jueves, 12 de marzo de 2020

Excursión 512: Río Eresma desde Carbonero el Mayor

FICHA TÉCNICA
Inicio: Carbonero el Mayor
Final: Carbonero el Mayor
Tiempo: 3 a 4 horas
Distancia:  12 Km
Desnivel [+]: 279 m
Desnivel [--]: 279 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas y agua: 
Ciclable: Sí
Valoración: 5
Participantes: 33

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta


















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RUTA EN WIKILOC

RESUMEN
Vaya lio!!! Los amigos de mis amigos son mis amigos…aunque espero que entre ellos no esté el COVID-19 preferimos mil veces el CABU-20.

Pues si, la verdad que esta semana es atípica. Recibimos la convocatoria de nuestro boss del GMSMA para EL JUEVES día 12 en lugar de ser como viene siendo habitual el Miércoles. El motivo está claro, haremos una sencilla ruta circular por el río Eresma para conocer sus cañones y molinos, las canteras de pizarra de bernardos y el pueblo abandonado de Fuentes, pero el cambio de día está marcado por ese pobre CABU que vamos a degustar en Carbonero el Mayor.

Parece que se han compinchado Ricardo Tardon y Marcos Herrero con el buey para que lo degustemos en el Mesón el Riscal. Para no hacerlo coincidir con el día del ‘Menú del día’ valga la redundancia, se pasa la ruta del Miércoles al Jueves y sin que sirva de precedente, ya que al parecer es la primera vez que se hace un cambio de este tipo.

Cada vez que una ruta finaliza en una copiosa comida, la afluencia de público es máxima y si se suma la sencillez de la misma con 12 km y solo 300 metros de desnivel, también favorece que se vayan sumando participantes a diestro y siniestro. Y así fue en un primer momento, el número de participantes iba creciendo atraídos por el CABU-20. Pero de repente, el COVID-19 va ganando posiciones y justo el día anterior a la ruta:

Colegios, guarderías, universidades, museos y centros de día, cerrados durante quince días por el coronavirus

Esto cambia de forma radical el sentir de todos, parece que empieza a cundir el pánico y también el sentido de la responsabilidad. Cada uno por un motivo, ya sea por precaución, por la necesidad de cuidar de los nietos, por la peligrosidad del bicho, comienzan a producirse un sinfín de bajas que puede hacer peligrar la comida y obliga a realizar in situ un nuevo recuento de comensales.

Vamos llegando con cuentagotas, al lugar de encuentro, donde posteriormente nos reuniremos a degustar el rico CABU. Como ya he comentado en el inicio, todo es atípico. No hay besos, ni abrazos, ni roces, los saludos son diferentes, choques con el codo, con el pie, besos al aire hay que frenar la expansión del coronavirus a la fuerza y esperando siempre que no haya sido invitado a la ruta.

Puntualmente, aunque sea Jueves, salimos caminando a las 10:30 rumbo a los molinos de carbonero dejando atrás el Mesón El Riscal que sabemos que nos esperará con ricas viandas, al menos esa pinta tiene por lo que hemos podido ver mientras tomábamos un rico café. Una ruta bien definida llana, ancha y bien perfumada con ‘EAU de goch’, será por las diversas granjas de cerdos y pollos a lo largo del camino. Algún senderomago entendido en la materia comenta que, sin duda, el peor olor de granja es el parto de una vaca.

A Carbonero se le bautizó así porque en este lugar se fabricaba carbón vegetal (leña quemada por combustión incompleta). La abundancia de encinas con las que se elaboraba hizo que adquiriese gran fama. ´Mayor’ se añadió posteriormente, para diferenciar a este pueblo de otros cercanos, como Carbonero de Ahusín.

El origen de Carbonero el Mayor parece ser medieval. Aunque los primeros documentos que lo citan son del siglo XIII, es razonable pensar que sus orígenes están en la conquista de Toledo por Alfonso VI en 1085. Con una economía agroganadera, la población se vio afectada por la peste sobre el año 1800, y posteriormente el pueblo también se vio afectado por el cólera. Esperemos que se libre de la pandemia que tenemos en este momento, el coronavirus que nos tendrá a todos enclaustrados y alejados de las sendas y rutas gmesmanianas durante una temporada.

En la ruta encontramos restos de construcciones que pudieran estar relacionadas con dos antiguos oficios, tejeros y caleros que aprovechaban las materias primas que les ofrecía el entorno.

El camino continua siendo una senda fácil y llana, hasta que nos encontramos una pequeña bajada para cruzar un arroyo, con un pequeño accidente.

La vegetación incluye algún campo de cultivo de cereal, con eriales improductivos, vegetación de ribera. A lo largo del recorrido encontramos desde la cuenca sedimentaria cubierta por arenas eólicas, un relieve residual calcáreo en cuesta, otros materiales como las pizarras, arcillas, rocas calcáreas y materiales más recientes como las arenas silíceas.

Una pronunciada subida a un cerrillo de buenas vistas, que serian los 300 metros anunciados de desnivel, y aunque queda un rato para la hora oficial del ángelus, se adelanta, esperando a los senderomagos que han acompañado a Maria Jose y Jose Luis después del percance sufrido al cruzar el arroyo.

Este adelanto no nos viene mal, ya que todos pensamos que nos espera una estupenda comida y así tenemos tiempo de hacer nuevamente hueco en el estomago.

Continuamos la ruta, y nos encontramos con los restos de un molino harinero en la ribera del río Eresma (que pudiera ser Peña Covilla) en el que podemos curiosear por no tener impedimentos en el acceso; el edificio conserva los cuatro paredones que se asientan sobre un zócalo de sillares de caliza, tipo de piedra que al poder labrarse con una forma regular, le da mayor solidez al edificio que si se hubiera construido con la pizarra, que aquí abunda y es mucho más fácil de conseguir.

En este molino, como en otros de la zona, también se ha labrado la pizarra para poder desviar el agua del río hasta el lugar donde se asentó el molino, en el que destaca el lado de las arquerías de ladrillo, lugar por donde se devolvían al río las aguas que habían tomado prestadas para la molienda.

Curioseamos un rato, por arriba, por abajo, foto va, foto viene, dentro, fuera, incluso algún senderomago se quedaba con ganas de un baño por el calor del momento y la estupenda piscina que formaba el río en su meandro y que invitaba a ello. El lugar era el apropiado para hacer la foto de grupo.

Después de la parada en el molino, hubo un pequeño susto de nueva subida pronunciada pero la bordeamos y llegamos al punto alto, de excelentes vistas, con el menor esfuerzo posible. A partir de aquí la ruta se volvió de nuevo fácil hasta el final de la misma.

Nos encontramos con un campo de placas solares y a continuación con el pueblo, o mejor dicho el ‘no pueblo’ de Fuentes.

Fuentes o Fuentes de Carbonero es un despoblado a poca distancia de Carbonero el Mayor (desde el enclave se divisan las torres del pueblo); hasta su total despoblación ocurrida a finales del siglo XX estaba definido como barrio de Carbonero. Su deterioro y abandono ha dejado paso a un lugar solitario, con su urbanismo ruinoso y la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción casi destruida.

Por su cercanía (2km), por su industria y por los oficios de sus habitantes, Fuentes estuvo siempre muy ligado a Carbonero el Mayor cediendo poco a poco su independencia y evolucionando a barrio de este municipio. El poblado data del siglo XII y se transformo en barrio en el siglo XIV.

Su economía estuvo basada en el trabajo en los hornos de cal y fabricación de ladrillo, en los cultivos de secano y viñas, y en la crianza de ovejas y cerdos. La emigración y consiguiente despoblación comenzó a finales del siglo XIX y termino a mediados del siglo XX cuando en 1963 quedaban solo dos familias.

Sobre la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, comentar que fue destruida por un rayo en 1732 y tuvo que ser rehecha en 1741. El maestro albañil que se ocupó de este trabajo fue Jose Gomez. Tras su abandono y deterioro se guardaron algunos enseres valiosos en el museo Episcopal de Segovia para su custodia. Otras piezas, entre las que se cuentan buenas esculturas, se llevaron a la Iglesia de San Juan de Carbonero y al monasterio de San Vicente el Real.

En las ruinas que quedan en pie puede apreciarse que es un edificio de una sola nave con crucero y cabecera plana. Está construido en mampostería y buena sillería en los lugares especiales como son las uniones de los muros y los vanos. Tiene una torre de campanas a los pies que presenta tres cuerpos. El acceso principal está en el muro norte. Algunos senderomagos se adentraron en la iglesia pudiendo comprobar el estado de deterioro y abandono de la misma.

Continuando la ruta, en breve tuvimos una nueva parada junto a una fuente, que fue muy bien recibida para refrescarnos, cambiar y renovar el agua de nuestras botellas. Algún paladar fino indicaba que se notaba la diferencia con el agua madrileña.

Ya de vuelta hacia Carbonero el Mayor, nos adentramos hacia el centro del pueblo para conocer la Iglesia de San Juan Bautista y el ayuntamiento. La iglesia está situada en el centro del municipio, ha sufrido varias transformaciones, adecuándose su configuración a las diferentes épocas y gustos de sus parroquianos.

Los restos más antiguos de esta construcción se fechan en torno al siglo XIII, dentro del estilo dominante en la comarca, el románico de ladrillo. Edificio de planta basilical, posiblemente de tres naves y con la torre situada sobre la bóveda del presbiterio.

Del primitivo templo solo se conserva en la actualidad la base de la torre hasta el tercer cuerpo, realizada en mampostería e hiladas de doble ladrillo. A finales del siglo XV, se produjo la transformación del edificio al gusto gótico, respetándose del templo anterior solamente la cabecera y la torre.

La nueva construcción, modelo precursor del gótico tardío, se realizo en cantería caliza, de las cercanas canteras de la Muela. El interior se estructura en tres naces de diferente altura y anchura divididas en cuatro tramos de dimensiones diferentes.

El Ayuntamiento de Carbonero el Mayor es un edificio bastante curioso, por su composición. Se aprecia en las tres alturas que muestra. La inferior está elaborada con una sillería de piedras alberas, rectangulares y lisas de gran tamaño. La intermedia cuenta con el recurso de grabar la superficie del revoco que la recubre con singulares formas geométricas y florales; una técnica muy elaborada llamada esgrafiado. En este segundo piso también destaca el balcón en forja donde se muestran las banderas constitucionales. Por último, se encuentra la planta superior, donde se rompe completamente esta estética regional y autóctona con una fachada con el típico ladrillo visto, muy poco ornamentada y por ello más funcional.

Las industrias que componen la economía de Carbonero el Mayor son principalmente la transformación de productos agroalimentarios (industrias cárnicas), la cerámica, y la agricultura y la ganadería tradicionales.

Tras el paseo urbano, allá que nos dirigimos, al Mesón el Riscal, para dar buena cuenta de esa ganadería tradicional. Nuestra sospesa fue inmensa, cuando nos encaminamos hasta el comedor que nos habían reservado para el GMSMA y nos encontramos al coronavirus coronando, en forma de lámparas, todo el techo del comedor..HORROR nos persigue, esto es como una pesadilla. Pero en seguida, comenzamos a fijarnos en las viandas que fueron llegando a nuestra mesa.

- Carpaccio de buey con salsa de foie…uhhmmmm riquísimo
- Copa de ensalada o ensalada en copa con pavo escabechado y ricas croquetas
- Buey, fileteado en crudo junto con piedras de barro calentadas a altas temperaturas para hacerlo vuelta y vuelta. Algún adelantado se lo puso directamente en su plato para comérselo poco hecho, y tan poco hecho

Comimos buey hasta que nos cansamos de decir, que por favor, nos trajesen un poquito más al igual que las patatas chips fritas. Finalizando con un postre helado muy amoroso, café, licor….

Tras el atracón, rápidamente nos movilizamos para ir a ver a los ‘CABU’ en su ambiente. Naturbuey, es el paraíso para mansos y cabestros. Nos adentramos en la finca con nuestros coches, y pasamos entre los animales. Jesús, el gerente de la empresa nos cuenta como cuidan de los bueyes para conseguir un engrasamiento óptimo que luego se traduce en una extraordinaria calidad de la carne. 

Los bueyes son sacrificados en el momento que se consigue el peso ideal, entre los 800 y 1.100 kg y algo más de ocho años de vida. Nos cuenta que el menú que hemos degustado, sale de las peores parte del buey. Tendremos que atrevernos a probar otro fileteado más grueso y selecto.

A continuación entramos en los establos para ver los bueyes que están ya casi listos para ser degustados, y algún senderomago se atrevió a mezclarse con los animales, tocar los cuernos y dejar inmortalizado el momento. Jesús, nos dejo muy claro que la carne es solo para consumo en el Meson el Riscal y no comercializan con ella fuera de él.

En los establos también tuvimos la oportunidad de ver los cerdos-ovejas . El grupo cárnico ´Monte Nevado’, gestionado actualmente por Jesús, salvó de la extinción la raza de cerdo húngara mangalica conocido de forma coloquial como cerdo-oveja, pariente lejana de la ibérica, y de la cual se han empezado a comercializar productos con calidad muy elevada.

No se trata de una mutación genética creada en laboratorio, sino de una raza autóctona que reinó en el imperio austrohúngaro. Los mangalica son cerdos domésticos, aunque cubiertos de una gruesa capa de pelo que, en apariencia, se asemeja a la lana.

A comienzos del siglo XX la ya mermada raza de los cerdos-oveja quedó desterrada, debido a que la tendencia de consumo giró a favor de carnes más magras. Hasta que sucedió un encuentro fortuito en 1991, la familia de Monte Nevado se topó con esta variedad de cerdo-oveja buscando animales grasos para productos de larga curación, reconoció en ella muchas de las virtudes del cerdo ibérico, y apostó por la conservación de la raza. Tras 10 años de arduo trabajo, en 2010 el número de animales reproductores de Mangalica superaba los 7.000, consolidándolo como uno de los productos gourmet a tener en cuenta. Monte Nevado se ha convertido en la embajadora de esta nueva especialidad gastronómica.

Posteriormente, unos tomaron ruta a casa y otros continuaron hasta la tienda donde más de uno picaría y compraría un poco de jamón o lomo mangalico.

La ruta pudiera ser evaluada con 2 sicarias por la sencillez de la misma, pero si tenemos en cuenta el pedazo día, la compañía, las ricas viandas, la visita a los bueyes, los cerdos-oveja y haber traspasado la barrera de lo prohibido no tenemos más remedio que subirla hasta 5, por el buen sabor de boca que nos ha dejado y no saber hasta cuándo podremos saborear otra ruta con o sin el GMSMA.
Olga Rodilla

P.D: Y colorín colorado este cuento se ha acabado. A cuidarse y ser responsables sin salir de casa.

FOTO REPORTAJES

miércoles, 4 de marzo de 2020

Excursión 511: El Hueco de San Blas

FICHA TÉCNICA
Inicio: Soto del Real
Final: Soto del Real
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia:  18,4 Km
Desnivel [+]: 479 m
Desnivel [--]: 479 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas y agua: 
Ciclable: Sí
Valoración: 4
Participantes: 45

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta


















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RUTA EN WIKILOC

RESUMEN

La excursión programada para hoy por Antonio era al Hueco u Hoya de San Blas. Se trata de un valle situado justo al este de la Pedriza del que muchos de los senderomagos no habíamos oído hablar nunca, situado en una zona poco frecuentada por el GMSMA.

La cita era a las 10:30 en Soto del Real, en un descampado situado a la salida por la M-611, la carretera de Miraflores de la Sierra. Allí nos reunimos ni más ni menos que 45 participantes, sin duda animados por la baja dificultad prevista para la marcha y el espectacular día que se pronosticaba en lo meteorológico.

Por mi parte, volvía al grupo después de algunos años sin poder asistir por motivos laborales, así que el encuentro fue entre emotivo con los más antiguos, que aún me recordaban, y curioso con la gran cantidad de caras nuevas que se han ido incorporando al Grupo.

Tras los saludos de rigor ya comentados, nos pusimos en marcha haciendo casi inmediatamente, a escasos 700m de la salida, una primera parada en la ermita de Nuestra Señora del Rosario, Fue construida en 1954 en una finca denominada Peña Mingazo, y a pesar de ser la patrona de Soto, está en suelo del término municipal de Miraflores de la Sierra. Junto a su entrada nos hicimos la foto de grupo.

A continuación, comenzamos la ruta hacia el Hueco propiamente dicho. El camino, una pista forestal cómoda para la marcha, en continua pendiente hacia arriba, bordeaba fincas y explotaciones agrarias adehesadas.

A mitad de camino hacia el Hueco, hicimos la parada reglamentaria del Ángelus en la diminuta Ermita de San Blas, desde la que se tiene unas magníficas vistas del Hueco y la parte este de La Pedriza. 

La capilla consta de un pequeño muro de piedra sustentado por un porche que alberga la imagen de San Blas, santo conocido por sus curaciones milagrosas.

Hay una leyenda que cuenta que las tropas napoleónicas tras asaltar el pueblo de Miraflores acamparon en la zona donde hoy se levanta la ermita, aquella noche los vecinos del pueblo contraatacaron asustando a los franceses llevando encima cencerros y dando a entender que se les venía encima una estampida de ganado, así que estos huyeron.

Desde ese día, se realiza cada 3 de febrero una romería a las inmediaciones de la ermita para recordad a los valientes antepasados del pueblo que expulsaron a los franceses invasores de sus tierras, un día de ocio y disfrute donde se reparten raciones de patatas con bacalao.

Tras el breve refrigerio, retomamos la marcha de nuevo ascendiendo en línea recta. En este tramo, la vista del valle con su pequeño circo glacial, de frente, es espectacular. Este valle está encajonado entre La Pedriza, la línea de cumbres de Cuerda Larga y La Najarra, que es la montaña más oriental del citado cordal.

Al poco rato, llegamos al punto marcado como el Hueco de San Blas, que es una pequeña vaguada que da la entrada al valle. Ahí nos desviamos unas decenas de metros al pequeño cerro situado a la izquierda desde donde la vista era si cabe más impresionante.

Tras cruzar la barrera que impide el paso de automóviles, continuamos por el camino otro par de kilómetros hasta llegar al cruce con el arroyo Mediano, punto donde la senda hace un viraje a la izquierda y toma ya dirección descendente hacía Soto del Real de nuevo.

A las 14:00 hicimos la preceptiva parada para comer, en este caso, junto al arroyo Mediano, a ambos bordes de la pista, momento en que circularon, como es tradicional, las botas de vino.

El Grupo, comiendo y bebiendo desparramado a ambos lados del camino, debía transmitir una imagen de solaz que no le hizo mucha gracia a un paisano que nos recriminó el estar de paseo en lugar de trabajando (sic).

Una vez repuestas las fuerzas, hicimos sin más dificultad el resto de la vuelta a Soto, destacando el paso junto al embalse de los Palancares, que nos regaló unas bonitas vistas, unidas a las que nos proporcionaba el embalse de Santillana y el Cerro de San Pedro como fondo.

Para culminar el día, hicimos una parada técnica en el bar “A cuchillo”, próximo al parking, donde los cumpleañeros y abuelos invitaron a las preceptivas cervezas. La magnifica atención por parte de los propietarios hizo que el bar quedara apuntado en la lista de lugares a visitar por el Grupo.

En resumen, ruta un poco alejada del estilo GMSMA; nada de piedras, subidas imposibles, bajadas por cortafuegos, etc, pero magnífica en lo paisajístico y lo meteorológico. Por ello, la calificación es de 4 sicarias.
Javier Barneto

FOTO REPORTAJES