miércoles, 18 de septiembre de 2019

Excursión 486: Valle de la Fuenfría

FICHA TÉCNICA
Inicio: Las Dehesas. Cercedilla
Final: Las Dehesas. Cercedilla
Tiempo: 6 a 7 horas
Distancia: 13,6 Km
Desnivel [+]: 781 m
Desnivel [--]: 781 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: Sí
Ciclable: En parte
Valoración: 5
Participantes: 12

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta

















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta
















TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
* Mapa 3D (archivo kmz)

RUTA EN WIKILOC
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RESUMEN
El pasado 18 de Septiembre doce senderomagos aparcamos nuestros coches en las Dehesas de Cercedilla (1.370 m) para iniciar nuestra ruta por la Fuenfría con un tiempo estupendo, aun cuando en el telediario habían anunciado chaparrones. De acuerdo a las indicaciones de nuestro guía teníamos por delante una “fácil excursión de 13Km”. 

Nada más salir del parking, totalmente puntuales, echamos en falta a nuestra mascota Mecha porque las primeras vacas se nos cruzaron en el camino. Tras recorrer unos metros por el Camino Viejo de Segovia, Paco Cantos hizo una pequeña parada para explicarnos la historia de la Real Sociedad Española de Alpinismo "Peñalara", el camino Schmid, la senda Victory y el recorrido total que íbamos a hacer. 

Tomando como referencia una maltrecha placa amarilla indicativa en un árbol, entramos en una senda a la derecha que nos llevó hasta el Albergue de la RSEA en la pradera de los Corralillos. El Chalet fue inaugurado en 1918 y desde aquí se balizaron los primeros caminos. A pesar de su situación actual, totalmente ruinosa, aprovechamos para hacernos la primera foto de grupo. 

El camino Schmid, que en sus primeros metros cruza la calzada romana y la carretera de la República, une el antiguo albergue de Peñalara en el Valle de la Fuenfría y el Puerto de Navacerrada. 

Comenzamos su recorrido subiendo de intensidad poco a poco. Dejamos el Mirador de la Reina a la izquierda. La zona del pinar ya contaba con una pendiente bastante pronunciada y a algunos nos costó llegar hasta la Fuente de Antón R. Velasco, antiguamente conocida por Cantina Rufino, aunque ya no esté ni Rufino, ni su cantina.

Allí paramos a tomar el tentempié de media mañana y llenamos nuestras cantimploras de un agua muy rica y muy fresquita. La llegada fue escalonada porque el grupo se fue distanciando durante la subida. De hecho un senderomago llegó bastante cansado y decidió continuar solo por la carretera de la República con la promesa de encontrarnos horas más tarde en la pradera de Navarrulaque. 

Los once restantes continuamos por el camino Schmid y de nuevo con pronunciada pendiente hasta alcanzar Collado Ventoso (1.896 m) a la una de la tarde. Una pradera que nos llenó de vida y energía para encarar los nuevos retos que estaban por venir. Los sabios del grupo deliberaron aprovechando el enclave y decidieron dividir caminos. Cuatro optaron por la senda de los Alevines y siete continuamos hacia la cima del segundo pico de Siete Picos. Eso sí, antes de la partida quedamos en reencontrarnos en la pradera de Majalasna. 

La ruta de los Alevines, aunque algo más horizontal que la segunda opción, les hizo atravesar pinares, trepar, salvar pasos inferiores y pedruscos hasta alcanzar la pradera de Majalasna. Y allí mientras nos esperaban, José Luis M. se encaramó al Pico Majalasna (el primero de los Siete Picos). 

Mientras tanto los siete restantes subíamos por la Cañada Lóbrega. Paco nos animaba diciendo que la luz entre los árboles anunciaba el final de la subida, pero yo que iba la última no veía más que piedras y pendiente, así que la lóbrega a esas alturas era yo.

Pero todo llega y por fin alcanzamos la cumbre con un sol espectacular y allí estaba a la izquierda la Ventana del diablo y a la derecha el segundo pico de Siete Picos. En realidad, no hay un segundo pico, sino dos: 2ºN y 2ºS, entre ambos hay un collado (2.070 m).

Por supuesto las senderomagas segovianas nada más llegar avistaron su ciudad y un poco más a la derecha La Granja. De nuestro grupo fue Carlos el que rápidamente subió hasta la cima del segundo pico y los demás, algo cansados, decidimos no imitarle. Nos hicimos varias fotos de grupo en el Mirador y comenzamos el descenso hasta la Pradera de Majalasna hasta oír unos gritos, era José Luis M. que estaba presumiendo de altura a 1.917m. 

Ya todos juntos nos sentamos 25 minutillos a comer, charlar e incluso echar una siesta rápida.Y con ánimos renovados y estómagos llenos retomamos nuestra ruta y el descenso por sendas con mucha piedra.

Visitamos los petroglifos del Buitre, aunque lo realmente fascinante en esa piedra eran las vistas. Continuamos el descenso con Siete Picos vigilándonos por su cara sur, hasta la pradera de Navarrulaque y allí nos reunimos con el senderomago que por la mañana había tomado la carretera de la República. Disfrutamos de la tortuga, el dolmen flotante, el reloj de sol y leímos aquello de “A Cela caminante de la sierra de Guadarrama antes que Nobel”. 

Pasamos por el Refugio con su fuente seca, y continuamos por la Senda Victory, camino de la ducha de los alemanes. Llegamos al Poyal del Rubio desde cuyas vistas reconocimos muchos de los sitios visitados por la mañana. Y un poco más allá del puente que cruza el arroyo de la Navazuela, nos estaba esperando la Ducha de los Alemanes (un poco mermada de agua eso sí). Los nombres de la senda y de la cascada aluden a los primeros montañeros que, a principios del siglo XX, recorrieron la Sierra de Guadarrama. 

Llegamos de nuevo a la carretera de la República pero, para no perder tiempo en sus muchas revueltas, atrochamos.

Y finalizamos nuestra andadura con la última foto de grupo en el Puente del Descalzo, punto donde se solapa la calzada borbónica y la romana. 

Recorrimos 13,6 Km con un desnivel de 781 m. Y lo celebramos en Las Postas (Navacerrada), local cerrado pero con la terraza disponible para los senderomagos, donde recordamos lo bonita que había sido esta ruta que se merece la máxima nota, un 5.
Belén Prieto

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