miércoles, 25 de enero de 2017

Excursión 331: Circo de las Guarramillas

FICHA TÉCNICA
Inicio: Puerto de Cotos
Final: Puerto de Cotos
Tiempo: 6 a 7 horas
Distancia:  12,8 Km
Desnivel [+]: 701 m
Desnivel [--]: 701 m
Tipo: Circular
Dificultad: Alta
Pozas y agua: Sí
Ciclable: No
Valoración: 4,5
Participantes: 36

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta

























PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
 
RESUMEN
Entre el gran abanico de rutas que al cabo del año hace el GMSMA,  sobre todo en invierno, algunas les toca discurrir por zonas nevadas. Ésta ha sido una de ellas. Empezamos la ruta en el aparcamiento del  Puerto de Cotos, donde nos habíamos citado a las 10:00 horas de una preciosa y soleada mañana, aunque el termómetro marcaba unos gélidos -2 ºC. 

Éramos esta vez 36 senderomagos.  Antes de empezar a andar  había que pertrecharse con los necesarios bastones y guetres para poder caminar sobre la nieve. Como siempre pasa, alguno necesitaba ayuda  a la hora de colocárselos. No pasa nada, para éso estamos. ¿Verdad Fernando?

Iniciamos la ruta. Cruzamos la carretera que va a Valdesquí y enfilamos el sendero PR31 que es el que discurre por la Loma del Noruego. A continuación introduzco una reseña que he encontrado en Internet, de por qué se llama así:
¨Como ocurre muchas veces con los lugares por donde paseamos, conocemos los nombres y la forma de acceder, pero nunca nos preguntamos el por qué de dichas denominaciones. Así que, por si alguien se ha planteado alguna vez quién es ese noruego de la loma, ahí va la historia de un personaje que todavía hoy  perdura en el recuerdo, dando con su nacionalidad apellido a una de las muchas crestas de la Sierra de Guadarrama.

Birger Sörensen nació en 1877, en la ciudad noruega de Fredrikstad. LLegó a Madrid para encargarse de la sucursal de la empresa familiar Compañía de Maderas Sörensen Jakhelin y CIA, situada en la Calle Argumosa de Madrid. Esta empresa tenía su centro de actividades en la localidad de Barum, en la región noruega de Christiania. Curiosamente, en esta región noruega se inauguró la primera escuela europea de esquí moderno y se celebró el primer campeonato internacional.

Con este historial,  Birger Sörensen no podía dejar de pensar en la nieve y en sus viajes hasta Rascafría, donde acudía al aserradero de la Sociedad Belga de los Pinares del Paular  para hacer encargos de madera, encontró en la Sierra de Guadarrama un reducto donde dar rienda suelta a su afición por el esquí. 

También descubrió que en la España de la época existían algunos personajes extraños a los que les gustaba el deporte y la naturaleza, y que sentían pasión por nuestra sierra. A la cabeza de esos excursionistas se encontraba Manuel Bartolomé Cossío y otros ilustres guadarramistas como Manuel González de Amezúa, fundador del Club Alpino Español. 

Junto a Sigurd Christiansen, su apoderado en la empresa familiar, comenzó Sörensen a iniciar a estos entusiastas españoles en la práctica del esquí, e incluso les fabricó los esquíes en su fábrica de madera. Así que podemos decir que en la fábrica madrileña de la Calle Argumosa, en el actual barrio de Lavapiés, se fabricaron los primeros esquís de España. 

Por desgracia, Birger Sörensen falleció muy joven, en 1910, a los 33 años de edad, víctima de unas fiebres tifoideas. El hombre avanzado, llegado de Noruega, que introdujo el esquí moderno en España, no pudo sortear una enfermedad que no supo cómo combatirse hasta años más tarde.  Queda su recuerdo en la toponimia de la Sierra de Guadarrama, en un enclave frecuentado por esquiadores, que rinden homenaje, muchos de ellos sin saberlo, a Birger Sörensen, el noruego.”

Una vez hecha esta reseña continuamos con la ruta:
Seguíamos subiendo por una senda bien visible por lo pisada que estaba la nieve, pudiendo admirar las vistas tan preciosas que se divisaban: La Cuerda Larga, Siete Picos, Montón de Trigo, La Pinareja y muy al fondo se asomaban las cumbres nevadas de Gredos. Con estas vistas, fruto de un día tan claro y soleado, pasamos Peña del Águila (2004 m) y nos paramos a tomar un tentenpie. Allí mientras reponíamos fuerzas, nuestro amigo Fernando Lappano nos relató un accidente que hacía pocos días le había sucedido a un familiar suyo y que milagrosamente había terminado sin consecuencias trágicas. Nos alegramos de ello.

Reanudando la marcha llegamos después de una fuerte subida a la llamada Bola del Mundo o Alto de las Guarramillas  (2248 m). Ésta es la montaña más occidental de todas las que forman la Cuerda Larga. Tiene en su cima un repetidor con unas grandes antenas que se construyó para dar cobertura de señal de radio y TV a las dos Castillas. ¿Cuál es la razón que se conozca a este pico por Bola del Mundo? Pues parece ser que cuando se construyó la estación, en España solo había un canal de televisión (TV1) y que éste aparecía al principio de su emisión con unas antenas emitiendo ondas sobre un globo terráqueo. Se asoció unas antenas con las otras y… ya está: Bola del Mundo.

Nos hicimos la foto de grupo y las estrellas fugaces, o sea las que tienen que volver antes a casa, nos abandonaron, volviendo por el mismo camino que habíamos subido. Nosotros continuamos hacia el Nordeste por la senda PR11y pasando el Collado de las Guarramillas ascendimos una dura pendiente hasta el Cerro de Valdemartín (2282 m). Allí algunos se encontraron con un antiguo colega de Telefónica que iba con otro grupo. El mundo es un pañuelo. La vista era portentosa. Teníamos al Sur toda la Cuenca Alta del Manzanares, al Este las Cabezas de Hierro y al Noroeste todas las pistas de Valdesquí, que hacían que a alguno de nuestros esquiadores se les pusiese los dientes largos.

A partir de aquí tocaba bajar  por la ladera, dejando las pistas a nuestra izquierda. Llegamos a unos promontorios rocosos, donde nos dispusimos a comer el deseado bocata. Sentados sobre las rocas, rodeados de nieve, con el sol dándonos en la cara, comiendo y bebiendo el vino que nos traen tan generosamente Jose Luis, Jesús, Santi …, el caldito de los hermanos Sangüesa y las risas de los chascarrillos que iban saliendo, se estaba de vicio allí. Pero había que seguir bajando. Recogimos todos los posibles desperdicios, como es nuestra costumbre. Ante todo evitar que cualquier resto nuestro pudiera contaminar el idílico lugar. 

Bajamos  por una ladera muy empinada en dirección al Arroyo de las Guarramillas. Hay que señalar que la nieve estaba blanda, si no, no habríamos podido bajar sin crampones. Hubiera sido una temeridad.  Antes de llegar al arroyo había una zona de hielo cubierta de una fina capa de nieve y algunos nos caímos, pero sin más trascendencia. Llegamos al arroyo y caminamos paralelos a él hasta enlazar con la senda  PR-27. 

Varios de nosotros fuimos a ver la Poza de Sócrates que estaba semicongelada y como no podía ser de otra manera, nos hartamos de hacerla fotos. Continuamos por la PR-27 hasta alcanzar el refugio Pingarrón. Fue construido a principios del siglo XX y reformado después. Dispone de un aforo de 25 plazas. Sin entretenernos demasiado dejamos el refugio y caminamos el pequeño trecho que nos quedaba hasta el aparcamiento de Cotos.

Nos subimos a los coches y nos fuimos a tomar las merecidas cañas al bar “Las Dos Castillas” en el Puerto de Navacerrada.

No se puede terminar la crónica de la excursión sin felicitar a nuestro querido compañero Antonio Villaverde que hoy cumplía 100 excursiones con el grupo. ¡Enhorabuena tío!

Esta excursión no ha sido larga,  pero debido a la belleza y a lo emblemático del lugar, nuestra agencia de calificación Madi le otorga 4,5 sicarias.
Joaquín Pérez.

FOTO REPORTAJES
Foto reportaje de José María Pérez

miércoles, 18 de enero de 2017

Excursión 330: Búnkeres de Valdemorillo

FICHA TÉCNICA
Inicio: Villanueva del Pardillo
Final: Quijorna
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia:  15,3 Km
Desnivel [+]: 238 m
Desnivel [--]: 295 m
Tipo: Sólo Ida
Dificultad: Baja
Pozas/Agua: No/No
Ciclable: En parte
Valoración: 4,5
Participantes: 46

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta






















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
 
RESUMEN
En esta ocasión y tras haber realizado ya la marcha de desengrase navideño, tocaba algo más suave y sobre todo una que se alejase de las cumbres. No por nada, ya que para el GMSMA (incluso con buen tiempo se sale),  sino por eso de la exagerada previsión meteorológica y sobre todo por la aportación  informativa de los primos Cid, que le ponían a Antonio en bandeja, el que se sacara de “la recámara”, la que iba a ser un interesante recorrido por parte del frente republicano que se estableció tras la batalla de Brunete.

Muy resumidamente, esta batalla se produjo entre el 6 y 27 de julio de 1937 y consistió en el intento por parte del ejercito republicano de retrasar el avance hacia el norte del ejército franquista e incluso fortalecer y ampliar el área defensiva de Madrid. Se inició con un avance rápido por sorpresa de los republicanos que les permitió conquistar varios pueblos (Brunete, entre ellos) y de ahí el nombre. No obstante, al no continuar con el avance y los nacionales conseguir refuerzos, amén del fuego aéreo con la ayuda de la Legión Cóndor, el día 12 iniciaron la contraofensiva.

El ataque, les cogió un tanto desprevenidos a los republicanos, infringiéndoles importantes pérdidas y retiradas descontroladas que tras los primeros días logran estabilizar a pesar de no recibir ayuda desde Madrid, que consideraba esta zona sin importancia.

Mientras, en el ejército nacional se habían acumulado importantes refuerzos y el día 16 empieza la contraofensiva definitiva que hace retroceder lentamente al ejército republicano hasta que el día 27 se da por terminada la batalla con el frente estabilizado y algunos pueblos en su poder.

El resultado fue catastrófico militarmente ya que supuso la muerte de unas 37.000 personas (20.000 republicanas y 17.000 franquistas), sin provocar impacto alguno en el devenir de la guerra.

En cuanto a nuestra ruta, al ser una marcha lineal, se establecieron los dos puntos de rigor para la logística del transporte, a saber: campo de fútbol de Quijorna y Polideportivo de Villanueva del Pardillo, siendo la salida desde éste último.

La misma se realizó un tanto apresuradamente, pues había un pequeño retraso horario que había que recuperar y por ello, algunos saludos que quedaron pendientes, se fueron dando a lo largo de la marcha, de modo que hasta la paradiña del bocata no termino todo el mundo de reencontrarse.

Al poco de iniciar la marcha hacia el oeste por el camino de servicio de la conducción del Canal de Isabel II, con vistas muy nítidas a las cumbres nevadas del Guadarrama, que nos daban la sensación del
frío que no teníamos y donde la hilera humana se alargaba desmesuradamente, nos encontramos, ¡oh sorpresa!, con una valla, de la finca La Montaneda, que para nuestra comodidad tenia puerta y se franqueaba a toda prisa.

Una vez atravesada la finca, se sale también por una puerta en la valla que te sitúa de inmediato en el puente sobre el río Aulencia, donde se ven las tuberías del canal (Picadas-Majadahonda) que lo cruzan. Pasado el río, se sale del camino con un giro a la derecha para tomar su margen hacia arriba, esta trocha, muy horadada por los jabalíes no permitía distraer la mirada para contemplar la vegetación deshojada de ribera que acompaña el cauce del río.

El terreno abrupto pronto desapareció y cómo no, esta sí que era de las nuestras, nos encontramos con una valla que sorteamos a modo GMSMA, aunque sin apenas dificultad. Mayor fue la del siguiente paso, ya que implicaba tener que elegir entre bajar y subir un terraplén resbaladizo o pegarte como una lapa a la valla mohosa y sortear por arriba el barranco, el número de los que usaron una u otra vía, lo dejo para nuestro querido estadístico.

Nada más salir de este pequeño atolladero, enfilamos el camino de Robledo de Chavela entre pinares, encinas y muchas retamas, en donde y dentro de una finca cercada por una alambrada, divisamos nuestro primer búnker que por eso se libró del acoso y caricias del grupo. Desde aquí, llevábamos unos 50 minutos de marcha, nos íbamos a topar cada 10 o 15 minutos con el siguiente búnker hasta completar los once previstos, incluido el refugio antiaéreo.

Siguiendo, a lo lejos se observaban los restos de alguna cueva o calera y enseguida el siguiente búnker, al lado del camino, muy deteriorado, que sirve para las primeras fotos y su examen minucioso. 

Continuamos hacia la pista que recorre la conducción del embalse de Picadas a Majadahonda, por un sendero entre escasa vegetación y algunas retamas, que facilitaban las vistas de la llanura.

Ya en la pista, vemos otro búnker dentro de una finca alambrada, seguimos nuestro caminar abandonando la pista en dirección sur y de pronto nos encontramos en medio de un olivar, en el que unos tareeros se afanaban en la recolección y que nuestro boss tuvo a bien esquivar en una hábil maniobra, a fin de evitar que el manigero tuviera la tentación de invitarnos a coger la vara y doblar la cintura, que con todos los que éramos, el tajo quedaba listo para el bocadillo.

Andando por entre los olivos y sorteando los montones de hojarasca que había dejado la recogida de las aceitunas, salimos a una dehesa más despejada con más vistas a la llanura y donde encontramos otro búnker, éste sí que de fácil acceso, lo que permitió que algunos entraran dentro de él, treparan encima y se fotografiaran de diversas poses.

La mañana se había templado tanto, que parte de la ropa sobraba y el personal se la quitaba incluso sin parar, por esto de no perder el ritmo y mantener el horario previsto. Se continuó campo a través hasta un camino entre gigantescas retamas, desde el que se divisaba a lo lejos la urbanización Jarabeltrán de Valdemorillo y que nuevamente, tras apartarnos del mismo por la izquierda, nos topamos con otro búnker acompañado de la huella bien notoria de una trinchera.

Puestos de nuevo a caminar, atravesamos con todas las precauciones, la carretera M-853, dirigiéndonos en dirección suroeste para entre zarzales cruzar el arroyo de la Parrilla, iniciando de inmediato el ascenso a una loma que resultó muy conveniente de cara a abrir el apetito. Ya que tras superarla, encontrarnos con otro búnker, rodeado de trincheras y cuevas, descubrimos un buen lugar, con hermosas vistas que llegaban hasta las torres de la castellana, para que todo el mundo se acomodara en la solana a dar buena cuenta del tentempié, aprovechando asimismo el momento para posar en la habitual foto de grupo.

El sexto búnker, se nos presentó al instante y la marcha siguió por un campo de retamas, tomillos, algunas encinas…., hasta que muy camuflado por un gran chaparro, estaba, tan quieto y como escondiéndose de los senderista, uno de los mejor conservados que provocó avalancha de fotos y todo tipo de piruetas entre los excursionistas. También rodeado de trincheras, refugios antiaéreos y diversas cuevas.

La marcha prosigue bajando y subiendo laderas entre retamas, encinas y restos de trincheras hasta atravesar el arroyo de las Almagreras donde llegamos a otro búnker en buen estado también y que tras las consabidas fotos, le dimos nuestro adiós para dirigirnos hacia una zona boscosa que escondía los restos destrozados y oxidados de un Diane 6, de cuyos orígenes y motivos que lo llevaron hasta allí, ni la más remota idea.

Siguiendo entre la maleza y los chaparros, se nos presentó uno más que por su dificultad para encontrarlo, era de los menos deteriorados, además de estar situado junto a la trinchera y otras cuevas, se supone para logística, tropa y al parecer almacenamiento de munición.

De aquí se alcanza muy pronto el camino que prosiguiendo entre retamas y algunas encinas nos permite coronar una loma donde se encuentra la casa-refugio del Cerro del Castillejo, en bastante buen estado y dotada de cierto mobiliario, lo que suscitó la curiosidad y las poses fotográficas.

Salimos del refugio descendiendo una pendiente arbolada que muy pronto nos permite divisar los restos de una calera y un hermoso horno de cal bien conservado que nos dispusimos a visitar.

Pero antes y en dirección sur encontramos otro búnker que no pasamos por alto a pesar de que ya era el ¿10?, creo que sí.

Continuando el descenso hacia el oeste, vemos las ruinas de una antigua calera de gran tamaño y es que Quijorna 
fue una gran productora de cal desde el siglo XVII hasta mediados del XX, habiéndose abastecido desde aquí a varias de las grandes obras de Madrid.  Antes de terminar el descenso  y a nuestra derecha vimos a cierta distancia, por lo que se libró de que le perturbáramos su paz, el que iba a ser el último búnker de nuestro recorrido.

La siguiente calera, llama la atención por su tamaño y estado de conservación, seguro que ha sido la última en ser abandonada. Aquí los fotógrafos se pusieron las botas y todo el mundo entró y husmeó sus interioridades.

En los alrededores de la ruta se pudieron observar las canteras donde se extraía la piedra caliza para su transformación en cal por calentamiento de la misma.

Por el camino abajo íbamos, entre retamas, encinas, restos de canteras, ruinas de construcciones, cuando vimos la chatarra de una
cabina de camión que incluso podía pasar por que fuese algún resto de la batalla que hoy hemos recordado.

Pero no, resulta que es de la marca Ebro y cuya fabricación data de los años cincuenta (información facilitada por Paco Nieto). 

Pero eso no importaba, para la euforia que despertó en el personal sentirse ante semejante reliquia que les permitía desplegar la imaginación sobre el final de los escenarios que acabábamos de pisar. Además, claro está, de la ronda de fotos con todo tipo de figuras ocurrentes.

Otra cuestión es, ¿Qué pintan ahí esos restos de chatarra?, a lo mejor como muestra de lo que nunca debió ocurrir.

Dejamos la pista y tomamos otra hacia el sur, rodeada de terrenos de labranza cuyos sembrados luchaban por asomar entre los terrones y que nos llevaría directos a Quijorna

Ya en la entrada del pueblo, Antonio organiza la salida de las estrellas fugaces, que en esta ocasión también coincidía con que debían desplazarse algunos coches hasta Villanueva del Pardillo para recuperar los restantes.

A dos pasos nos encontramos con el restaurante El Águila donde teníamos prevista nuestra comida consistente en un Cocido Madrileño. Mientras llegaban los desplazados por los coches, el resto amenizaba la espera dando buena cuenta de unas cañitas con sus correspondientes aperitivos.

Completado el aforo reservado, nos dispusimos a degustar intensamente nuestra comida, que en todo momento nos llenó de satisfacción por su calidad, cantidad y servicio, realmente uno de los mejores, ¿qué de los mejores?, ¡¡¡el mejor sitio conocido hasta ahora!!!, por su calidad y precio.

Por todo ello, nuestro agradecimiento a los primos Enrique y Marcos Cid por tan acertada recomendación, que esperamos repetir en cualquier otro momento. Por supuesto agradecer al Boss la preparación de la ruta y como no, a nuestros fotógrafos José María y Paco Nieto que con sus comentarios, tanto han ayudado a este humilde e improvisado cronista.

Por tanto y teniendo en cuenta todo lo expuesto, que no es poco, y me disculpo por ello, mi puntuación Madi para esta marcha es de 4,5 sicarias.
Un placer y un abrazo.
JL R. Rubiales

FOTO REPORTAJES

miércoles, 11 de enero de 2017

Excursión 329: La Cabrera de Este a Oeste

FICHA TÉCNICA
Inicio: La Cabrera
Final: La Cabrera
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia:  15,5 Km
Desnivel [+]: 764 m
Desnivel [--]: 765 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: No
Ciclable: No
Valoración: 4
Participantes: 42

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta






















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta

















TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
 
RESUMEN
Después del parón navideño, con tanta fiesta y glotonería, y casi recién estrenado 2017 había muchas ganas de retomar nuestra actividad preferida. El domingo, a la espera estábamos de la convocatoria, que no acababa de llegar; hasta un cierto temor comenzó a circular por redes paralelas del grupo: ¿habrá marcha este miércoles?. Antonio nos tenía en ascuas, pero al fin llegó con un poco de retraso sobre lo habitual, la logística a veces tiene sus cosas.

La propuesta era esplendida, Sierra de la Cabrera con el  Pico de la Miel; ese pico tan orgulloso y elegante él, que se asoma y te vigila siempre que vas o bienes del norte por la N-1. En particular a mí, llevaba preguntándome desde hace varios años cuándo le iba a visitar.

El miércoles, en el aparcamiento del Restaurante Cancho del Águila, comprobábamos que la convocatoria era todo un éxito. Nos juntamos 42 senderomagos, con alguna notable reincorporación después de convalecencia y dos que nos acompañaban por primera vez. Las caras de satisfacción, y las ganas de saludar después del parón, eran evidentes. En la explanada, justo enfrente, teníamos el primer reto del día, el Pico de la Miel.

Comenzamos la ruta circular, de sentido contrario a las agujas del reloj. Nada más empezar a ascender por la cara norte del Pico de la Miel, a la altura del collado de la Tejera, las vistas hacia el NE, con las Cabreras en primer plano y el embalse del Atazar al fondo ya eran estupendas, pero iban ganando en espectacularidad según ganábamos altura.

El día estaba un tanto nuboso y un pelín frío. Algunas nubes se abrían a veces por sectores, y otras tamizaban la luz el sol, ofreciéndonos todo un espectáculo para nuestros ojos y el de nuestras cámaras.

El último tramo para alcanzar el pico de la Miel (1.392 m), sin un claro sendero, lo hicimos trepando cada uno a su aire, por encima del lanchar de rocas redondeadas, con buena inclinación, y que al estar secas, era un placer el cabalgar sobre ellas o zigzaguear, eso sí, enfrentándonos al  fuerte viento que se hacía de notar. Arriba, las vistas en la panorámica circular eran espectaculares. Sorprende ver los coches de la A-1 moviéndose como hormiguitas en fila india con prisa.

Después de bajar cogimos la senda PR-13, que va por el lado norte de la sierra de la Cabrera. En la distancia veíamos un frente de nubes de agua que por algún momento nos hizo temer que terminaríamos la ruta mojados, pero afortunadamente no fue así.

Superado el Cancho de los Brezos, y al abrigo de la loma de las Agujas de la Pedriza, disfrutamos del primer aperitivo, mientras seguíamos contemplando al fondo el embalse de el Atazar.

Después de pasar una zona de retamas, íbamos disfrutando de la multitud de curiosas formaciones rocosas que se sucedían a nuestra izquierda, durante toda la senda, bordeamos El Pornoso, la Peña del Águila, y las Ventanas, para llegar al Collado del Alfrecho, donde despedimos a nuestros compañeros estrellas fugaces, cinco en esta ocasión.

Frente a nosotros estaba el robusto cancho Gordo, la parte más alto de la ruta (1.563 m), que coronamos después de una exigente subida y con trepada final. En la cima el viento era tremendo.

Aprovechamos los restos de una antigua construcción para hacernos alguna foto con ventana al paisaje. En la bajada al abrigo de la mole, nos acomodamos para hacernos la correspondiente foto de grupo.

A continuación de la bajada, retomamos el PR-13, que sigue hasta la altura de la Peña del Tejo, en donde giramos a la izquierda, cruzado la sierra y pasándonos  a la cara sur. Después de otra bajada y en una soleada zona de rocas, aprovechamos para degustar nuestras viandas montañeras, acompañadas de algún trago del solícito vino y liberarnos de parte de la ropa de abrigo.

Reanudada la marcha, dejamos el PR-13, para más adelante hacer un tramo por el GR-10, la senda de vuelta; pedregosa con arena suelta, recordaba al verano: ¿Cuándo llegarán las deseadas lluvias y/o las nieves que se hacen de rogar?  Después de varios repechos con las majestuosas rocas de la Sierra de la Cabrera a nuestra izquierda, al fin avistamos el Monasterio de San Antonio, cerrado en esta ocasión, a diferencia de una anterior excursión allá por el 2012, que tuvo visita cultural incluida.

Para no pasar por el casco urbano de La Cabrera, continuamos camino por senderos, abandonando asimismo el GR-10. Hacia el final nos encontramos una valla que nos supuso tener que hacer un tramo de camino entre jaras, monte a través. Luego, ya por zona de chalets y casi llegando, nos surgen las ganas de la cerveza de la meta final. En este caso pudimos degustar unas estupendas jarras de Estrella Galicia de barril.

Magnifica excursión, 15,5 Kms de recorrido alrededor de la Sierra de la Cabrera, fantástico, ambiente, Madi le concede una puntuación de 4 sicarias.
Ángel R. Otero

FOTO REPORTAJES