miércoles, 28 de febrero de 2018

Excursión 390: Embalse de Navacerrada

FICHA TÉCNICA
Inicio: Las Postas. Navacerrada
Final: 
Las Postas. Navacerrada
Tiempo: 2 a 3 horas
Distancia:  9,8 Km
Desnivel [+]: 218 m
Desnivel [--]: 218 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas y agua: Sí
Ciclable: 
Valoración: 4
Participantes: 44

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta





















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RESUMEN
Día emblemático este 28 de febrero de 2018. El grupo conmemoraba exactamente el 10º aniversario de su primera marcha, cuando seis amigos se reunieron para comer en Navacerrada y decidieron dar un paseo previamente para estirar las piernas, dando origen así, de forma imprevista, a la creación de lo que con el paso del tiempo se denominaría el GMSMA. ¡Cuánto hay que agradecer a estos pioneros después de casi 400 excursiones! Tres de ellos siguen acompañándonos cada miércoles en las caminatas y el resto nos hacen los honores andando con nosotros de cuando en cuando y, sobre todo, compartiendo mesa en fechas señaladas como ésta. Especial mención hay que hacer de Antonio, nuestro querido “boss”, fundador del grupo, quien, con una tenacidad de hierro, una paciencia digna de Job y, sobre todo, un espíritu lúdico, nos regala cada miércoles nuestro recreo semanal.

Aunque el tiempo meteorológico no era de lo más propicio, 44 de nosotros nos habíamos apuntado para caminar un poco antes del tradicional cocido en Las Postas, sobre todo porque la ocasión lo merecía. Llovía débilmente y se preveía agua durante todo el día.

En este punto debería comenzar la descripción del camino que íbamos a seguir, pero lo cierto es que, apenas a 50 metros de comenzar la marcha se iba a producir el accidente más importante que nunca habíamos sufrido. Y, como pasa muchas veces con estas cosas, de la manera más tonta. No estábamos trepando por las rocas, ni atravesando obstáculos dificultosos, ni siguiendo senderos irreconocibles… Sólo estábamos descendiendo por unos escalones, a la salida del aparcamiento, para bajar a una calle del pueblo. Seguramente por la existencia de barro en torno al último peldaño, Juan dio un traspiés y quedo tendido en el suelo rabiando de dolor; era su rodilla, que había sufrido las consecuencias del resbalón. Tuvo que acudir una ambulancia para llevarle al hospital y someterse al día siguiente a cirugía; la avería, con ser importante, es de las que se solucionan con el paso del tiempo. Juan, como nos tiene acostumbrados por su carácter, la está afrontando con entereza, paciencia y optimismo. ¡Qué fácil es decirlo y qué difícil hacerlo! Es como si el destino nos hubiera querido dar un aviso, justo al cumplir los 10 años, cebándose con la persona más experimentada del grupo y más pendiente de la seguridad. Así son las cosas.

Después de haber esperado la llegada de la ambulancia, unos cuantos amigos acompañaron a Juan y el resto reiniciamos el camino. Los parajes por donde anduvimos son harto conocidos y por eso mismo reconfortantes en cierta medida, si bien la fina lluvia y algo de neblina les daba un aspecto difuminado y un tanto irreal. Traspasamos enseguida el portillo de pescadores que da paso al embalse y anduvimos por sus orillas. El nivel del embalse es por ahora escaso, por lo que caminábamos por zonas habitualmente cubiertas por el agua.

No podía faltar la corta subida al cerro de Las Cabezas, desde donde hoy el panorama era un poco tristón. Nos encaminamos a continuación a la presa y, dejándola atrás, bajamos de nuevo a la orilla del embalse y cruzamos la carretera de Madrid para, en un suave ascenso, llegar hasta la ermita de San Antonio, que está en lo más alto. Por último, siguiendo el vallejo del arroyo de La Golondrina, cerramos el círculo en el aparcamiento del restaurante.

Allí nos esperaban un montón de compañeros: Unos cuantos, a los que les asusta la lluvia; otros que, no pudiendo dar el paseo previo, no querían desaprovechar esta ocasión tan señalada. Los prolegómenos de la comida se alargaron bastante debido a la cantidad de saludos y parabienes entre unos y otros. Dio tiempo incluso a que algunos de los que habían acompañado a Juan pudieran regresar a la hora de empezar a comer.

El cocido estaba bastante rico, pero, como siempre, lo mejor vino después. Se le hizo entrega a Antonio de un pequeño recuerdo, trabajado con esmero por Paco D., consistente en una foto “virtual” enmarcada donde aparecen los 6 pioneros del grupo. Con Rosa D. y Antonio de maestros de ceremonias, se repartieron un montón de estrellas atrasadas de todos los colores (avisados quedaron los agraciados de que esperamos celebrarlas con muchas cañas durante semanas y semanas). Esta vez costó que Joaquín se arrancara con “El niño de las monjas”, pero finalmente cedió a las presiones; y es que sin nuestro himno extraoficial no somos nadie; vamos a tener que afiliar a Joaquín al régimen de artistas.

Destacar que los iniciadores del grupo presentes se llevaron una ovación y, por supuesto, hubo un recuerdo para Juan que recibió a distancia unos sentidos aplausos.

Me habría gustado que Madi otorgara 5 sicarias en este día, pero, sintiéndolo de verás, es imposible por lo que ocurrió. Lo dejaremos en 4 pues siempre es reconfortante el calor de los amigos como para poder superar una mala nota.
Melchor

miércoles, 21 de febrero de 2018

Excursión 389: Dehesas de Fresnedillas de la Oliva

FICHA TÉCNICA
Inicio: Fresnedillas de la Oliva
Final: 
Fresnedillas de la Oliva
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia:  17,3 Km
Desnivel [+]: 312 m
Desnivel [--]: 312 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas y agua: No
Ciclable: 
Valoración: 4
Participantes: 44

MAPAS
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PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RESUMEN
Con el anuncio de una sencilla excursión y el buen tiempo que los teléfonos móviles nos pronosticaban, (atrás ha quedado no perderse al hombre del tiempo de la tele) nos reunimos un numeroso grupo en el pueblo de Fresnedilla de la Oliva, que por lo que pudimos constatar tiene varias plazas, la que subscribe fue a la del Ayuntamiento, los más, a otra.

La plaza del Ayuntamiento está decorada con pinturas que nos muestran las fiestas populares como la de la vaquilla, que se celebra en Enero, el día de San Sebastian, una mezcla de carnavales y cencerrada.

 En un lugar destacado, el escudo de la villa, partido en un 1º lado, por un campo de oro, una zarza arrancada y perforada de sinople (color verde) y dos montañas, y en la 2º en campo de gules (rojo vivo) un acueducto segoviano; Jorge, mi compañero de marcha en esos momentos, como buen segoviano de pura cepa, se sorprende, ya que pertenece actualmente a la Sierra Oeste de la Comunidad de Madrid, más tarde Rosa, sin saberlo, me desvela la intriga, y me comenta que hablando con un vecino autóctono del pueblo, Fresnedilla de la Oliva en tiempos pretéritos , formaba parte de Segovia, de ahí ese Acueducto.

Recorriendo el Cordel del Puente de San Juan, y teniendo siempre a la vista las famosas Antenas de la Estación de Apolo, que la NASA construyó para el seguimiento de vuelos espaciales, no sólo tuvimos que franquear portones, dónde unos ganaderos, provistos de hacha y una excelente pica, trataron de frenar nuestro avance, pero nuestra mayoría silenciosa y el buen hacer de Antonio, solucionó el problema, sino también innumerables cercados de piedra  y vallas metálicas, lo que ha contribuyó a rebautizarla como excursión de antenas y vallas.

Una vez superados estos obstáculos, disfrutamos de la vista  que, desde la zona oeste, se  contempla de la sierra: las Machotas, Cabeza de Hierro, Bola del Mundo , ¡¡¡todo un espectáculo!!!, así que, entre la belleza de los picos nevados y los primeros almendros empezando a florecer..no sé si también algún romance empieza su andadura.

Cerca de las Dehesas de Arriba, entre abrevaderos, nos salió a nuestro encuentro una estampida de ganado vacuno, parecía la escena de una película de vaqueros, pero claro, nosotros sin caballos ni lazos, sólo nuestras piernas para echar a correr y nuestros bastones como defensa. Por fortuna, éramos tantos, que asustamos a la manada y dio media vuelta.

Después del susto, llegó el posado entre los fresnos centenarios, robustos troncos, pelones de ramas y hojas, que hicieron las delicias de nuestros fotógrafos.

Al finalizar la tarde y entrando en la plaza que nos vio marchar por la mañana, degustamos nuestro bien ganado liquido, el lugar elegido no pudo ser mejor, en  el Mesón La Plaza,  la atención que nos brindaron sus dueños fue excelente, las bandejas de toda clase de viandas, no se hicieron esperar y nosotros dimos buena cuenta de ellos. Más besos, más abrazos y más despedidas.pero nunca son por mucho tiempo, siempre son HASTA EL PRÓXIMO MIÉRCOLES.

Por el agradable paseo, el buen tiempo, las vistas y el estupendo final, esta excursión se ha ganado 4 sicarias.
Carmen Mazario

FOTO REPORTAJES

miércoles, 14 de febrero de 2018

Excursión 388: Fortines, molino y canteras de Zarzalejo

FICHA TÉCNICA
Inicio: Zarzalejo
Final: 
Zarzalejo
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia:  13 Km
Desnivel [+]: 361 m
Desnivel [--]: 361 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas/Agua: No/Sí
Ciclable: En parte
Valoración: 4
Participantes: 39

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta





















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RESUMEN
Después de una serie continua de excursiones del GMSMA por las cumbres del Guadarrama en busca del disfrute del senderismo de invierno con nieve, Antonio en esta ocasión nos propuso una relajada ruta en torno a la localidad de Zarzalejo, pequeño municipio situado en la Sierra Oeste de Madrid que en tiempos pasados fue lugar de recreo y descanso del monarca Felipe II, y cantera de la que se extrajo gran parte del granito con el que se levantó el Monasterio de San Lorenzo del Escorial.

Tal y como nos anunció el Boss en su convocatoria, en esta ocasión visitaríamos los restos de algunos fortines que cubrieron el frente de Fresnedillas en la guerra civil española, así como las ruinas de un antiguo molino harinero.

Diferente esta propuesta a la excursión 017 del GMSMA “El Escorial - Zarzalejo” realizada un ya lejano 5 de febrero de 2009 y en la que participó sólo un esforzado senderomago, Enrique Agudo al que últimamente echamos mucho de menos, además claro está de Antonio.

Respondiendo a su convocatoria, en esta ocasión hemos acudido 39 senderomagos a la plaza de la Constitución de Zarzalejo en la que se sitúa el ayuntamiento, y en la que se pueden ver en todo el perímetro de la misma bloques verticales de granito perforados, -talanqueras-, que sirven de sujeción a las traviesas de madera que cierran la plaza, antiguamente utilizada para la feria de ganado y actualmente para celebrar corridas de toros durante las fiestas.

Una vez confirmadas las asistencias a la excursión por el Boss, se inició la marcha por las calles del municipio, bajo las impresionantes siluetas de Las Machotas, para llegar pronto a través de una cómoda pista al pinar.

Después de unos pocos kilómetros con una suave pendiente ascendente alcanzamos un mirador desde donde se divisaba una bella panorámica de los alrededores del pueblo y de Zarzalejo Estación. En ese promontorio se encontraban ya los primeros restos de una serie de fortines de la guerra civil que íbamos a visitar a lo largo del día.

Se trata de un conjunto defensivo ubicado en una parte alta del terreno, y que sin duda ofrecía unas excelentes vistas del frente. Está compuesto por tres construcciones circulares, probables nidos de ametralladora que se encuentran semiderruidos.

Tras un breve descanso para realizar las consabidas fotos, se reinició la marcha en descenso hacia las vías de la línea del tren Madrid-Ávila, llegando a ellas a la salida del puente de La Cañada.

Desde allí continuamos por una senda algunos kilómetros más, para al poco realizar la parada del “Ángelus” y la foto de grupo, antes de ir en busca de los siguientes restos de construcciones de la guerra civil.

Reiniciada la marcha y después de una subida en zigzag por un roquedal llegamos a las ruinas del Torreón de Fuentelámparas que fue utilizado como Fortín del Mando republicano.

Es difícil saber la cronología de la primitiva construcción medieval en donde se ubicó durante la guerra civil el fortín ni su uso. Podría tratarse de una función asociada a la protección de pastos y lindes de algún señorío, o tal vez como alojamiento ocasional de nobles en sus cacerías por los bosques y dehesas de la zona.

Las ruinas del mismo sirvieron de base para la construcción de un fortín de defensa en la guerra civil. Se trata de otro conjunto defensivo en altura que domina todo el denominado frente de Fresnedillas.

Está compuesto por varios bunkers y una larga trinchera con muro de piedra aspillerado con rocas a modo de troneras para los disparos de la fusilería, que en la actualidad está restaurado en parte para servir como valla divisoria de las fincas, y al final de esta trinchera se encuentran los restos de tres edificaciones cuadradas que podrían ser barracones o lugares de refugio de la tropa.

Después de una breve estancia reconociendo el lugar y de despedir a las estrellas fugaces de esta excursión, salimos del recinto para dirigirnos a visitar otra de las venerables ruinas de la zona.

Atravesando diversas fincas y a través de un sendero con prados a ambos lados del mismo, y con alguna que otra sorpresa vacuna diseminada por el suelo, nos encontramos con unas ruinas de una belleza sorprendente en bastante buen estado de conservación, para lo que es habitual para este tipo de construcciones.

Se trata de las ruinas de un molino de agua harinero de rodezno: El molino de rodezno de Manuel Santos Ventura, que está situado en las márgenes del Arroyo de Portezuela.

La edificación original no es conocida, aunque es probable que por el tipo de construcción se trate del siglo XIII, dado que es esa la época de mayor difusión de este tipo de molino de rodezno, es decir de rueda horizontal y que habitualmente se construían en zonas montañosas, estando datado la fecha de su reedificación en el año 1881 por el maestro Manuel Santos Ventura, tal como aparece en la inscripción sobre la enorme piedra conservada, que a forma de dintel, da paso a la entrada a la edificación. 

El molino de Manuel Santos Ventura era un molino harinero que utilizaba las aguas del arroyo de la Pontezuela, traídas a través de un canal desde aguas arriba, recogiéndola en una represa desde la que se hacía llegar el agua con fuerza a los mecanismos que movían las piedras del molino.

Nada más traspasar el umbral bajo el dintel donde se halla su piedra conmemorativa, se encuentra una sala que probablemente se tratara de la estancia del molinero con su cocina y la piedra que se usaría como lecho. No es difícil imaginar a las duras condiciones, que sobre todo en el invierno, éste estaría sometido. Esparcidas por el suelo y en algún caso semienterradas se encuentran algunas de las ruedas del molino.

De vuelta del molino y tras las breves curas a un accidentado senderista, llegamos a una de las innumerables canteras que después de siglos de esforzada cosecha de piedra que los habitantes de la zona han llevado a cabo, nos han dejado caprichosas formas y hendiduras que son un verdadero deleite visual y fotográfico.

Allí al abrigo de unos enormes bolos graníticos nos dispusimos a comer los bocadillos montañeros bajo un tenue sol invernal hasta que una dichosa lluvia fina vino a fastidiarnos la comida. Hasta ese momento nos había acompañado el buen tiempo, a pesar de las predicciones, pero estaba visto que ya era mucho tentar a San Pedro.

A la vista de ello no era menester alargar la sobremesa por lo que nos pusimos pronto en marcha de vuelta a Zarzalejo, no sin antes pasar por otra cantera. Después de atravesar el puente que cruza las vías del tren y continuar hacia la fuente del Canillo, iniciamos el camino ascendente que comunica Zarzalejo Estación con Zarzalejo (“de arriba diría yo”), A mitad de camino, pudimos contemplar desde la altura del descansillo de la fuente del Venero todo el recorrido que habíamos realizado a lo largo de la jornada.

Ya en Zarzalejo y para rematar los 13 Kilómetros de la excursión -y al parecer casi 400 metros de desnivel acumulado- de este miércoles, el Boss nos animó a visitar un árbol singular, catalogado como tal por la Comunidad de Madrid: El Castaño del Cotanillo (Castanea sativa). Se trata del Castaño más grande de nuestra Comunidad y que sin duda merecía la pena el esfuerzo adicional.

Iniciado el camino en permanente pendiente ascendente, la lluvia, el horario ajustado contando con el tiempo estimado del regreso a Zarzalejo y lo inapropiado en visitar un árbol caducifolio en pleno invierno, nos hicieron desistir en apreciar la majestuosidad del mencionado castaño. En fin, otra vez será.

Finalmente ya de vuelta en el pueblo nos reunimos para tomar las irrenunciables cervezas en el bar de la plaza de la Constitución donde se felicitó a Javier Bartolomé por haber conseguido con esta su 200 excursión: ¡¡Enhorabuena Javier!!

En animada conversación de barra con un propio del lugar, conocimos una simpática leyenda, por la cual el rey Felipe II había elegido las laderas de las Machotas donde se encuentra Zarzalejo, para construir lo que hoy es el monasterio de San Lorenzo de El Escorial, dada la abundancia de canteras del lugar. Tal fue la oposición recibida de los vecinos que el monarca optó finalmente por edificarlo a las faldas del monte Abantos.

En fin, dado lo relajado de la marcha, la bonanza de la temperatura y sobre todo por las interesantes ruinas visitadas, yo le otorgaría al menos 4 sicarias a esta excursión, aunque cada cual que la juzgue según su criterio.
Joaquín Sastre

FOTO REPORTAJES

miércoles, 7 de febrero de 2018

Excursión 387: La Camorza y la Pedriza

FICHA TÉCNICA
Inicio: Manzanares el Real
Final: 
Manzanares el Real
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia:  15,2 Km
Desnivel [+]: 539 m
Desnivel [--]: 539 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: Sí
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 19

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta























PERFIL

* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RESUMEN
A veces pasa. Se convoca una ruta determinada pero luego viene la meteorología y es la que tiene la última palabra. En este caso teníamos previsto una para visitar las Pirámides de la Pedriza pero el haber nevado unos días antes y una bajada posterior de la temperatura, hacía presagiar la presencia de hielo en el recorrido y por consiguiente la peligrosidad de éste. Así que, se cambió la ruta por otra más sencilla.

Amaneció con un sol y una temperatura muy agradable para andar. Quedamos a las 10:00 de la mañana en el aparcamiento de Manzanares el Real, enfrente del Castillo de los Mendoza.

Desde allí los senderistas del grupo (esta vez éramos 19) nos dirigimos, pasando por el antiguo puente sobre el río y por las ruinas del antiguo castillo (anterior en su construcción al de los Mendoza), a la Ermita de Nuestra Señora de la Piedra Sacra.

Esta ermita aunque fue construida en el siglo XVI, algunos autores consideran que mucho antes fue un lugar de culto de las tribus que poblaban estas tierras. Con un poco de imaginación, uno se puede abstraer en el ambiente mágico de las ceremonias realizadas por los druidas en aquellos tiempos. Si las piedras pudiesen hablar, ¿qué nos contarían? Volvemos a la realidad y continuamos la marcha en dirección norte hasta llegar a la calle Virgen del Puerto donde girando a la izquierda nos adentramos en el pinar en dirección noroeste.

Caminamos por la orilla del río Manzanares por unos senderos serpenteantes salpicados por grandes rocas y pozas donde hasta no hace mucho tiempo eran lugares para darse un baño. Ahora está prohibido. Comenzamos  a subir hacia la cima de la Camorza. A medida que lo hacemos, empiezan a aparecer las primeras manchas de nieve, afortunadamente sin estar helada. 

Vamos ascendiendo uno tras otro, por uno de los senderos de los varios que hay, contemplando a nuestra derecha la nevada Cuerda Larga, hasta alcanzar un collado a 1120 metros de altura que separa a las dos Camorzas de 1172  y 1213 metros. Desde aquí se divisa la otra parte de la loma, con la Sierra del Hoyo al fondo.

Desde el alto de una peña, tres machos de cabra montesa, con sus enormes cuernos, nos observan sin apenas inmutarse. Aprovechamos para hacerles algunas fotos. Desde este collado teníamos intención de girar a la izquierda para visitar a la Camorza Menor pero la nieve que había nos quitó la idea. Proseguimos el camino en dirección a la Camorza Mayor.

Antes de llegar, paramos en un lugar con unas magníficas vistas de la Cuerda Larga y la Pedriza a comer un tentempié para recobrar fuerzas. Ñam ñam…que bueno está todo, eso sí, bien regado con el vino de bota que algunos compañeros (que serían las paradas sin ellos) nos traen.

Con energías renovadas nos dirigimos ya directamente hacia la cima de la Camorza Mayor. En ella hay una caseta que parece que es de vigilancia. Si hasta ahora habíamos tenido buenas vistas, esto es lo más.

Tenemos una panorámica general espectacular: al sur Manzanares el Real con su castillo, el pantano de Santillana, el Cerro de San Pedro (todo blanco por la nieve), la Sierra del Hoyo; por el norte casi toda la Pedriza y la Cuerda Larga. Como es lógico nos inflamos a hacer fotos. 

Después de saturar nuestras retinas con tanta belleza, iniciamos el descenso por un sendero hacia el Collado de Quebrantaherraduras. Llegamos a él y cruzándolo los 19 senderomagos (esta vez no hubo estrellas fugaces) tomamos el PR-M16  en dirección al Berzosillo. 

Pasamos por una zona de mesas que parecen sacadas de una película de ”Los Picapiedra” y llegamos al Collado del Terrizo que también estaba cubierto por la nieve.

Dejamos el PR-M16 y continuamos por la Majada del Caco. Por allí nos sentamos junto a una valla de piedra y con el sol dándonos de frente, nos dispusimos a tomar (ahora sí) el bocadillo de la comida. Se estaba de lujo aquí. No hacía frío, ni hacía viento. Solo faltó echarnos una siesta. Repuestas las fuerzas continuamos en dirección noroeste y pasamos por una zona con una gran cantidad de pinos rotos y caídos. Esta zona esta infectada por la Armillaria y por el Tomicus Destruens.

La Armillaria
es un patógeno del bosque que puede ser muy destructivo. Es responsable de la enfermedad llamada “podredumbre blanca” que ataca las raíces de los árboles.

El Tomicus Destruens es un escarabajo que se alimenta y desarrolla en el tronco de los árboles. La combinación de ambas plagas es la que hace que caigan y mueran tantos como vimos.

Dejamos esta zona de pinos desolada y llegamos a Canto Cochino. Cruzamos el aparcamiento  en dirección al río.

Atravesamos un puente o pasarela de madera y continuamos por el GR-10 por la orilla izquierda del río. Pasamos por un sitio donde se ubicaba el embalse de la Garganta. Continuamos por el Tranco y giramos a la derecha  para atravesar otro puente por el río y callejear por la urbanización de chalets hasta llegar a la Plaza del Pueblo en Manzanares el Real donde como no podía ser de otra manera, nos tomamos las correspondientes cañas.

Por el maravilloso día, la compañía, las maravillosas vistas y el buen ambiente, está excursión se merece la calificación de: 5 sicarias.
Joaquín Pérez

FOTO REPORTAJES
Foto reportaje de Francisco Nieto