miércoles, 25 de septiembre de 2019

Excursión 487: Cerro de San Pedro

FICHA TÉCNICA
Inicio: Colmenar Viejo
Final: Colmenar Viejo
Tiempo: 3 a 4 horas
Distancia: 9,8 Km
Desnivel [+]: 505 m
Desnivel [--]: 505 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas y agua: No
Ciclable: No
Valoración: 4,6
Participantes: 37

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta


















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RESUMEN
Ordena la tradición
que terminando el estío
hagamos con una ascensión
al San Pedro en procesión,
nuestro primer desafío,
pero la temperatura
a mediados de septiembre
suele ser una tortura,
y para tal aventura
mejor sería noviembre.

Aunque nos parezca extraño,
ir a Islandia de excursión
nos demoró la ascensión,
y subimos este año
con el cambio de estación,
que mejor es remontar,
de forma bien ventilada,
la cima sin la sudada,
y así poder empezar
una nueva temporada.

Empezamos la ascensión
con grande motivación,
por caminos empinados
de vegetal despoblados,
pero esto no fue razón
de descorazonamiento,
pues la subida a la cumbre
es tan solo un elemento
del gran acontecimiento
convertido ya en costumbre.

La cima se va acercando
dijo alguien con ignorancia;
No era verdad, pues llegando
al Cerro de la Prestancia
vimos allá en la distancia,
altivo y desafiante,
el de San Pedro, arrogante,
vigilando el horizonte.

«Después de un monte otro monte…»,
que cantaba el caminante.
Ninguno se desanima,
y el alto ya se aproxima;
dos kilómetros apenas
de subidas por las buenas
desde el coche hasta la cima.

Por fin llegamos arriba
¿Tomamos el tentempié?
No hay nada que lo prohíba,
una buena iniciativa
sería tomar café,
y otra cosa habitual,
buscar el libro escondido
donde escribe cada cual
su firma, cómo le ha ido,
las subidas que ha cumplido:

«José Luis aquí ha llegado…»
«Yo he subido varias veces…»
«En verano aquí pereces...»
«…más de doscientas he estado…»
¿Doscientas? ¡gilipolleces!
mirad qué pone Pilar,
vecina de Colmenar,
¡mira que le pone ahínco!
¿quién la podrá superar?
tres mil setecientas cinco
¿Subidas? ¡Jolín, qué tía!
—Es que sube cada día,
Yo encontré en el libro aquel
solo un trozo de papel
donde escribir la poesía:

«Existe una tradición
ante la cual no me arredro:
después de la vacación,
nuestra primera excursión
es al Cerro de San Pedro,
y siento satisfacción
dicha, deleite y halago
de comenzar la estación
en compañía y unión
de tanto senderomago.»

Junto a lo que escribí yo
cada cual aprovechó
para colocar su firma,
lo cual constata y confirma
que hasta el San Pedro subió.
Y tras el ceremonial
la bajada comenzó;

Antonio nos dirigió
de un forma magistral
por zona meridional,
alargando la excursión
para que aquella tuviera
diez kilómetros siquiera
que es la reglamentación;
si no, no se considera;
pero nos sentó fatal
pasar de un tiempo otoñal
otra vez al estival:

San Miguel o del membrillo,
empezaba el veranillo;
y con poco impedimento,
por pista desarbolada,
por camino polvoriento,
casi no tardamos nada
en ir al aparcamiento.

Tras hacer lo preceptivo
vino después lo festivo:
en Araceli dar cuenta
¡éramos casi cuarenta!
de un menú muy atractivo,
y entre platos y botellas
Antonio les hizo entrega
a aquellos, también a aquellas,
¡al final a todos llega!
las merecidas estrellas.

Y llegamos al final
de lo que fue la excursión,
que además fue la señal
de empezar con ilusión
un nuevo ciclo anual.

Y sin sentencias contrarias,
yo para esta excursión
de formas algo arbitrarias
le pondría de puntuación
cuatro coma seis sicarias.
Paco Cantos

FOTO REPORTAJES

VÍDEOS

FOTOS

miércoles, 18 de septiembre de 2019

Excursión 486: Valle de la Fuenfría

FICHA TÉCNICA
Inicio: Las Dehesas. Cercedilla
Final: Las Dehesas. Cercedilla
Tiempo: 6 a 7 horas
Distancia: 13,6 Km
Desnivel [+]: 781 m
Desnivel [--]: 781 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: Sí
Ciclable: En parte
Valoración: 5
Participantes: 12

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta

















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta
















TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
* Mapa 3D (archivo kmz)

RUTA EN WIKILOC
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RESUMEN
El pasado 18 de Septiembre doce senderomagos aparcamos nuestros coches en las Dehesas de Cercedilla (1.370 m) para iniciar nuestra ruta por la Fuenfría con un tiempo estupendo, aun cuando en el telediario habían anunciado chaparrones. De acuerdo a las indicaciones de nuestro guía teníamos por delante una “fácil excursión de 13Km”. 

Nada más salir del parking, totalmente puntuales, echamos en falta a nuestra mascota Mecha porque las primeras vacas se nos cruzaron en el camino. Tras recorrer unos metros por el Camino Viejo de Segovia, Paco Cantos hizo una pequeña parada para explicarnos la historia de la Real Sociedad Española de Alpinismo "Peñalara", el camino Schmid, la senda Victory y el recorrido total que íbamos a hacer. 

Tomando como referencia una maltrecha placa amarilla indicativa en un árbol, entramos en una senda a la derecha que nos llevó hasta el Albergue de la RSEA en la pradera de los Corralillos. El Chalet fue inaugurado en 1918 y desde aquí se balizaron los primeros caminos. A pesar de su situación actual, totalmente ruinosa, aprovechamos para hacernos la primera foto de grupo. 

El camino Schmid, que en sus primeros metros cruza la calzada romana y la carretera de la República, une el antiguo albergue de Peñalara en el Valle de la Fuenfría y el Puerto de Navacerrada. 

Comenzamos su recorrido subiendo de intensidad poco a poco. Dejamos el Mirador de la Reina a la izquierda. La zona del pinar ya contaba con una pendiente bastante pronunciada y a algunos nos costó llegar hasta la Fuente de Antón R. Velasco, antiguamente conocida por Cantina Rufino, aunque ya no esté ni Rufino, ni su cantina.

Allí paramos a tomar el tentempié de media mañana y llenamos nuestras cantimploras de un agua muy rica y muy fresquita. La llegada fue escalonada porque el grupo se fue distanciando durante la subida. De hecho un senderomago llegó bastante cansado y decidió continuar solo por la carretera de la República con la promesa de encontrarnos horas más tarde en la pradera de Navarrulaque. 

Los once restantes continuamos por el camino Schmid y de nuevo con pronunciada pendiente hasta alcanzar Collado Ventoso (1.896 m) a la una de la tarde. Una pradera que nos llenó de vida y energía para encarar los nuevos retos que estaban por venir. Los sabios del grupo deliberaron aprovechando el enclave y decidieron dividir caminos. Cuatro optaron por la senda de los Alevines y siete continuamos hacia la cima del segundo pico de Siete Picos. Eso sí, antes de la partida quedamos en reencontrarnos en la pradera de Majalasna. 

La ruta de los Alevines, aunque algo más horizontal que la segunda opción, les hizo atravesar pinares, trepar, salvar pasos inferiores y pedruscos hasta alcanzar la pradera de Majalasna. Y allí mientras nos esperaban, José Luis M. se encaramó al Pico Majalasna (el primero de los Siete Picos). 

Mientras tanto los siete restantes subíamos por la Cañada Lóbrega. Paco nos animaba diciendo que la luz entre los árboles anunciaba el final de la subida, pero yo que iba la última no veía más que piedras y pendiente, así que la lóbrega a esas alturas era yo.

Pero todo llega y por fin alcanzamos la cumbre con un sol espectacular y allí estaba a la izquierda la Ventana del diablo y a la derecha el segundo pico de Siete Picos. En realidad, no hay un segundo pico, sino dos: 2ºN y 2ºS, entre ambos hay un collado (2.070 m).

Por supuesto las senderomagas segovianas nada más llegar avistaron su ciudad y un poco más a la derecha La Granja. De nuestro grupo fue Carlos el que rápidamente subió hasta la cima del segundo pico y los demás, algo cansados, decidimos no imitarle. Nos hicimos varias fotos de grupo en el Mirador y comenzamos el descenso hasta la Pradera de Majalasna hasta oír unos gritos, era José Luis M. que estaba presumiendo de altura a 1.917m. 

Ya todos juntos nos sentamos 25 minutillos a comer, charlar e incluso echar una siesta rápida.Y con ánimos renovados y estómagos llenos retomamos nuestra ruta y el descenso por sendas con mucha piedra.

Visitamos los petroglifos del Buitre, aunque lo realmente fascinante en esa piedra eran las vistas. Continuamos el descenso con Siete Picos vigilándonos por su cara sur, hasta la pradera de Navarrulaque y allí nos reunimos con el senderomago que por la mañana había tomado la carretera de la República. Disfrutamos de la tortuga, el dolmen flotante, el reloj de sol y leímos aquello de “A Cela caminante de la sierra de Guadarrama antes que Nobel”. 

Pasamos por el Refugio con su fuente seca, y continuamos por la Senda Victory, camino de la ducha de los alemanes. Llegamos al Poyal del Rubio desde cuyas vistas reconocimos muchos de los sitios visitados por la mañana. Y un poco más allá del puente que cruza el arroyo de la Navazuela, nos estaba esperando la Ducha de los Alemanes (un poco mermada de agua eso sí). Los nombres de la senda y de la cascada aluden a los primeros montañeros que, a principios del siglo XX, recorrieron la Sierra de Guadarrama. 

Llegamos de nuevo a la carretera de la República pero, para no perder tiempo en sus muchas revueltas, atrochamos.

Y finalizamos nuestra andadura con la última foto de grupo en el Puente del Descalzo, punto donde se solapa la calzada borbónica y la romana. 

Recorrimos 13,6 Km con un desnivel de 781 m. Y lo celebramos en Las Postas (Navacerrada), local cerrado pero con la terraza disponible para los senderomagos, donde recordamos lo bonita que había sido esta ruta que se merece la máxima nota, un 5.
Belén Prieto

martes, 17 de septiembre de 2019

Excursión 485: Thorsmork. Valle del Dios del Trueno. Islandia

FICHA TÉCNICA
Inicio: Thorsmork. Islandia
Final: Thorsmork. Islandia
Tiempo: 1 a 2 horas
Distancia: 6,6 Km
Desnivel [+]: 340 m
Desnivel [--]: 340 m
Tipo: Ida y vuelta
Dificultad: Baja
Pozas y agua: Sí
Ciclable: No
Valoración: 4
Participantes: 31

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta



















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

Mapa 3D (archivo kmz)

RUTA EN WIKILOC
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RESUMEN
Tras seis días de viaje por Islandia, de los que podría esperarse haber visto lo más grandioso y espectacular, nos quedaba esta última jornada para afrontar la visita al valle de nombre tan sugerente como del Dios del Trueno (THÓRSMÖRK, Thor es el dios del trueno).

Así que con los ánimos pletóricos por lo visto hasta el momento y por la confianza en que la excursión nos depararía otra borrachera más de bonitos paisajes, entornos naturales, cañones, etc. de ensueño; nos subimos a nuestro bus todoterreno, que nos llevaría a través de pistas de tierra, vadeando ríos (era lo habitual) por este valle que desde su inicio nos brindaba unas vistas desiguales de colinas verdes: unas cubiertas de vegetación como abedules y praderas y otras formadas por lava volcánica recubierta de musgo con un verdor incomparable.

Mientras avanzábamos en la ruta, hacían su aparición los glaciares entrelazados en las colinas, lejanos unos y no tanto otros, con sus lenguas rompiendo sobre unos entornos verdaderamente únicos por el contraste entre los colores blanco, negro y verde.

Sobre las 12:30 horas llegamos al aparcamiento y pequeño centro de información, donde tras los paseítos de rigor, nos dispusimos diligentemente todo el grupo a seguir a Macka, nuestra guía, para hacer la marcha al pico Valahnúkur, donde se podría disfrutar de unas vistas espectaculares del valle y aledaños.

En seguida llegamos a un enorme cauce pedregoso y surcado de riachuelos, que conforman el fondo del valle y que dada las fechas, (estación fuera de nevadas y poca lluvia), se alimentaban principalmente del deshielo de los glaciares, por lo que nos resultaban bastante fáciles de atravesar en general. 

Pero cuando la anchura y caudal de agua eran mayores, había puentes colocados, con la particularidad de que éstos eran rodantes para poderlos mover mediante vehículos (unos todoterrenos gigantescos) y situarlos allá donde la corriente mayor hubiera tenido el capricho de situarse.

Tras media hora de caminar por el fondo del valle, lo abandonamos por su margen derecha, donde había un precioso y envidiable albergue para montañeros, además de instalaciones y vehículos para el personal del parque. Aquí había diferentes paneles informativos sobre el valle en general y sobre rutas concretas en particular, entre las que se encontraba nuestra subida al Valahnúkur.

Una vez recompuesto el grupo, que venía de lo más estirado (por las fotos y los pasos de torrentes), emprendimos la subida propiamente dicha que con un desnivel de 245 metros nos llevaría a la cima del pico. Ésta se realizó al principio por un sendero entre vegetación muy frondosa de abedules enanos y matorral.

Como el ascenso ya desde sus inicios, nos daba la oportunidad de deleitarnos con las vistas impresionantes que surgían a nuestros pies; los senderistas encontraban la excusa perfecta para hacer frecuentes paradiñas y de ese modo, además de realizar fotos por doquier, tomar algo de resuello, exigido por la pendiente un tanto empinada que íbamos superando.

En plena sabida, a unos 20 minutos de marcha, había un montículo con una pequeña meseta que convertido en mirador natural, todo el grupo aprovechó para disfrutar observando gran parte del valle, a la vez que realizando numerosos poses para fotografías de muy diferentes composiciones grupales e individuales.

La guía nos puso en marcha de nuevo y continuamos el ascenso sin paradas, donde en algunos tramos finales había escalones en la tierra sujetos por troncos de madera para facilitar el paso del personal.

A las 14:15 hicimos cumbre en el Valahnúkur, 455 m., casi igualaba las alturas de las montañas circundantes, por lo que las vistas eran realmente espectaculares, además el lugar era muy cómodo para moverse y el día era espléndido, bastante soleado y con una temperatura tan veraniega que a muchos les permitía y disfrutaban quedándose en camiseta.

La hora y el lugar eran los idóneos para tomar el bocadillo y disparar una y otra vez todo tipo de artilugios fotográficos, pues no nos cansábamos de posar y tirar fotos hacia todos los puntos cardinales, en especial al fondo del valle, oscurecido por las sombras de las paredes montañosas que lo delimitan, además de por la propia tonalidad del cauce, donde las aguas del deshielo glaciar se abren paso causando caprichosos meandros y a las cumbres blancas de los glaciares con sus nieves perpetuas en contraste con las negras y verdes colinas.

Una vez disfrutado de la cumbre en sentido amplio, se inició la bajada por la misma ruta de subida, en la que cabía tomar algunas precauciones sobre todo en los escalones, para no sufrir ningún resbalón.

La marcha se hizo más de prisa, aunque no faltaron algunas paraditas para fotos y demás, lo que provocaba un gran estiramiento del grupo que no logró reunirse de nuevo hasta las instalaciones del Albergue.

Desde aquí, se enfiló el cauce y acometieron de nuevo los pasos de riachuelos, tanto por pie como por los puentes rodantes, de manera que sin dilación llegamos sobre las 15:50 h. al punto de inicio tras haber recorrido alrededor de 6 Km. La marcha propiamente terminaría aquí con una calificación de 4 sicarias por todo lo descrito.

Pero como el día todavía nos deparaba una última visita y que además cerraba nuestro fabuloso viaje por Islandia, creo interesante mencionarla como colofón al mismo.

Resulta que de vuelta y a unos 30 minutos de bus, se encuentra un cañón casi perpendicular al valle, en cuya entrada se habilita un aparcamiento y pequeña área de descanso. 

El acceso al cañón se hace por entre dos paredes montañosas próximas a modo de portalón, coloreadas del verdor fuerte del musgo y que dan paso a un interior más amplio a veces y angosto otras con el común de un suelo pedregoso surcado de riachuelos vadeables y unos laterales verticales de piedra cubierta mayoritariamente de musgo con algún esporádico pequeño abedul sobreviviendo en los salientes.

El recorrido fue de unos 3 Km. Ida y vuelta y menos de una hora de duración, en el que los contrastes del suelo de piedra limpia con las paredes mayoritariamente verticales unas y con salientes y peanas otras, pero todas, salvo en contadas rocas descarnadas, cubiertas de musgo verde intenso de una belleza única, hacía que el caminar fuera muy lento para poder disfrutar sobremanera del entorno que nos envolvía.

El sendero transcurría por el cauce pedregoso del fondo del cañón, salvo en un pequeño tramo del mismo donde se desviaba superando un saliente de la pared montañosa para esquivar una corriente incomoda, siendo este un paso realmente bello, al caminar entre el musgo y pequeños arbustos, por la esencia misma del color sin igual que nos rodeaba.

Ni que decir tiene, que esta visita fue realmente un rally fotográfico, donde no quedó rincón alguno a salvo de los objetivos, ni excursionista que posara una y otra vez deleitándose y extasiado ante el espectáculo que nos brindaba la naturaleza.

Finalizado el paseo, apenas sin recuperarnos de las emociones, surgió un grupito de entre nosotros, liderado por El Boss, con unas bolsas en las manos portando los regalos que como gesto de agradecimiento de todo el grupo, se les entregó a la guía y al chofer por su excelente trabajo y entrega.

Con una gran sorpresa y palabras de enorme gratitud por el inmerecido detalle, Javier Miguel recibía también nuestro regalo como reconocimiento a su importante y desinteresada colaboración en la exitosa gestión del viaje.
José Luis R. Rubiales

FOTOS

domingo, 15 de septiembre de 2019

Excursión 484: Skaftafell y Glaciar Vatnajökull. Islandia

FICHA TÉCNICA
Inicio: Skaftafell. Islandia
Final: Skaftafell. Islandia
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia: 18 Km
Desnivel [+]: 823 m
Desnivel [--]: 823 m
Tipo: Circular
Dificultad: Alta
Pozas y agua: Sí
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 31

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta



















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

Mapa 3D (archivo kmz)

RUTA EN WIKILOC
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RESUMEN
Estamos en el Parque Nacional de Skaftafell, es una zona de naturaleza virgen, al sur de Islandia, donde se encuentran enormes glaciares como el Skaftafellsjökull el Svínafellsjökull y Vatnajökull,(está claro que jökull es glaciar en Islandés) este último es el segundo más grande de Europa en extensión y su masa helada supera a todos los demás glaciares de Europa juntos, con un espesor medio de 400 m y con zonas que superan los 1000 m, quedando parte de su masa helada por debajo del nivel del mar.

Cuando nos dirigíamos a nuestro hotel en Höfn, bordeamos la parte sur-este del glaciar Vatnajökull y pudimos observar una de sus lenguas, destino de esta 484 excursión del GMSMA. Merece la pena mencionar que ayer realizamos una excursión por el Laki o Lakagígar, cerca del cañón del Eldgjá (en la mitología nórdica los volcanes eran un símbolo del travieso dios Loki, el dios del caos, el fuego y la destrucción), lugar de una belleza y naturaleza espectacular muy difícil de describir, creo que de los sitios naturales más impresionantes que he visitado, si vais a este rinconcito de la naturaleza no os lo podéis perder.

Amanece totalmente despejado y con muy buena temperatura, el día promete, tras el desayuno, esperando la salida de nuestro autobús, salimos a dar una vuelta en el entorno del hotel y contemplar la belleza de estos lugares, a nuestros pies el atlántico, hoy bastante más calmado que días anteriores y a nuestra derecha esa imponente masa de hielo, el glaciar Vatnajökull que visto desde esta distancia, se asemeja a una impresionante estación de esquí. 

Partimos a la hora marcada, con nuestro bus-todoterreno y llegamos al aparcamiento del Parque de Skaftafell, junto al centro de interpretación del parque, tal como estaba previsto, el grupo se dividió en dos, unos para ascender paralelos a la lengua del glaciar Skaftafellsjökull, un brazo del glaciar mayor, el Vatnajökull, excursión que previamente ya había sido bautizada de larga, difícil, dura…. y otros, para realizar otra marcha guiados por Macka, nuestra guía.

Comienza nuestra caminata a 77msnm desde el aparcamiento del centro de interpretación, desde una pista perfectamente asfaltada y señalizada que lleva a la cascada Svartifoss, cascada que visitaremos al final de la marcha. 

A escasos 100m tomamos un pequeño sendero a la derecha, que discurre por un mini bosque de abedules enanos, (especie traída de Canadá con idea de forestar parte de Islandia) y, poco a poco, vamos tomando altura, no habíamos recorrido ni 2 km y ascendido 150m, cuando los abedules empiezan a desaparecer.

Llegados a este punto, nos encontramos a nuestra derecha el final de la lengua del glaciar, formando un pequeño lago, sin salida al mar y donde trozos de hielo en forma de pequeños icebergs navegan a ninguna parte, hasta que se funden en el lago. De este surgen algunos torrentes en forma de riachuelos que avanzan al encuentro del mar.

El sendero, ahora amplio, transita entre tonos de verdes intensos por el musgo, junto con el negro y el marrón de la lava y, ya sin la protección de los abedules. Solo 3 km andados y 260m de ascenso para contemplar a nuestra derecha gran parte de la lengua del glaciar que nos acompañará, durante toda la subida y, qué mejor sitio, para hacernos la primera foto del grupo.

Seguimos nuestra suave ascensión y habiendo recorrido unos 6,2 km llegamos al mirador del Vatnajökull, un lugar como este tan cargado de magia, sitio ideal para reponer fuerzas, hora del ángelus.

Desde allí, pudimos observar, al fondo, donde dos lenguas del glacial se funden en una sola, el cielo con un tono algo oscuro, posible preludio de formación de una tormenta; jodo con la posibilidad, en menos de un minuto, empezaron a caernos unas pequeñas gotas de agua-nieve que pronosticaban… ángelus interruptus.

Ascendimos un poco mas y llegamos a otro mirador con una gran roca vertical, que nos ofreció el mejor espectáculo para nuestro ojos, a unos cientos de metros abajo, la lengua del glaciar en su máximo esplendor, con más de un kilómetros de anchura, donde sus enormes bloques de hielos se precipitan lentamente hacia el lago. 

Queríamos inmortalizar ese magnífico paisaje y, junto a la piedra vertical, fuimos posando los integrantes de esta excursión; tan absortos estábamos en la belleza del lugar, que no nos dimos cuenta, de que las pequeñas gotas de agua-nieve, habían obtenido la mayoría de edad y en menos de 5 minutos, esas recién nacidas, se habían convertido en enormes copos de nieve, que en minutos, lograron que el paisaje pasara del verde, negro y marrón a un blanco inmaculado.

En pocos minutos llegamos al punto en el que giraríamos hacia la izquierda, para bordear la base del Kristinartindar, la parte más alta de nuestra excursión 727 msnm, para desde allí descender paralelos a otra de las lenguas del glaciar, como ya no había que subir más, se impuso un ritmo rápido, había que cumplir dos objetivos, llegar a la hora marcada al centro de interpretación y huir de la nevada.

Ese día y a la misma hora de nuestra marcha, se estaba celebrando la final de la copa del mundial de baloncesto, Argentina – España. En días anteriores, coincidiendo con los desplazamientos en nuestro bus-todoterreno, Carolina nos retransmitía los partidos de la selección. En el anterior, España – Australia, pudimos comprobar la consistencia del bus-todoterreno, pues a los pies del Kristinartindar, escuchamos el final del partido ¡CAMPEONES! y como no, otra foto del grupo en blanco, cantando y saltando por este logro de la selección.

Ahora bajábamos mucho más alegres, una pequeña parada “técnica” nos situó frente a la otra lengua, en esta, ya no había hielo, otra evidencia de la regresión del glaciar. Pronto la nieve pasó a su estado líquido. Llevábamos unos 12 km de marcha y vimos lo que podía ser un rayito de sol, recordamos lo que Macka nos comentaba todos los días, en Islandia un ratito de lluvia y un ratito de sol, pues hoy no, se olvidaron del segundo ratito. 

El camino, algo embarrado pero cómodo para andar, nos llevó a una amplia cresta que domina el inmenso paisaje de este Parque Nacional. Por el norte, las montañas se sumergen bajo el hielo del Vatnajokull, por el oeste, contemplamos los ondulantes dibujos que las morrenas trazan en el hielo del Skeidararjokull; hacia el este, las cascadas de seracs de los glaciares que rodean el Havannadalshnukur; y hacia el sur, los serpenteantes torrentes que fluyen hasta el mar.... 

Descendimos de la cresta y nos encontramos con la cascada Svartifoss, despeñándose entre verticales columnas de basalto perfectamente hexagonales. Si sonase música, claramente estaríamos frente a un gigantesco órgano de catedral.

Nos encontrábamos a menos de un kilómetro para terminar esta espectacular ruta, una paradita para contemplar otra cascada, esta de menores dimensiones, no recuerdo su nombre, pero puedo asegurar que terminaba en foss. Tomamos camino de vuelta, que es el mismo por el que empezamos por la mañana, que nos condujo al centro de visitantes, donde no reunimos con el resto del grupo.

Esta excursión por su duración, distancia, paisaje, climatología, compañía y Campeones de Baloncesto, se merece la máxima puntuación 5 sicarias.
Paco Donaire