PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
RUTA EN WIKILOC
RESUMEN
1.- Que por malicia atribuye mala intención a los hechos y palabras ajenos.
2.- Que contiene malicia
De esta manera, con estas dos acepciones, define en su diccionario la Real Academia de la lengua el adjetivo ‘MALICIOSA’, del latín ‘malitious’.
A ver, que yo no digo que no, pero tampoco me atrevo a decir que si, a lo mejor es a veces si y a veces no, y que si hay que ir se va, pero ir ‘pa na’ es tontería. Pero digo yo que a santo de qué se le llama Maliciosa a LA MALICIOSA, con lo maja que es esa super montaña, que casi parece más bien una cabeza de monja con habito y todo.
Yo había llegado a pensar, al ver la definición del diccionario, que si un día una mujer con malicia le dio de comer a las cabras para que estuvieran permanente en la cumbre mendigando comida a cambio de alguna fotografía, o tal vez si la malicia era de las cabras que se acercan en exceso y a la mínima te quedas sin bocata.
Se diría que su acceso, en especial el sur, es ‘un camino de cabras’, y se verifica viendo la cantidad de cabras que hay. Y si no os lo creéis mirad las fotos de la excursión.
El caso es que, hurgando por ahí, he leído que a esta escarpada montaña se le llama así por lo difícil que resulta llegar a su cima por la cara sur (eso ya lo hemos probado los gemesmanianos), que no así por la cara norte, que es la por la que se suele coronar.
Claro que, ya puestos a hurgar, también he visto que antiguamente la llamaban La Montaña Maldita, o La Maldecida, por el mismo motivo que ahora Maliciosa. Así la definen en El Libro de Montería de Alfonso XI: ‘áspera y negra se trasforma en ocasiones en perversa’ y ‘su roca siempre desolada y desnuda recibe todos los ataques enfurecidos del viento, hielos aguas y sol’ ¡toma ya!.
Y puestos a hurgar más todavía, hay quien la emparenta con Los Montes Malditos del Pirineo, en especial con La Madaleta (3.308 metros), al que yo no he subido, pero seguramente Juan sí, que para eso se sabe Los Piris de memoria.
Anda, mira tú por donde, también hay quien la llama ‘La Monja’, por ‘el parecido al tocado de una religiosa cuando esta cubierta de nieve’ (la montaña, no la monja). Lo que yo decía antes, adivino que soy.
Incluso tiene sus leyendas: ‘
Antiguamente en lo alto de la montaña había un vergel, un auténtico jardín con huerta y todo. Un oasis con agua en abundancia. Las gentes de los alrededores lo veían, pero por más que lo intentaban no podían acceder a él. Únicamente una bruja de un pueblo cercano sabía como hacerlo y gozaba de los frutos del fantástico jardín. La mujer era conocida como “La Maligna“. Un grupo de vecinos decidieron seguirla para ver como llegaba hasta la cima. La bruja, al darse cuenta, montó en cólera, invocó a los poderes más oscuros y se declaró un pavoroso incendio que acabó con el vergel y dejó la montaña completamente vacía de vegetación. Desde entonces La Maligna es simplemente una roca pelada de granito’. De este texto de la leyenda he hecho un corta y pega y me he quedado tan ancho.
Bueno, el caso es que algo tendrá esta gigantesca mole rocosa que hasta aparece en un cuadro de
Velázquez ¿lo sabíais? Yo no. Lo mismo Paz o Antonio Villaverde sí lo sabían, pero yo ¡no!. En concreto en ‘El Príncipe Baltasar Carlos a caballo’. En el que sale un niño, para nada vestido de monte ni campo, subido a un enorme caballo como si nada y encima mirando a cámara, me apuesto a que es un montaje. Y al fondo sale La Maliciosa.
En fin, el caso es que los nombres de los sitios, montañas incluidas, tienen un motivo para tener el nombre que tienen.
Bueno, pues ahora vamos a por otro nombre referente a esta excursión. A ver, el caso es que había un pastorcillo que un día dijo ‘me voy a acercar con mi rebaño hasta aquella nava que veo a lo lejos’. El pobre se pegó la caminata desde su pueblo y resulta que cuando llego la nava esa estaba cerrada, tal vez por descanso del personal, como la Venta Arias.
Se dio media vuelta de regreso, y cuando llego a su pueblo (pongamos que fuese
Matalpino, pero no pienso aventurar sobre el porqué de este nombre), pues los vecinos le preguntaron al pastorcillo: ‘pastorcillo: ¿cómo estaba la nava?’ y el pastorcillo contestó cabizbajo: ’pues la nava estaba cerrada, creo que por descanso del personal’. Y desde ese día, la nava que estaba cerrada, ya tenía nombre, adivináis cual ….. ¡
NAVACERRADA!
Que conste que todo esto el pastorcillo y de cerrado por descanso me lo acabo de inventar. No vaya a ser que el día menos pensado aparezca publicado en Wikipedia.
Vale, pero, investigando resulta que mi invención no está tan descaminada. He leído que ‘su nombre se debe a que está situado sobre una nava, que es como se denomina a la tierra llana que hay entre las montañas, y lo de cerrada viene de los primeros pobladores de la zona, que cerraron todo el territorio para evitar que se saliera el ganado’.
Ya, pero en otro sitio pone: ‘’el nombre viene de ‘nava’, lugar abierto y con escasa vegetación y ‘cerrada’, por no ser transitada a causa de las nieves acumuladas’’.
A saber cual de las dos explicaciones es la correcta, si que alguna lo es, claro.
Y bien, aún queda un punto clave en esta excursión:
LA BOLA DEL MUNDO.
Cuando yo era pequeño, el telediario empezaba con una Bola del Mundo que daba vueltas y tenia antenas. Así que yo pensé, pues se llamara así por eso, como han plantado allí las antenas de televisión, pues eso será. Anda, que curioso, en Wikipedia dan esta misma explicación.
¡Pues no! Hay una antigua leyenda segoviana que dice ‘’Había una pastora muy bella y el diablo pretendía sus favores. Al ser estos negados por ella, el diablo enfurecido subió a lo alto de la montaña y con un palo hizo palanca sobre una gran roca, haciendo girar el mundo cual Bola del Mundo sobre su eje. Desde entonces a este alto se le llama Bola del Mundo’’. ¡este es el auténtico origen del nombre!
Pero a esto también se le llama Alto de Guarramillas, por ser la cumbre más alta de las 4 que componen las Guarramas, o Guarramillas, concretamente la tercera, con 2.265 metros de altitud. Nombre que a su vez viene de Guadarrama (y este lo mismo es porque tenían por ahí un almacén de ramas, o de ranas, vete a saber, no pienso investigarlo).
LA JORNADA
Bueno, después de esta larga letanía, debería centrarme un poco en la excursión en si. Pero: ¿qué poder decir de una excursión tan desconocida que casi ningún montañero conoce?, normal, ¿a quien se le va a ocurrir dejar el coche en el
Puerto de Navacerrada para subir a la Bola y de ahí a La Maliciosa? ¿Qué nuevos mundos (con o sin bola) descubriríamos en esta jornada?
Seré muy breve, que ya va anocheciendo:
Éramos tan solo doce sederomagos (muchos si tenemos en cuenta que estamos en agosto, que no hay ni un árbol y que la jornada no finalizaba en comilona).
Subimos a la
Bola del Mundo por la ladera norte, la que mira a Segovia, dejando a nuestra derecha la pista de ski, alcanzamos la subida de las zetas, hicimos una mini parada en la fuente que está en el camino.
Seguimos ascendiendo por las zetas hasta llegar a la explanada de Guarramilllas y ya estamos en las antenas de La Bola del Mundo. Aquí buscamos una sombra e hicimos el Ángelus. Hicimos también un poco el cabra, imitando a ciertos individuos, sin vértigo, encaramados a un andamio como si nada, a tropecientos metros de altura, en la construcción de un rascacielos neoyorquino.
Para que la aventura de alcanzar la Maliciosa fuera aún más emocionante y peligrosa nos desviamos para ver el cercano nacimiento del rio Manzanares, en la parte alta de
El Ventisquero de la Condesa, y resulta que el río ese nace dentro de una caseta que hay allí (lo mismo es una fuga de un manguito que nunca se arregla y termina convertido en rio).
Por cierto, que no me apetece investigar el nombre del Ventisquero de la Condesa, lo mismo había por allí una condesa de paseo y hacia algo de aire, qué se yo.
Pronto retomamos el sendero que va a La Maliciosa, pasamos por el pluviómetro, en el
Collado del Piornal, al lado de unas vacas. Y, ala, todo cuesta arriba hasta llegar al vértice geodésico de
La Maliciosa (2.227 metros), donde verificamos que efectivamente no hay vergel que valga, solo piedras y cabras, ansiosas por comerse nuestro bocadillo.
Aquí gravamos un breve video cantando el cumpleaños feliz a nuestro compañero Angelito (que no estaba en la excursión, por eso el video). Hacemos muchas fotos: a nosotros, a las cabras y al paisaje.
Comemos (en la medida que las cabras nos lo permitían) y bajamos por el mismo sitio por el que habíamos subido, volvemos a ver el pluviómetro y las vacas, y subimos a La Bola (sin el desvío del ventisquero).
De La Bola al Puerto de Navacerrada bajamos por lo mas fácil: Por la pista asfaltada por la que algún año han subido los ciclistas en la Vuelta a España, eso si tiene merito ¡menudo subidón! ¡Perico, Perico!.
Y se acabó la excusión, en total 12 kilómetros. Sencilla a pesar del desnivel acumulado, 760 metros, resultado de las tres fuertes subidas: del puerto a
La Bola, del pluviómetro a La Maliciosa y del pluviómetro otra vez a La Bola. Rutinaria, de esas de ‘estoy aburrido ¿qué hago esta tarde? pues me subo a La Maliciosa’.
Bueno, finalizó la excursión, pero nos quedaba la cervecita final (algunos cervezona, yo, por ejemplo), a la que nos invitó Begoña, celebrando así su reciente cumpleaños. Gracias Begoña. En la Venta Arias, que no estaba cerrado por descanso del personal.
Y ya está: Sicarias, pues pocas, excursión mas que repetida y monótona. Bueno, me estiraré: 3,5.
Jorge Montero
FOTOS