miércoles, 28 de noviembre de 2018

Excursión 436: Las setas de Abantos

FICHA TÉCNICA
Inicio: San Lorenzo de El Escorial

Final: San Lorenzo de El Escorial
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia:  12 Km
Desnivel [+]: 709 m
Desnivel [--]: 709 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: Sí
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 40

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta

















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta















TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)


PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RUTA EN WIKILOC

RESUMEN
En la historia del grupo, nos hemos ido de pozas, de ríos, de chorreras, de refugios, de jardines e incluso de bunkeres, pero nunca de setas. Y como era la época, en la convocatoria se nos animaba a cargar con cesta y cuchillo setero.

En el aparcamiento que hay bajo el Euroforum de Felipe II de San Lorenzo de El Escorial nos reunimos 39 exploradores, Celia, Carolina y Lucio, venían por primera vez con nosotros, después de ver nuestras andanzas en El Adelantado de Segovia y buscarnos en el blog. Bienvenidos.

Pero no solo alicientes micológicos iba a tener la excursión, también podíamos disfrutar de los colores otoñales de las hayas y recrearnos con las impresionantes vistas que siempre proporciona el Pico Abantos.

Íbamos a recorrer uno de los sitios emblemáticos del Real Sitio de El Escorial y su Monte Abantos, declarado Paisaje Pintoresco en 1961, que alberga un impresionante pinar de repoblación de más de cien años de antigüedad, ordenado con criterios paisajísticos, con pino resinero y laricio en las partes bajas y pino de Valsaín en las altas. Junto a ellos otras especies introducidas como las que se encuentran en el recorrido: hayas y alerces.

Iniciamos la ruta subiendo por las escaleras que dan a la explanada del Euroforum, bello edificio remodelado en 2013 en el que se organizan eventos y cursos de formación. Lo dejamos atrás y en la curva, giramos a la izquierda, para subir unos escalones y seguir una empinada senda que bordea el casi vacío embalse del Romeral.

A sabiendas de que nos esperaba un ascenso de unos 700 metros en poco más de 4,5 km, nos lo tomamos con calma. Pronto alcanzamos una pista, y al comenzar a ascender por la senda de los Tesoros de Abantos, pero una llamada de Juan, que llegaba tarde, diciendo que nos esperaba en el arroyo del Romeral hizo que Antonio se dirigiera para allá, lo que no fue constado por los que iban en cabeza. Conclusión: éramos 40 y el grupo se había dividido en dos.

Tras vadear sin problemas el arroyo del Romeral , Juan se ofreció a acompañar a los que iban a realizar la excursión en sentido contrario, el resto iniciamos el ascenso por el Camino de Abantos, coincidente con el GR-10. Cruzamos en dos ocasiones la carretera de El Escorial a Peguerinos y seguidamente las zetas que suavizan las fuertes pendientes de la cara occidental de la Solana de la Barranquilla y después la de Enmedio.

Terminadas las zetas, la senda gira a la izquierda en busca del arroyo del Romeral. Al alcanzar un roquedal de excelentes vistas, pierde la pendiente, momento que aprovechamos para tomar el tentempié, al calor del sol que se había hecho un hueco entre las primeras nubes del día.

Una vez repuestas las fuerzas, continuamos ascendiendo por el Camino de Abantos, entre pinos, supuestamente seteros, pero en los que poca cosa encontramos. Al poco alcanzamos una pradera donde se encuentra la Fuente del Cervunal y un pilón en piedra utilizado como abrevadero del ganado. Junto a la fuente nos hicimos la foto de grupo, bueno, de medio grupo.

Proseguimos en dirección sureste, por un pinar con retazos de nieve, hasta alcanzar unos riscos al borde de la sima del monte Abantos. Las vistas desde aquí eran excelentes: al sur Las Machotas, la Almenara y muy al fondo, la Sierra de Gredos. Al este San Lorenzo de El Escorial y su majestuoso Monasterio, y hasta donde la vista alcanza, toda la planicie de Madrid y sus características Cuatro Torres. Al norte, el propio pico de Abantos, la Sierra de Hoyo, La Pedriza y la nevada Cuerda Larga al completo, ofreciendo su imagen más bonita.

Tras deleitarnos con las bellas panorámicas, continuamos por la cuerda en dirección al Pico de Abantos, del que nos separaban apenas 400 metros. Alcanzada la cima, situada a 1.753 metros de altura, nuevamente nos recreamos con las vistas anteriores, ahora mejoradas por la altura y la presencia de la blanca cruz y el vértice geológico, que acapararon los disparos de las cámaras de fotos.

Superado el punto más alto de la excursión, iniciamos el descenso siguiendo el GR-10 hasta alcanzar la pista que se dirige hacia el puerto de Malagón. En la pradera donde nace el arroyo del Romeral nos encontramos con parte de los “perdidos”, que habían encontrados algunas setas, desde luego más que nosotros. Se unieron a nosotros, al resto, con Juan como guía, no los vimos hasta el final de la ruta.

Continuamos por la pista y al poco más de un kilómetro, nos desviamos a la izquierda para acercarnos a ver la estilizada y blanca cruz de Rubens y disfrutar de las magníficas vistas que desde el risco en el que está instalada se tienen.

El sencillo monumento recuerda el paso por estos montes de Pedro Pablo Rubens, que además de excelente pintor era diplomático, lo que le trajo a Madrid en septiembre de 1628, en un intento de mediar ante el monarca Felipe IV para que España alcanzase la paz con Inglaterra. En una salida al Escorial tuvo tiempo de encaramarse a lo alto de este risco para pintar desde aquí su conocida vista del Monasterio.

Tras las fotos de rigor, proseguimos el descenso para salir a la carretera del puerto, pasamos junto al derruido pozo de la nieve, justo en el puerto de Malagón, desde el que disfrutamos de unas amplias vistas hacia el valle y embalse del arroyo del Tobar. 

Cambiamos de vertiente y nos dirigimos al descansadero de Malagón, un ramal de la Cañada Real Leonesa, donde algunos encontraron alguna seta. Cruzamos la carretera y entramos en la parte más otoñal y bonita de la ruta, descendiendo por una bonita senda entre pinos y alguna que otra haya, conocida como el Camino del Silencio.

Al poco nos desviamos unos metros para acercarnos a la Fuente del Trampalón y su bonito humedal. Tras breves paradas para buscar setas, que algunos llegaron a encontrar, continuamos disfrutando de un paseo repleto de tonalidades ocres, rojas y amarillas, con extraordinario valor ambiental.

Continuamos descendiendo para disfrutar del pequeño pero precioso hayedo que repoblaron los estudiantes y profesores de la Escuela de Ingenieros Forestales desde 1870, y que escondido entre pinares es muy desconocido para la mayoría de los madrileños, pero que tiene unos hermosos ejemplares que nada tienen que envidiar al más famoso del Hayedo de Montejo, pero éste tiene además la ventaja de no tener restricciones de acceso y poseer una irresistible belleza.

Sus árboles proceden de una replantación del siglo pasado que han logrado adaptarse y prosperar a pesar del ganado vacuno de la zona y que han sembrado el camino de árboles jóvenes. Su cifra se sitúa por debajo del centenar, mayoritariamente en este tramo del camino que sube hasta el Puerto de Malagón.

En otoño, la variedad cromática y la intensa gama de dorados que bañan el monte nos resultará mágica y de encantador atractivo, sobre todo en los árboles de hoja caduca, como el haya o el alerce.

Precisamente al poco llegamos al Mirador de los Alerces, con magníficas vistas del valle, que se prestan a encuadres maravillosos en las fotos, con ejemplares de esta desconocida conífera, de las pocas de hoja caduca.

Gratificados por tanta belleza, continuamos el descenso por la senda que tras unas zetas alcanza de nuevo la carretera que sube al puerto, y que seguimos en dirección sur. Los que más prisa tenían descendieron desde aquí por la senda que baja directa al punto de inicio de la ruta, el resto continuamos por la pista, pasando por el Arboreto de Ceballos, para dejarla al poco, justo al llegar a la fuente del Helechal.

En dirección este, descendimos siguiendo una bonita senda que cruza el arroyo del Helechal y que más abajo enlaza con la conocida senda Horizontal, pero que nosotros no cogimos, al desviarnos a la izquierda para, junto a una valla, enlazar con la senda por la habíamos subido, junto al embalse del Romeral y llegar de nuevo a los coches, dando así por finalizada esta otoñal y setera ruta.

Por lo bonito del recorrido, inundado de colores otoñales y las preciosas vistas que proporciona Abantos, amén de las setas recogidas, esta excursión se merece 5 estrellas.

miércoles, 21 de noviembre de 2018

Excursión 435: La Granja de San Ildefonso y sus jardines en otoño

FICHA TÉCNICA
Inicio: Granja de San Ildefonso

Final: Granja de San Ildefonso
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia:  13,6 Km
Desnivel [+]: 272 m
Desnivel [--]: 272 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas y agua: Sí
Ciclable: En parte
Valoración: 3
Participantes: 36

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta

















MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta

















TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
RESUMEN
Iniciaremos este comentario dando mucho ánimo y fuerza a nuestra querida amiga “SOL…..ETE”, a la que esperan unos días “duretes” pero que la van a dejar mejor de lo que es y está, aunque será difícil que lo consigan.

Le deseamos que pronto vuelva a las rutas con nosotros.

1. INTRODUCCIÓN.

ALELADO me quedé cuando, de nuevo, me cayó el papelón de hacer la crónica de estas jornadas maravillosas.

Estoy convencido que es una venganza de las fuerzas vivas del grupo, una “tirria” que destila por todos sus poros: tarjetas amarillas por doquier, por añadidura, a continuación la roja, y como consecuencia inevitable expulsión por motivos mas que discutibles. 

Marchas imposibles para “abueletes” que sólo de imaginarlas se le caen a uno los “oeufs”, por decirlo finamente. Bajadas “canallas” donde las rodillas, se lamentan a gritos y por amor propio, para quedar a la altura, disimulan heroícamente…, por último, y no por ello menos importante, decir que cada vez se hace más difícil, igualar o superar el listón de los cronistas precedentes, con un ARTE que para mí lo quisiera.

2. AL “LORO”, DIGO AL “LÍO”.

Según los datos trasladados por los “organizadores” de tan magno evento porque yo no me entero de casi naaa, entre otras razones porque no he hecho esos maravillosos “cursillos” para torpes, que han dejado de serlo, jajajaja. 

Nos reunimos en la famosa “Granja”, y no para trabajar la huerta, 36 senderomagos , dispuestos a recorrer los 14 kilometros previstos en un período de tiempo comprendido entre 4 y 5 horas con un desnivel +/- de 272 metros, que visto lo visto, por una vez y sin que sirva de precedente, es catalogada de dificultad BAJA …, (el que suscribe, puede dar fe), pero al finalizar la jornada se nos advierte y el que avisa no es traidor, que los futuros proyectos van a ser considerados “paseos épicos”, marcando tendencia e historia, así pues, “damas” y “caballos, digo caballeros” vamos a bajar los polvorones antes de tomarlos en las fiestas navideñas.

Afirmar que, según los mapas de localización y 3D, la ruta en sus distintas versiones, nos sitúa en La Comunidad Autónoma de Castilla y León, provincia de Segovia, población. “La Granja de San Ildefonso” (como su nombre indica), en sus inicios fue, valga la redundancia, una granja construida en honor al santo antes mencionado, de ahí que todo tenga su explicación/lógica.

Después de este inciso, continuamos nuestro camino atravesando la carretera que une la población con el puerto de Navacerrada, dirección “Campo de Polo,” hasta llegar a los márgenes del río Eresma, afortunadamente, un bello puente, hizo que atravesar “el charco” fuese amable y agradable para deleite de todos.

Nos adentramos en el bosque con la sana intención de buscar algún manjar: setas, de las que no vimos casi ninguna excepto unas grandes, “invertidas”, con cierto sabor metalizado, los jabalíes tampoco daban señales de vida, el “éxito” estaba asegurado, ambas cosas brillaban por su ausencia. …

Ante tal disyuntiva, había que tomar una buena decisión y la mejor fue dar una vuelta, dirección Valsain (zona de las Pesquerías Reales) , con el fin de llegar nuevamente a la Granja., allí teníamos una cita concertada, a la que ya llegábamos por cierto, un poco tarde. Una amiga de José Luis Molero nos esperaba, auténtica experta en la exposición histórica y artística de las distintas fuentes que conforman los bellos jardines del Palacio, tiempo que quedó escaso, ante el elevado nivel de conocimientos de nuestra guía de lujo, que ha prometido volver otro día con más tiempo.

Por último, pudimos disfrutar de una excelente comida de mesa y mantel en uno de los restaurantes de la zona.

Para aquellos que quieran cultivarse todavía más, véanse los excelentes vídeos y reportajes fotográficos que cada miércoles nos hacen llegar: D. José María Mascaraque, el Guitarras; D. José María Pérez, el Estadístico; D. Ángel Vallés, el Segoviano; D. Julián Suela, D. Francisco Nieto, el Censor y la Sra./Srta. Helen Olague, incorporada al grupo recientemente de la que aún no tenemos suficientes referencias, pero todo llegará.

Un fuerte abrazo y saludos, “condenados”. Ah, y para cumplir con el protocolo, le pongo 3 sicarias a esta excursión tan otoñal.
Marcelo González 

FOTO REPORTAJES

VÍDEOS

FOTOS

miércoles, 14 de noviembre de 2018

Excursión 434: Río Manzanares de Legazpi a Mingorrubio

FICHA TÉCNICA
Inicio: Legazpi

Final: Mingorrubio
Tiempo: 6 a 7 horas
Distancia:  25,5 Km
Desnivel [+]: 179 m
Desnivel [--]: 128 m
Tipo: Sólo ída
Dificultad: Baja
Pozas y agua: Sí
Ciclable: Sí
Valoración: 4
Participantes: 44

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta

















MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta



TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
 
RESUMEN
Hoy me toca estrenarme haciendo la crónica del la caminata, que según me cuentan es la última de una serie relacionada con el río Manzanares, al que el grupo ha seguido desde su nacimiento, en el Vestinquero de la Condesa, hasta su desembocadura en el río Jarama. Quedaba el tramo entre Legazpi y Mingorrubio, poco después de ser embalsado en El Pardo, por tanto, una ruta medio urbana medio campestre.

Comenzamos quedando en el paseo de las Delicias, unos se fueron junto a la salida del bar más cercano y otros junto al metro Legazpi. En la plaza nos reunimos finalmente.

Después de saludarnos todos, que ya tenia ganas después del viaje de Marruecos, desde el que no os veía, me sorprendió gratamente ver a tan gente ....resultó que nos juntamos 44 caminantes para la excursión ...qué maravilla !!

Iniciamos la marcha dirigiéndonos hacia el río Manzanares, sentido N, cruzando las grandes instalaciones de naves del Matadero, para arrimarnos a su cauce por el sendero que hay junto a él, sin perder su agua de vista, vamos caminando en dirección hacia el Pardo, por lo que antes era la M-30, ahora Madrid Río. Nos esperan 25 kms y pico de paseo y apenas unos 200m de desnivel.

Contemplamos diversas maravillas arquitectónicas, mientras cruzamos el río de lado a lado por la pasarela en forma de espiral del puente de Arganzuela, de 278 metros de longitud, instalado en el 2011, con decoraciones de jardines y fuentes que refrescan en verano al que quiera bañarse. Al poco, nos acercamos a la bonita silueta del puente de Toledo, de estilo barroco, construido entre los años 1718-1732.

Más adelante nos encontramos el que fuera estadio de fútbol Vicente Calderón (todavía en pie, pendiente de demolición), que puso muy contentos a los pocos atléticos que hoy nos acompañaban.

El paseo invita a charlar con muchos y disfrutar del paisaje. Pasamos el puente de San Isidro, la mañana es espléndida para hacer deporte y hay mucha gente, de todas las edades,  corriendo, en bici, haciendo gimnasia... y pensar en lo degradada que estaba esta zona hace tan solo diez años.

Desde aquí ya tenemos unas bonitas vistas del Palacio Real y de la Catedral de la Almudena, de estilo gótico, románico y neoclásica de 1883-1993. Enseguida llegamos, sin tomarnos ni un café, a otra maravilla, el puente de Segovia, monumento de estilo renacentista de 1582-1584 que a mi me gusta mucho.

Continuamos por el margen izquierdo del río, viendo al fondo el puente del Rey y la puerta del mismo nombre, construidos para que el Rey Felipe ll accediera desde el Alcázar hasta el palacete de los Vargas, dos siglos después se construyo el túnel de Bonaparte, con intención de mejorar el acceso del Palacio Real en 1812, al coto privado de la Casa de Campo, y no fue hasta la segunda República que se abrió al público.

Dejamos por un ratin el río para adentrarnos a disfrutar del Campo del Moro, en pleno otoño, de las 20 hectáreas de jardín y fuentes que hay entre el Palacio Real y el río. Estos jardines están poblados por 70 especies de arboles algunos ejemplares tienen mas de 150 años, hay pinos, robles, secuoyas y dos tejos singulares, además de diversas aves, como pavos reales y faisanes, entre otros.

Tras hacernos la foto de grupo en su explanada principal, recorrer algunos de sus rincones y tomarnos el primer tentempié al solecito con muy buena compañía, retomamos de nuevo el camino al río.

Pasamos frente a la Estación de Príncipe Pio,  al poco vimos a lo lejos la Ermita de San Antonio y su réplica, pasamos junto al Puente de la Reina Victoria, y sin cruzarle continuamos en dirección al Pardo.

Sin llegar a ver el puente de los Franceses de cerca, cruzamos a la margen derecha del río por la Presa 3, y tras cruzar por unas pasarelas la M-30, la Carretera de Castilla y A-6, nos adentramos en la Casa de Campo para seguir por el anillo verde del carril bici y encaminarnos, ya entre arboles y sin viviendas, al puente de San Fernando, construido en granito en 1749.

Antes pasamos junto al curioso monumento que recuerda los soldados que perdieron la vida en este punto durante la Guerra Civil, en la llamada "Pasarela de la Muerte", de la que aún se pueden contemplar algunos restos. Por ella las tropas sublevadas intentaron reiteradamente cruzar el río Manzanares para tomar Madrid en noviembre de 1936.

Continuamos por la vía ciclista hasta una pasarela que vuelve a cruzar en este caso el nudo noroeste de la M-30 con la carretera del Pardo. Continuamos por el arcén de dicha carretera hasta llegar a un un chiringuito de Somontes, donde paramos a degustar nuestro bocata montañés junto con cervezas y refrescos locales, que son una delicia para todos.

Con las energías retomadas y unos 15 a 17 kms en nuestros pies, dependiendo del gps de cada uno jeje.. volvemos a encaminarnos hacia la orilla de nuestro río Manzanares, ya disfrutando de un completo paisaje otoñal, en todo su esplendor.

Al llegar al Pardo, a unos tres kilómetros para terminar la ruta, algunos con prisa se fueron, el resto, llegamos hasta la valla donde finaliza la senda a pie de la presa del Pardo, espacio cercado e inaccesible.

Finalizada la larga ruta otoñal, cogimos el bus para regresar a Madrid, dando así  por terminada esta excursión que bien se merece un 4 sobre 5.
Helen Olague

FOTO REPORTAJES

miércoles, 7 de noviembre de 2018

Excursión 433: Camino de San Frutos. Etapa 3. Pelayos del Arroyo - Pedraza

FICHA TÉCNICA
Inicio: Pelayos del Arroyo

Final: Pedraza
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia:  18,8 Km
Desnivel [+]: 382 m
Desnivel [--]: 439 m
Tipo: Sólo ída
Dificultad: Baja
Pozas y agua: Sí
Ciclable: Sí
Valoración: 4,5
Participantes: 26

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta


MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta
















TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
 

RESUMEN 
En nuestro acercamiento a la ermita de San Frutos en las Hoces del Río Duratón desde Segovia tocaba hoy realizar la tercera etapa, que en teoría tendría que salir de Sotosalbos, donde acabó la segunda etapa, pero que por motivos logísticos la iniciamos en Pelayos del Arroyo, separados solo 1,5 km.

Poco a poco nos vamos reuniendo junto al molino harinero de Pelayos, situado junto al arroyo donde nace el río Viejo, a pocos metros de aquí y desemboca en el río Pirón una decena de kilómetros más abajo.

El día amaneció desapacible y lluvioso, por lo que abundan los chubasqueros y los paraguas en nuestro atuendo. Reunidos los 26 participantes, nos pusimos en marcha, cruzando las desérticas calles del pueblo en dirección norte hasta llegar a la plaza donde se encuentra la Casa Consistorial, una fuente en el centro de una rotonda y el rollo, la columna conmemorativa de la concesión del villazgo.

Proseguimos, ahora en dirección sureste, pasamos junto a la iglesia románica de San Vicente, del siglo XII, rematada por una espadaña más moderna, en la que las cigüeñas han construido sus nidos. Cuenta con restos de pinturas murales, un retablo barroco y destacados capiteles, así como una notable portada.

Dejamos el pueblo y sus encharcadas calles saliendo por una pista que en su segundo cruce con otros caminos gira hacia el noreste, entre fincas con caballos, pasos canadienses y jalones indicativos del Camino de San Frutos, con su singular pajarito, que nos ayudaron a orientarnos.

En cómodo paseo, ya sin lluvia, pasamos por las extensas fincas de prados de El Matorral, Los Cerrillos, donde iniciamos el descenso hacia Pradera Herencia, donde al poco, el camino realiza un par de zetas antes de cruzar por puentes el arroyo de los Vivares, seguido del río Sordillo.

Una ligera cuesta nos puso junto a la carretera SG-V-2315, que se lleva a La Mata, la cruzamos y seguimos por una pista que cruza la carretera la carretera SG-P-2322 para llevarnos a Torre Val de San Pedro.

En el área de recreo que hay junto al arroyo del Cubo y su fuente de piedra, en pleno centro del pueblo, paramos a tomar el tentempié mientras algunos recogían nueces de unos nogales cercanos. Al terminar nos hicimos la foto de grupo.

Con renovadas fuerzas, salimos del pueblo, descendiendo entre blasonadas casas y chalets, en dirección noreste, hacia Valle de San Pedro, una bonita pedanía de Torre Val de San Pedro, con apenas 50 habitantes de los que no vimos ni uno de ellos.

A nuestra derecha divisamos unas impresionantes cárcavas en el cerro de la Muela, cruzamos el arroyo Grande por un puente de piedra frente al cual la fuente de los Corchos llenaba un pilón junto al cual había otro monolito del Camino de San Frutos, uno más de los muchos que nos encontramos.

A nuestra izquierda, a lo lejos, divisamos la Iglesia de San Pedro Apóstol, de origen románico pero reedificada entre 1733 y 1745, aunque de este estilo tan solo conserva un sencillo arco de medio punto de la puerta sur, algunos restos esculturados y su bella pila bautismal, una de las mejores de la provincia de Segovia, destaca además la bella portada barroca labrada a los pies de la puerta de poniente.

Tras subir un repechón, enlazamos con la Cañada de los Llanos, cruzamos el río Cega por un puente de piedra, y enseguida el río Ceguilla o de las Pozas, muy poco antes de unirse al Cega. Pasamos un portón y nos adentramos en un extenso sabinar, dejando el cerro de la Ceguilla a nuestra izquierda.

Junto a un pilón, toros negros como el azabache parecían marcar su territorio. Con el cielo cada vez más luminoso, en agradable paseo continuamos entre prados amarillos, pinos y encinas. Cruzamos el arroyo de los Comunes poco antes de alcanzar una granja de tejados verdes que habíamos visto desde bien lejos, conocida como Los Encerraderos.

Dejada la Cañada de los Llanos, continuamos por una pista arcillosa, en ligero descenso por Prado Rompido, con el campanario de la iglesia de la villa medieval amurallada de Pedraza sobresaliendo a lo lejos.

Con fuerte pendiente, el camino se lanza hacia el arroyo del Vadillo, que cruzamos para a continuación remontar una empinada cuesta que asciende junto a las murallas hasta la única puerta de acceso al recinto del que ha sido declarado uno de los pueblos más bonitos de España.

Por sus estrechas calles, cargadas de historia y belleza, caminamos hasta alcanzar la Plaza Mayor, donde nos esperaban unos estupendos corderos en el restaurante los Soportales, que hicieron aumentar la nota hasta 4,5 de esta estupenda excursión.
Paco Nieto