo hasta que llegamos a esta magnífica cascada Divina, también llamada de Las Negras. No hay duda, ha merecido la pena hacer la ruta.

Nos paramos un rato, nos hacemos fotos, foto de grupo, fotos de espalda, todo tipo de fotos que el lugar lo merece.

El sitio no es cómodo para sentarse, así que volvemos sobre nuestros pasos y en una zona con baño y sombra hacemos una parada, alguno se baña, otros se refrescan, y comemos algo. 

Aprovechamos el momento para poner a Dunia una estrella blanca simbólica por sus excursiones, y también tenemos un pequeño detalle con Juan por lo que nos enseña y como cuida y se preocupa de nosotros.

Y ahora si, toca volver. Disfrutamos de lo poco que nos queda, la bajada es bastante más fácil de lo que pensamos y la hacemos rápidamente.

Llegamos todos al aparcamiento tristes porque esto se acaba y contentos por lo que hemos visto, hecho y los buenos ratos que hemos pasado.

A esta ruta la valoro con un cinco, es una ruta idónea para hacer en una mañana y la cascada merece la pena.

Muchas gracias a todos por estos días tan especiales.
Fernando Ramos

sábado, 24 de junio de 2023

Excursión 715: Monasterio de San Adrián de Sásabe

FICHA TÉCNICA
Inicio: Borau. Huesca
Final: Borau. Huesca
Tiempo: 1 a 2 horas
Distancia: 5 Km 
Desnivel [+]: 174 m 
Desnivel [--]: 174 m
Tipo: Ida y vuelta
Dificultad: Baja
Pozas/Agua: No/Sí
Ciclable: Sí
Valoración: 3
Participantes: 4+10

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RESUMEN
Para cuatro del grupo hoy terminaba nuestra aventura pirenaica, tras el desayuno y las despedidas, pusimos rumbo hacia Madrid, pero antes Juan nos sugirió esta cortita ruta para irnos con buen sabor de boca.

El resto se fueron a embriagarse los sentidos con los encantos del ibón de Estanés, que tuve la suerte de conocer hace unos años en esta excursión. Por la tarde vinieron a hacer esta ruta, por lo que podríamos decir que es la primera vez que hacemos una excursión en el mismo día a dos horas diferentes.

Con un día que ya hubiésemos querido durante toda nuestra escapada, nos acercamos al pequeño pueblo de Borau, pertenece a la comarca de la Jacetania, en el Valle del Aragón, entre Villanúa y Jaca.

Tiene un especial encanto rural y auténtico, con una arquitectura pirenaica perfectamente conservada y unas calles cuidadas, totalmente adoquinadas y las casas encaladas o de piedra de tejados de pizarra y losa con sus características chimeneas, al estilo típico pirenaico, que lo convierten en uno de los pueblos mejores conservados de la zona..

Borau tiene categoría de Villa, lo que habla de su importancia en el pasado como núcleo de población y notorio centro agrícola, ganadero y forestal del territorio. Además de su iglesia es del siglo xvi, vigilando desde lo alto de la localidad, posee un tesoro que hoy íbamos a conocer: el Monasterio de San Adrián de Sásabe.

Por la carretera echamos a andar, cruzamos el río Lubierre, afluente del río Aragón y siguiendo un camino asfaltado, en dirección norte, pronto llegamos a las inmediaciones de este bello lugar, cruzamos de nuevo el río, ahora por un puente de madera que nos deja a los pies de su entrada.

Se construyó en el siglo X y en la Alta Edad Media fue uno de los monasterios más importantes. Actualmente solo queda en pie la iglesia y su interior, aunque serio y austero, tiene un encanto especial.

Es de estilo visigótico y se ubica en un rincón de película, junto a los barrancos de Cáncil y Lupán. Se cuentan muchas leyendas y misterios de esta iglesia, como que fue una de las ubicaciones del Santo Grial y por ello la importancia de este lugar en épocas pasadas.

Y es que una tradición local dice que los obispos de Huesca, en su huida de los musulmanes, se ocultaron en San Adrián de Sásave con el Santo Grial, para protegerlo de los invasores.

Después, el santo Cáliz pasaría por Jaca, San Juan de la Peña, la Aljafería, y Barcelona, para acabar en la Catedral de Valencia.

La iglesia formaba parte del antiguo complejo monástico, que fue el más importante del condado de Aragón en el siglo X.

Fue una de las sedes de los obispos de Aragón en su etapa itinerante, en la que no había sede episcopal fija debido a las incursiones sarracenas del emirato y después califato de Córdoba, hasta 1077, cuando los obispos aragoneses se trasladaron definitivamente a Jaca. Aún existe una inscripción en la iglesia que dice: "Aquí descansan tres obispos".

Mientras hacíamos fotos, se acercó en bicicleta un vecino del pueblo, que venía a verificar el nivel del agua que rodea la iglesia, ya que, según nos contó, hace varios siglos una espectacular riada hizo que cambiara el curso del barranco, sepultando el monasterio con piedras, árboles, lodos y barro y desde entonces el agua pasa bajo su estructura.

Era tal cantidad de tierra acumulada, que hasta la única forma de acceder a la iglesia era por una ventana de la parte alta, donde habían colocado una escalera para bajar al suelo, frecuentemente inundado por más de un metro de agua.

Después de estar sepultada durante varios siglos, los vecinos de Borau pidieron que se desenterrara la iglesia y se recondujera el agua, terminándose los trabajos en el año 1961. Fue declarado Monumento Naciomal en 1965.

Tiene una nave rectangular con presbiterio, y un sobrio ábside semicircular con bóveda de cuarto de esfera. 

En el exterior del ábside se abren tres grandes ventanales con arcos de medio punto, y hay un friso de arcos ciegos que descansan en ménsulas con relieves y, en su caso, sobre lesenas. Estos elementos lo relacionan con el románico lombardo.

Tras las fotos de rigor y una parada en las mesas que han colocado en la explanada de la entrada, iniciamos el camino de regreso hasta el coche para continuar nuestro viaje a Madrid, dando así, para nosotros, por finalizada esta nueva aventura pirenaica. Gracias Juan por organizarla y al resto por hacerla tan agradable.

Por lo cortita, a esta ruta que nos supo a poco,  le otorgo una puntuación de 3.
Paco Nieto

P.D.: En recepción del hotel Santa Cristina tienen recogidas 28 rutas por la zona, muy bien descritas, que amablemente me hicieron llegar, las podéis descargar aquí o bien de la página de turismo de Canfranc, desde donde además se pueden descargar los tracks.

Excursión 714: Ibón de Estanés y Cascada de Espelungère

FICHA TÉCNICA
Inicio: Aparcamiento de Sansanet 
Final: Aparcamiento de Sansanet
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia: 12,5 Km 
Desnivel [+]: 706 m 
Desnivel [--]: 706 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas/Agua: Sí/Sí
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 10

MAPAS 
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RESUMEN
Hoy es nuestro cuarto día de esta aventura por los Pirineos. Para este día teníamos previsto amanecer junto a Ibón Anayet, el de la foto adjunta. Para muchos de nosotros hubiese sido el primer vivac que realizaríamos. Nos habíamos provisto de sacos para el frío, de colchonetas hinchables y un sinfín de cosas que nos había recomendado Juan. Era una experiencia que nos hacía mucha ilusión, un reto para mucho de nosotros, pero como suele pasar muchas veces en esta vida, una cosa es lo que nosotros planificamos y otra muy diferente es lo que podemos hacer. Los primeros días nos había llovido mucho, el suelo está muy embarrado y aunque el corazón nos pidió hacer vivac la razón nos aconsejó suspenderlo.

Así que amanecemos en un hotel con todas las comodidades y un buen desayuno. La ruta de ayer fue muy muy dura, lo que teníamos previsto hacer en dos días practicante lo hicimos en una jornada y eso nos va a marcar para el resto del viaje

Cuatro de nuestros compañeros, que no hacían vivac, están preparados para volver a Madrid, los diez que quedamos estamos preparados para lo que nos proponga Juan. Como no hay mal que por bien no venga, con este cambio de planes hemos ganado un día y podemos hacer la excursión que tuvimos que suspender el miércoles por la lluvia.

La ruta parte del aparcamiento de Sansanet, cerca de Candanchú, situado a la salida de una curva muy cerrada, en una zona boscosa, muy bonita, junto al río La Gave d`Aspe.

Es la segunda vez que venimos a este aparcamiento, el miércoles llovía mucho, hoy vamos a pode disfrutar de este bosque en un día soleado y con visibilidad plena.

Desde aquí parten varías rutas por el Parc National des Pyrénées, señalizadas es postes de madera y carteles amarillos, la nuestra viene indicada como “Lac d’Estaens 1h.30”, estamos en Francia y por eso lo llaman así, pero el ibón realmente está situando en el Pirineo aragonés, en el término municipal de Ansó, en la comarca de la Jacetania y por eso es un Ibón y no un Lac.

Empezamos a caminar, cruzamos un par de pasarelas, el suelo está embarrado, vamos subiendo poco a poco, después de la marcha de ayer, esta nos parece que va a ser muy fácil, aunque tenemos por delante casi 700 metros de desnivel y 12 km.

Nos desviamos a la izquierda para coger el sendero que va al Ibón. La vegetación es muy frondosa, hay flores de todos los colores, los arroyos van bien cargados de agua, se nota lo que ha llovido estos días.

El suelo es una preciosidad, hay mucho musgo en las raíces, también vemos muchas babosas de un tamaño excepcional. Caminar por la sombra es muy agradable, a veces salimos a pradera, el sol calienta pero te permite ver todas las montañas que tanto nos enamoran, Juan nos va diciendo los nombres de los picos, es increíble cómo se lo sabe todo, yo no consigo retener gran cosa, pero me encanta ver el paisaje.

Entramos y salimos del bosque en varias ocasiones, son dos paisajes muy diferentes. Como es sábado nos cruzamos con más gente de la habitual. Un niño le dice a su padre “hace media hora que me dijiste que quedaba media hora para llegar al ibón” me hace gracia.

Seguimos caminando hasta que llegamos al Ibón de Estanés y nos hacemos fotos y lo contemplamos y lo comparamos con el que vimos ayer y a unos les gusta más aquel y a otros éste, da igual, los dos son preciosos y con un paisaje que uno siempre se alegra de ver.

Ahora tenemos un rato libre para el tentempié del Ángelus, baño, mojarse los pies o mirar el paisaje.

Volvemos a caminar y subimos un pequeño collado, miramos el paisaje y Juan dice que tenemos que torcer a la derecha, yo creo que está de broma, no veo ningún camino y parece un precipicio.

No es una broma, está el camino de Espelunguère sin mucha dificultad técnica pero muy aéreo, volvemos a entrar en Francia. Tenemos que bajar por una escalera y seguimos bajando.

Las vistas son espectaculares, pero lo mejor de todo es el jardín vertical de flores silvestres que tenemos en la pared, no sabemos donde mirar, los que saben de flores están muy agitados diciendo un nombre tras otro, de vez en cuando tenemos que dejar de pasar a la gente, el camino es estrecho y hacemos atasco.

Al final de la bajada entramos de nuevo en un bosque de hayas, pasamos junto a una cabaña, cerrada a cal y canto, desde donde se inicia un fuerte descenso hacia las praderas de la Saut de la Vache, no nos aburrimos con tanto cambio de registro. En la pradera, hace bastante calor, hoy vamos bien surtidos de agua después de lo mal que lo pasamos ayer.

Nos desviamos a la izquierda, hacia la cascada de Espelungère, nos encontramos con un rebaño muy grande de ovejas que cruzan el puente, los más rezagados pensamos que no vamos a poder pasar, pero poco a poco nos abrimos un hueco y las ovejas se van retirando. 

Llegamos a la sombra y con ella el sonido del río, que es cada vez más fuerte hasta que llegamos a la Cascada. La contemplamos y nos hacemos fotos, es un buen sitio para comer y relajarse con el sonido del agua al caer.

Después de un buen rato de tiempo libre, nos disponemos a volver sobre nuestros pasos, ahora es de subida y llegamos al desvío anterior para continuar haciendo el camino hacia el aparcamiento por el col de Maspétres.

Apenas nos quedan 3 km con alguna subida, tramos de sol con vistas preciosas y tramos en sombra en un bosque que echaremos de menos mucho tiempo.

La valoración de esta ruta es de 5 porque no hay 6.
Fernando Ramos