miércoles, 27 de noviembre de 2019

Excursión 499: Puerto de Navacerrada por la senda de la Tubería

FICHA TÉCNICA
Inicio: El Ventorrillo
Final: El Ventorrillo
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia:  13,8 Km
Desnivel [+]: 644 m
Desnivel [--]: 644 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: 
Ciclable: No
Valoración: 4
Participantes: 34

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta


















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

Mapa 3D (archivo kmz)

RUTA EN WIKILOC
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RESUMEN
Quinientos metros antes de llegar al Ventorrillo, dicho sea, desde el lado de Madrid, una curva de la carretera se ensancha para, en su día, cuando nevaba, los vehículos se detuvieran para poner las cadenas.

Hoy no hay nieve. Ni menos de la mitad de la que esperábamos. Qué digo, ni un cuarto de la mitad. La subida de las temperaturas de los últimos días y el agua caída han barrido la montaña.

Así que aprovechamos el ensanche de la curva para dejar nuestros coches y, a la hora mágica, como si fueran las cinco de una tarde de toros, nos ponemos en marcha camino del Puerto de Navacerrada. El día aparece muy nuboso y algo frío; con una ligera brisa que invita a abrigarse al menos hasta que los calores de la pendiente digan lo contrario.

Iniciamos la marcha por la vieja carretera, cerrada al tráfico, que subía al ya inexistente Real Sanatorio de Guadarrama que fue inaugurado en 1917. Este sanatorio se creó para el tratamiento de la tuberculosis que tantos estragos estaba haciendo en aquella época.

Tras muchos años de olvido, en 1971, en este edificio se rodó parte de la película “La Noche de los Walpurgis” y años después, en 1995, fue demolido.

Afortunadamente, el proyecto de demolición incluía la restauración de todo el terreno que ocupaban sus edificios, devolviendo al Monte lo que era del Monte. Queda ahora una verde y bonita explanada en lo que antes de llamaba el Poyal de las Vacas y ahora se ha quedado con “la explanada de los Walpurgis”. 

Continuamos el camino con subida suave, entre pista y senda hasta llegar al archiconocido Mirador de las Canchas o de La Barranca. La Maliciosa luce impresionante, quizás más que otros días, moteada de blanco y bajo un cielo rayado de nubes.

Completando el conjunto, el Peñotillo como eterno compañero y la cresta de Las Buitreras cierran el vallejo de las Tijerillas, quizás uno de los mejores rincones de Guadarrama donde tomar el sol en primavera.

Y un poco más a la izquierda, el barranco del Regajo del Pez que esconde, y bien que lo sabemos, la Fuente de la Campanilla. No se ve el Alto de Guarramillas, la Gran Guarrama, la Bola del Mundo, porque una nube la cubre y la cubrirá durante toda nuestra ascensión.

Tras unas obligadas y espontáneas fotos y un cruce de palabras con otro grupo que se parecía en algo al nuestro, nos encaminamos a la senda de la tubería, llamada así porque a lo largo de ella discurre una vieja tubería que es de suponer que abastecía de agua al sanatorio antes mencionado.

La senda es suave y agradable. Es de esos senderos que se recorren sin ser consciente del esfuerzo. Vas avanzando y ascendiendo a medida que transcurre una conversación o, más bien, al ritmo de una conversación. No puedo evitar personalizar por un momento para decir que a mí, esta senda siempre me ha parecido una delicia.

Parada para el ángelus poco antes del Risco de los Emburriaderos, que es la hora. Y último tirón para sobrevolar la Peña del Cuco y llegar al Collado de Los Emburriaderos, ¿quién pondrá los nombres? Se preguntaba alguien en voz alta.

En el Puerto de Navacerrada nos espera un mercadillo donde se entregaban camisetas y se vendía lotería. Se trataba de José María y Paco N. quienes, acompañados del ya reparado Ángel, el de Segovia (o el de las fotos) se sumaron al grupo para continuar la ruta.

Bajamos por el camino de la Alcantarilla, llamado así porque coincide con el tendido (subterráneo, por supuesto) del alcantarillado del Puerto y que realmente se trata de la pista forestal de La Vaqueriza. Alguien comenta que hicimos una jornada fontanera: subir por la tubería y bajar por la alcantarilla.

En definitiva, bajamos por el barranco de Navalmedio con la intención de cruzar el arroyo Regato del Puerto. Imposible cruzarlo sin flotador o manguitos.

Cuánta agua caía por lo que normalmente es un modesto arroyuelo que solo toma forma cuando se junta, más abajo, con el de Navalmedio. Cómo se crece un regato cuando el otoño da el agua que debe dar.

Y en vista de la imposibilidad de cruzarlo, nuestro guía decide descender paralelos al arroyo/río/torrentera/riera/avenida cueste lo que cueste y se pise lo que se pise.

Y como siempre, venciendo a los mismísimos rosales silvestres, al barrillo resbaladizo o a los helechos que cariñosamente se nos enganchaban a nuestro paso, llegamos triunfantes a la carretera. Precisamente a la altura del Ventorrillo que, como puede adivinarse, se encuentra quinientos metros antes de llegar, dicho sea, desde el lado Segovia, a donde habíamos dejado los coches.

Una sicaria porque no nos llovió. Otra sicaria porque excepcionalmente pudimos tomar una cerveza en mitad del recorrido. Añado una sicaria más porque ver tanta agua en estos tiempos, emociona. Y otra porque sí, porque nosotros lo valemos. Total, 4 sicarias.
Juan

FOTO REPORTAJES

miércoles, 20 de noviembre de 2019

Excursión 498: Cerros de Álamos Blancos y Cabeza Líjar

FICHA TÉCNICA
Inicio: Alto del León
Final: Alto del León
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia:  13,2 Km
Desnivel [+]: 604 m
Desnivel [--]: 604 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: No
Ciclable: No
Valoración: 4
Participantes: 21

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta


















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

Mapa 3D (archivo kmz)

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RESUMEN
Esta vez es a una novata, la que suscribe, a quien toca relatar los pormenores, andanzas y sucesos de tan agradable, aunque un poco húmeda y nevada excursión.

La ruta de este miércoles se ha hecho por el suroeste de la cercana sierra de Guadarrama, saliendo del Alto del León y ha sido circular.

Antes que nada y como dato curioso, decir que el nombre de el “Alto del León” tiene su origen en el siglo XVIII cuando el rey Fernando VI decidió construir una moderna carretera para facilitar la circulación por allí. En 1749 se inauguró la obra y se levantó una escultura de piedra con un león cogiendo con sus garras dos globos terrestres, dos mundos: España y las Indias, sirviendo de límite a las Dos Castillas. La escultura dio pie a que se le llamase “Alto del León”.

Al ser un día neblinoso y con pronóstico de nevadas, el grupo se ha visto un poco reducido en relación a excursiones más soleadas. Somos 21 caminantes y 4 perros. Aunque dicho sea de paso, uno de los perros, Mecha, una vez más, decidió hacer la excursión por su cuenta y desaparecer a mitad del camino generando en su dueña gran desasosiego y preocupación. Pero no adelantemos acontecimientos….

Empezamos la marcha tomando el camino que sale detrás del restaurante en dirección a Peguerinos, hacia las antenas del recinto militar, por el camino del “Vía Crucis”; en él aún se pueden observar algunas cruces en pie en su inicio, justo enfrente del primer búnker de la guerra que nos encontramos.

Aunque en el paisaje se aprecian las primeras nevadas del año, puedes andar fácilmente por la pista
sorteando la poca nieve que aún hay. Como innovación cabe destacar el nuevo atuendo de Mecha: unos “calcetines negros ajustables” recomendados por el veterinario para proteger la patas de la nieve. Los calcetines van desapareciendo paulatinamente pasando a formar parte del paisaje.

Antes de abandonar este camino, se produce un incidente protagonizado por los perros y un pobre gato despistado que no se percató de lo que se le venía encima. Los cuatro perros se abalanzaron sobre él, haciendo honor al nombre del puerto, y se montó un buen guirigay.

Seguimos camino y más adelante, en la ladera del Cerro Piñonero o de la Gamonosa, encontramos la antigua “Cruz de los Caídos”, perteneciente al calvario que partía del puerto, cruces de hormigón hoy, casi todas, derruidas.

Continuamos nuestra ruta en dirección al Cerro de los Álamos Blancos pasando por la pradera Asiento del Roble para llegar al poco al Pino Albar de la Pinosilla, donde visitamos un árbol singular bicentenario, el Pinus Sylvestris, ejemplar monumental considerado entre los de mayores dimensiones dentro del territorio madrileño.

Tras una corta subida, llegamos al Cerro de los Álamos Blancos y hacemos nuestra primera parada para almorzar y reponer fuerzas... y entonces nos percatamos de que tres componentes del grupo han desaparecido, a saber…. tres de los cuatro perros: Kiro, Vito y Mecha. Pasado un rato, Kiro y Vito deciden reintegrarse de nuevo al grupo, con el consiguiente alivio de sus dueños, pero no así Mecha de espíritu aventurero y alocado.

Rosa y Encarna no continúan camino con el grupo y retroceden hacia los coches acompañadas por Raquel que va en busca de Mecha. El resto del grupo bajamos hacia el arroyo de los Álamos Blancos para continuar por la loma del Cerro de los Lobos, lugar que contiene bastantes restos militares, para luego ascender hasta el punto más alto de la ruta, Cabeza Lijar (1822,80 metros sobre el nivel del mar). La subida fue sencilla aunque algo empinada.

De camino pasamos por la Mina de Wolframio, denominación dada así por ser una antigua mina de extracción de ese mineral, muy apreciado por su dureza y, visitado su interior, nos dirigimos al Collado de la Cierva, también llamado de la Mina, por su cercanía a ella.

El tiempo ha empezado a cambiar, las temperaturas son considerablemente más bajas y caen los primeros copos de nieve de entre la neblina que nos ha acompañado durante todo el trayecto. En este punto paramos a comer con prisa y no sin cierta dificultad; ya que algunos somos reacios a quitarnos los guantes y tenemos que decidir entre perder la sensibilidad por el frío o perder la sensibilidad por los guantes. En cualquier caso la cosa se hace difícil, así que lo mejor es darse prisa y terminar cuanto antes. En esta tesitura debo resaltar y alabar el chocolate ofrecido, tan generosamente, por Carolina; calentito, reconfortante y rico ¡todo un puntazo!

El paisaje está cambiando con la nevada; el viento se hace más presente, las ramas de los árboles se empiezan a vencer con el peso de la nieve. Parece una auténtica estampa navideña.

Continuamos la ascensión hacia la cima de Cabeza Lijar. Una vez allí, la persistente niebla no nos permite disfrutar de las vistas panorámicas que deben ser estupendas dada su situación: al norte los pinares segovianos de El Espinar, al oeste los denominados Pinares Llanos, de Peguerinos, en la provincia de Ávila y al sur los pinos del madrileño embalse de la Jarosa y el Valle de los Caídos. Su cumbre está coronada por un circular observatorio de la guerra civil española reconvertido en refugio y mirador; al lado del mismo se ubica un vértice geodésico de primer orden, utilizados para realizar mapas topográficos.

Después de hacernos la foto de grupo allí, emprendemos el descenso con cierto cuidado porque la nieve está cubriendo las piedras y hay que calibrar bien la pisada. Caminamos en dirección al Penacho y pasamos por el Collado de la Gasca, La Cerca y Las Hondillas.

La gran nevada y la niebla dificultan la visibilidad, lo que nos impide disfrutar de las vistas de estos lugares y nos anima a centrarnos en llegar a nuestro destino con cierta celeridad. El camino se ha cubierto de blanco.

Llegamos al parking del restaurante del Alto del León bastante más húmedos que cuando salimos, y allí nos esperaba Raquel que, por fortuna, en el camino de vuelta encontró a Mecha medio perdida y desorientada.

A resguardo en el restaurante y al calorcito, terminamos la actividad con una invitación de parte de tres senderomagas: Belén, Lourdes y Raquel; esta por haber recuperado a su querida Mecha y aquellas por haber ingresado recientemente en el grupo. Terminando de esta forma tan grata esta invernal ruta, aunque estemos aún en otoño. 

Por ser una excursión asequible aunque con algún desnivel pronunciado y por gran la nevada que ha dejado tras de sí un paisaje blanco y navideño, le doy 4 sicarias.
Lourdes Clabo 

miércoles, 13 de noviembre de 2019

Excursión 497: El Castañar de El Tiemblo

FICHA TÉCNICA
Inicio: Castañar de El Tiemblo
Final: Castañar de El Tiemblo
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia:  13 Km
Desnivel [+]: 746 m
Desnivel [--]: 746 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: 
Ciclable: En parte
Valoración: 3
Participantes: 27

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta

















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta













TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

Mapa 3D (archivo kmz)

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RESUMEN
Precioso día para caminar por un bosque de castaños, robles y pinos con los colores típicos del otoño. Estamos en El Tiemblo. Aunque, nada más llegar al parking del castañar, nos cayó un chaparrón, el resto del día fue soleado sin más incidencias meteorológicas importantes, si exceptuamos un poco de viento racheado en el ascenso al pico de El Mirlo.

Bueno quiero explicar en primer lugar una anécdota que nos ocurrió a la salida del pueblo de El Tiemblo, por la carretera que lleva hacia el Castañar. Nos apareció de repente, un control de carreteras que inicialmente no supimos interpretar.

No sabíamos si eran guardias civiles por alguna infracción cometida, gente desalmada pidiendo dinero por alguna causa ilegal ,o como fue el caso, varias personas (tres o cuatro) cobrando un impuesto revolucionario por pasearse por el Castañar de El Tiemblo. Cobraban 6 euros por vehículo y dos euros por persona.

Quizás se enteraron por algún medio escrito o radiotelevisivo que el grupo de senderismo GMSMA iba a visitar el lugar con una decena de vehículos y una treintena de senderistas. No lo esperábamos porque el año pasado solo cobraban el impuesto en verano y en fines de semana, posiblemente porque el resto de días no les salía rentable.

No sé la justificación que explicaban, pues en el parking no había nadie y no tenía ni papeleras. En resumen gran enfado del personal, y muchos solicitando que los habitantes de El Tiemblo paguen por visitar Segovia y contemplar el Acueducto.

Pasado el enfado, comenzamos a caminar entre castaños con bellos colores de tonos otoñales y llegamos al Refugio de Majalavilla, quedamos admirados por el “Abuelo” (castaño con mas de 500 años) que está rodeado de una descendencia de hijos castañeros y atravesamos el arroyo Garganta de la Yedra para alcanzar los famosos Corrales de El Tiemblo, donde tomamos el tentempié de media mañana.

Después de recuperar fuerzas, comenzamos con la subida hacia el Pico del Mirlo. A la izquierda del camino observamos el Valle de Iruelas, con un bonito bosque de robles, en el que ya se ven los colores amarillo-anaranjados, típicos de la estación otoñal.

Llegamos al Pozo de la Nieve, antigua construcción, donde se almacenaba este apreciado producto, tan difícil de conservar en otros lugares. Dispone de una escalera metálica, renovada,  pues la anterior era de madera, por la que se puede descender hasta el fondo del pozo. Proseguimos el ascenso hacia el Pico del Mirlo, que se nos ofrece en la lejanía en toda su grandiosidad.

Todo el grupo quería ascender hasta la cima, exceptuando dos miembros del GMSMA, José María y el que suscribe, que ya habíamos ascendido en varias ocasiones y preferíamos contemplar tranquilamente las vistas desde media montaña.

Tomamos una pista que bordea el pico y quedamos con el resto del grupo en la intersección de nuestra pista con la senda de descenso del Pico del Mirlo.

Debido a varias indicaciones erróneas, recibidas por teléfono, sucedió que dos expertos senderistas, con muchos años de experiencia, y muchos kilómetros a sus espaldas, con el programa “OruxMaps” activado, continuaron bordeando una valla, luego de haber alcanzado el punto de reunión.

Por esa senda, de cierta dificultad, no lográbamos alcanzar el punto de encuentro, pues ya lo habíamos sobrepasado. Decidimos entonces seguir avanzando, a la búsqueda del camino de descenso del pico.

Este camino erróneo nos obligó a adentrarnos campo a través, por un bosque con grandes piedras, en el que separarse unos metros implicaba no ver persona humana en una corta distancia. Resumen: nos separamos y distanciamos, aunque sin la sensación de estar perdidos, pues sabíamos donde estábamos y podíamos comunicarnos por vía telefónica.

Así que nos dispusimos a recuperar fuerzas, por lo menos en mi caso, tomando el bocadillo castañero que nos había recomendado Antonio en el correo de convocatoria. Estábamos perdidos del grupo, estábamos perdidos del minigrupo de dos, pero no estábamos perdidos en la montaña. 

Utilizando el móvil y el “Orux”, informamos de nuestra posición, y a José María se le indicó que continuara hasta el pueblo de Casillas, el cual se divisaba cercano y para socorrerme a mí llegó un equipo de rescate, que me acompañó al aparcamiento del Castañar. Y colorín colorado este cuento se ha acabado.

Después de recoger a José María en el pueblo de Casillas, nos reunimos todos “rescatadores“ y “rescatados” en un bar de El Tiemblo donde los segundos invitaron a los primeros a las cervezas de rigor. 

Por todo lo dicho, por los inconvenientes citados y porque no había castañas califico esta marcha con 3 sicarias, sobre un total de 5.
Nicolás Pizarro

FOTO REPORTAJES

miércoles, 6 de noviembre de 2019

Excursión 496: El Abedular de Canencia

FICHA TÉCNICA
Inicio: Puerto de Canencia
Final: Puerto de Canencia
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia:  10,6 Km
Desnivel [+]: 610 m
Desnivel [--]: 610 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas y agua: 
Ciclable: No
Valoración: 4,5
Participantes: 40

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta


















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta













TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

Mapa 3D (archivo kmz)

RUTA EN WIKILOC
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RESUMEN
Este miércoles estábamos convocados por el Boss para disfrutar de una excursión de 15km y 700m de desnivel, por el abedular existente en la zona del puerto de Canencia, y que sería la número 496 del GMSMA (parece increíble el número de excursiones realizadas).

Hoy éramos 3 de los 4 miembros del GMSMA que vivimos por Aluche-Campamento, los que con la enorme ilusión que corresponde de unos niños sexagenarios nos pusimos en marcha a las 8.40 con destino al puerto de Canencia.

El fluido tráfico que encontramos, primera sorpresa del día, nos permitió realizar una parada previa en Miraflores para degustar el cafetito mañanero y compartir los primeros chascarrillos con otros senderomagos que también disfrutan de este pequeño vicio.

A la hora acordada, ya estábamos prestos los 40 participantes de la marcha de hoy.

Estos primeros minutos se me pasaron saludando al personal, conociendo a nuevos senderomagos incorporados este verano y canjeando billetes legales de banco por papelinas que dicen ser “décimos de la lotería navideña”.

Como siempre, tanto los senderomagos como las 5 mascotas caninas que también nos acompañaban hoy, estábamos inquietos y atentos a las evoluciones del Boss hasta que pronunció ese vocablo tan esperado cuando iniciamos marcha y tan odiado cuando te pilla a medio bocadillo: “Vámonos”

Nada más comenzar la ruta, me llevé la segunda agradable sorpresa del día, ya que esta vez iniciamos la excursión bajando (sí, sí, sí….bajando) desde el aparcamiento del Puerto de Canencia hacia el arroyo de Estepares en un suave descenso de 900 metros y 90 desnivel por pinares. Mientras unos bajábamos con pausado caminar en fila, los “senderomagos seteros” se esparcían por la ladera en busca del tan ansiado manjar y así prosiguieron a lo largo de toda la jornada, aunque al final no fue muy abundante lo encontrado. 

Giramos a la izquierda y atravesamos la M-629 para tomar la senda del Sestil de Maillo, pasando por debajo de un hermoso acebo cargado de fruto y caminando entre pinos y luego robles, hasta llegar al arroyo donde empezamos a ver los blancos troncos de los abedules.

Al llegar al arroyo del Sestil de Maillo dejamos la senda y seguimos aguas arriba unos 500 metros hasta donde se unen los 2 arroyos que lo alimentan: el arroyo del Toril y el arroyo de las Chorreras.

En este tramo, los que íbamos en cabeza nos enteramos que al parecer nuestra mascota “Mecha” había vuelto a desaparecer entre los arboles buscando alguna de sus aventuras (traducido: “Mecha se había perdido”).

Sus preocupadas dueñas las hermanas Clabo (Raquel y Lourdes) se volvieron por el camino andado….resultado: Mecha se añadió tan contenta de nuevo al grupo después de sus andanzas y las hermanas Clabo en su búsqueda, ya habían vuelto al puerto Canencia, donde se quedaron esperándonos hasta final de la marcha. Mecha a partir de ese momento quedó bajo la vigilancia férrea de Esteban F. con el que realizó el resto de la excursión.

También comentamos entre varios el buen clima que nos estaba acompañando, sin lluvia ni tanto frío como daban las predicciones, lo que para mí fue la tercera agradable sorpresa.

Además de las anécdotas anteriores, hay que reseñar que esta parte de la ruta tiene una especial belleza paisajística a lo que se añade, según he leído a posteriori, que en esta zona se conservan hasta 6 árboles que figuran en el catálogo de “árboles singulares de la Comunidad de Madrid”:
  • Un tejo que dejamos a la derecha a poco de cruzar la carretera (”tejo de la senda” nº229 ) con unos 10m de altura y 4m de perímetro, que debe tener más de 400 años.
  • Si hubiéramos seguido la carretera, que realiza una curva pronunciada en este punto, en el puente de la Pasada, unos poco metros más adelante, en una senda a la derecha, entre el arroyo y la carretera, hay otro tejo (”tejo del Sestil de Maillo.” ) con unos 8m de altura y 9m de perímetro, que debe tener más de 500 años. Este no lo pudimos ver.
  • En el camino que hicimos al otro lado del arroyo del Sestil de Maillo, está el “acebo puerto de Canencia nº76” con casi 200 años y 13m altura y 2 de perímetro.
  • En la zona que cruzamos el arroyo del Toril, hay un par de abedules, uno en cada margen del arroyo, que calculan tienen más de 130 años y con perímetros de 3-4m. (abedules del arroyo Toril I y II)
Atravesamos los dos pequeños arroyos del Toril (aguas arriba queda la famosa Chorrera de Mojonavalle) y de las Chorreras e iniciamos una subida con 100m de desnivel, más o menos, por la zona llamada “Hoya de la Vieja”, para alcanzar un cortafuegos a una cota aproximada de los 1600m, que ha sido la cota más alta de esta excursión.

A mitad de la subida realizamos la usual parada “del ángelus” que es una excusa como otra para tomar unos frutos secos y beber de las varias botas de vino que portan los senderomagos.

La ruta prosiguió dejándose caer por el cortafuegos a lo largo de 3km con un desnivel de 320m, siempre rodeados de pinos, viéndose de vez en cuando a Canencia en lontananza, y con las llamadas a Kiro de su dueña para que no se alejara del grupo.

Sin darnos casi cuenta nos encontrábamos de nuevo con la carretera M-629 pero esta vez a la altura de su km 12.

Cruzamos la carretera y caminamos unos 200m dejando a la izquierda el puente del Vadillo para reencontrarnos con arroyo del Sestil de Maillo al cual atravesamos y seguimos aguas arriba unos 200m.

Dejamos el arroyo subiendo hacia la izquierda unos 300m para coger hacia la derecha una senda que seguimos otros 200m entre pinares.

Las “estrellas fugaces” se despidieron del resto del grupo en este momento, siendo en esta ocasión acompañadas por otros senderomagos que hoy, a pesar de la suave y bella excursión, se sentían “flojitos” (no quiero poner nombres…) y decidieron subir directamente a comer el bocadillo al aparcamiento del puerto, siguiendo la cómoda pista que traíamos, coincidente con el PR-28, el sendero que une Pinilla del Valle con Canencia.

La verdad es que yo no tenía ni idea de dónde nos encontrábamos, pues me había pasado disfrutando de la agradable compañía y espectacular paisaje otoñal de la ruta, sin fijarme el rumbo que llevábamos. Fue Julian S. quien me indicó que estábamos muy cerca del Puerto de Canencia (unos 3km), lo cual fue mi cuarta agradable sorpresa del día, pues habían transcurrido las horas en un santiamén.

El Boss decidió bajar ahora hacia el arroyo del Hueco y subir aguas arriba hasta su unión con el arroyo de Estepares, punto donde le habíamos atravesado por la mañana. Después de tomar el bocadillo montañero y sacar una foto del grupo por esta zona, eran sólo las 3 de la tarde pero el Boss consideró suficiente lo gozado este miércoles y puso rumbo al Puerto de Canencia por el mismo camino que habíamos recorrido bajando por la mañana.

Yo distraído por lo agradable y placentero de este tramo, no caí en la sigilosa y oculta maniobra del Boss que me solicitó mi palo derecho y dijo: “ahora que tienes la mano libre haz como si escribieras”. No hizo falta más comentarios, sabía que me había encargado hacer la crónica de la excursión de hoy. 

Llegados a los coches me llevé la última sorpresa del día: por primera vez que yo recuerde la ruta había sido más corta (10,6km) que la prevista por el Boss (15km).

En el puerto realizamos una nueva foto de grupo, pero ésta vez incluyendo a los “flojitos” y a las alegres hermanas Clabo reencontradas con Mecha, y a continuación nos desplazamos todos a Miraflores de La Sierra donde tomamos las tradicionales cervezas pagadas en esta ocasión por Olga S. (estrena estrella y título de senderomaga), por Encarna C. (cumple), por Javier Miguel (cumple), por mi (me estreno de abuelo) y por Leonor (porque según nos dijo, se lo había pasado estupendo).

Siempre aceptando la posible corrección posterior de “nuestros mayores de estrellas muy superiores”, le doy a esta excursión 4,5 sicarias por “prestosa” y bella, aunque por dificultad sólo podría darle 2 sicarias.
Alejandro Merino

FOTO REPORTAJES

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