miércoles, 28 de febrero de 2024

Excursión 754: Ladera norte de Siete Picos

FICHA TÉCNICA
Inicio: Puerto de Navacerrada 
Final: Puerto de Navacerrada
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia: 12,6 Km 
Desnivel [+]: 390 m 
Desnivel [--]: 390 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas/Agua: No/Sí
Ciclable: No
Valoración: 4,5
Participantes: 27

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta



















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta













TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RUTA EN WIKILOC

RUTA EN RELIVE
Ver esta ruta en Relive

RESUMEN
Había nevado días atrás y teníamos ganas de pisar nieve, por lo que Antonio nos preparó esta excursión por las laderas de Siete Picos para recorrer dos de los puertos más importantes de esta cordillera tan querida por nosotros, el de Navacerrada y el de la Fuenfría, en los que la nieve estaba asegurada.

A pesar de que la previsión indicaba que iba a ser un día muy ventoso, amaneció un día si mucho viento, espléndido para caminar. Muy fresquito eso sí, todo el camino por debajo de 0º, pero ya íbamos avisados. 27 senderomagos dispuestos a disfrutar de la que seguramente será la excursión con más nieve de esta temporada.

Nos reunimos en la Venta Dos Castillas para iniciar la subida hacia la pista de El Escaparate. La pista al principio no tenía mucha nieve, desplazada a los laterales por la máquina quitanieves que vimos trabajando.

Como era de esperar, poca gente en el puerto. Al llegar al final de la pista, con la residencia de los Cogorros de frente, algunos se pusieron los pinchitos para no resbalar, la mayoría lo hicimos un poco más adelante, después de atravesar la pista de esquí El Bosque, que afortunadamente tenía poca nieve y que, con las pistas cerradas, estaba libre de esquiadores bajando a toda velocidad como en otras ocasiones.

Ya más seguros con los cramponcillos, seguimos los pasos de Eduardo Schmid Weikan, el que fuera el socio n.º 13 de la Real Sociedad Española de Alpinismo Peñalara, quien en 1926 señalizó esta ruta.

Desde el principio de la senda empezamos a disfrutar de la abundante nieve caída en la zona, que cubría el suelo y los pinos, a los que le daba un inusitado aspecto navideño, mucha más de la que habíamos imaginado, una preciosidad. Poco a poco nos internándonos en el espeso bosque que, en dirección sureste, va ganado suavemente altura por la sombría loma de Siete Picos.

Cruzamos el arroyo del Telégrafo y pasamos junto al tronco del gran pino seco que durante años resistió los envites climatológicos y que ahora yace talado en varios trozos, derrotado por la mano del hombre. Una placa, en uno de sus enormes troncos, lo recuerda. Caminábamos felices por la amplia y cómoda senda, disfrutando como siempre de la compañía y de la buena conversación.

Con apenas un momento de descanso, alcanzamos la Senda de los Cospes, donde por fin paramos a tomarnos el tentempié a la hora del ángelus, resguardados del gélido viento. Una parada cortita para no quedarnos demasiado fríos.

Repuestas las fuerzas, continuamos al encuentro de la fuente de la Fuenfría, donde paramos a hacernos la foto de grupo. Una buena decisión, ya que cuando llegamos al puerto de la Fuenfría, no paramos para evitar el viento que, aquí sí, soplaba con ganas.

Continuamos por la Carretera de la República, para enseguida desviarnos por una senda que sube hacia el Collado Ventoso y que lo bordea paralela a la carretera. Una trocha muy entretenida, más atractiva que la carretera y sin perder tanta cota. Menos mal que nuestros guías se la conocían bien porque nadie había pisado el camino, abundante nieve virgen entre pinitos sólo para nosotros.

A buen paso alcanzamos el Collado Ventoso que, a pesar de su nombre, esta vez no hacía honor a su nombre. Estaba precioso, parecía una postal nórdica.

Paramos un buen rato para inmortalizar el momento y esperar a los más rezagados. Nos hicimos muchas fotos junto a los grandes pinos cargados de nieve, disfrutando de un rato muy agradable, mientras nos reagrupábamos.

Los mojones delimitadores de Segovia con Madrid y un árbol seco caído adorna la planicie que pone fin al macizo de Siete Picos por su lado occidental.

Para amenizar la espera, nos hicimos una divertida foto justo en el límite, los segovianos del lado segoviano y el resto del lado madrileño. Por mucho que empujamos, no conseguimos mover el hito, que parece estar inclinado hacia el lado madrileño. Lo intentaremos la próxima vez.

En lugar de descender por el Camino Schmid, por donde sí volvieron José María y JL Molero, Antonio decidió volver por la senda llamada Umbría de Siete Picos, que conecta con la pista de esquí de fondo, que discurre por la ladera de Siete Picos a pocos metros por encima del Camino Schmid.

En alargada hilera seguimos las huellas que dejaban en la nieve Paco Nieto y a Ángel que se había colocado a la cabeza para intentar no perder el sendero, marcado con puntos azules, pero muy difícil de seguir por la gran cantidad de nieve que lo tapaba por completo.

Con no poco esfuerzo fuimos superando varias pedreras, lanchares y angostos pasos entre retorcidos pinos que hablan por sí solos de los penosos inviernos que soportan.

La travesía parecía alargarse en el tiempo, por lo que Antonio dio la orden de parar a comer, aprovechando unas rocas, nos acomodamos como pudimos para dar cuenta de los congelados bocadillos, tal como la convocatoria decía.

Reanudada la marcha, la pareja de guías, ayudados por el OruxMaps, buscaron la supuesta senda, que se nos había quedado algo más arriba de la parada. Una vez hallada, fuimos siguiendo los puntos azules que daban idea de por dónde iría la senda, que con tanta nieve no era nada evidente.

Algunos íbamos acordándonos del famoso argentino que se fue a Canadá, ya que nuestros deseos de pisar nieve a estas alturas del camino estaban más que cumplidos y por momentos superados. ¡De año en año se me olvida lo que cuesta caminar con nieve!

Alcanzamos el arroyo del Telégrafo, que cruzamos despacio y siempre con ayuda de unos a otros, punto en el que la senda va mejorando progresivamente hasta dar con la pista de esquí de fondo, marcada con huellas del paso reciente de esquiadores.

Aquí ya sí empezamos a cruzarnos con algunos grupos de personas que, avanzado el día, habían decidido como nosotros disfrutar de la nieve.

En agradable descenso, conectamos con el inicio del Camino Schmid, tras cruzar la pista de esquí El Bosque. Nos quitamos los pinchos aprovechando un banco del camino.

Nos esperaban José María y José Luis, que habían vuelto felices y contentos por el Camino Schmid, que con nieve se les había hecho hasta corto.

Juntos descendimos por la carretera de los Cogorros hasta la Venta Dos Castillas, ahora con más niebla que esta mañana, donde celebramos la finalización de la ruta con las consabidas cervezas, pero también esta vez con caldos y cafés para entrar en calor.

Por tan estupendo día de nieve, que ya pensábamos no íbamos a poder disfrutar este año, le concedo 4,5 sacarías a esta excursión.
Leonor Moliz

miércoles, 21 de febrero de 2024

Excursión 753: Pasarelas del río Cega y Arroyo de Santa Águeda

FICHA TÉCNICA
Inicio: La Velilla. Segovia
Final: La Velilla. Segovia
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia: 14,7 Km 
Desnivel [+]: 249 m 
Desnivel [--]: 249 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas/Agua: No/Sí
Ciclable: No
Valoración: 4
Participantes: 31

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta



















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta













TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RUTA EN WIKILOC

RUTA EN RELIVE
Ver esta ruta en Relive

RESUMEN
Amanece el día con tractorada en Madrid en protesta por la precariedad de los trabajadores del campo que hace retrasarse a alguna comunera del GMSMA en la cita que hoy tenemos en La Velilla.

¿Comunera Mariola? Sí y ahora lo explico.

La cita es para recorrer un tramo del río Cega a su paso por la Comunidad de Villa y Tierra de Pedraza, antigua comunidad formada desde los tempos de la Reconquista.

La comunidad actual evoca lo que antaño fuera tierra de comuneros con su propia organización y gestión de los bienes comunes, como la pesca en este tramo del río que hoy visitamos, los bosques o los pastos y con una justicia basada en el principio de iguales ante la ley, indistintamente de su clase o posición y que solo responden ante su fuero interno, antes que al rey.

Los comuneros del GMSMA, comunidad deslocalizada y sin tierra, pero con todo el campo del mundo a su alcance para disfrutarlo y recorrerlo, comparten este lujo o bien común que son las salidas entre semana, y encima con buen ambiente entre sus miembros. Son también libres e iguales en derechos entre sí, como los antiguos comuneros, sin distingos entre sí por riqueza o linaje salvo, podríamos decir, por el color de las estrellas conseguidas en acumulación de excursiones.

Hoy acompañan a su rey Antonio, rey en estrellas, que celebra ni más ni menos que su excursión seiscientas en el ámbito de esta comunidad. No solo es rey, líder campero al que todos siguen, sino el más destacado comunero del GMSMA por el aprovechamiento hecho de nuestro bien común, la pasión por el campo.

Hoy recorremos solo tres de los dieciocho municipios que conforman esta comunidad, en concreto La Velilla, punto de origen y final de la ruta, Pajares de Pedraza y Arahuetes.

El primer tramo de la excursión entre La Velilla y Pajares de Pedraza, tras pasar el llamativo Molino de la Cubeta, con su cascada formada por el azud de agua, recorre la bonita senda de los pescadores, utilizada por éstos para su deporte favorito.

Es un tramo especialmente bonito, con pasarelas de madera, algunas protegidas con cadenas a modo de línea de vida y escaleras hechas de troncos que permiten ir junto al río, por el interior del barranco del Cega.

El tramo se hace dificultoso para ir con mascotas grandes, sobre todo porque no se las puede llevar en brazos. 

El pobre Twitter, pastor alemán de cuarenta kilos se niega en rotundo a descender por estas escaleras de troncos obligando a sus amos a improvisar rutas alternativas al recorrido por lo alto del barranco. 

Afortunadamente no es un barranco muy profundo y enseguida se llega a abrir.

Finalmente logran sortear las dificultades y en un puente sobre el Cega como a tres kilómetros del pueblo, se reagrupa de nuevo el grupo y se aprovecha para rendir pleitesía a Antonio, con el primer homenaje de los comuneros a su rey, haciéndole un pasillo con vítores y alzado de bastones con golpeo de estos.

El tramo hasta Pajares mezcla entornos bucólicos de alamedas y replantaciones de chopos en torno al río Cega, que nace en las inmediaciones de Navafría y contribuye con sus aguas a alimentar al río Duero ya muy cerca de Valladolid, recorre unos ciento cincuenta kilómetros por Segovia y Valladolid.

Pensar en que alguna de estas moléculas de agua del río pudiera acabar en algún vino de Ribera u Oporto que tanto me gustan, me motiva aún más durante el recorrido y me lleva a imaginar que cuando tome un trago de alguno de estos vinos me traerá al recuerdo este día y trataré de buscar la esencia que pueda tener de esta Tierra de Pedraza. 

Vamos paseando junto a su orilla, una vez que se abre el barranco, dejando más alejados los cortados de la Peña de Tuero, donde se atisba algún ave solitaria que nos observa, a su vez a nosotros y a las ruinas de la ermita de la Vega.

Una vez llegados a Pajares, iniciamos lo que será el segundo tramo de la excursión recorriendo el valle del río Santa Águeda. Cruzamos por el puente Pajares el río Cega y nos adentramos en este otro valle, que pasando por claros y zonas de chopos replantados, así como por tupidos bosques de sabinas vamos ascendiendo poco a poco aguas arriba.

En algún claro y al otro lado del río vemos el bonito cerro de Los Castillejos con forma en honor a su nombre y provecho a inmortalizarlo en una foto con Begoña y Marcos en primer plano y el cerro al fondo.

Se sigue avanzando por el rio hasta un punto donde nos encontramos con vallas. Girando a la izquierda se llega a un cruce del río con lanchas de piedra, que es el camino que tomaremos después, pero previamente vamos hacia la derecha por una vereda embarrada que en algún momento abandonamos no sin ciertas dudas, para buscar y acabar comiendo en las ruinas de la ermita de Santa Águeda.

En la ermita nos paramos a comer, mientras Ana y Celia se disponen con disimulo a preparar otra sorpresa homenaje a Antonio. Ana desempaqueta un delicioso bizcocho que adorna con velas y banderines con relación a las seiscientas excursiones, las gracias que le damos por permitirnos disfrutar el campo con él cada miércoles, así como el reconocimiento como boss del grupo.

Yo como un comunero más del GMSMA preferiría reconocerle como rey, porque lo de boss me recuerda más a otros tiempos laborales y además como los antiguos comuneros, diría aquella famosa frase de que las órdenes del rey son de acatar, pero no de obedecer, jajaja que bueno. ¡Qué españoles eran ya estos comuneros! 

Se vive un momento emotivo con el regalo de bizcocho y jarra blasonada con el escudo del GMSMA y nos deleitamos con un trocito de bizcocho que va repartiendo Antonio y que bien podía haber hecho pasar Ana como casero y propio.

Retomamos de nuevo la marcha en el último y tercer tramo entre la ermita derruida de Santa Águeda y La Velilla pasando por Arahuete.

Este tercer tramo de la excursión hacia Arahuete, se hace un poco más caótico por la dificultad de avanzar con la maleza en torno al arroyo.

En teoría no deberíamos haber cruzado el puente de lanchas de piedra y hubiéramos tenido que avanzar por el lado izquierdo del río hasta alcanzar otro paso de troncos ya cerca de la pista hasta el pueblo.

Pero por la incertidumbre en cuanto al estado de este paso por la cantidad de agua que lleva el río se decide ir por la margen derecha hasta que se nos hace imposible avanzar por la maleza, que se abandona haciendo un trochado monte arriba hasta alcanzar la pista.

En Arahuetes aprovechamos para hacernos unas fotos en la casa donde se rodó la serie de Cuéntame cómo pasó, bajo el nombre de Sagrillas en la supuesta casa de los Alcántara donde se hace otra foto del grupo.

Abandonamos el pueblo de Arahuetes, hacia la zona elevada de Las Lastras donde nos encontraremos al otro lado nuestro destino. Según cogemos altura vamos viendo los preciosos campos de cultivo con verdes germinados y marrones de tierra roturada, dejando al pueblo en lo alto del llano, más llamativo y pintoresco que lo que sus calles nos habían ofrecido.

El paisaje desolado, el pueblo por el que no vemos un alma, la tierra comunera por donde nos movemos nos hace recordar los versos de Machado con aquello de “Castilla miserable, ayer dominadora, envuelta en sus andrajos desprecia cuanto ignora...”. 

Y llegando de nuevo al punto de partida en La Velilla vamos deleitándonos con la vista del castillo de Pedraza enmarcado por los altos circundantes y los impresionantes Montes Carpetanos de fondo, cuna de nuestro rio Cega de hoy.

Como es costumbre en el fuero de estos comuneros del GMSMA, me toca calificar la ruta de hoy en este caso con la cantidad de cuatro sicarias. Pese a lo bonito del paisaje segoviano no puedo dejar de solidarizarme con Twitter por lo mal que lo pasó en las pasarelas y con el resto de los desvalidos comuneros atrapados por la maleza junto al río de Santa Águeda, motivo por el cual no otorgo la máxima puntuación. 
César R. Bachiller

miércoles, 14 de febrero de 2024

Excursión 752: Praderas de Zarzalejo

FICHA TÉCNICA
Inicio: Zarzalejo Estación
Final: Zarzalejo Estación
Tiempo: 6 a 7 horas
Distancia: 18 Km 
Desnivel [+]: 294 m 
Desnivel [--]: 294 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas/Agua: No/Sí
Ciclable: Sí
Valoración: 4
Participantes: 47

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta

















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta













TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RUTA EN WIKILOC

RUTA EN RELIVE
Ver esta ruta en Relive

RESUMEN
Otro miércoles, con mochila y bastones en mano, 47 senderomagos y nuestras habituales mascotas, nos reunimos en la plaza de Zarzalejo Estación. No sin antes, tomarnos un pequeño desayuno en La Zarzamora Bar, situado en la misma plaza.

En esta ocasión, antes de iniciar la marcha, en las escaleras de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, posamos para la obligada foto de grupo de José María y su infalible trípode.

Con ganas de disfrutar y pasar una agradable mañana, casi sin darnos cuenta, comenzamos a caminar con rumbo a las dehesas, dejando el helipuerto de Zarzalejo a la derecha. De inmediato nos movemos por estrechos senderos de charcos y barro, preludio de lo que nos esperaba durante toda la excursión.

Cruzamos un primer arroyo y llegamos a la carretera M-532 (de Fresnedillas a El Escorial), a la derecha, el almacén La Serrana Zarzalejo Sociedad Cooperativa, dedicada a la fabricación de alimentos para el ganado.

Seguimos por esta carretera para coger a la derecha una pista de tierra, señalizada como Vía Pecuaria y una indicación con la distancia de 10,3 Km. a Valdemorillo.

Nos desviamos y seguimos por la dehesa hasta llegar a las lagunas de Castrejón, un grupo de lagunas de gran valor, debido a su singularidad y variedad de flora y fauna. Son humedales permanentes de gran fragilidad ecológica, protegidos legalmente por la Comunidad de Madrid. Este bello paraje sirvió de apeadero y abrevadero a los rebaños que trashumaban por la cercana Cañada Real Leonesa.

Bordeando la mayor de las lagunas y con las dehesas a izquierda y derecha, tomamos la pista llamada Colada del Camino de la Crucijada. No estábamos seguros de si era una pista o un arroyo (agua y más agua).

Una pequeña parada para reponer fuerzas y tomar un tentempié. Celia nos endulza la parada, con unos bombones para celebrar su ducentésima excursión, ahí es nada.

Reanudamos la marcha, dejamos la Colada y continuamos por la Cañada Real Leonesa, desvío a la derecha y a sortear el incipiente río Perales, que nace en Las Machotas, cerca de aquí, y, después de 35 kilómetros de recorrido, desemboca en el Alberche, en Aldea del Fresno.

Tras una curva, aparece en nuestro camino la Finca El Pajar Blanco, propiedad de los ganaderos Pérez Villena. Tiene un llamativo tentadero cubierto y un toro de bronce en la entrada. Es una explotación agropecuaria, dedicada a la cría de toros bravos y con instalaciones para diversos eventos.

Tras cruzar la carretera M-532, al final de una pequeña pendiente, aparecen dos impresionantes moles de piedra de granito que conservan labrada la escalera de su anterior uso como observatorio. Está situado en las posiciones del bando republicano de Zarzalejo, que se encontraban enfrentadas a las del bando franquista en Fresnedillas.

En una pequeña finca, vemos unos animales poco frecuentes por estas dehesas. Un avestruz y un emú se acercaron a saludarnos y posaron para nosotros.

Al poco, hicimos una nueva parada para dar buena cuenta de bocatas, frutas, bota de vino y postre de membrillo casero de Carolina.

De nuevo en marcha por un estrecho camino con vallas de piedra y zarzas a ambos lados, yo diría que es servidumbre de paso para las distintas fincas.

Saltando alguna que otra de estas vallas de piedra, llegamos al molino de Manuel Santos Ventura, construido en 1881. Es un molino harinero que utilizaba el agua del arroyo de la Pontezuela o de los Palacios, traída a través de un canal. Destaca la enorme piedra que forma el dintel de entrada a la edificación.

Siguiendo con la ruta, por el camino del Molino Patatero nos encaminamos hacia el rocódromo de las canteras de granito. Nos adentramos en ellas y desde lo más alto, disfrutamos de la espléndida panorámica que nos ofrece. Las Machotas, Zarzalejo y la ciudad de Madrid con sus torres a lo lejos.

Cerca de nosotros, dos jóvenes están haciendo escalada libre en una de las paredes de un gran bloque de granito. Estas canteras marcaron la vida y construcciones del pueblo.

Dejamos las canteras y cruzamos las vías del ferrocarril para llegar de nuevo a la plaza del pueblo de Zarzalejo Estación, inicio y final de nuestra bonita y cómoda ruta.

Tomamos las cervecitas de rigor en el bar La Zarzamora y nos despedimos hasta el miércoles siguiente.

Por la agradable temperatura, por los árboles en flor, por las bonitas dehesas y la magnífica compañía, a esta excusión le otorgo 4 sicarias.
Francisco Rodríguez