miércoles, 29 de mayo de 2013

Excursión 136: Torrelodones - Presa del Gasco

FICHA TÉCNICA
Inicio: Torrelodones
Final: Torrelodones
Tiempo: 6 a 7 horas
Distancia: 21,6 km
Desnivel [+]: 366 m
Desnivel [--]: 360 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas y agua:
Ciclable: Sí
Valoración: 4
Participantes: 23

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta




























PERFIL

* Perfil, alturas y distancias de la ruta












TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

Mapa 3D (archivo kmz)


RUTA EN WIKILOC
Ver esta ruta en Wikiloc

RESUMEN

Me hacía mucha ilusión realizar una excursión que partiese de la puerta de mi casa, en Torrelodones, así es que a sugerencia de José María, que quería recorrer el Canal del Guadarrama hasta la presa del Gasco, diseñé esta ruta que cumplía con ambos objetivos.

Los 23 participantes nos reunimos en la plaza de la Constitución de Torrelodones, junto al Ayuntamiento, de donde partimos en dirección a la calle Real, contando de paso la historia de la Posada Real, edificio construido en 1589 y destruido, casi en su totalidad, en el siglo XX, en el que se alojaba con cierta asiduidad el rey Felipe II, en sus desplazamientos desde Madrid hasta el Monasterio de El Escorial.

Continuamos por la rotonda conocida como el Cancho del Dedo Gordo, reproducción artificial de una gran roca que fue demolida cuando construyeron la A-6, llegando enseguida al campo de fútbol, donde giramos a la izquierda para, atravesando el cementerio, dirigirnos hacia el arroyo del Villarejo. 

Una senda bien marcada que pasa por su margen derecha nos guió por la conocida como Área Homogénea Norte, rica extensión floral que a pesar de estar protegida por pertenecer al Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares, no se libró de la especulación y fue objeto de un intenso debate durante las legislaturas como alcalde de Carlos Galbeño, que pretendía revisar la calificación urbanística de estas 128 hectáreas para construir viviendas, oficinas y un campo de golf, al final se impuso la cordura y un informe desfavorable de la Dirección General de Evaluación Ambiental de la Comunidad de Madrid, lo calificó de inviable, permitiendo que hoy podamos disfrutarlo recorriéndole en plena explosión de colorido primaveral.

Tras alcanzar el arroyo del Pretil y posteriormente el de Trofa, donde desemboca el anterior, nos acercamos a rodear el embalse de los Peñascales o de Gabriel Enríquez de la Orden, construido en 1962 y cuyas serenas aguas han propiciado una ribera poblada por sotos, fresnos y encinares carpetanos.

Del embalse nos dirigimos hacia Las Matas, para cruzar por una pasarela las vías del tren, y bajo un puente, la A-6, para así adentrarnos en el Canal del Guadarrama, momento que aprovechamos para tomar un aperitivo mientras esperábamos a los más rezagados.

Repuestas las fuerzas, recorrimos el Canal del Guadarrama, ciclópea obra que pretendía realizar un canal navegable de 771 km, que, salvando un desnivel de 700 m, hubiese unido fluvialmente la ciudad de Madrid con el océano Atlántico, partiendo de una presa que habría de construirse a la altura de Torrelodones, enlazaría las cuencas de los ríos Guadarrama, Manzanares, Jarama, Tajo, Riansares, Záncara, Jabalón, Guarrizas, Guadalén, Guadalimar y Guadalquivir. Sólo pudieron ejecutarse los primeros 27 km del canal y la Presa de El Gasco, su embalse regulador.

Fue muy agradable recorrer, entre pinos, fresnos, sauces y encinas, la docena de meandros que el canal tiene hasta llegar a la Presa del Gasco, un inmenso muro diseñado, en su momento, como la presa más alta del mundo, con 93 metros. De este proyecto, sólo se conserva un lienzo de 53 m de altura y 251 de longitud, con una anchura que oscila entre los 72 m de la base y los cuatro de la parte superior.

Y es que el infortunio hizo que el 14 de mayo de 1799 se derrumbara, después de que una terrible tormenta, parte del muro meridional, dejando al descubierto sus juntas laterales y muros transversales, cuando se llevaban 53 metros construidos y 12 años invertidos.

Comimos en el privilegiado mirador en el que se ha convertido la presa, que los siglos han coronado de encinas y enebros, mientras nos asomábamos a sus precipicios, no aptos para gente con vértigo, pensando en el triste final del ingeniero francés  Carlos Lemaur, al que se debió la iniciativa de su construcción, y que se suicidó, antes de iniciarse las obras. Tampoco sus hijos, continuadores del proyecto, lograron verlo acabado, permaneciendo desde el día de la tormenta tal como lo contemplamos hoy.

Reconfortados por las impresionantes vistas desde la presa, volvimos sobre nuestros pasos hasta reencontrarnos con el plácido pinarcillo donde aflora el canal a nuestra vista, iniciando desde él un prolongado ascenso hasta Torrelodones, pasando por el Cerro Gurugú, a cuyos pies están situadas las Casas de Panarrás y, un poco más adelante, la Casa del Enebrillo.

Tras cruzar las vías del ferrocarril por un puente y remontar la parte oriental de la urbanización Las Marías, una vista medieval nos sorprende: la torre de los Lodones.

La atalaya toma su nombre del almez, árbol que también es conocido como lodón o lotonero y que era abundante en su enclave y por extensión, el caserío surgido a sus pies acabó llamándose Torrelodones.

Fue erigida en algún momento indeterminado del período omeya de Al-Ándalus, entre los siglos IX y XI y formaba parte del muy jerarquizado sistema defensivo omeya de la Marca Media, que tenía su centro en Toledo.

A todos les hizo ilusión poder estar a los pies de esta torre de leyenda, tras verla a lo lejos cada vez que se pasa por la A-6, además las vistas desde ella son especialmente bellas, llegándose a divisar la Bola del Mundo y más cercano, el Palacio del Canto del Pico, como levantado en un pedestal.

Por una empinada pendiente, bajamos hasta el pueblo, acercándonos a contemplar  desde la explanada exterior, delante de su atrio, la iglesia de la Asunción de Nuestra Señora (s. XVI) y bajando en dirección al Ayuntamiento, la fuente del Caño, construida en 1591 durante el reinado de Felipe II, al poco de finalizar las obras del Monastario de San Lorenzo de El Escorial, siendo una de las fuentes monumentales más antiguas de la Comunidad de Madrid.

Y llegados de nuevo a la plaza del Ayuntamiento, celebramos el fin de la excursión en uno de los bares cercanos, donde antaño se alojaban las caballerizas de los nobles y corte que pernoctaban en la Posada Real, camino de El Escorial.

Finalizamos así esta histórica y cultural excursión que tuve el privilegio de guiar para mostrar algunos de los lugares más emblemáticos de mi pueblo y que se ha merecido 4 Sicarias.
Paco Nieto

FOTOREPORTAJES
Fotoreportaje de José María Pérez

FOTOS

miércoles, 22 de mayo de 2013

Excursión 135: Puerto de Somosierra - Buitrago del Lozoya

FICHA TÉCNICA
Inicio: Puerto de Somosierra
Final: Buitrago del Lozoya
Tiempo: 6 a 7 horas
Distancia: 27,5 km
Desnivel [+]: 595 m
Desnivel [--]: 1021 m
Tipo: Sólo ida
Dificultad: Alta
Pozas/Agua: Sí/Sí
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 21

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta




















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

Mapa 3D (archivo kmz) 

RUTA EN WIKILOC
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RESUMEN

Excursión que nos llevó desde el Puerto de Somosierra a Buitrago del Lozoya, ascendiendo por el Camino de las Minas al Alto de la Era y la fuente de la Majada Teresa, desde la que bajamos a la antigua mina de plata y de allí a Horcajuelo de la Sierra.

Continuamos descendiendo por el Cordel del Samoral hasta alcanzar la carretera M-137, que seguimos durante un tramo, pasando por el puente que salva el arroyo Madarquillos o de la Puebla.

Continuando por la Colada de la Zarcilla, dejamos a nuestra izquierda a Gandullas, continuando hasta Venta de Mea, tras cruzar el arroyo de las Cárcavas, desde donde, siguiendo el antiguo trazado de la N-I, llegamos enseguida a Buitrago del Lozoya.
Paco Nieto

Última etapa de la ruta “Tres Cantos – Somosierra” que empezamos en la excursión 123 y que será recordada como la excursión de la canica.

Antonio nos la presentó como “En coche la bajada es evidente desde el puerto, una canica llegaría a Buitrago sin ningún empujón, pero nosotros seguro que nos encontramos algún que otro repechón...” y efectivamente, la marcha fue un yoyo.


Salimos del pueblo de Somosierra, paso natural entre las dos Castillas que, con sus 1.434m de altitud, es el núcleo más alto de la Comunidad de Madrid. Es también la puerta de entrada de todos los vientos, nieblas y demás inclemencias que vienen del norte camino de Madrid. En el 2005, se congeló hasta el agua bendita de la pila de la iglesia. No por nada, tienen un gran frontón cubierto.


Dejamos los coches delante de La Ermita de Nuestra Señora de la Soledad que posee la imagen de una virgen polaca. Dentro, pudimos ver unas placas en memoria de los españoles y polacos que dieron su vida en la Batalla de Somosierra.


He encontrado en internet la historia de la batalla contada por un bloguero viajero llamado Andrés Campos que merece ser leída:


“El 30 de noviembre de 1808, día de niebla y de san Andrés, Napoleón estaba que se subía por las paredes de Somosierra. El emperador tenía prisa por llegar a Madrid para reponer en el trono a su hermano José, a quien los revoltosos de mayo habían propinado un puntapié en el 'derrière'. Pero el general San Juan, apostado en el puerto con tres baterías de artillería, se empeñaba en llenarle de agujeros las ordenadas filas de su Grande Armée. Así que, en vista de que la infantería empezaba a mostrar el ojoso aspecto de un queso de Gruyère, el corso ordenó a Montbrun que ganara el paso al frente de un escuadrón del regimiento polaco de caballería. Y Montbrun lo ganó como Pirro, perdiendo a la mitad de sus hombres. 

Ecos de aquella carga suicida perduran en Somosierra. En la ermita de Nuestra Señora de la Soledad, una placa de bronce junto a la puerta memora el intrépido asalto: en la lengua de los valientes y en castellano. Dentro, una oscura imagen de la Virgen de Czestochowa, la más dilecta de Juan Pablo II, vela el postrer sueño de aquellos centauros polacos que vinieron a morir entre las gélidas montañas de una tierra famosamente soleada. Y en la penumbra del santuario, a poca fe que se tenga, oyese un rumor como de tormenta lejana, como de agua despeñándose desde la más alta de las cumbres, como de caballos galopando por las brumas de la eternidad”.


Ese “rumor como de tormenta lejana” que narra, de forma algo exagerada este colega senderista, no es otro que la mayor cascada de Madrid: El arroyo de la Peña del Chorro.


Lo cuenta así:: 

Las cascadas del Purgatorio, la Chorrera de San Mamés o los saltos del alto Manzanares permanecen alejados de los caminos y de las posibilidades físicas del común de los madrileños, mientras que el Chorro de Somosierra cae a un kilómetro del pueblo, y encima dobla a aquellos en grandor. 

El arroyo de la Peña del Chorro, que nace en la vertiente occidental del pico de las Tres Provincias –así llamado porque en sus 2.129 metros de alteza limitan Madrid, Segovia y Guadalajara–, está predestinado desde la fuente a alcanzar muy altos vuelos, pues allí lo veis, a dos pasos de sus manaderos, lanzándose al vacío en varios saltos rugientes y vaporosos, el mayor de los cuales frisa los 50 metros”. 
BUENA RAZÓN PARA OTRA FUTURA EXCURSIÓN POR SOMOSIERRA…


Pero volviendo a lo nuestro, esta marcha ha sido la más larga jamás recorrida por el GMSMA – Nuevo 
récord: casi 28 km – solo superada por aquella jornada Cercedilla –Segovia de más de casi 29 km realizada (A finales de junio!!!) por un grupito muy reducido.


La marcha ha sido dura por su longitud y porque ha habido una parte por asfalto, abrasador para los pies y también por culpa de otro tramo, corto pero “desagradable”, por un camino cenagoso y nauseabundo. Pero el resto del recorrido ha sido un placer para todos los sentidos. Tapices de flores y olores a primavera. Agua por doquier y vistas impresionantes.


Hemos estado en la boca de entrada a las antiguas minas de plata de San Francisco de Horcajuelo. Dentro del túnel, bien conservado pero no recomendable adentrarse mucho en él, nos hemos hecho una buena idea de lo que pudo ser toda la infraestructura de las galerías.


La parada para los bocatas tuvo lugar en el Bar Centro “Social” de Horcajuelo de la Sierra, uno de los pueblos más bonito de la Comunidad de Madrid. José Luis Hergueta, orgulloso de la hazaña de su Atlético, invitó a las bebidas. Y también porque se iba a Brasil… ¿volverá???


Después de 7 horas andando, por fin llegamos a Buitrago donde nos esperaban las consabidas cervezas y refrescos y la animada charla con los comentarios de la marcha.


De repente, vimos a José María yendo y viniendo por todas las calles del pueblo. Algunos pensaron que buscaba tabaco, pan etc.… y la peña terminó diciendo que seguro eran drogas o algún petit c…  Pero no, el bueno de J.M. buscaba la famosa canica que echó Antonio a rodar en Somosierra. Finalmente la encontró y se la entregó a Antonio para regocijo del Boss.


Y como colofón a esta maravillosa jornada, que solo unos pocos afortunados tuvimos la suerte de vivir, nos esperaba una experiencia IMPRESIONANTE, INOLVIDABLE, ÚNICA: volver a Somosierra a por el resto de los coches en el coche de Paco, el Porsche Cayenne Turbo, 500CV y una aceleración de 0 a 100 km/h en 4,7 segundos.


La agencia de rating Madi Senderismo, ha decido premiar a esta bonita excursión con su nota máxima de 5 Sicarias.

Antolín
FOTOS

martes, 14 de mayo de 2013

Excursión 134: Cuerda de las Cabrillas

FICHA TÉCNICA
Inicio: Puerto de Navacerrada
Finalización: 
Posada Real. Navacerrada
Tiempo: 3 a 4 horas
Distancia: 8,3 km
Desnivel [+]: 272 m
Desnivel [--]: 820 m
Tipo: Sólo ida
Dificultad: Alta
Pozas y agua: No
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 15

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta






















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

Mapa 3D (archivo kmz)

RUTA EN WIKILOC
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RESUMEN

Divertida excursión desde el Puerto de Navacerrada para conocer y recorrer la Cuerda de las Cabrillas, todo un rosario de riscos cercanos a los dos mil metros de altura, que se erigen al sur del puerto de Navacerrada y corren paralelos a la sierra de la Maliciosa.

La ruta prometía ser fácil y de BAJADA según la convocatoria de Antonio, lo que animó a Rosa D. a reincorporarse al grupo, pero no contábamos que la subida por la senda que va del puerto al collado de la cuerda no era precisamente de bajada, ni que a Juan, planificador de la ruta, le pareció más divertido sortear todos los riscos que se encuentran en la espina dorsal, nunca mejor dicho, de la cuerda que rodearlos por la apacible senda que corre paralela a ella, en la vertiente del valle de la Barranca.

Pero el resultado final ganó en vistas y diversión, lo primero porque desde lo alto de cada risco pudimos disfrutar de la incomparable visión de la Bola del Mundo, La Maliciosa, el Valle de la Barranca, Navacerrada, mirando al este, y de  Cercedilla, el Valle de la Fuenfría, el de Navalmedio, La Peñota, Peña el Águila y Siete Picos mirando al oeste. Y lo segundo porque trepar y destrepar riscos es más apasionante que andar por cómodo camino, aunque eso sí, más arriesgado y exigente.

Así que, una vez en la cuerda, superamos, a modo de aperitivo, el Risco de Emburriaderos, que con sus 1959 metros es el más alto de todos, aunque no el más escarpado ni complicado. A continuación, una vez envalentonados tras llegar al Collado de Emburriaderos (1.847 m), le hincamos el diente a Peña Orcón, un hueso, más difícil de roer, compuesta por varios riscos, el de mayor altura de 1.879 metros, que pusieron a prueba nuestras dotes de sortear piedras y más piedras, aunque desde ellas, hay que confesarlo, obtuvimos las mejores panorámicas de la zona.

En uno de estos riscos de Peña Orcón, paramos para tomar el aperitivo, con espléndidas vistas a Siete Picos y el Valle de la Fuenfría, y desde el que pudimos ver cómo el tren de Cotos subía desde Cercedilla.

Después de ésto, subir la roma Peña Pintada (1.858 m)  fue un paseo, como la bajada desde ésta al Mirador de las Canchas (1.765 m), palco de lujo para contemplar La Maliciosa, que en esta ocasión estaba medio oculta por las incesantes nubes que nos acompañaron durante toda la excursión.

Desde el Mirador de las Canchas bajamos por la senda que esquiva las múltiples curvas de la pista que conduce a la explanada donde hasta el año 1994 estaba situado un lugar de leyenda: el Real Sanatorio de Guadarrama, más conocido como 'Walpurgis', desde que en sus ruinas se rodara la película La noche de Walpurgis (1971), desde allí, en rápido descenso y bordeando Peña Entorcal nos llevó a la Fonda Real, final de nuestro recorrido, de 8,3 km, a poco de comenzar a llover y granizar con fuerza.

Como broche final degustamos, una vez más, el rico cocido de las Postas, amenizado por un virtuoso del piano, José María Clayderman, y la voz del tenor Joaquín Pavarotti. La copa final nos la tomamos a la salud de la madre de Paco R, que cumplía años.

Por lo entretenida y las impresionantes vistas que pudimos contemplar, amén de la organización y final feliz, la agencia Madis ha otorgado 5 sicarias a esta emotiva excursión.
Paco Nieto

Fotos de Antolín
Fotos de Antonio López

miércoles, 8 de mayo de 2013

Excursión 133: Travesía del Ocejón

FICHA TÉCNICA
Inicio: Valverde de los Arroyos
Final: Majaelrayo
Tiempo: 6 a 7 horas
Distancia: 14,3 km
Desnivel [+]: 859 m
Desnivel [--]: 926 m
Tipo: Sólo ida
Dificultad: Alta
Pozas y agua:
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 26

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta












 












PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta















TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RESUMEN
El Ocejón es una montaña enclavada en la Sierra de Ayllón, en la provincia de Guadalajara. Su cumbre, fácilmente accesible sin nieve, está a 2.049 metros sobre el nivel del mar. Aquí hay más información.

Subimos desde un precioso pueblo "negro" llamado Valverde de los Arroyos. En el camino, nos desviamos un poco para ver la Chorrera de Despeñalagua, que es una cascada que arroja las aguas del arroyo que remontamos (arroyo de La Pineda) y que tiene que estaba espectacular en estas fechas.

Tras alcanzar la cumbre y disfrutar de unas vistas que no puedo describir, nos encaminamos en bajada hacia otro pueblo "negro", Majaelrayo, atravesando un robledal que estaba empezando a verdear (la primavera es lo que tiene).

Las dos rutas más comunes para alcanzar su cima parten, una de Valverde de los Arroyos y otra, de Majaelrayo. Ambas localidades tienen su fama por formar parte de la conocida “Ruta de los Pueblos Negros de Guadalajara”. Posiblemente sea Majaelrayo el punto de partida más frecuentado.

Es difícil decidir cuál de las dos rutas es más atractiva. Partiendo de Majaelrayo y si es otoño, podemos disfrutar del ocre de los robles compitiendo con un juego de colores que van desde el verde sobrio de la jara hasta el gris del gneis o el negro de las pizarras que sustentan la cumbre. Y en primavera, Valverde de los Arroyos nos abre el camino para disfrutar del romper del arroyo que alimenta la Chorrera de Despeñalagua o de la brillante gayuba que tapiza el último kilómetro de la ascensión a la cumbre.

Como era difícil decidir, nos quedamos con lo mejor de las dos opciones. Subimos desde Valverde, y aprovechando el agua y la nieve que han caído, vimos lucirse a Despeñalagua mientras nos tomamos el aperitivo.

Después, alcanzamos el viejo camino que usaban los lugareños y comerciantes para comunicarse con los vecinos, el Camino de Majaelrayo, que nos acercó al inicio de la pala norte (se entiende por una pala es una ladera amplia y plana o ligeramente cóncava que normalmente da acceso a una cumbre o a un collado).

Ganamos altura paseando sobre una alfombra verde y gris y, con el resuello un poco resentido, alcanzamos la cumbre. De las vistas no hablamos.

La bajada la hicimos destejiendo la ruta normal de Majaelrayo. No es otoño, pero en primavera, los robles tienen algo que decir y las jaras se preparan para florecer. Frente a nosotros, según bajamos del Collado Perdices, podemos distinguir Majaelrayo, Campillo de Ranas, Roblelacasa…Pueblos negros…Y las montañas que nos separan de Patones.

Echamos la jornada completa. En Majaelrayo nos esperaba la Ceveza, la Fanta y la Coca-cola-fría-sin hielo-con limón y, de botella verde y en vaso fino, y el autobús que nos devolvió a casa pasando antes por una pequeña ciudad encantada, próxima a Tamajón, y disfrutando de los mil colores del atardecer.

Por todo ello, la agencia Madis ha otorgado, por unanimidad, 5 sicarias a esta estupenda excursión.
Juan 

En las 132 excursiones anteriores hemos dado satisfacción a nuestros sentidos: a la vista, en casi todas ellas; al gusto, Bar Manolo, Las Postas,…..; al olfato, recuerdo especialmente la del Cerro de san Benito; al tacto, sobre todo en La Pedriza; pero dejadme decir que, para mí la excursión de ayer la 133 fue la excursión del oído y tengo mis razones para afirmarlo.

Hemos escuchado:

-el zumbido. De las laboriosas abejas en el cerezo a la salida de Valverde de los Arroyos,
-el rugido. De la chorrera de Despeñalagua que desapareció bruscamente al pasar tras unos riscos.
-las voces. Del coro lírico del GMSMA en la cumbre del Ocejón, convocando a la lluvia que no tardó en llegar.
-el tintineo. De las pizarras a nuestro paso bajando del Ocejón.
-el silencio. De las tranquilas piedras de la Pequeña Ciudad Encantada.

De nuevo gracias a Juan, a Antonio y a todos los compañeros.
José María Pérez
FOTOS
Fotos de Ángel de la Hoz
Fotos de Antolín
Fotos de Antonio Domínguez
Fotos de Antonio López
Fotos de Antonio Villaverde
Fotos de Javier Móndejar
Fotos de José Luis Benavente
Fotos de Paco Nieto