miércoles, 25 de septiembre de 2019

Excursión 487: Cerro de San Pedro

FICHA TÉCNICA
Inicio: Colmenar Viejo
Final: Colmenar Viejo
Tiempo: 3 a 4 horas
Distancia: 9,8 Km
Desnivel [+]: 505 m
Desnivel [--]: 505 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas y agua: No
Ciclable: No
Valoración: 4,6
Participantes: 37

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta


















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RESUMEN
Ordena la tradición
que terminando el estío
hagamos con una ascensión
al San Pedro en procesión,
nuestro primer desafío,
pero la temperatura
a mediados de septiembre
suele ser una tortura,
y para tal aventura
mejor sería noviembre.

Aunque nos parezca extraño,
ir a Islandia de excursión
nos demoró la ascensión,
y subimos este año
con el cambio de estación,
que mejor es remontar,
de forma bien ventilada,
la cima sin la sudada,
y así poder empezar
una nueva temporada.

Empezamos la ascensión
con grande motivación,
por caminos empinados
de vegetal despoblados,
pero esto no fue razón
de descorazonamiento,
pues la subida a la cumbre
es tan solo un elemento
del gran acontecimiento
convertido ya en costumbre.

La cima se va acercando
dijo alguien con ignorancia;
No era verdad, pues llegando
al Cerro de la Prestancia
vimos allá en la distancia,
altivo y desafiante,
el de San Pedro, arrogante,
vigilando el horizonte.

«Después de un monte otro monte…»,
que cantaba el caminante.
Ninguno se desanima,
y el alto ya se aproxima;
dos kilómetros apenas
de subidas por las buenas
desde el coche hasta la cima.

Por fin llegamos arriba
¿Tomamos el tentempié?
No hay nada que lo prohíba,
una buena iniciativa
sería tomar café,
y otra cosa habitual,
buscar el libro escondido
donde escribe cada cual
su firma, cómo le ha ido,
las subidas que ha cumplido:

«José Luis aquí ha llegado…»
«Yo he subido varias veces…»
«En verano aquí pereces...»
«…más de doscientas he estado…»
¿Doscientas? ¡gilipolleces!
mirad qué pone Pilar,
vecina de Colmenar,
¡mira que le pone ahínco!
¿quién la podrá superar?
tres mil setecientas cinco
¿Subidas? ¡Jolín, qué tía!
—Es que sube cada día,
Yo encontré en el libro aquel
solo un trozo de papel
donde escribir la poesía:

«Existe una tradición
ante la cual no me arredro:
después de la vacación,
nuestra primera excursión
es al Cerro de San Pedro,
y siento satisfacción
dicha, deleite y halago
de comenzar la estación
en compañía y unión
de tanto senderomago.»

Junto a lo que escribí yo
cada cual aprovechó
para colocar su firma,
lo cual constata y confirma
que hasta el San Pedro subió.
Y tras el ceremonial
la bajada comenzó;

Antonio nos dirigió
de un forma magistral
por zona meridional,
alargando la excursión
para que aquella tuviera
diez kilómetros siquiera
que es la reglamentación;
si no, no se considera;
pero nos sentó fatal
pasar de un tiempo otoñal
otra vez al estival:

San Miguel o del membrillo,
empezaba el veranillo;
y con poco impedimento,
por pista desarbolada,
por camino polvoriento,
casi no tardamos nada
en ir al aparcamiento.

Tras hacer lo preceptivo
vino después lo festivo:
en Araceli dar cuenta
¡éramos casi cuarenta!
de un menú muy atractivo,
y entre platos y botellas
Antonio les hizo entrega
a aquellos, también a aquellas,
¡al final a todos llega!
las merecidas estrellas.

Y llegamos al final
de lo que fue la excursión,
que además fue la señal
de empezar con ilusión
un nuevo ciclo anual.

Y sin sentencias contrarias,
yo para esta excursión
de formas algo arbitrarias
le pondría de puntuación
cuatro coma seis sicarias.
Paco Cantos

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