miércoles, 25 de octubre de 2017

Excursión 373: Otoño en La Granja de San Ildefonso

FICHA TÉCNICA
Inicio: Pontón Alto
Final: Pontón Alto

Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia:  15,5 Km
Desnivel [+]: 426m
Desnivel [--]: 426 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua:
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 41

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta






















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RESUMEN
Quizá atraídos por la idea de una ruta fácil con y buen final, nos reunimos nada menos que 41 senderomagos y tres perrunos en el aparcamiento del embalse del Pontón Alto, en las inmediaciones de La Granja de San Ildefonso.

La ausencia de lluvias ofrecía un panorama un tanto deprimente. Donde no hace mucho llegaba la cola del pantano, podía verse ahora un menguado río Eresma que discurría triste y perezoso. Con un sol más de verano que otoñal, empezamos a remontarlo por su margen izquierda al tiempo que nuestro amigo Ángel V., buen conocedor de la zona y portentosa memoria, nos refería con notable entusiasmo los enclaves más pintorescos del recorrido. Y gracias también a su no menos portentosa voz, no era del todo necesario caminar a su lado para estar al tanto de sus indicaciones.

Enseguida nos encontramos transitando sobre las losas de las famosas Pesquerías Reales y, dado que varias son las excursiones que han pasado por este mismo lugar, no faltan las citas en este blog a esta singular construcción, así que sólo mencionar que gracias a la afición a la pesca de Carlos III, hace ya dos siglos y medio se alicataron nueve kilómetros del río Eresma para comodidad de la realeza y ahora también para la nuestra. El paso del tiempo y la Naturaleza se han encargado de darle un aire menos artificial a este precioso paraje.

Así, entre la sombra de los robles, dejamos atrás el Puente del Niño, la ya en desuso central hidroeléctrica, hasta llegar al puente del Anzobero, donde se encuentra grabada en una roca cercana la corona real de la época con la fecha de 1768.

Atravesamos este puente para ascender por la senda que conduce al arroyo de la Chorranca y seguirlo hasta encontrarnos con la llamada cascada del Huevo. Tras comprobar que la razón del nombre obedece a la forma oval que el agua ha esculpido en la roca y a no otra, unas cuantas fotos y continuamos por una carretera asfaltada primero y senda después hasta la tapia de piedra que delimita la Granja de San ildefonso en su lado sur. 

Una parada para el tentempié de media mañana junto a la fuente de la Plata y seguimos por la cada vez más empinada senda que discurre junto a la tapia más oriental. En nuestro ascenso, los robles daban paso al pino silvestre, más popular por estos parajes con el nombre de pino Valsaín, pero conocido también como pino serrano, pino albar, pino del norte, pino rojo o bermejo y puede que algún nombre más.

Resulta inconfundible por el tono rosado que toma el tronco del árbol a medida que asciende hacia la copa. Seguimos hasta la pista y luego senda que conduce a la poza del Chorro Grande de La Granja. De allí pasamos al mirador desde donde contemplamos una bonita panorámica del Real Sitio y, de paso, dar por concluidos los 426 metros de subida del día.

Después de las fotos de rigor, iniciamos un vertiginoso descenso por lo que parecía el cauce seco de un torrente, empinado, incómodo, pedregoso y responsable de alguna culada sin consecuencias.

Llegamos por fin a la parte llana, plagada de helechos y una especie de moscas, tan numerosas que en ocasiones resultaba difícil mantener una conversación sin riesgo de tragarse alguna. Así alcanzamos el lado norte del vallado de La Granja y enseguida el pueblo. Íbamos con retraso, así que los dos kilómetros restantes hasta los coches los recorrimos con la celeridad que da saber que una barbacoa está esperando.

En esta marcha no hubo estrellas fugaces pero sí “estrellados”, así que felicitaciones a Julián S. que con esta excursión conseguía su estrella negra y a la dueña de mis sueños, MariJose L., por su estrella verde.

Relatar lo que aconteció en casa de nuestro anfitrión merece una crónica aparte. A modo de resumen diré que cuando llegamos, allí estaban los dos chefs Ricardo T. y José Luis, con el fuego a punto, bebidas frías y aperitivos ordenadamente repartidos por las mesas, a los que dimos cumplida cuenta mientras empezaban a salir las primeras remesas de la tan bien surtida barbacoa. 

Aunque para mí hubo más, oficialmente nos esperaban dos sorpresas. La primera apareció en forma de un espléndido cochinillo, cocinado al horno y a fuego lento, que fue limpiamente troceado con un plato por Antonio, como manda la tradición, consiguiendo por todo ello arrancar una gran ovación entre los presentes. 

El chef José Luis se encargó de la segunda sorpresa, consistente en la interpretación, más o menos fiel, de la famosa ranchera de Antonio Aguilar, "Caballo prieto azabache". El vino y las ganas de disfrutar hicieron que cosechara muchos aplausos. 

Después le tocó el turno a nuestro “Niño de las monjas” y, como siempre, Joaquín fue acompañado en el estribillo incluso por los antitaurinos más recalcitrantes que cantaban (es un decir) “yo quiero ser torero, torero quiero ser…”. El jolgorio era total y de pronto… silencio. Era el turno de escuchar a José María que, con voz grave y solemne, nos deleitó recitando el precioso y emotivo poema "Cosas que pasan", popularizado por el argentino José Larralde, en el que se narra la dignidad de un hombre de campo que, tras años de buen servicio, es despedido de la hacienda donde trabaja. Sólo el final del poema: 

“Nadie salió a despedirme 
cuando salí de la estancia,
solamente el ovejero, …un perro. 
Cosas que pasan.”

Por todo ello, esta excursión bien se merece 5 sicarias.
Fernando DíazH

miércoles, 18 de octubre de 2017

Excursión 372: Las Hoces de Pelegrina

FICHA TÉCNICA
Inicio: Pelegrina. Guadalajara
Final: Pelegrina. Guadalajara

Tiempo: 2 a 3 horas
Distancia:  7,6 Km
Desnivel [+]: 243m
Desnivel [--]: 243 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas y agua:
Ciclable:
Valoración: 5
Participantes: 14

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta






















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RESUMEN
Nos acercamos a Pelegrina, pueblo de Guadalajara desconocido para mí hasta la convocatoria de la excursión. En Madrid la lluvia provocó grandes atascos lo que hizo que algunos llegaran un poco tarde y otros .......ni aparecieran.

Iniciamos la excursión ascendiendo en dirección este por una cuesta, vigilados por las ruinas del castillo, desafiantes al paso del tiempo, con los colores del otoño mostrándose al fondo del cañón.

Aproximadamente a un kilómetro del pueblo se reunieron con el grupo principal los que llegaron tarde. Ya todos juntos, aunque distanciados, subimos al punto más alto del recorrido para contemplar a vista de pájaro las impresionantes hoces que realiza el río Dulce en las proximidades de Pelegrina.

Hacía mucho que las prendas de agua no eran necesarias, pero sabíamos que Antonio había pedido a San Pedro que lloviera y, como siempre, éste le hizo caso.

Tomamos brevemente la carretera para llegar al mirador de Félix Rodríguez de la Fuente, que se encuentra junto a ella. Fue erigido por suscripción popular en recuerdo de él y sus colaboradores que rodaron aquí muchas de sus películas.

Pese a lo gris del día, las vistas eran espectaculares, desde el mirador continuamos por la carretera, descendiendo al Barranco del río Dulce. Allí, abandonamos la carretera para seguir, a mano derecha, la senda que en dirección sur, enseguida alcanza el río Dulce, al que acompañamos por su devenir entre los impresionantes cortados.

Junto al río y cobijados en las improvisadas cuevas de los acantilados paramos para tomar el tentempié de media mañana, tras lo cual, la lluvia arreció. Ahora sí que el chaparrón era considerable y nos estábamos empapando de lo lindo, pero Antonio buscó una cueva donde protegernos del agua, que caía a cántaros.

La enorme cavidad nos protegía de la lluvia y el viento, la que la hacía muy confortable, y aún lo fue más cuando Antonio consiguió hacer una hoguera con unas ramas.

Cuando arreció un poco, apagamos el fuego y continuamos el recorrido del río, pasando junto a la caseta donde Felix Rodríguez de la Fuente y su equipo guardaban sus materiales de rodaje.

Bajo impresionantes formaciones rocosas en las paredes del cañón, con poca lluvia, pudimos disfrutar de los colores y contrastes que el otoño había pintado en los árboles.

Llegando de nuevo a Pelegrina, Paco D. se metió en dificultades al salirse del sendero y Antolín acudió al rescate. ¡¡ Final feliz !!

Bajo una alfombra de hojas secas rodeamos el pueblo, viendo el castillo desde el lado opuesto, llegando enseguida a la pista de cemento, que con fuerte pendiente, nos devolvió al pueblo.

En la fuente con pilón que hay a la entrada nos quitarnos de las botas el barro antes de irnos a comer al restaurante El Paraíso, donde desde su acristalado comedor contemplamos las espectaculares hoces, prometiendo regresar con mejor tiempo para hacer el recorrido completo.
José María

miércoles, 11 de octubre de 2017

Excursión 371: Los pueblos del Valle del Lozoya

FICHA TÉCNICA
Inicio: Monasterio de El Paular
Final: Lozoya

Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia:  19,8 Km
Desnivel [+]: 261m
Desnivel [--]: 320 m
Tipo: Sólo ida
Dificultad: Baja
Pozas y agua:
Ciclable:
Valoración: 4
Participantes: 27

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta






















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)


PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RESUMEN
Mediados de Octubre y seguimos en este largo verano que parece no tener fin. Pero gracias al buen tiempo pudimos disfrutar de una excursión fácil y razonablemente fresquita a lo largo del rio Lozoya donde los árboles empezaban poco a poco a otoñar, quizás sólo por el recuerdo de que otros años a estas alturas sus hojas eran de color amarillo o rojo y muchos de ellos ya habían empezado a perderlas. A mí, que por fin estoy volviendo a la normalidad y a disfrutar de nuevo de las excursiones, me pareció esta marcha una magnifica propuesta, ya desde la convocatoria. Por eso no pude negarme cuando bien avanzada la marcha nuestro Boss me propuso hacer la crónica. Así que, ahí va.

El punto de partida era el aparcamiento del monasterio del Paular. Mientras iban llegando los 27 participantes a esta marcha, algunos aprovechamos para ser los primeros en comprar la lotería de Navidad del GMSMA, al mismo tiempo que notábamos que se nos ponía ese nudo en el estómago que se forma cuando empiezas a darte cuenta de lo cerca que está de nuevo la Navidad.

El comienzo prometía, ya que empezamos cruzando el río por el Puente del Perdón, justo enfrente del monasterio. Aunque construido en el siglo XIV, el actual puente es una remodelación del XVIII de sillería de granito con tres arcos de medio punto y dos descansaderos con bancos de piedra en forma de semicírculo. Una preciosidad.

Giramos a la izquierda por un ancho camino por el que poco a poco íbamos adentrándonos en el bosque de los finlandeses, un paraje espectacular con abetos, chopos, abedules y otras especies de árboles propias del norte de Europa. Pasear por este lugar y sobre todo cuando te vas acercando al pequeño embarcadero donde se forma una represa en el río, junto al que se encuentra una caseta de madera que en su día se utilizó como sauna, te hace sentir como si de verdad estuvieras en Finlandia. Aunque nos hubiera gustado verlo con más agua y los árboles un poco más otoñales, no nos defraudó.

Nos costó volver a coger el camino, pero nos esperaba un día largo y poco a poco retomamos nuestra senda. Cruzamos de nuevo el río, que bajaba con muy poca agua, y casi sin darnos cuenta llegamos al primer pueblo de nuestro recorrido: Rascafría. La mayoría de senderistas se dedicarían a ver este precioso pueblo, pero los gmsmanos se dedicaron a asaltar la famosa chocolatería San Lázaro, unos a comprar y otros a probar los exquisitos y muy variados chocolates que se hacen en este lugar.

Dejamos Rascafría y seguimos camino a Oteruelo del Valle, donde tomamos el tentempié mañanero poco antes de llegar al pueblo. Me llamó la atención lo señalizadas que están las diferentes sendas por esta zona y lo remodelado que está este pequeño pueblo en el que destaca la espadaña de su iglesia, y en el que las nuevas casas de fin de semana se mezclan con las antiguas de los escasos habitantes de lugar.

De allí nos dirigimos a Alameda del Valle donde rodeamos la vistosa Iglesia de Santa Marina y seguimos avanzando hacia el puente que cruza la cola del embalse de la Pinilla. Sobre el puente nos hicimos la foto de grupo y nos separamos de nuestras estrellas fugaces, que desde allí volvieron directamente al pueblo de Pinilla del Valle. Es de destacar lo bajo que está el embalse, que le costará unos cuantos años lluviosos llegar al menos al 50% de su capacidad. Seguimos hacia el otro lado del embalse para visitar lo que para mí sería la parte más especial de nuestra ruta de hoy: El Valle de los Neandertales.

No sabía yo de la existencia de este proyecto, cuyo objetivo es estudiar los yacimientos arqueopaleontológicos descubiertos cerca de Pinilla del Valle. Pero revisando la wiki he visto que se trata de un conjunto que en la actualidad incluye siete yacimientos cársticos con cronologías que abarcan desde el último tercio del Pleistoceno Medio hasta mediados del Pleistoceno Superior (entre 300.000-40.000 años antes de la actualidad). Los yacimientos contienen registro tanto de los animales y plantas que vivieron en el Valle a lo largo de todo este tiempo, como de los seres humanos que eligieron las cuevas y abrigos como morada, y de las actividades que realizaron. Paseamos un buen rato por el yacimiento denominado El Abrigo de Navalmaíllo, descubierto en 2002. Se trata de un campamento de Neandertales de hace unos 70.000 años, que conserva los restos de las actividades que grupos de homínidos realizaron aprovechando el abrigo de la roca.

Empujados por la fuerza que nos habían transmitido nuestros ancestros, nos animamos a completar la última parte de nuestra ruta. Seguimos camino bordeando el embalse de la Pinilla por una senda ya más estrecha hasta llegar a la presa. No pudimos cruzar por ella ya que la rodeaba una infranqueable valla, así que la bordeamos por la carretera hasta llegar a un pequeño puente que había aguas abajo por el que finalmente cruzamos al otro lado, donde nos refrescamos e hicimos muchas fotos disfrutando del salto de agua de la central hidroeléctrica.

A estas alturas de la excursión, cuando habíamos sobrepasado la distancia prevista en algunos kilometrillos y ya próximos a Lozoya, lo único que nos sostenía era la magnífica cerveza que nos íbamos a tomar en alguna terracita del pueblo. Así que, unos atajando y otros completando formalmente toda la ruta, llegamos a Lozoya donde celebramos el magnífico día, la reincorporación de Vicente, la vuelta de Carmen y mi cumpleaños.

Una muy bonita excursión que, por sus paisajes, el paseo por los yacimientos prehistóricos y lo bien que lo pasamos, se ha merecido 4 sicarias.
Leonor Moliz

FOTO REPORTAJES

miércoles, 4 de octubre de 2017

Excursión 370: La Pedriza por la Calavera y los Molondrios

FICHA TÉCNICA
Inicio: Canto Cochino
Final: Canto Cochino

Tiempo: 7 a 8 horas
Distancia:  11,8 Km
Desnivel [+]: 853m
Desnivel [--]: 853 m
Tipo: Circular
Dificultad: Alta
Pozas y agua:
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 23

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta




PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
Mapa 3D (archivo kmz)

RUTA EN WIKILOC
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RESUMEN
Una vez más, con la habitual alegría de saludar a los amigos, hoy nos reunimos en La Pedriza un grupo más reducido de lo habitual formado por 23 senderistas en un día soleado y caluroso de otoño.


Iniciamos puntualmente el recorrido a las 10:30 en el aparcamiento de Canto Cochino, caminando por la margen izquierda del arroyo de la Majadilla en lo que será el tramo parcial más horizontal de todo el recorrido.

Avanzamos a paso lento hacia el Refugio Giner de los Ríos por una senda que transcurre de forma más o menos paralela al río, que se inicia en una explanada donde vemos la formación rocosa conocida como el “Cerdito”, pero posteriormente se transforma en un sendero invadido por las jaras que en sus primeros metros fue testigo de una primera incidencia, ya que nuestro amigo José Luis tuvo que entregarnos la bota de vino y regresar al aparcamiento, al sentirse indispuesto a consecuencia de un lumbago que venía arrastrando desde hace días.

La mencionada incidencia hizo que el grupo se fragmentara, provocando algunos retrasos en un trazado que no era muy evidente a causa de las distintas variantes, y desdoblamientos, que se proponían a nuestro paso.

En estos primeros compases, el grupo avanzado progresa bien, guiado por Paco Cantos en vanguardia, y acompañado en ésta tarea de dirección por Antonio, pero en formación algo irregular, hasta producir una considerable separación entre los dos subgrupos ya ostensiblemente divididos, cuya circunstancia obliga a un reagrupamiento en el Refugio Giner de los Ríos.

Seguimos caminando por el paisaje de granito típico de La Pedriza, pero todavía con bastante vegetación de matorral más propia de estas zonas bajas, y unos pocos minutos del refugio llegamos al Tolmo para reagruparnos nuevamente.

Continuamos ruta cruzando el arroyo de la Dehesilla y empezamos a subir por unas pendientes ya más pronunciadas y muy pronto nos encontramos “La Calavera”, perfectamente conducidos por nuestro gran guía de La Pedriza, Paco Cantos, siempre en cabeza del grupo, y ahora con Antonio cuidando la retaguardia, ambos muy apoyados en sus responsabilidades respectivas por Paco Nieto siempre comunicados por walkies.

Continuamos subiendo empinadamente hasta la pared que forma la base del macizo del Pájaro. Rodeamos este macizo en sentido de las agujas del reloj siempre ascendiendo. Pasamos por debajo de la Muela y se acentúan ya las pendientes de granito en un sendero desdibujado e irregular en el que Antonio, que camina cerrando el grupo junto a Ángel, Donaire, Antolín, Jesús C. y yo mismo, no tiene muy buenas sensaciones y decide tumbarse en el suelo para intentar recuperar el buen tono, al tiempo que ingiere varios geles e hidrata un poco. Pero lo más restaurador para Antonio, fue la estimulante conversación sugerida por Jesús C. y seguida luego por todos los presentes sobre inconfesables asuntos impropios de ésta crónica.

Es precisamente cuando reiniciamos la marcha que observamos a lo lejos un zorro que, no solo no nos muestra miedo, sino que se acerca a la carrera a nosotros y osa pedirnos sutilmente, y a su manera, el bocadillo montañero que come de la mano de varios de nosotros sustituyendo en esta excursión a los ausentes Teo y Lucas.

Dejamos atrás al zorro y reanudamos la marcha en una subida muy irregular, y divertida, entre rocas de granito de formas caprichosas y formaciones imposibles, con vegetación de pinos y encinas, y con un recorrido muy lento e interminable sembrado de varias trepadas y destrepadas más o menos comprometidas, pasos aéreos y bajo roca etc.

Conducidos por Paco Cantos, entramos en un estrecho canal que sube entre la torre de las Arañas Negras, a la izquierda, y el falso Molondrio, a la derecha.

El canal tiene dos opciones: a la derecha una cueva estrecha y ascendente y por la izquierda trepada. Y nuestro guía de hoy decide que subamos por la izquierda en su propuesta de trepada, en su criterio acertado de evitar al grupo el paso por el estrecho y bajo túnel arrastrando sus mochilas.

Llegamos al paso más difícil en el que un reducido grupo que lo exploraba el año pasado no encontraba por donde pasar y resultó que el paso que les pareció más obvio no resultó ser el mejor y tuvo la desgraciada consecuencia de que Antonio se torciera el tobillo. Y ahora enfrentamos ese paso por el único lugar posible, pero con cierta dificultad.

Continuamos por varios pasos y trepadas de piedra. A la izquierda tenemos la Torre del Buitre, y allí enfrente tenemos el Cancho Buitrón y el Gran Molondrio, pero primero hay que bajar a un corral y después subir pasando una cueva hasta llegar al pie de Cancho Buitrón donde comimos y nos hicimos la foto de grupo en un precioso paisaje de rocas, pinos y encinas.

Reanudamos el recorrido, ya en la segunda parte de la marcha, encaminándonos a la pradera de Navajuelos con excelentes vistas de muchos puntos de la Pedriza: El Mogote de los Suicidas, la Pared de Santillana, la Bola de Navajuelos, etc.

Al llegar a Navajuelos nos encontramos con el PR-M2 que seguimos hasta el Collado de la Dehesilla. Nos acercamos a la Bola de Navajuelos donde vimos un escalador en lo alto, al que aplaudimos varios y a continuación alcanzamos el “paso de las Llamas”, que lo afrontamos, unos pasando por debajo y otros por encima de las piedras. Y así llegamos debajo del gran obelisco de granito conocido como “Torro”.

Ya de regreso, y como vamos con bastante retraso, se decide volver en dos grupos, los que tienen más prisa por bajar lo hacen pastoreados por Paco Cantos, entre los que me encuentro, y los más relajados bajan con Antonio.

A partir de aquí todo es bajada hasta el collado. La parte más empinada pasa por el risco de Mataelvicial, La bajada se hace dura por el sendero roto, el cansancio y las infinitas piedras que no se acaban nunca.

En interminable e infame bajada llegamos al collado de la Dehesilla y ya solo nos queda alcanzar el Tolmo, hasta Prado Peluca donde cruzamos el arroyo para descender por la autopista hasta Canto Cochino.

No se describe en esta crónica lo acontecido en grupo que bajaba con Antonio, pero a tenor de las fotos publicadas parece que hubo cansancio y una relajante parada en el collado de la Dehesilla, con ciervo y todo.

En esta ocasión no fue posible hidratarme con la tradicional cerveza debido a que el bar del aparcamiento estaba cerrado, pero los del segundo grupo, bien que lo hicieron en la plaza de Manzanares el Real.

Calificación: 5 sicarias por la variedad del trazado, singularidad del paisaje dificultad y belleza del recorrido. Inicialmente la valoración fue 5 plus o 5+1 , pero le descuento el 1 plus por el descenso de regreso por la inmunda pedrera que no aportó gran cosa, habiendo rutas alternativas más fáciles cuando lo esencial de la excursión ya se había disfrutado con nota de sobresaliente.
José Antonio D.

FOTO REPORTAJES