jueves, 24 de febrero de 2022

Excursión 606: Ríos Aulencia y Guadarrama

FICHA TÉCNICA
Inicio: Urb. Valle de los Rosales
Final: Urb. Valle de los Rosales
Tiempo: 3 a 4 horas
Distancia: 13,1 Km 
Desnivel [+]: 73 m 
Desnivel [--]: 73 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas y agua: Sí
Ciclable: Sí
Valoración: 4
Participantes: 59

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta







PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta













TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RUTA EN WIKILOC

RUTA EN RELIVE
Ver esta ruta en Relive

RESUMEN
Tenía ganas de llevar al grupo por los alrededores de Villanueva de la Cañada, que tanto he pateado, y de premio degustar el excelente cocido que todos los miércoles preparan en el club social de mi urbanización.

Así es que preparé esta relajada y amena ruta para hacer un poco de hambre antes de comer. Quedamos a las puerta del restaurante de la Raya del Palancar, donde fue llegando el numeroso grupo que se apuntó, cómo era de esperar cuando hay comida en mesa. ¡Batimos el récord del año!

Echamos a andar por las calles de la urbanización para salir al campo, en dirección norte, en busca del fortín de los Rosales, un vestigio del paso de la Guerra Civil por aquí, que fue muy intensa por la vecina zona de Brunete y su feroz batalla.

Continuamos por el Camino del Olivar de Veliso bordeando la parte occidental de la urbanización, cruzando verdes campos de cereales en los que encinas de bello porte se mostraban solitarias, en el horizonte bonitas vistas de la Cuerda Larga nevada ponían el contrapunto a la extensa llanura de estas tierras.

Pasamos junto u unas zigzagueantes trincheras, otra huella de la Guerra, y unos metros más adelante, entre encinas vimos lo que queda de un coche que nadie se explicaba cómo pudo llegar hasta allí.

Nos acercamos al arroyo del Molinillo, pasamos por una fresneda en la que sus mochos troncos y robles de su alrededor mostraban sus desnudas ramas.

Subimos a contemplar un búnker semi oculto y tras las fotos de rigor, bajamos a buscar la pista que nos llevó al encuentro con el río Aulencia, que al poco entrega sus aguas al río Guadarrama, con el castillo de Villafranca como testigo.

Paramos junto a un vado, a la orilla del río Aulencia, a tomar el tentempié de media mañana. En este punto se incorporó Antonio para realizar su 500ª excursión, ahí es nada. Aprovechamos para hacernos la foto de grupo. ¡La segunda más numerosa de la historia del GMSMA!

Por el camino de la Vega acompañamos al río Guadarrama en su descenso hasta el puente de la M-513, desde donde iniciamos el regreso, subiendo una cuesta por el encinar que nos llevaría directos a la Raya del Palancar donde nos esperaba el ya deseado cocido, dando así por finalizada esta bonita excursión a la que le otorgo un 3,5 y con el cocido, un 4.
Marcos Cid

miércoles, 16 de febrero de 2022

Excursión 605: La Pedriza por Peña Sirio y La Tortuga

FICHA TÉCNICA
Inicio: Canto Cochino
Final: Canto Cochino
Tiempo: 6 a 7 horas
Distancia: 6,5 Km 
Desnivel [+]: 578 m 
Desnivel [--]: 578 m
Tipo: Circular
Dificultad: Alta
Pozas y agua: Sí
Ciclable: No
Valoración: 4,5
Participantes: 38

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta





























PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta













TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RUTA EN WIKILOC

RUTA EN RELIVE
Ver esta ruta en Relive

RESUMEN
—Paco, prepárate algo para el próximo miércoles por La Pedriza —me dijo Antonio. ¿La Campana o Peña Sirio? —Peña Sirio.

Este cancho, Peña Sirio, está cerca de Canto Cochino, unos 3 km, por lo que la ruta que preparé quedaba algo corta, aunque todos sabemos que un kilómetro en la Pedriza es como dos o más de los otros. Así pues, la ruta resultaba ser de unos 6 km, aunque con paso por lugares diferentes de las rutas que solemos hacer.

Como suele decir Antonio: «De la mano de Paco Cantos vamos a…» Pues allá fuimos. De entrada, bastantes participantes, 38 senderomagos y tres «perromagos». Nuestro primer tramo del recorrido era corto, llegar al Chozo Kindelán, justo enfrente de Peña Sirio y allí explicar la relación entre ambos.

No pudo ser porque nos encontramos que el chozo estaba habitado por unos jóvenes excursionistas a los que no quisimos molestar mucho y pasamos casi de puntillas, pero os resumo aquí lo que os iba a contar:

El chozo fue el primer refugio que tuvo la Pedriza. Construido por los hermanos Kindelán para hacer aproximaciones a otras zonas del entorno. Justo enfrente, se encuentra el Cancho del Postigo por el que una noche de verano vieron aparecer la estrella Sirio. Desde entonces, la mayoría de la gente se refiera a él como Peña Sirio.

Volvimos a bajar a la «autopista» y cruzamos el Arroyo de la Majadilla pasando a la Pradera de los Lobos, desde donde se contemplaba la inconfundible silueta de Snoopy.

Subimos por la margen izquierda esperando desviarnos a la derecha por el camino que lleva a la Cueva de la Mora y el Jardín de Peña Sirio, pero en ese momento, nuestra programada ruta cambió: Twity cojeaba y Antonio perdió la posición de cabeza.

Los siguientes continuaron ascendiendo por el camino desviándose a la derecha antes de tiempo, por una senda marcada con hitos.

Una vez recuperada la delantera, Antonio decidió proseguir por dicha senda, muy ascendente y pedregosa, y que nos llevaría finalmente al Jardín de Peña Sirio, pero con muchas más penalidades que el otro camino.

Lo bueno es que hemos conocido una nueva ruta de ascensión a Peña Sirio, la que llaman de aproximación al Muro del Euro.

Aquí debo hacer un inciso. Recibidas las insinuaciones de mis compañeros, debo decir que «de la mano de Paco Cantos» no es literal. Yo preparé la ruta y se la envié a Antonio y a algunos colaboradores para que la cargaran en sus GPS. Lo que nos está fallando últimamente es la costumbre de que el primero y el último de la fila lleven un walkie talkie para poderse comunicar con otros compañeros.

El jardín de Peña Sirio encanta a todo el mundo, y encantó a los que no lo conocían, al igual que otros jardines que existen en La Pedriza como el de La Campana o el de El Pájaro. Allí nos encontramos con un asombrado grupo de excursionistas que no paraban de contarnos: «Más, ¡si todavía siguen llegando más!» Nosotros empezamos como ellos; recuerdo mi primera excursión a la Pedriza con el grupo; éramos ocho. En este maravilloso entorno, bajo las imponentes paredes de Peña Sirio y el Placódromo. tomamos nuestro tentempié.

Una vez repuestos, continuamos nuestro recorrido hacia el cercano Hueco de las Hoces, y aquí pasó lo que me temía. Antonio miró la hora, las 12:30, y se planteó si no deberíamos alargar un poquito la excursión subiendo, por ejemplo, a la Lagunilla del Yelmo. Debo decir que a la Pedriza hay que tratarla con respeto. No es fácil alargar un camino en este punto, pues todas las opciones significarían una extensión notable de la ruta, estamos en febrero, la luz dura poco tiempo y hay que prever siempre una posible contingencia. Finalmente se optó por seguir la ruta trazada, aunque todavía quedarían muchas piedras por pasar en nuestra «corta» ruta.

Ya se veían allí abajo nuestros coches, pero en lugar de bajar directamente por el Barranco de los Huertos (lo cual sería facilongo), pasaríamos por una intrincada senda, bajo la pared del Risco de los Principiantes para subir por un estrecho collado que lleva al Risco Verde.

Pasado el collado, nos encontramos en la otra vertiente, a la altura del Risco del Beso, también llamado del Fraile, con la senda que baja del Yelmo por el Collado de la Encina.

Desde ella, contemplando La Gran Cañada y a sus pies, el pueblo y embalse, y bajamos los apenas 200 metros que nos separaban del Mirador del Tranco para tomar allí nuestra comida del mediodía mientras contemplábamos el remanso de agua del embalse de Santillana y el castillo de Manzanares el Real sobrevolados por una pandilla de buitres que desplegaban sus enormes alas sobre nuestras cabezas.

Para endulzar aún más tan melancólica panorámica, Carolina y Celia nos invitaron a unos bombones por hacer su 100ª excursión con el grupo.

Sólo nos quedaba la bajada, que Antonio decidió que fuera al Tranco para alargar un poquito la ruta. Seguimos bajando junto a la Peña del Reloj por la senda de las Carboneras y, ¡Sorpresa! Antonio, que en esta excursión se ha ganado el sobrenombre del «voluble», hizo retroceder a los rapidillos que encabezaban la bajada, para indicar que nos desviábamos a la derecha bajando por la ruta inicialmente prevista, por el Collado de las Tres Coronas y por la terrorífica Tortuga.

Algunos recordarán la excursión 295 en la que bajando del Yelmo cogimos esta senda, muy bonita al principio y enriscada al pasar junto a la Tortuga.

Pues bien, esta vez, al diseñar la ruta, tuve en cuenta las fotos aéreas (es increíble lo bien que se ven las sendas transitadas por humanos desde el satélite).

Así pues, salvo un pequeño lapsus después de bajar una gran placa de granito que más parecía un tobogán, llegamos a la ansiada senda junto al río Manzanares, pero… en lugar de enfilar hacia arriba al cercano Canto Cochino, Antonio nos amenizó el cruce del río por el puente que existe aguas abajo, bajo la atenta vigilancia de la Foca.

Terminamos nuestra excursión como mandan los cánones, con los refrescos y cervezas en el Kiosko El Montañero de Canto Cochino. Y como la ruta fue corta (en kilómetros que no en emociones), pedricera y sin incidentes, califico la excursión con cuatro sicarias y media.
Paco Cantos

miércoles, 9 de febrero de 2022

Excursión 604: Cruz del Mierlo y Cancho Mágico

F
ICHA TÉCNICA
Inicio: Ermita de San Isidro El Boalo
Final: Ermita de San Isidro El Boalo
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia: 13 Km
Desnivel [+]: 826 m
Desnivel [--]: 826 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: No
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 43

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta


















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RUTA EN WIKILOC

RUTA EN RELIVE
Ver esta ruta en Relive

RESUMEN
La frustrante escasez de lluvia de los últimos meses está dando pie, por otro lado, a la sucesión de días despejados para nuestro solaz andarín. Y así sucedía un miércoles más, en que nos saludaba un solecito que daba gusto. Nuestro propósito declarado: Hacer la ruta de las Cabras desde El Boalo para ascender hasta la Torreta de Los Porrones y, desde ahí, continuar ruta por la cuerda visitando de paso la Cruz del Mierlo y el Cancho Mágico, éste supuestamente necesitado de alguna revisión.

Según íbamos llegando a las proximidades de la ermita de San Isidro, una noticia se extendía entre los reunidos: Un cartel avisaba de la prohibición de hacer el recorrido de la ruta de las Cabras hasta el mes de agosto, con el fin de no perturbar la reproducción de especies protegidas, léase buitres leonados. 

Ante tal tesitura y a pesar de ciertos augurios un tanto desoladores, Antonio no lo dudó y encontró una solución rápida, que apenas representaba un ligero desvío del trayecto programado: Subiríamos directamente al collado de Valdehalcones por una senda que discurre por lo hondo del barranco, en lugar de hacerlo por los riscos, evitando así la ruta prohibida.

Esto, a pesar de lo que pueda parecer, alegró súbitamente a unos cuantos, ya que la variación suponía eludir una vía ferrata que, sólo con el nombre, ponía en alerta al personal.

Después de una trabajosa subida y la visita de muchos a una cueva en la ladera, alcanzamos el collado justo a tiempo de adelantar la reparadora “hora del Ángelus”, a la espera de que el entorno de la famosa Cruz del Mierlo quedara despejado (uno de los efectos secundarios de la reciente pandemia es la gran afición desatada por salir a respirar al monte).

Acabada la manduca, Joaquín nos sirvió en dos sesiones el relato de todo lo acontecido en el lugar y sus inmediaciones según la leyenda, la cual ofrece todos los ingredientes necesarios para un superventas: Hermosa doncella en peligro, libidinosos bandidos, jefe expeditivo, familia de muchos posibles, cabrero pobre y honrado, luchas intestinas, venganza y final feliz un tanto amargo; todo ello en un entorno agreste y recóndito.

Una vez cumplido el rito, proseguimos marcha, salvo 2 ó 3 fugaces estrellas, siguiendo la cuerda de la sierra en un ascenso algo más sosegado sobre el roquedo, abriendo las vistas a izquierda y derecha en un deleite continuo.

Así alcanzamos sucesivamente Peña Blanca, el collado de Las Loberas, el Cancho de Las Porras, el Cancho Porrón y finalmente, El Cancho Mágico.

Con tan largo recorrido, el grupo se fue estirando de forma que cuando los últimos llegamos a la meta, ya estaba la mayoría hincando el diente al bocata, con el Cancho Mágico revisado.

Tomando ejemplo, nos ventilamos las viandas acariciados por la brisa y contemplando el panorama que hacia el sur se divisaba como si fuéramos pájaros en suspensión con las alas extendidas.

Algunos temíamos la vuelta por Mataelpino en brusco descenso por la ladera; sin embargo, hoy estábamos de suerte y tomamos la senda que discurre por la umbría de la ladera norte en una relativamente suave pendiente en dirección al collado de Quebrantaherraduras.

En cuanto llegamos a la sombra hubo que abrigarse; persistía la escarcha en la vegetación e incluso había rincones con masas de hielo. Ahora las vistas sobre el curso del Manzanares, con la Cuerda Larga y La Pedriza dorada por el sol de fondo, hacían que no sintiéramos casi las dificultades de la caminata. Entramos en el pinar y lo atravesamos hasta llegar a la pista de las zetas.

En ese punto hay una fuente y yo siempre la he visto con agua; no era así en esta ocasión. El objetivo inmediato había pasado a ser encontrar agua, así que Antonio nos dirigió por sendas y trochas con tal propósito.

Finalmente, llegamos a un pilón repleto donde nuestros amigos de cuatro patas saciaron su sed y quien quiso se refrescó.

Rodeamos la montaña siguiendo una cerca de piedra, entreteniéndonos de vez en cuando con las piruetas de un rebaño de cabras montesas y, ya por camino y después por pista, completamos nuestro recorrido regresando a la ermita de desde donde habíamos partido unas seis horas antes.

Resumiendo: Buen día, muy buena compañía, agradable caminata, pero con ciertas dudas por la vía ferrata; como varios se alegraron de no hacerla, no lo tendremos en cuenta y otorgaremos 5 sicarias sin darle más vueltas.
Melchor

FOTOS

miércoles, 2 de febrero de 2022

Excursión 603: La Maliciosa por el Peñotillo

F
ICHA TÉCNICA

Inicio: La Barranca. Navacerrada
Final: La Barranca. Navacerrada
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia: 8,7 Km
Desnivel [+]: 863 m
Desnivel [--]: 863 m
Tipo: Circular
Dificultad: Alta
Pozas y agua: Sí
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 33

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta


















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta













TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RUTA EN WIKILOC

RUTA EN RELIVE
Ver esta ruta en Relive

RESUMEN
Mi primera crónica!. Estar a la altura de los cronistas anteriores, ¡tarea harto difícil para mí!, más si cabe que la propia excursión, que ya es decir.

El objetivo, dado el fantástico tiempo, tan inusual para las fechas en que nos encontramos, era subir a la Maliciosa (2227 m ) por el Peñotillo, la cara sur, una de las vías de ascenso más duras y exigentes por lo escarpado del terreno, con un desnivel de hasta 860 m en 5 km.

Precisamente, en sus orígenes, a este pico se le conocía como la “Montaña Maliciosa” por la dificultad de su ascenso, excepto por su vertiente norte, que se inicia desde el puerto de Navacerrada y pasa por la Bola del Mundo.

A las 10:00 iniciamos esta bonita ruta, (un buen número de senderistas, para lo que creo todos esperábamos) desde el aparcamiento de la Barranca. Desde allí, ya podíamos ver nuestro destino. ¡Impresionante!. Era mejor no mirar hacia arriba e ir pasito a pasito, como dice Simeone.

Cruzamos el embalse del Pueblo de Navacerrada por la pasarela que hay sobre la presa, y tras atravesar una cancela metálica, giramos a la derecha e iniciamos la subida por la Senda Camino de la Maliciosa. Con una pendiente ascendente, todavía suave y llevadera, fuimos ganando altura, andando entre piornos y enebros, y un terreno bastante pedregoso, sin ser plenamente conscientes de lo que se nos venía encima.

A la hora aproximada de camino, vaya susto nos llevamos y ¡sobre todo Paco Cantos!, que fue quien sufrió el incidente. Perdió el equilibrio en una desafortunada pisada, cayendo hacia atrás con tan mala suerte, que dio con la cabeza en el filo de una piedra, y se hizo una brecha en forma de "V". Ya sabéis como sangran las heridas en la cabeza y os podéis hacer una idea del susto que se llevaron los senderistas que se encontraban más cercanos a él.

La mayoría no lo vimos en directo, caminábamos más arriba. El grupo iba un poco disperso. Cada uno a su ritmo. Tras hacerle una increíble cura “ in situ” y esperar a estar seguros de que podía andar sin marearse, Paco Donaire, con quien había venido, se lo llevó al hospital. 

Este es el compañerismo que caracteriza a este grupo. Así da gusto y hay que dar las gracias, ¡Es menos habitual de lo que parece!. Resultado: “sólo” 6 puntos, para lo que podía haber pasado, no es nada. ¡Mejor no pensarlo!

Tras la parada, por el suceso, el resto continuamos el ascenso con un desnivel en aumento, ya más duro, por los Cuatro Puntos Cardinales hasta llegar al Peñotillo, donde encontramos un pequeño vivac. Ahí hicimos la parada de rigor para tomar un tentempié e hidratarnos un poco según fuimos llegando, que merecido lo teníamos y falta nos hacía. 

Llegamos sudando, la temperatura era elevada y el esfuerzo se notaba. ¡Vaya si se notaba! Terminada la hora del ángelus, rodeamos el Peñotillo para alcanzar nuestro destino. A la derecha podíamos ver La Maliciosa, casi podíamos tocarla. Pero quedaban 300 m de desnivel, la parte más dura, donde la pendiente es muy pronunciada, el sendero muy desfigurado y el terreno muy escarpado, con piedra sueltas muy resbaladizas.

Era fácil escurrirte. El ascenso no te da tregua, parece que está ahí y no llegamos nunca, vamos con la lengua fuera (incluidos los perros que nos acompañaban, que necesitan más agua de lo habitual). Bueno, algunos….porque un grupo de 5 senderistas aventajados, se adelantaron y llegaron una hora antes que el resto al pico. ¡Y tan frescos!. 

Pero poco a poco, parando de vez en cuando para disfrutar de las magníficas vistas, cada uno a lo que sus fuerzas le permitía, y con la ayuda del último trecho, algo más “ligero”, y del ánimo de unos a otros, fuimos llegando todos a la cumbre.

Todo el esfuerzo, había merecido la pena con creces, aunque igual, a algunos, no se nos pase por la cabeza volver a repetirlo. La panorámica era espectacular, a tus pies puedes ver Madrid en toda su extensión, las 4 torres, los embalses, divisar la Pedriza, y otras magníficas cumbres como la de Peñalara o la Mujer Muerta.

Lógicamente, aquí hicimos una parada más prolongada para comer, y disfrutar de este magnífico paisaje, con cabra montesa incluida, que nos miraba de manera descarada, esperando obtener algo de nosotros para poder comer.

Tras reponer fuerzas y hacer la consabida foto de grupo, iniciamos el descenso por un camino bastante más cómodo (pues tiene un desnivel mucho menor que la subida) siguiendo el PR-16, hacia el collado del Piornal. Allí , enlazamos con la PR-26 y descendimos por un sendero, a través de los barrancos de Regajo del Cancho Negro primero y más adelante por el del Regajo del Pez.

Aunque cansados, el descenso era casi un paseo, salvando las distancias, claro. Aún así, todavía nos encontramos con zonas donde había que andar con sumo cuidado, pues el terreno es algo resbaladizo. Llega un momento, en que el camino se adentra en un bosque con pinos, y enseguida nos encontramos con la fuente de la Campanilla.

En esta fuente, se supone que el montañero que quiera volver, debe tocar la campana, antes de beber agua. Fantástico manantial, con agua fresca, que aprovechamos para llenar nuestras botellas y cantimploras que se nos habían quedado vacías y reponernos para el último tramo.

Continuando por el sendero, llegamos a la llamada Puerta de la Maliciosa, que desemboca en la Senda de Alakán. Tomamos la pista, que ya es un camino fácil, sin prácticamente pendiente. En un momento dado, cogemos un pequeño desvío para atajar y evitarnos una vuelta, para enseguida volver a la pista.

A nuestra izquierda, podemos ver de “Pino a Pino” (área recreativa de las Vueltas), el embalse del Ejército del Aire y, de nuevo, el embalse del Pueblo de Navacerrada, llegando al aparcamiento del que partimos y terminando aquí esta dura pero motivadora excursión. Para finalizar, los senderistas con ganas, nos acercamos al restaurante Las Postas, a tomar un pequeño refrigerio.

¡Ah! se me olvidaba, como curiosidad, un bonito perro, que pensamos podía estar abandonado, pero que según dicen pertenece a un pastor de la zona, nos acompañó durante todo el camino. Y me huelo, que no debe ser su primera vez.

Ruta muy dura y exigente (casi 9km y 860 m de altitud) pero que merece la pena hacer, al menos una vez, sin dudar. Con paciencia, todos llegan.

Por sus espectaculares panorámicas tanto desde la cumbre como durante todo su ascenso, el esfuerzo motivador, y el buen tiempo que nos ha acompañado creo que la excursión se merece la mejor puntuación: 5 sicarios. Le restaría puntos por el incidente ocurrido, una gran lástima, pero como afortunadamente todo quedó en un susto, no le resto nada.
Sonia López-Saborit

FOTOS