miércoles, 27 de diciembre de 2023

Excursión 746: Paseo por la Jarosa

FICHA TÉCNICA
Inicio: La Jarosa. Guadarrama 
Final: La Jarosa. Guadarrama
Tiempo: 6 a 7 horas
Distancia: 16,6 Km 
Desnivel [+]: 596 m 
Desnivel [--]: 596 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas/Agua: Sí/Sí
Ciclable: En parte
Valoración: 4
Participantes: 34

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta

















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta













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RESUMEN
Hace un día espléndido de invierno para caminar por La Jarosa. Luce un sol que se hace querer y presagia una caminata agradable y unas vistas despejadas. Aunque hace fresquito, nada comparado con el frío que de mañanita se colaba hasta los huesos en cotas más bajas, como en Madrid, sin ir más lejos.

Además de con muchos de los habituales senderomagos, hoy, al estar de vacaciones escolares, contamos con la presencia de dos promesas de la montaña, que con sus ocho años están dispuestos a todo: Gonzalo, al que ya conocemos de algunas ocasiones anteriores, y Ariadna, quien irá cogiendo confianza según andamos y hará piña con Gonzalo para pasarlo de lo lindo.

Como ya hemos andado mucho por La Jarosa anteriormente, la organización ya no sabe qué hacer para sorprendernos, así que ha decidido que repetiremos una de las rutas más bonitas e interesantes, pero haciéndola al revés de lo habitual. Lo cierto es que nunca hay dos rutas iguales aunque se repita el recorrido, ya que las sensaciones siempre son diferentes; así que, haciéndola al revés, va a ser la repanocha. (guiño, guiño…)

Empezamos subiendo hasta los búnkeres y otros restos de la guerra civil del bando sublevado, en el área de la Solana de la Fuente de la Teja. La subidita se hace sin darse cuenta conversando entre unos y otros.

Luego bajamos hasta la Fuente del Horcajo, que mana dejando un rastro de hielo ya medio derretido por el sol; es un entorno idílico y allí, al calorcito del astro rey, nos aprestamos a tomar el tentempié a la hora justa del Ángelus; Ana Ch. nos regala con unos minitoblerones que están de rechupete; para redondear el momento, nos hacemos la foto de grupo y nos quedamos bien a gusto para continuar la marcha.

Enseguida bajamos al encuentro del Arroyo de Los Álamos Blancos para cruzarlo. Quizá por el contraste con el resto del paseo, este cruce del arroyo es una de las localizaciones más sorprendentes del día: El agua corre fría y bulliciosa en la umbría por entre el césped tapizado de escarcha mientras uno nota que el cuerpo pide urgentemente abrigo; menos mal que hay que subir en cuesta y acelerando uno entra en calor enseguida.

A partir de aquí, solo recuerdo subir y subir con ya algo más de dificultad que al principio, salvo Ariadna y Gonzalo, que iban chospando como cabritillos.

Paraditas cortas en algún mirador y, a la hora exacta, parada para el condumio en un lugar escogido en la zona de El Bercial, a poca distancia de la pista que ya traíamos desde hacía un buen rato.

Una vez descansados y bien comidos, reanudamos la marcha por la misma pista, medio asfaltada a intervalos, dependiendo de la pendiente y los consecuentes efectos de la erosión del agua. Me pensaba yo que si el grupo no se había alargado demasiado en la subida, no lo haría en la bajada, pero se ve que cuesta abajo nos tienta la velocidad y así acabamos disgregados en numerosos grupos, a veces sin contacto visual entre ellos.

Cierto es que la pista por el medio del pinar ya estaba haciéndose un poco aburrida; pudiera ser que, por ello, la organización había planificado un desvío más alentador que transitaba en parte por las zonas no inundadas de los márgenes del embalse de La Jarosa.

El hecho es que solo cuatro escapistas hicieron el recorrido tal como estaba previsto; los demás seguimos y seguimos la pista hasta el chiringuito del 2º aparcamiento de la zona, pensando en tomar allí una cervecita y darles en los morros a los escapistas, pero hete aquí que el tal chiringuito estaba cerrado a cal y canto. Finalmente llegamos al punto de partida unos tras otros, con algún sustillo a la hora de localizar a la gente.

Felicito desde aquí a la organización por la puntualidad a las horas de parar para comer. (guiño, guiño…) También por lo bonito del recorrido, ¡vale!. Y también por lo bien que lo hemos pasado, desde luego. Un recuerdo especial para Antonio, a ver si supera pronto su catarro; la ventaja de andar con él es que el cronista nunca osará criticarle.

P.D.: Al acabar, muchos nos fuimos al bar La Poza de Guadarrama donde, muy bien acogidos, tomamos las cervecitas, los vinitos y algún caldito. Pagaron la cuenta Rosa B. por su reciente doble abuelez (preciosas las criaturas), y Carlos R. por su inminente cumpleaños.

Para no ser demasiado espléndidos, dejaremos en un 4 la calificación de la jornada.
Melchor

miércoles, 20 de diciembre de 2023

Excursión 745: Casa Madroñal desde Colmenarejo

FICHA TÉCNICA
Inicio: U. Carlos III. Colmenarejo 
Final: U. Carlos III. Colmenarejo
Tiempo: 3 a 4 horas
Distancia: 10,4 Km 
Desnivel [+]: 218 m 
Desnivel [--]: 218 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas/Agua: No/No
Ciclable: Sí
Valoración: 4
Participantes: 59

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta





















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* Perfil, alturas y distancias de la ruta














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RESUMEN
La penúltima ruta del año iba a ser especial, por el número de asistentes y porque después, como todos los años, íbamos a celebrar la comida de Navidad del grupo.

No llegamos al récord de participantes, establecido en 60 en la la excursión 197, por uno. Bajas de última hora, entre ellas la de Antonio, lo hicieron imposible.

Se respiraba ambiente de reencuentros con compañeros que vienen poco o casi nada, pero que aprovechan estas ocasiones para no perder el contacto con el grupo.

La mañana se levantó fresquita pero soleada. Poco a poco los 59 participantes nos fuimos reuniendo en el aparcamiento de la parte trasera de la Universidad Carlos III, en Colmenarejo para bordear el edificio hacia el este y dirigirnos hacia el sur por la vía pecuaria del Cordel de la Espernada, una amplia pista de tierra entre encinas, que nace al final de las instalaciones docentes.

Había grandes charcos de agua a los lados de la pista, producto de las últimas lluvias. Un poco antes de recorrer el primer kilómetro, justo en la puerta de entrada de la finca "Los Quinchos", nos desviamos a la izquierda, siguiendo un cartel que nos indica Mina de Cobre "Antigua Pilar", que visitamos en la excursión 409, solo que en esta ocasión no nos desviamos hacia su encuentro, si no que continuamos por la Colada del Camino del Pardillo, que une Colmenarejo con Villanueva del Pardillo.

Este era uno de los varios caminos antiguos que superan el duro escalón que separa la cuenca sedimentaría del pie de monte de la Sierra de Guadarrama.

Tras pasar junto a las ruinas de la antigua fundición, donde se separaba el cobre de la roca extraída de la mina, descendimos, en dirección sureste, junto al arroyo de la Fuente de la Mina. Es una pena que el patrimonio cultural se desmorone sin darle una segunda vida que lo mantenga en pie.

Caminamos por un sendero encajonado entre robles y una alambrada. Al llegar a la altura de la finca "Los Quemados" nos vimos sorprendidos por un gran charco de agua en medio del sendero. Entre varios, colocamos unas piedras para facilitar su paso.

A pesar de ello, la marcha se ralentizó y hubo que parar más adelante hasta que todos pudieron cruzar la zona anegada y volvernos a reunir.

Un poco más adelante, tras una bajadita, cruzamos el arroyo de Picaza, éste completamente seco, giramos a la derecha para ascender con fuerte pendiente a la pista que, a la izquierda sube al vértice geodésico del Madroñal, situado a 846 metros de altura, junto a una casa con un porche con excelentes vistas, desde el que se contempla toda la Sierra de Guadarrama, Las Rozas con Madrid de fondo, al este, Villanueva del Pardillo, al sur y El Escorial, al noroeste.

Con tan espléndidas panorámicas nos tomamos el tentempié de media mañana y, tras hacernos la foto de grupo, continuamos el camino descendiendo campo a través en dirección suroeste, en busca del camino de regreso.

Pasamos junto a un "encerradero", lugar en el que, como nos explicó Lucio, se encerraba el ganado por la noche, al lado hay unas ruinas de lo que seguramente fueron la casa del pastor y los corrales para resguardar el ganado de la lluvia.

Bordeamos una cantera, ya en desuso, que tiene una bonita lagunilla en su interior, y atravesándola, llegamos a una pista que antiguamente estaba asfaltada.

Por ella había ido más de una vez en bicicleta Enrique Cid. Llegamos a un cruce de caminos con excelentes vistas de la planicie madrileña y sus espigadas torres, por eso a este lugar le llaman Mirador de Madrid.

Desde aquí entroncamos de nuevo con Cordel de la Espernada, un tramo del camino que va de Toledo a Segovia, desde Colmenarejo a Villanueva de la Cañada, la antigua La Esparnada.

Su origen es posiblemente romano y fue utilizado por los musulmanes, que lo llamaron Balat Humayd, en sus correrías por tierras cristianas en el s.X y por los repobladores segovianos, que lo llamaron Cordel de Tirabuey, a partir del s. XII.

En 1983 fue catalogado como vía pecuaria, con la categoría de cordel y anchura de 32,5 metros.

Por el cordel continuamos en dirección norte, pero antes de llegar a La Fundición giramos a la izquierda, para entre encinas y senderos más bonitos que la pista, regresar al aparcamiento donde habíamos dejado los coches.

En resumen, una plácida excursión para hacer hambre antes de la celebración de un año más del grupo, en esta ocasión en el restaurante Garnacha de Galapagar, donde con calzador logramos entrar 72 amigos a los que les gusta caminar juntos y en la que no faltaron los regalos a Antonio y otros que intentamos aportar lo que podemos, gracias a todos por el detalle y esperemos que Antonio se recupere pronto.

Por todo ello y lo disfrutado le otorgo un 4 a esta excursión.
Paco Nieto

P.D.: Dos días después se celebró el sorteo de Navidad, sin que nuestro número se viera premiado, pero pensándolo bien, a todos nosotros los miércoles nos toca ya un excelente premio, el de poder caminar juntos.

miércoles, 13 de diciembre de 2023

Excursión 744: Navacerrada, Walpurgis y presas

FICHA TÉCNICA
Inicio: Navacerrada 
Final: Navacerrada
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia: 15,8 Km 
Desnivel [+]: 569 m 
Desnivel [--]: 569 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas/Agua: Sí/Sí
Ciclable: Sí
Valoración: 5
Participantes: 34

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta
















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta













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RESUMEN
Un año después, nuevamente me ha tocado escribir la crónica de la ruta en la que el frio es protagonista y hace su aparición casi por primera vez en la temporada.

No creo que sea casualidad, sino que forma parte del conjunto de rituales de este querido GMSMA. Tampoco es casualidad el comentario que me hizo una “casi sendero maga” acerca de que los rituales fomentan enormemente el sentimiento de pertenencia al grupo. Yo también lo creo así y ha sido una suerte haber contado hoy con el amparo del grupo, por lo que pudiera haber pasado.

Este miércoles, Antonio nos dio cita en el aparcamiento del restaurante Las Postas en Navacerrada pueblo, donde en otras ocasiones hemos celebrado nuestra comida de Navidad.

El objetivo marcado era una ruta circular de unos 16 km pasando por varios embalses y cuyo punto más alto estaba en el sitio donde estuvo el Real Sanatorio de Guadarrama.

La mayor parte de los 34 senderistas emprendimos muy animados la caminata sin sospechar que el lugar al que llegaríamos estaba envuelto de misterio y leyenda. Tampoco sospechamos el por qué de los colmillos para comer un simple bocadillo, que tampoco estamos tan mal de dientes. Pero vayamos paso a paso.

La ruta comenzó recorriendo un lateral del embalse de Navacerrada. A partir de ahí iniciamos una cómoda y constante subida hasta el punto más alto de la ruta, en el cual habríamos salvado unos 600 metros de desnivel.

Por el Paseo de la Longuera alcanzamos una bonita senda rodeados de árboles, ya casi sin hojas, acompañados de los riachuelos Zahurdón y Navacerrada.

Ya en un paisaje con predominio de pinos, apareció el embalse de Los Almorchones, cuya presa forma la bonita cascada que se ve en la foto que encabeza esta crónica.

Cerquita de allí encontramos mesas y bancos perfectos para la parada del Ángelus. Con ricos bombones celebramos que Encarna ha conseguido su estrella de plata por sus 150 excursiones.

Retomamos la subida hacia la Barranca, pasando al lado del embalse del Pueblo de Navacerrada y a continuación por el del Ejército del Aire, que en su día abastecía al Real Sanatorio de Guadarrama y que ahora oculta un rico ecosistema con varias especies en peligro de extinción.

Encarando hacia la senda Ortiz y muy cerca del parque de aventuras “De pino a pino”, vimos mucho humo debido a las labores de limpieza y quema controlada que están haciendo los forestales en los pinares de la Barranca.

De repente, al salir del bosque y llegar a la explanada del Mirador I del Valle de la Barranca, sentimos el frio colándose hasta los huesos. También oímos el crujir del viento en los árboles.

Y es que habíamos llegado al lugar en el que estuvo el Real Hospital de Guadarrama construido en 1917 para aprovechar los beneficiosos aires de la sierra y así curar a enfermos de tuberculosis. Uno de estos enfermos fue el suegro de nuestro compañero Fernando Ramos, felizmente curado y que quizá coincidió allí con C. J. Cela o R. Alberti. El hospital fue un referente a nivel europeo y funcionó hasta los años 50, cuando los antibióticos se postularon más eficientes que los aires serranos.

Hasta su demolición en los años 90, el fantasmagórico edificio abandonado fue el escenario perfecto para rituales satánicos y contactos con las almas de los allí fallecidos y que quedaron eternamente atrapadas entre sus paredes. Aún a día de hoy hay quien dice que se oyen sus gritos de sufrimiento y sus sombras siguen apareciendo en las oscuras y frías noches de la sierra.

Como evidencia material de todo ello nos ha quedado la famosa película “La noche de Walpurgis” en la que se puede ver merodeando por allí al hombre lobo Waldemar Daninsky y a sus enigmáticas y sensuales vampiresas.

Sin ser del todo conscientes, nosotros también tuvimos cierta sensación de desazón. Nos fuimos de allí sin pararnos demasiado.

Al abrigo de los pinos encontramos un lugar más acogedor para comer tranquilamente y celebrar con ricas pastitas que Marcos Herrero es abuelo de nuevo de una preciosa nieta.

La bajada se nos hizo corta y las vistas fueron espectaculares, con los pueblos de la sierra, el embalse de Navacerrada y al fondo las torres de la ciudad deportiva del Real Madrid.

Al llegar al embalse del Chiquillo, casi todos los senderistas pasamos por encima de su embarrada presa por el simple placer de disfrutar del espectáculo que forman el embalse con el arroyo que lo alimenta y el reflejo de los árboles que lo rodean.

Y así, tras atravesar el pueblo de Navacerrada, llegamos de nuevo al restaurante de las Postas donde habíamos dejado los coches. Estaba cerrado, así que las cervezas tuvieron que ser en el bar Patxi en Becerril.

La ruta ha sido muy disfrutona. Amena, frondosa, fresca y con mucha agua. Pero lo que más me ha gustado es todo lo que he aprendido para hacer esta crónica. Me deja muy buen sabor de boca, así que le doy 5 sicarias.
Mariola Prieto

ANEXOS
En relación a la nueva página en nuestro blog de árboles, los pinos que hemos visto por La Barranca son en su mayoría “Pinus Sylvestris”.

Hay mucha vida, y queremos preservarla, en los embalses de Navacerrada y del Ejercito del Aire, aquí más información del de Navacerrada y aquí del Ejército del Aire. 

Son bonitos los versos que Machado escribió en referencia al Real Sanatorio de Guadarrama, aquí recogidos.

Si te pica la curiosidad, no dejes de ojear los comentarios de la película “La noche de Walpurgis”, aquí disponibles.

Y tampoco te pierdas las advertencias al principio del segundo de sus trailers, que puedes ver aquí.

FOTO REPORTAJES