FICHA TÉCNICA
Inicio: Rascafría
Final: Rascafría
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia: 16,8 km
Desnivel [+]: 295 m
Desnivel [--]: 293 m
Tipo: Circular
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas y agua: Sí
Ciclable: En parte
Ciclable: En parte
Valoración: 4
Participantes: 22
MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta
* Mapas de localización y 3D de la ruta
TRACK
* Track de la ruta (archivo gpx)
PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
RESUMEN
Nuestro incansable amigo Paco N., repasando los posibles
destinos con agua y pozas donde bañarnos, cayó en la cuenta de que a pesar de
que el grupo había visitado las “Cascadas del Purgatorio” en tres ocasiones,
nunca lo había hecho en época en la que la temperatura del agua permitiera
darse un chapuzón.
Para remediar lo imperdonable de esta circunstancia, decidió
programarnos la excursión número 199 partiendo de la plaza de Rascafría, lugar donde según cuenta la leyenda se escondía Fernando Delgado Sanz, apodado el `Tuerto Pirón´, bandolero que se movía por estos lares y que utilizaba de escondrijo el viejo olmo de más de 300 años que estaba situado en esta plaza.
Se trataba de acercarse al Puente del Perdón y a las Presillas, para continuar por el cauce del arroyo Aguilón remontándolo hasta las famosas cascadas del Purgatorio.
Se trataba de acercarse al Puente del Perdón y a las Presillas, para continuar por el cauce del arroyo Aguilón remontándolo hasta las famosas cascadas del Purgatorio.
Así es que a las 10,30, una buena representación de
senderomagos, nos concentramos en Rascafría… por cierto que era día de
mercadillo y estaba muy animado.
Después de los saludos y del reparto de las camisetas para los
últimos rezagados, como si de un puesto más del mercadillo se tratase, salimos
prestos camino del Paular y de su Puente del Perdón.
Caminando por el Bosque de Finlandia, pasamos por una casita de
madera oscura que resulta ser la Sauna de los Belgas… como se ve todo muy
cosmopolita. Parece ser que una sociedad belga tenía la concesión para explotar
los pinares de la zona y, para entretener su ocio, construyeron en este lugar
una pequeña sauna a la orilla del agua. Probablemente la idea era primero
asarse en la sauna y luego un refrescante chapuzón en las gélidas aguas… que,
como todo el mundo sabe, esos contrastes de temperatura son muy sanos.
Seguimos y ya el calor empieza a apretar al acercarnos a la zona
de los Batanes y las Presillas. Las Presillas constituyen una magnífica zona de
baño. Todavía es temprano y no hay demasiada gente… a la vuelta, en cambio, las
veríamos a rebosar de bañistas.
Cruzamos las trasparentes aguas del Lozoya y seguimos a través
de un rebollar cuya sombra, menos densa, nos hace añorar la umbría del pinar.
Aunque la marcha no cubría un desnivel excesivo, la cuesta y el
calor empiezan a pesar. Esto se traduce en alguna leve “pájara”, resuelta sin
mas problemas con un pequeño descanso, agua y algo de alimento.
Y por fin el arroyo del Aguilón y su agradable frescor, dónde en compañía de las vacas que pastaban
tranquilamente, nos tomamos un piscolabis.
Tomamos el sendero que sigue la orilla del arroyo. El rumor de
las cascadas y la proximidad de las paredes de roca nos certifican que estamos
muy cerca del destino: las Cascadas del Purgatorio, que por fin se revelan ante
nuestros ojos.
La poza está bastante concurrida: intrépidos bañistas y cautos
observadores, más de los segundos que de los primeros.
El agua está gélida, pero el baño vale la pena… para los que se
metieron claro. Hubo quien no contento con la experiencia, se subió a bañarse a
la poza de más arriba (igual de fría, por cierto).
Concluido el baño descendemos un poco por el curso del rio y nos
acomodamos para comer, hubo hasta sobremesa con partida de mus incluida.
Y tras el descanso, recogida y vuelta. El sol aprieta y el
descenso se hace algo durillo.
Al llegar a las Presillas todos de cabeza al bar: medio litro de
cerveza (o de clara) por cabeza. Es que es muy importante reponer líquidos… eso
sí, a la salud de Javier y José Ramón que habían cumplido años por esos días.
Queda una media hora de caminata hasta los coches, así es que
los posibles problemas con un hipotético control de alcoholemia quedan
solventados.
Así acaba esta excursión número 199, a la que podemos otorgar 4
sicarias.
Pero la siguiente es la “200”….. habrá que preparar la
celebración como es debido…..
Paloma Sabio