miércoles, 27 de abril de 2016

Excursión 292: El Cuchillar del Asomante y Cascadas del Aljibe

FICHA TÉCNICA
Inicio: Colmenar de la Sierra
Final: Colmenar de la Sierra
Tiempo: 8 a 9 horas
Distancia:  23,1 Km
Desnivel [+]: 825 m
Desnivel [--]: 828 m
Tipo: Circular
Dificultad: Alta
Pozas y agua: Sí
Ciclable: No
Valoración: 4,5
Participantes: 25

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta























PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta













TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RESUMEN
Cuando el pasado domingo Antonio convocó la excursión, alguno dijo que ésta iba a ser una marcha épica. Épica no lo sé —eso lo decidirá el tiempo—, pero sí muy completa. Tuvimos de todo: Ascendimos a dos altos; descendimos a tres puentes; hizo sol; llovió; nos encontramos con unos periodistas; salimos en la tele; pasamos por cuatro pueblos. En fin, una marcha muy completita.

Todos fuimos puntuales a nuestra cita en Colmenar de la Sierra, por lo que arrancamos a la hora convenida, las 10:30. El trazado de la excursión no daba para rutas alternativas pues, como luego veríamos, el paso de los ríos Jarama y Jaramilla hubiera sido absolutamente imposible de no ser por los puentes. Así pues, los puentes determinaban los 23 Km de recorrido.

De los tres exploradores que habíamos hecho la excursión el año pasado, sólo me encontraba yo. Algún mal pensado dijo que ellos —los otros dos— eran más listos porque sabiendo la dureza de la excursión no habían querido venir. Yo opino lo contrario, han debido lamentar no poder repetir esta magnífica excursión.

El jefe dio la salida; esta vez me tocaba a mi ir delante. Empezamos la marcha bajando al profundo cauce del Jarama para atravesarlo por el puente Nuevo de Matallana, pues el viejo desapareció por completo.

El río bajaba con mucho caudal constatando lo que he dicho anteriormente: imposible pasar sin puente. Nueva subida para, no solo superar el barranco, sino seguir ascendiendo al único paso practicable: por debajo el Cuchillar del Asomante y por encima la cumbre del San Cristobal. 

Llegados a este punto paramos para tomar el tentempié no sin antes escuchar algunas protestas por la hora —eran las 12:15 y algunas delicadas criaturas deben comer el tentempié exactamente a la hora del Ángelus—.

Las vistas desde el paso eran espectaculares: A la vista los pueblos de Majaelrrayo, Campillo de Ranas, Roblelacasa y Corralejo, y justo enfrente la llamada «Muralla China», pista de hormigón que se construyó para conectar El Cardoso de la Sierra con el resto de Guadalajara.

El siguiente tramo —todo de bajada— nos llevó directamente al antiguo pueblo de Matallana. Este pueblo quedó definitivamente herido de muerte con la construcción del embalse del Vado.

Por un lado, el embalse anegó las tierras de cultivo de Matallana; por otro, eliminó el vado natural del río Jarama que daba nombre al pueblo sepultado y al embalse, por lo que para llegar desde Roblelacasa a Matallana —nosotros lo hicimos en 3 Km— en coche son necesarios 40 Km, de los cuales la mitad son por pista de tierra.

Así pues, el pueblo dejó de existir oficialmente para pasar a ser propiedad de ICONA. A principio de los 80 del pasado siglo, varias personas dejaron el asfalto para venir a vivir con sus propios recursos en este lugar, uno de cuyos personajes más conocidos es Rogelio, antiguo trabajador de forja que ha hecho las esculturas de hierro que vimos.

Nuevamente nos tocaba bajar. Había que volver a pasar un puente que une ambas partes del estrecho cañón del río Jarama, el puente de los Trillos.

Este puente estuvo formado por unas vigas y dos trillos sobrepuestos. Con el abandono del pueblo, el puente se fue deteriorando hasta convertir su paso en una verdadera temeridad. Recientemente se ha rehabilitado dejando su antigua estructura por debajo de la nueva.

Nuestro nuevo punto de destino, Las Cascadas del Aljibe, no era imprescindible en la ruta, pues ya habíamos pasado el obligado puente, pero no íbamos a pasar por allí sin alargar la excursión tan solo 1,5 Km para verlas, por lo que nuevamente me tocó tirar del grupo —íbamos un poco retrasados de tiempo—. Poco antes de llegar a las cascadas, nos sorprendió ver a cuatro personas protegiéndose del sol bajo el único árbol que había en todo el camino.

Al irnos acercando, vimos que uno de ellos llevaba una gran cámara, otra un micrófono y que se acercaron a nuestro paso. Nos dijeron que eran de TVE y estaban grabando para España Directo. Entre otras cosas, se interesaron por la mochila de Santiago, dentro de la cual se encontraba su famosa bota. Santiago se la ofreció a la entrevistadora, a la que, por cierto, se le daba bastante mal beber. Nos dijeron que saldríamos a las 19:30 de esa misma tarde, cosa que se cumplió puntualmente, aquí se se nos puede ver.

Y llegamos a las cascadas, que en esta época se encontraban en todo su esplendor. No pudimos vadear el Arroyo del Soto por debajo, por lo que tuvimos que pasar el puentecillo de troncos que hay aguas arriba para situarnos en el lugar más espectacular, el lado oriental. Allí, el jefe ordenó comida, y así se hizo, aunque la mayoría optamos por comer medio bocadillo y dejar el otro medio para la merienda, pues lo íbamos a necesitar.

Tras la breve comida nos pusimos otra vez en marcha. Seguíamos acumulando retraso. Nos encaminamos a Roblelacasa por una pista de tierra, empinada y sin sombra, y además recién comidos. Afortunadamente era poca distancia, unos 3 Km que cubrimos sin problemas en menos de una hora.

Roblelacasa es un pueblo muy bonito, todas sus casas de pizarra negra, la mayoría recién restauradas; aún recuerdo que no hace muchos años la mayoría estaban destruidas. Pertenece —como otros pueblos cercanos— al municipio de Campillo de Ranas, del cual —he sabido por recientes investigaciones—  era natural mi tatarabuela Paula y sus antepasados.

Como habíamos comido ya, yo creía que atravesaríamos la calle principal camino de Corralejo, pero no. La comida se había hecho notar; llevábamos ya 13 Km de accidentada marcha y el grupo reclamaba descanso. Bueno, pues vamos a hacernos la foto de grupo tranquilamente. Y así lo hicimos.

Había que proseguir. La ruta cambiaba aquí de rumbo. Por primera vez teníamos en el horizonte Corralejo y el collado que daría paso al final de nuestra excursión. Estábamos ya de vuelta, pero aquello quedaba lejos. ¡ Todavía quedaban 8 Km!

Abandonamos una estrecha carretera que lleva a la conocida «Muralla China» para  coger un atajo hacia el antiguo camino de herradura que lleva a Corralejo. Algunos de los que iban por detrás se fueron por el PR marcado, por lo que tuvimos que esperarlos más adelante antes de comenzar el descenso al río Jaramilla.

Y ahora sí, empezaríamos a bajar el paso más espectacular de toda la excursión. Hasta hace pocos años era el único camino que —como ya he mencionado— comunicaba El Cardoso de la Sierra y sus pedanías con el resto de Guadalajara. 

Por aquí, como hemos podido comprobar, únicamente podían pasar personas y mulas. A medida que íbamos descendiendo, se iban perfilando más y más las afiladas pizarras de que se compone el terreno, que este pequeño río ha ido moldeando hasta llegar a lo que hoy es un profundo barranco. 

Tras no menos de dos docenas de zigzag, al final llegamos al puente de madera, lugar que hubiera sido ideal para retozar un rato, pero ahora  además del tiempo cronométrico, se empezaba a poner en contra el otro tiempo, el atmosférico.

Sabíamos de antemano que a las seis llovería, ya eran las seis, y puntualmente la lluvia apareció, por lo que según ascendíamos a Corralejo en lo que fue una cansina subida —parecía que no llegábamos nunca arriba—, tuvimos que ponernos los chubasqueros y seguir andando bajo la lluvia que, afortunadamente, no fue torrencial.
—¡Por fin el pueblo! —dijo uno.
—¡Qué bien, ya hemos llegado! —dijo el otro.
—No, todavía quedan 3 Km
—¡Cómo! ¿que aquí no están los coches? ¡Estás de coña!
—No, esto es Corralejo y los coches están en Colmenar de la Sierra.
Vaya chasco que se llevaron. Menos mal que el último tramo no se hizo muy largo, aunque sí pedregoso e incluso resbaladizo. Tras una leve subida, llegamos al collado sobre la Pedriza Matacuras. Allí enfrente estaba el cuchillar en el que por la mañana habíamos parado, y nada más empezar a bajar ya vislumbrábamos Colmenar de la Sierra.

Y así, tras 8 horas y media y 23 Km de recorrido, nos despedimos, unos para su casa a ver el partido o lo que fuera, porque a vernos en el programa España Directo ya no llegábamos, otros al bar de Prádena del Rincón para celebrarlo. Así terminó la excursión a la que varios de nuestros compañeros a los que consulté otorgaban 5 sicarias, pero como yo creo que sólo deberíamos darle las 5 a la mejor excursión de las casi 300 que llevamos, le doy 4,5.
Paco Cantos

FOTO REPORTAJES


miércoles, 20 de abril de 2016

Excursión 291: Valle de La Barranca

FICHA TÉCNICA
Inicio: La Barranca
Final: La Barranca
Tiempo: 3 a 4 horas
Distancia:  10,2 Km
Desnivel [+]: 586 m
Desnivel [--]: 586 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: Sí
Ciclable: En parte
Valoración: 4,5
Participantes: 22

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta



PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta













TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RESUMEN
Creo que no exagero si digo que el protagonista fue el agua…creo que no exagero.

Llegando al aparcamiento de La Barranca, frente al hotel del mismo nombre, seguía pintando en copas para adelantar la llegada a Las Postas, y echar la partida antes del deseado cocidito. Llovía, fino, pero llovía.

Saludos, besos, reencuentros, lluvia, risas, preparativos, bromas, miradas al cielo, miradas al Boss…lloviznaba.

Taciturno, casi vacío y húmedo se quedó el aparcamiento cuando Antonio se enfundó la cabeza de la serpiente multicolor de los 22 chubasqueros humanos y mochileros, y el único e irreconocible representante canino, Teo, con su rapado al cero y cresta en la cola.

A medida que avanzábamos por la pista la niebla alta relevaba a la llovizna, permitiéndonos ver a nuestra derecha el embalse del Pueblo de Navacerrada, y a continuación el del Ejército del Agua, digo digo, del Aire, sendas represas del río Navacerrada. El agua fluía por donde se mirara, por arroyines, por arroyos caudalosos,  por el propio camino, por nuestros pies… agua fresca, cantarina, llena de vida que envolvía el bosque de pino silvestre o albar, el de Valsaín de siempre, un bosque considerado natural, por haberse encontrado pólenes de pino datados con 8 milenios…¡Guauuu!

A menos de un kilómetro encontramos el área recreativa Las Vueltas y el parque de aventura en los árboles, “De Pino en Pino”, con tirolinas, puentes oscilantes, redes, lianas. En breve, ya por la senda hacia La Maliciosa, aparece la fuente de Mingo, construida en el 2005, cuyo nombre se debe a su descubridor, Ricardo Domínguez Mingo, y, con  la compañía del cantar de los arroyos, llegamos al reciente monolito de la Puerta de La Maliciosa, frente al cual está el desvío que tomamos para acercarnos a la fuente de La Campanilla, la cual nos recibe con una niebla más meona, su Campanilla en modo espera, y, su fresca e incesante agua, que es objeto del deseo y del dinero, jejeje, en Las Postas:

“el agua de esta fuente la ofrecen en Las Postas a los clientes,
no vale ir y pedir agua de La Campanilla, no, no…hay que ser cliente”

Una vez que novatos y conocidos tocamos la campanita pidiendo deseos, nos hacemos fotos, bebemos agua, como si la humedad relativa del aire fuera del cero por ciento, regresamos al monolito para tomar la pista del mirador de Las Canchas para enseguida desviarnos por la senda del arroyo Peña Cabrita, afluente del río Navacerrada, el cual atravesaremos varias veces.

Una por el puente Regajo del Pez, y, donde la niebla baja nos sigue acompañando, a la vez que el camino se vuelve blanco, de la nieve en la loma Emburriaderos, ¡pardiez!, tenemos el agua en sus tres elementos: sólido, líquido y gaseoso, y, con los ilusos olores del cocidito llegamos al risco sobre la Garganta del Infierno, donde desayunamos, charlamos deprisa, hacemos la foto de grupo, y, en alguna ocasión, podemos contemplar el paisaje de la Garganta con el Peña Cabrita en el fondo. 

Entre la niebla que se hacía más meona, el aire frío que soplaba, el hambre de cocido y las ganas de la cerveza, rápidos emprendemos el ascenso hacia la senda de la tubería que encontramos a 1.885 metros de altitud, nuestro punto más alto, para empezar a descender por ella, bordeando el Collado Emburriaderos, entre nieve, agua, barro, niebla,… hasta encontrar la pista del Mirador de Las Canchas, el cual nos espera con su gran espectáculo: una impresionante cortina de niebla, “na de na” se veía, pero con la gran suerte de poder leer los tres paneles explicativos de las vistas…vamos, que cada vez olía más a cocido.

Volvimos a la pista para empezar a descender hacia la senda Ortiz, en ella el pino desaparece para dar paso a arbustos, y con la inseparable niebla, atrochamos para volver a la pista del Mirador, retornan los pinos, retornan las charlas, y se vislumbra el cocido, digo...los embalses y el aparcamiento… ¡ Vaya ! ¡Empieza a llover!, como dice el Boss, San Pedro tiene el poder de apartar las nubes para que la excursión se realice en el tiempo previsto y sin lluvia.

Los coches nos recibieron bajo una cortina plomiza de agua, que originó cambios de ropa y despedidas rápidas…el cocido ya se comía, de éste nada puedo contar, qué lástima, porque tenía que regresar pronto a Madrid.

Con el permiso del cocido, creo que no exagero cuando digo que el protagonista fue el agua.

Aunque la niebla no nos permitió ver más allá de nuestras mojadas narices, y con el permiso de las autoridades sendoromagas, doy cuatro sicarias y media a la 291, y, como en excursiones anteriores, agradecida de los guías, los fotógrafos y los compañeros…un día excelente.
Luz

FOTO REPORTAJES

miércoles, 13 de abril de 2016

Excursión 290: Cerro Minguete

FICHA TÉCNICA
Inicio: Las Dehesas
Final: Las Dehesas
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia:  12,2 Km
Desnivel [+]: 649 m
Desnivel [--]: 649 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas/Agua: No/Sí
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 34

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta






















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RESUMEN
¡Volvemos a la sierra! Tras un par de semanas  alejados de la montaña, en territorio más o menos plano, pelado y civilizado, esta semana nos rencontramos con terreno montañoso.

La jornada resultó maravillosa. Pasear por los pinares de Cercedilla en el lado madrileño o de El Espinar en el segoviano siempre es un placer, pero si además sale un buen día en lo climatológico y repleto de nieve en el suelo pues mejor que mejor.

A priori el tiempo se presentaba muy incierto, ¿Llovería o no? Todo apuntaba a que nos mojaríamos, pero al final las únicas gotas que cayeron fueron las de las ramas de los pinos. Tuvimos el cielo nublado, también algo de niebla en los puntos más elevados e incluso sol que nos calentó durante algún rato. Aprovechamos bien esta jornada en la nieve que tal vez sea la última de la temporada.

En lo anecdótico algunos datos: Una de las contadas ocasiones en que no ha habido mascotas, ni tampoco estrellas fugaces, en la que  además hemos coincidido con un par de grupos amplios, no tanto como el nuestro, de veteranos amantes del monte.

Además del extraordinario entorno y el bonito día, lo que caracterizó esta excursión 
fue el tema del momento: ¿los papeles de Panamá? ¡Nooo!, ¿la implicación de algún ministro?  ¡Noooo!, ¿Si habrá pacto para gobernar o el suplicio de unas nuevas elecciones? ¡Tampoco!. ¿Qué podrá ser un miércoles en esta época del año? Efectivamente, ¡la jornada de fútbol europeo!, tanto que esta excursión bien podrá llamarse  ‘LA ENTREPARTIDOS’. 

Como otras tantas, la gran pandilla de amigos que somos los gmsmanianos se puede clasificar en dos grandes grupos: ‘madridistas’ y ‘atléticos’, además de algún componente extraño de los de ‘a mi no me gusta el 
fútbol’ e incluso alguno aún más extraño, yo, al que sólo se le ocurre ser seguidor de otro equipo de tierras lejanas que ni le van ni le vienen. 

Los primeros, los merengues, habían conseguido unas horas antes superar una dificilísima eliminatoria con un ajustado marcador global ante uno de los grades de Europa de todos los tiempos, estaban exultantes, sus comentarios eran relativos a lo bien que tira las faltas no se quien, o si no se cual se quedó grogui de un golpe, o de la clara superioridad de su equipo, etc. 

Y los segundos, colchoneros ellos, estaban preocupados ante la expectativa de doblegar al actual campeón europeo (el de tierras lejanas), de lo injusto del arbitraje en la ida (ejem), etc. El caso es que horas después, los atléticos lograron su objetivo y superaron la eliminatoria de forma muy merecida. Aprovecho este espacio literario para felicitar sinceramente tanto a ‘merengues’ como a ‘colchoneros’, y manifestar mi deseo de que sea un equipo madrileño el que gane el campeonato. Otros, a lo sumo, nos tendremos que conformar con algún título local.

Bueno, disculpadme esta licencia futbolera que espero no moleste a nadie, y vuelvo ya a la montaña. En esta ocasión nos reunimos 34 senderomagos. Comenzamos a caminar desde donde el asfalto nos permitió dejar los coches, al final de Las Dehesas de Cercedilla, de momento sin nieve, guiados por un supersónico Melchor, que atacó con rapidez los casi 700 metros de desnivel que teníamos como objetivo.

Pronto empezamos a pisar nieve, la capa no era muy gruesa, pero sí un tanto resbaladiza, por lo que algunos optamos por colocarnos crampones (o algo parecido). Pronto cruzamos el arroyo de Majavilán, y más adelante el de La Barranca y el de La Peña, y fue aquí donde nos encontramos con el primer grupo de senderistas veteranos, con los que cruzamos los habituales comentarios de ‘a donde vais’, ‘pero si sois un montón’, ‘pero que suerte si lleváis chicas y todo’, etc.

Continuamos, la pendiente aumenta y la nieve también. Tocamos los restos de esa ruta creada por los romanos hace más de 2000 años, y pronto llegamos a La Fuenfría, cruce de varios caminos, entre ellos el de Santiago (ánimo peregrinos, ya sólo os quedan menos de 700 km). Hace poquito que estuvimos por aquí, camino de la Casa Eraso, también había nieve pero mucha menos. Hacemos parada para ‘el bocata del Ángelus’ y reponer fuerzas, algunos sentados, otros  de pie, según la nieve nos lo permitía ¿Dónde estaba la fila de piedras que nos sirvió de acomodo en la anterior ocasión? ¿Bajo la nieve?. 


Algunos comentamos sobre los nombres montañeros de alguna calle en que vivimos o hemos vivido: La del propio Cerro Minguete, la de la Sierra de Cuerda Larga, la de El Ventisquero de la Condesa, etc. Nos disponíamos a continuar la marcha cuando aparece el segundo y más numeroso grupo de veteranos con que nos encontramos, llegaban por la vertiente segoviana: ‘Bueno, ir a Cerro Minguete no es nada, al menos tenéis que subir al Montón de Trigo, será posible, venga que lo veamos …’.

Partimos en dirección noroeste, pronto nos metemos en la nube y tenemos algo de niebla, el pelotón se estira y se hace trocitos, apenas nos vemos unos grupos a otros. A pesar de ello no hay problema en seguir el rastro, el camino marcado en la nieve por el guía Melchor no da opción a dudas, nos lleva a buen ritmo, parece tener un motorcito extra camuflado, como alguna bicicleta moderna.  Cuando llegamos a la cumbre de Cerro Minguete, que junto a Peña Bercial, Peña El Águila y la Peñota conforman las cumbres occidentales del valle de La Fuenfría.

La niebla se abre por momentos y nos deja disfrutar de espectaculares vistas del Montón de Trigo, que más bien parece de harina blanca, muy blanca. Poco a poco vamos llegando todos los del grupo y se escuchan algunos piropos hacia el rey Melchor (como le llama Marcelo) relativos al ritmo de la marcha, de difícil reproducción, lo más suave era del tipo ‘te vamos a romper las piernas’. Hace viento un tanto molesto, por lo que nos hacemos un montón de fotos y nos largamos pronto.

Bajamos un tramo por la frontera, pronto giramos a la derecha y descendemos bruscamente por la vertiente segoviana, algunos andando, otros corriendo e incluso casi rodando. Por supuesto hubo alguna caída pero sin importancia. Pronto llegamos al segundo hito de la jornada: Los Ojos de Río Moros, que en esta ocasión están bien abiertos y con abundante agua. Nos acordamos de las anteriores ocasiones en que hemos pasado por aquí en que apenas unos hilillos manaban entre sus pestañas.

Parada para comer el bocata, las habituales botas de vino y probamos también las estupendas tortillas que Leonor ha preparado con los espárragos  cogidos un par de semanas atrás en la excursión de La Marañosa.

Seguimos la marcha a media ladera, de forma circular, rodeando Peña Bercial, alejándonos del río Moros que corre monte abajo.

La belleza de estos pinares se ve potenciada por la mucha nieve acumulada. A la derecha dejamos a una desconocida Mujer Muerta, de la que por este lado apenas podemos identificar las manos cruzadas sobre su vientre, y que tan espectacular resulta al observarla desde la llanura segoviana. Dejamos también a la derecha el diminuto primer embalse del 
río Moros, que suelta su agua sobre el algo mayor de El Tejo, en el que también vierte el arroyo al que debe su nombre y que así mismo cruzamos.

Una ligera subida y ya estamos en el Collado de Marichiva, en el que una valla de piedra sirve de frontera con el lado madrileño. Junto a ella, aprovechamos para hacer la foto de grupo. El disparo de José María se retrasa unos segundos, lo suficiente para disfrutar un poco más de la nieve y vuelan algunas inocentes bolas. Presagio de lo que sucedería instantes después. Tras la foto, las tímidas bolas se trasforman en una infantil y divertida pequeña batalla entre los que estamos a uno y otro lado de la valla, que pronto finaliza sin incidentes, ni vencedores ni vencidos.

Desde Marichiva tan solo nos queda descender a las dehesas a lo Rambo, a tumba abierta. La pendiente es grande y la nieve sigue siendo muy abundante, por lo que hubo alguna caída más de nula transcendencia. De nuevo cruzamos el arroyo de Majavilán y minutos después llegamos a los coches.

Podríamos haber cerrado la jornada en el cercano ‘Cirilo’, pero optamos por algún otro sitio en que seguro seriamos mejor recibidos y atendidos.

Así que nos fuimos al centro de Cercedilla, al bar La Curva, donde disfrutamos de la cerveza y de buenas tapas a la salud de Javier M., Fernando D-H., Fernando L. y Pepe A., que nos invitaron, celebrando así sus respectivos cumpleaños, unos ya cumplidos y otros muy cercanos.

En conclusión, una fantástica jornada, muy bonita, nieve con la dureza justa y en abundancia, lo que hizo que fuese especialmente placentero andar por ella, probablemente por última vez esta temporada. Un día para disfrutar de verdad. A mi me ha encantado y por eso la hago merecedora de 5 sicarias.
Jorge Montero

FOTO REPORTAJES