Inicio: Torrelodones
Final: Torrelodones
Tiempo: 6 a 7 horas
Distancia: 21,6 km
Desnivel [+]: 366 m
Desnivel [--]: 360 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Dificultad: Baja
Pozas y agua: Sí
Ciclable: Sí
Ciclable: Sí
Valoración: 4
Participantes: 23
MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta
PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta
TRACK
* Track de la ruta (archivo gpx)
PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
* Mapa 3D (archivo kmz)
RUTA EN WIKILOC
* Ver esta ruta en Wikiloc
RESUMEN
Me hacía mucha ilusión realizar
una excursión que partiese de la puerta de mi casa, en Torrelodones, así es que
a sugerencia de José María, que quería recorrer el Canal del Guadarrama hasta
la presa del Gasco, diseñé esta ruta que cumplía con ambos objetivos.
Los 23 participantes nos reunimos
en la plaza de la Constitución de Torrelodones, junto al Ayuntamiento, de donde
partimos en dirección a la calle Real, contando de paso la historia de la Posada
Real, edificio construido en 1589 y destruido, casi en su totalidad, en el
siglo XX, en el que se alojaba con cierta asiduidad el rey Felipe II, en sus
desplazamientos desde Madrid hasta el Monasterio de El Escorial.
Continuamos por la rotonda
conocida como el Cancho del Dedo Gordo, reproducción artificial de una gran
roca que fue demolida cuando construyeron la A-6, llegando enseguida al campo
de fútbol, donde giramos a la izquierda para, atravesando el cementerio,
dirigirnos hacia el arroyo del Villarejo.
Una senda bien marcada que pasa por
su margen derecha nos guió por la conocida como Área Homogénea Norte, rica
extensión floral que a pesar de estar protegida por pertenecer al Parque
Regional de la Cuenca Alta del Manzanares, no se libró de la especulación y
fue objeto de un intenso debate durante las legislaturas como alcalde de
Carlos Galbeño, que pretendía revisar la calificación urbanística de estas 128
hectáreas para construir viviendas, oficinas y un campo de golf, al final se
impuso la cordura y un informe desfavorable de la Dirección General de
Evaluación Ambiental de la Comunidad de Madrid, lo calificó de inviable,
permitiendo que hoy podamos disfrutarlo recorriéndole en plena explosión de
colorido primaveral.
Tras alcanzar el arroyo del Pretil
y posteriormente el de Trofa, donde desemboca el anterior, nos acercamos a
rodear el embalse de los Peñascales o de Gabriel Enríquez de la Orden,
construido en 1962 y cuyas serenas aguas han propiciado una ribera poblada por
sotos, fresnos y encinares carpetanos.
Del embalse nos dirigimos hacia
Las Matas, para cruzar por una pasarela las vías del tren, y bajo un puente, la
A-6, para así adentrarnos en el Canal del Guadarrama, momento que aprovechamos
para tomar un aperitivo mientras esperábamos a los más rezagados.
Repuestas las fuerzas, recorrimos
el Canal del Guadarrama, ciclópea obra que pretendía realizar un canal
navegable de 771 km, que, salvando un desnivel de 700 m, hubiese unido
fluvialmente la ciudad de Madrid con el océano Atlántico, partiendo de una
presa que habría de construirse a la altura de Torrelodones, enlazaría las
cuencas de los ríos Guadarrama, Manzanares, Jarama, Tajo, Riansares, Záncara,
Jabalón, Guarrizas, Guadalén, Guadalimar y Guadalquivir. Sólo pudieron
ejecutarse los primeros 27 km del canal y la Presa de El Gasco, su embalse
regulador.
Fue muy agradable recorrer, entre
pinos, fresnos, sauces y encinas, la docena de meandros que el canal tiene
hasta llegar a la Presa del Gasco, un inmenso muro diseñado, en su momento,
como la presa más alta del mundo, con 93 metros. De este proyecto, sólo se
conserva un lienzo de 53 m de altura y 251 de longitud, con una anchura que
oscila entre los 72 m de la base y los cuatro de la parte superior.
Y es que el infortunio hizo que
el 14 de mayo de 1799 se derrumbara, después de que una terrible tormenta,
parte del muro meridional, dejando al descubierto sus juntas laterales y muros
transversales, cuando se llevaban 53 metros construidos y 12 años invertidos.
Comimos en el privilegiado
mirador en el que se ha convertido la presa, que los siglos han coronado de
encinas y enebros, mientras nos asomábamos a sus precipicios, no aptos para
gente con vértigo, pensando en el triste final del ingeniero francés Carlos Lemaur, al que se debió la iniciativa de
su construcción, y que se suicidó, antes de iniciarse las obras. Tampoco sus
hijos, continuadores del proyecto, lograron verlo acabado, permaneciendo desde
el día de la tormenta tal como lo contemplamos hoy.
Reconfortados por las
impresionantes vistas desde la presa, volvimos sobre nuestros pasos hasta
reencontrarnos con el plácido pinarcillo donde aflora el canal a nuestra vista,
iniciando desde él un prolongado ascenso hasta Torrelodones, pasando por el
Cerro Gurugú, a cuyos pies están situadas las Casas de Panarrás y, un poco más
adelante, la Casa del Enebrillo.
Tras cruzar las vías del
ferrocarril por un puente y remontar la parte oriental de la urbanización Las
Marías, una vista medieval nos sorprende: la torre de los Lodones.
La atalaya toma su nombre del
almez, árbol que también es conocido como lodón o lotonero y que era abundante
en su enclave y por extensión, el caserío surgido a sus pies acabó llamándose
Torrelodones.
Fue erigida en algún momento indeterminado del período omeya de Al-Ándalus, entre los siglos IX y XI y formaba parte del muy jerarquizado sistema defensivo omeya de la Marca Media, que tenía su centro en Toledo.
Fue erigida en algún momento indeterminado del período omeya de Al-Ándalus, entre los siglos IX y XI y formaba parte del muy jerarquizado sistema defensivo omeya de la Marca Media, que tenía su centro en Toledo.
A todos les hizo ilusión poder
estar a los pies de esta torre de leyenda, tras verla a lo lejos cada vez que se pasa por la
A-6, además las vistas desde ella son especialmente bellas, llegándose a
divisar la Bola del Mundo y más cercano, el Palacio del Canto del Pico, como
levantado en un pedestal.
Por una empinada pendiente,
bajamos hasta el pueblo, acercándonos a contemplar desde la explanada exterior, delante de su
atrio, la iglesia de la Asunción de Nuestra Señora (s. XVI) y bajando en
dirección al Ayuntamiento, la fuente del Caño, construida en 1591 durante el
reinado de Felipe II, al poco de finalizar las obras del Monastario de San
Lorenzo de El Escorial, siendo una de las fuentes monumentales más antiguas de
la Comunidad de Madrid.
Y llegados de nuevo a la plaza
del Ayuntamiento, celebramos el fin de la excursión en uno de los bares
cercanos, donde antaño se alojaban las caballerizas de los nobles y corte que
pernoctaban en la Posada Real, camino de El Escorial.
Finalizamos así esta histórica y cultural excursión que tuve el privilegio de guiar para mostrar algunos de los lugares más emblemáticos de mi pueblo y que se ha merecido 4 Sicarias.
Finalizamos así esta histórica y cultural excursión que tuve el privilegio de guiar para mostrar algunos de los lugares más emblemáticos de mi pueblo y que se ha merecido 4 Sicarias.
Paco Nieto
FOTOREPORTAJES
* Fotoreportaje de José María Pérez
FOTOS