miércoles, 17 de agosto de 2016

Excursión 313: Circular a La Granja por El Chorro Grande

FICHA TÉCNICA
Inicio: San Ildefonso
Final: 
San Ildefonso

Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia:  13,1 Km
Desnivel [+]: 550 m
Desnivel [--]: 556 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: Sí
Ciclable: No
Valoración: 4
Participantes: 7

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta






















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
Mapa 3D (archivo kmz)

RUTA EN WIKILOC
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RESUMEN
Cuando el observatorio estadístico del Gmsma publique la revista del 2016, esta excursión aparecerá como la menos concurrida de toda la temporada. Tan solo siete senderomagos acudimos a "la tranquila y fresquita excursión" que Antonio nos había preparado. Fue una excursión diferente, ya que nos permitió poder charlar en grupo e ir comentando la flora que íbamos viendo. Después de esta excursión ya distingo los robles de los manzanos, y la retama de los cambrones.

Por primera vez vino mi hijo, Jorge, el cual quedo encantado con la marcha y con la gente.

Quedamos como de costumbre, pasada la verja del Palacio, y comenzamos la excursión con una temperatura excelente y el cielo lleno de "borreguitos"; ideal para caminar.

A pesar de ser una ruta muy conocida, el camino no está señalizado y hay que estar atentos en la Urbanización Caserío de Urgel para no equivocarnos. Tras pasar una puerta metálica verde entramos en el robledal de Navalosar y comenzamos a ascender, dejando a nuestra derecha el arroyo de Peña Berrueco, que abandonamos más adelante.

Nos llamó la atención un manzano silvestre, cargado de frutos, por lo que quedamos emplazados para finales de septiembre para la recolección.

Después de cruzar el arroyo de la Fuente del Infante y pasar por entre cambrones, llegamos a un pinar y sin llegar a cruzar el arroyo del Chorro Grande, llegamos a la base del citado chorro, donde paramos a comer un tentempié. Tuvieron mucho éxito las pastas armuñanas, a base de almendras.

El Chorro tenía poca agua, pero siempre es impresionante ver los tres tramos del mismo, que juntos sobrepasan los 80 metros de caída, casi vertical. Cuando el agua abunda, es todo un espectáculo.

Allí nos hicimos la foto del grupo y nos deleitamos con las vistas de Segovia y el Embalse del Pontón, incluso Rosa B. y yo cantamos una jota segoviana.

Continuamos ascendiendo, por la derecha del chorro, hasta la parte superior por una senda con una fuerte pendiente. Después de pasar por la zona peligrosa, por lo resbaladizo de las piedras, continuamos ascendiendo hasta una poza, donde Angel V. como es su costumbre se baño. Otras solo se mojaron los pies.

Desde aquí continuamos hacia el suroeste, manteniendo la altura hasta cruzar el arroyo de la Fuente del Infante, para luego ir descendiendo hasta un cortafuegos y la pista que baja del puerto del Reventón. Después de coger un sendero llegamos hasta el esquinazo de los jardines de Palacio. Tras atravesar el arroyo de los Carneros y pasar por la Puerta del Cebo, que según Melchor, era donde al parecer alimentaban (cebaban) a la caza mayor que después cazaban los reyes, llegamos a la Fuente de la Plata donde el grupo se dispuso a comer, salvo dos estrellas fugaces que decidieron comer en un restaurante de la Granja.

El grueso del grupo después de comer continuaron bajando por el puente de los Tres Maderos, para después cruzar la carretera que sube a Navacerrada, llegar al punto de partida tras pasar por el puente del Niño y un Campo de Polo, medio abandonado, que no sabemos qué utilidad tiene y que fue reconstruido por el Gobierno Central cuando éramos ricos.

Como siempre, la excursión acabó con unas cervezas, que Pepa muy amablemente invitó dado su próximo cumpleaños.

Qué mejor fin de curso que una tranquila excursión por tierras segovianas y en un municipio declarado Reserva de la Biosfera , que dispone de las mejores sendas para disfrutar en verano y que está a solo 76 kilómetros de Madrid. Los Borbones lo tenían claro. Por todo ello, la excursión se merece, como mínimo 4 sicarias.

Feliz verano a todos. Nos vemos en septiembre.
Marcos Herrero

FOTOS

miércoles, 10 de agosto de 2016

Excursión 312: La Granja de San Ildefonso - Calderas del río Cambrones

FICHA TÉCNICA
Inicio: San Ildefonso
Final: 
San Ildefonso
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia:  11,9 Km
Desnivel [+]: 226 m
Desnivel [--]: 226 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas y agua: Sí
Ciclable: En parte
Valoración: 4,5
Participantes: 19

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta
























PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta















TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
Mapa 3D (archivo kmz)

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RESUMEN
Las Caldera del río Cambrones son siempre una apuesta segura para para mitigar los calores del estío, y si se añade a ello el poder comer en uno de los muchos restaurantes de La Granja de San Ildefonso, el éxito de la excursión está asegurado.

Con todo esto en mente, salimos de la explana del Palacio de la Granja en la calle Alameda, y haciendo caso a Ángel Vallés, que nos quería enseñar su pueblo, continuamos por la Plaza de los Dolores, la calle de la Reina, donde tiene casa, para salir a lo Borbón, por la Puerta de la Reina.

Giramos a la derecha para proseguir por la calle del Pocillo, con el histórico edificio de la antigua Fábrica de Cristales frente a nosotros, hoy felizmente recuperado como Museo del Vidrio, así hasta llegar a la moderna Fábrica de Vidrio. Allí nos desviamos por el camino de la Mata de la Sauca, siguiendo una sombría pista entre roble melojos, pasando por una finca de la Junta de Castilla y León cerrada, con amenaza de abejas para disuadir a los más atrevidos.

Tras una amplia curva alcanzamos el Rancho de Berrueta, edificio bien conservado y con excelentes vistas de La Granja, continuamos hasta llegar a un paso canadiense que sale a nuestra derecha y que da acceso a una bonita senda que se acerca al río Cambrones hasta cruzarlo por un puente de madera, construido en 2009, y tras cruzar un portón giratorio remontamos el río Cambrones hasta alcanzar una caseta y acequia de captación de agua, en un bonito paraje conocido como llamado La Madre.

Continuamos por una senda que remonta el río Cambrones por su margen derecha, acercándonos al mismo para contemplar la Caldera Primera, que es como por aquí llaman a las pozas.

La buena temperatura del día no invitaba al baño, pero para sorpresa de todos Ángel Vallés, sin pensarlo mucho, se tiró al agua, en consecuencia algunos le seguimos, más por no ser menos, que por tener ganas de probar su helada agua, que lo de caldera es puro engaño, el agua está helada.

Tras salir airosos de la apuesta, volvimos a tomar la senda, ascendiendo una fuerte pendiente que llega a una gran roca que parece vencer las leyes de Isaac Newton y que por más que lo intentamos no logramos mover ni un milímetro.

Continuando por la senda unos pocos metros más, vimos desde lejos la Caldera Segunda, de dificil acceso, por lo que continuamos hasta volver a descender al río, con fuerte pendiente, para contemplar la Caldera Tercera, de la mano de Ángel. Nos quedamos prendados de este idílico rincón, de aguas profundas y cascada preciosa al fondo, dejamos el baño para otra ocasión.

Volvimos a retomar la senda principal que remonta el río, primero algo separada del mismo y sin sombra alguna, y después muy pegada a él, pasando por una fuentecilla de agua muy fresquita y enseguida una poza con gran roca en su centro, justo antes de vadear el río. 


Tras cruzarle, la senda obliga a remontar el repecho de la margen izquierda del río, forzando una pequeña trepada sin mayor dificultad, alcanzando al poco a la Caldera del Guindo, la más grande de todas ellas aunque no la más profunda.

En busca de ella continuamos la trepada, pasando por lo alto de la Caldera de Enmedio, que dejamos a la izquierda por su dificil acceso, llegando así a la Caldera Negra, llamada así por su gran profundidad, que le da una oscura tonalidad a sus aguas.

El regreso lo hicimos volviendo sobre nuestros pasos hasta llegar de nuevo al puente de madera, y la pasarela que accede a la pista que baja hacia San Ildefonso, cruzando el Arroyo del Chorro Grande por el Puente de la Princesa, calle del Pocillo, Puerta de la Reina y Parador, regresando así al punto de inicio, la explanada del Palacio de la Granja.

La celebración de fin de ruta y la comida la hicimos en el bar Segovia, estupendamente atendidos por Belén y Ricardo, dando así por finalizada esta refrescante excursión veraniega.

Por todo ello, bien se merece 4,5 sicarias.
Paco Nieto

FOTO REPORTAJES

miércoles, 3 de agosto de 2016

Excursión 311: Boca del Asno - La Chorranca

FICHA TÉCNICA
Inicio: Boca del Asno
Final: 
Boca del Asno
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia:  17,5 Km
Desnivel [+]: 523 m
Desnivel [--]: 524 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: Sí
Ciclable: En parte
Valoración: 4,5
Participantes: 14

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta















PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
Mapa 3D (archivo kmz)

RUTA EN WIKILOC
Ya había oído yo hablar de La Chorranca como lugar idílico para la vista e idóneo para el verano, así que empecé la marcha todo animoso para satisfacer la curiosidad y disfrutar de lo prometido. Unos cuantos más tenían esta misma disposición, entre ellos Marta y Cesar, que compartían por primera vez con nosotros estos andares. El resto ya conocían el destino, aunque no el trayecto que íbamos a hacer esta vez.

Guiaba el grupo Paco, pero, ¡ojo!, Antonio hizo acto de presencia tras su veraneo parisino, lo que auguraba, ya casi desde el principio, alguna sorpresa que, como es habitual, tiene su doble faceta: Interesantes lugares que descubrir “de paso” y prolongación casi garantizada de la excursión.

Salimos de la Boca del Asno, río Eresma abajo, hasta las primeras casas de antiguos trabajadores de las serrerías de “La Pradera”, denominación que aquí dan a la parte de Valsaín por la que pasa la carretera.

En el camino encontramos un burro estacado que a grandes rebuznos nos pedía “algo”; y debía ser una foto, porque sólo tras hacérsela con Enrique quedó tranquilo. Hasta aquí nos acompañó Angel V., que se volvió para esperarnos al regreso en el punto de partida.

Después de cruzar la carretera, hicimos un alto en la fuente que hay junto al Centro de Educación Ambiental y proseguimos por una senda que conocía Antonio y que recorre las trincheras y otras defensas que utilizó el bando rebelde en la tristemente famosa batalla de La Granja de la Guerra Civil. Las trincheras están restauradas en gran parte y la verdad es que merece la pena conocerlas; más aún si uno recibe las explicaciones históricas que los compañeros más conocedores siempre comparten.

Seguimos subiendo la ladera y pronto llegamos a una acequia umbría por la que corría un reguero de agua fresca, según parece procedente del arroyo de Peñalara y con destino Valsaín. Se agradecía de verdad este sendero y daban ganas de quedarse allí; quizá por ello, se decidió hacer a su vera la paradita para el tentempié.

Andando un poco más, en un claro del bosque destacan unos grandes bolos de granito que forman una cubierta de piedra a la que llaman “La Cueva del Monje”.

Hay una leyenda sobre dicho monje (¡cómo no!) y también hay una pequeña cruz de hierro en lo más alto, a la que se accede por una tosca escalera de mano. Se hizo una pausa para que los más osados accediéramos y enseguida se continuó por un caminito que pino a pino ya se iba empinando.

Pero aún no habíamos hecho méritos suficientes para llegar a la Chorrera: Al desviarse del camino, la senda que seguimos, por la margen derecha del arroyo, no hacía más que encaramarse con pendientes cada vez más acusadas, tanto que algunos llegaron cuando los primeros ya se habían bañado y comido el bocata.

Ahora bien, hay que decir que merece la pena llegar: El salto, que se divide en dos tramos, cada cual con su poza, el hermoso de verdad. En la chorrera superior, que debe tener unos 20 ó 25 metros, el agua se desliza por la piedra formando un tobogán de espuma que finaliza en una pequeña cola de caballo sobre la que uno puede tenderse mientras se remoja.

Tristemente ya tocaba volver, pero, por supuesto, no lo íbamos a hacer por caminos ya trillados. Antonio nos condujo por terreno inexplorado hasta alcanzar la carretera por una puerta próxima al paso del arroyo de Peñalara. Ya sólo era cuestión de llegar al Eresma y remontarlo hasta el punto de partida. Esto lo hicimos por la otra margen del río, siguiendo la Senda de las Pesquerías Reales y aguantando las ganas de bañarnos como unos jabatos.

En La Boca del Asno nos estaba esperando Ángel V. con mesas reservadas junto al bar para tomarnos las merecidas cervezas, muchas de las cuales fueron a cargo de Rosa B. y José Ramón I., que festejaba así su excursión número 100 y su cumpleaños, respectivamente. Y, tras las cervezas, ¿qué mejor que un remojón para volver fresquitos a casa.

Pues nada, allá que fuimos unos cuantos; fue prodigioso sobre todo el baño en la poza de la cascada, del cual creo que no me olvidaré en mucho tiempo…Menos mal que Paco me cuidó con mimo para que no me tragaran las aguas.

Si la chorrera hubiera estado un poquito más abajo, no tengo duda de que Madi hubiera calificado con 5 sicarias esta excursión, pero nos tendremos que conformar con 4’5.
Melchor

FOTO REPORTAJES

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