miércoles, 24 de febrero de 2021

Excursión 549: Integral Monte de Boadilla

FICHA TÉCNICA

Inicio: Boadilla
Final: Boadilla
Tiempo: 6 a 7 horas
Distancia: 24,8 km
Desnivel [+]: 207 m
Desnivel [--]: 207 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas y agua: 
Ciclable: Sí
Valoración: 4,5
Participantes: 39

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta



















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta













TRACK
Track de la ruta (archivo gpx) 

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH 
* Mapa 3D (archivo kmz)

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RESUMEN
En la marcha del miércoles anterior comenté con el Boss que, ya que se estaban realizando rutas alternas, un día por montaña y otra por bosques, podríamos hacer una en concreto por los parajes conocidos como los Montes de Boadilla, así que me dijo: -adjudicada la próxima-.

Partimos del aparcamiento donde habían estacionado la mayoría de los vehículos, tomando un camino que transcurre junto a la tapia de las huertas del Palacio del Infante Don Luis, del s.XVIII, y desemboca en una explanada donde se pueden ver varios nidos de cigüeña sobre unos mástiles que el ayuntamiento colocó a tal efecto.

Desde aquí cruzando un puente sobre el arroyo que llamamos del Nacedero nos incorporamos al monte. Inmediatamente comenzamos a subir una cuesta que nos conduce a un rellano sobre una pequeña loma desde donde se puede ver el casco antiguo del pueblo, con el palacio, la iglesia del convento carmelita de la Encarnación y la iglesia parroquial de San Cristóbal.

En dicho rellano se encuentra una encina y en algunas ocasiones se puede ver alguna parejita sentados junto a ella, por lo que mi mujer la ha bautizado como el árbol del amor. Aquí llovieron gran cantidad de fotos, del árbol y de las magníficas vistas.

Pero sigamos con la ruta. Continuando este camino que nos lleva junto a la valla de la urbanización de Monte Príncipe, se puede apreciar parte del complejo de la Ciudad Financiera del Banco Santander que desde hace unos años ha convertido en su sede y siguiendo el camino junto a esta valla, unos kilómetros más adelante podemos apreciar la parte trasera, que da al recinto del hospital HM Monte Príncipe.

Seguimos andando y, después de una pequeña subida, dejamos a un lado el camino para tomar el tentempié del Ángelus. Una vez terminado el descanso seguimos a través del monte para incorporarnos a un camino que nos conduce junto a unos campos de fútbol para pasar bajo la carretera M-513 que comunica Boadilla con Pozuelo de Alarcón.

Junto a este paso se encuentra el puente de piedra llamado “de Ventura Rodríguez”, arquitecto muy notorio en general y especialmente en nuestra localidad. Bajo este puente discurre el Arroyo del Vallelargo y a pocos metros de éste se encuentra una pequeña y curiosa construcción de ladrillo cerrada con una puerta. Se trata de la salida de un túnel que comunica con el palacio. Junto al puente nos hicimos las protocolarias fotos de grupo.

Desde aquí tomamos el Camino de Vallelargo (del mismo nombre que el arroyo cercano), con dirección a Majadahonda. Aproximadamente a un kilómetro nos desviamos a la izquierda para seguir una senda que nos adentraba en el monte y donde nos encontramos con uno de los árboles más interesantes que lo habitan. Este singular ejemplar da el nombre al paraje conocido como el Valle de la Corchera. Se trata de un importante alcornoque (Quercus suber) y está catalogado como árbol singular de la Comunidad de Madrid.

Después nos incorporarnos otra vez al camino, abriéndonos paso entre jaras y mucho ramaje. Era difícil avanzar, pero al final lo conseguimos con algún que otro arañazo. Y ya de nuevo en el camino continuamos hasta una verja que nos indica que nos encontrábamos en el término de municipal de Majadahonda. Un poco más adelante encontramos otra. En este caso la valla del Club de golf Las Rejas.

Desde aquí, giramos a la izquierda por un camino que discurre junto a la cancela y, más adelante, encontramos la puerta de un vallado, que nos dio paso a otra parte del monte de Boadilla, donde están construyendo pisos, que bajo mi punto de vista está invadido parte del bosque.

Cierto es que hay un cartel que reza: ADECUACIÓN DE PARCELA A LA LEGALIDAD URBANÍSTICA. En fin…

Continuamos y un poco más adelante paramos a dar cuenta de los bocadillos. Finalizada la comida comenzamos a caminar en dirección a la carretera M-516, que comunica Boadilla con Majadahonda y buscamos una puerta tras la cual cruzamos esta carretera para adentrarnos en otro monte denominado Coto de la Encinas y que recorrimos por todo su perímetro.

Comenzamos por el camino que sale a la derecha junto a una finca, donde se sitúan unas construcciones antiguas en situación ruinosa. Aquí, un poco más adelante, visualizamos sobre un promontorio la salida y entrada de los túneles de Boadilla sobre la M-50.

Tras esta vista nos encontramos con la valla de la urbanización Valdepastores, a la izquierda con Pino Centinela, y después otra vez a la izquierda para completar el contorno de esta demarcación. Así llegamos a la valla de la urbanización Monte de las Encinas y volvimos de nuevo a la puerta que anteriormente nos había dado paso al monte. Cruzamos de nuevo la carretera M-516, ahora en sentido opuesto.

De vuelta a la otra zona del monte, tomamos el camino que sale a la derecha y como a unos 500 metros nos desviamos a otro camino, que sale a la izquierda, para pasar junto a un merendero con varias mesas y, en las proximidades, una torre de vigilancia construida en madera y de gran altura, desde la que seguro se contempla todo el monte.

Seguimos el ya conocido Camino de Vallelargo, lo hacemos en dirección contraria a esta mañana hasta llegar otra vez al puente bajo la carretera M-513 y desandando nuestros pasos, salimos junto a los campos de fútbol del complejo deportivo Ángel Nieto.

Desde aquí, caminamos en dirección al casco antiguo de Boadilla por un camino ancho. Según avanzamos pudimos observar los daños que causó la nevada que desencadenó la borrasca Filomena sobre un pino centenario al que se le desprendió una rama de tamaño gigantesco.

A unos metros de aquí pasamos a visitar el estanque de los patos. Más adelante vimos el tronco antiguo ya, de un pino caído, que sirve desde entonces como popular atracción infantil y que sirvió de marco para las fotos de otros, no tan infantiles, senderistas.

El camino principal, muy transitado por paseantes y amigos del deporte deja ver el vallado perimetral de la encina llamada La Invencible, que es otro ejemplar declarado de interés por su antigüedad y bello porte.

Al final del amplio sendero y, tras cruzar el arroyo de la Fresneda, llegamos a una gran explanada adoquinada en granito gris, donde, a su izquierda, se encuentra el palacio del Infante Don Luis de Borbón construido en 1760 por Ventura Rodríguez, uno de los arquitectos más destacados de ese periodo en nuestro país, maestro también de nuestras conocidas fuentes capitalinas de Cibeles y Neptuno, así como de La Real Casa de Correos o el Palacio de Liria.

Enfrentada con la fachada principal se encuentra una fuente, llamada de los Tres Caños igualmente concebida también por Rodríguez y proyectada en 1763, como uno de los elementos más destacados del jardín frontal del palacio. Sirvió de ornamento y de Aljibe.

Y como colofón a nuestra bonita excursión nos acercamos a través de una zona peatonal a una terraza, frente a la Iglesia de San Cristobal, para disfrutar de un refrigerio: cervecitas, vino o lo que se terció.

Y aquí, por sorpresa recibimos una visita inesperada, el amigo Marcelo vino a saludarnos, al igual que al comienzo de la marcha lo había hecho Rosa.

La marcha que se suponía serían unos 18 Km, se convirtieron milagrosamente en casi 25. Espero que me perdonen los caminantes el error de cálculo, pero tan hermoso monte y su regia y maravillosa vegetación hacen, al menos, algo más justificable la extensión.

Después de una marcha tan larga y entretenida le vamos a conceder 4,5 sicarias.
Enrique Cid

FOTO REPORTAJES
* Foto reportaje de José María Pérez

FOTOS

* Fotos de Paco Nieto

miércoles, 17 de febrero de 2021

Excursión 548: La Maliciosa desde el Puerto de Navacerrada

FICHA TÉCNICA

Inicio: Puerto de Navacerrada
Final: Puerto de Navacerrada
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia: 11,2 km
Desnivel [+]: 716 m
Desnivel [--]: 716 m
Tipo: Ida y vuelta
Dificultad: Media
Pozas y agua: No
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 21

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta


















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta













TRACK
Track de la ruta (archivo gpx) 

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH 
* Mapa 3D (archivo kmz)

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RESUMEN
Salimos, como cada miércoles, a comernos un pedazo de montaña. La ruta, por clásica no era menos apetecible. Luce el sol, la temperatura es suave y vamos a disfrutar de la nieve, parece que en una de sus últimas apariciones este año.

Saludos sin besos ni abrazos, por el puñetero COVID que no termina de irse, a todos los senderomagos asistentes, en el parking del Puerto de Navacerrada.

Emprendemos la ascensión, por el Collado del Emburriadero y la Cuerda de las Cabrillas, al Alto de las Guarramillas de 2.257 m, más popularmente conocido como La Bola del Mundo, moderna denominación de la montaña motivada por la instalación de las antenas repetidoras de la señal de televisión y radio en 1959.

Por aquel entonces sólo existía un canal de televisión en España (TV1), cuyas emisiones comenzaban con una imagen del globo terráqueo y sobre él, en el centro de España, aparecían unas antenas con forma de cohete que emitían ondas semicirculares, lo que motivó que se diese este nombre al lugar del que procedía la señal de televisión.

A pesar de esto, ninguno de nosotros podemos dejar de pensar en TinTín, Milú, el capitán Haddock y el profesor Silvestre Tornasol, al observar esas antenas con forma de cohete espacial.

Al ser una ruta de dificultad media, sendas fáciles de seguir y metas muy a la vista siempre, da tiempo a evadirse y pensar. A pensar en la suerte de tener esta preciosa e inagotable Sierra del Guadarrama a nuestro alcance.

Tan madrileña por una vertiente, como segoviana por la otra, que bien se encargan de recordárnoslo nuestros queridos senderomagos segovianos, a los madrileños con tendencia al egocentrismo capitalino. A pensar, también, en la suerte de poder compartir cada miércoles con este variopinto grupo de amigos que, cada uno a su manera, colabora para que las jornadas sean lo que tienen que ser, una simbiosis de naturaleza y ser humano, disfrute y esfuerzo, camaradería y autoexigencia.

Y pensando y pensando, ya hemos coronado La Bola y estamos bajando, con nieve polvo, cómoda para andar con los crampones, por el sendero PRM-16. Bajando por los Riscos, llegamos al Collado del Piornal, para hacernos las fotos de rigor en el pluviómetro, aunque en esta ocasión, los piornos se encuentran escondidos bajo el manto blanco.

Con las piernas algo más cargadas de lo normal, por el esfuerzo de andar por nieve, que se va mojando y haciéndose más incómoda, seguimos por el PRM-16 para hacer cumbre en La Maliciosa, de 2.227 m. Se le conoce como la «La Maliciosa», debido a la dificultad que tiene su ascenso, excepto por su vertiente norte. Tiene una orografía bastante escarpada y hay un desnivel acumulado superior a los 1.100 metros. La Maliciosa, es la maldecida, cuya roca siempre desolada y desnuda recibe los ataques del viento, hielo, agua y sol.

Por alguna razón, su pico me incita a volver a pensar. Pienso en mi mejor amigo, Javier Castellote, que me descubrió hace ya más de 30 años la Sierra del Guadarrama y me enseñó a amarla, a disfrutarla, a respetarla, con quien subí a este pico tantas y tantas veces, con esquís, con raquetas, caminando, cuya presencia siento a mi lado cada vez que piso la montaña y que el COVID me acaba de arrebatar. Le rindo mi más sentido homenaje desde estas líneas.

Pienso en los senderomagos que lo han padecido, pero que recuperados y fuertes como robles, nos acompañan cada miércoles. Bendito sea Dios.

Y pienso en Vito, fiel compañero y perro guapo donde los haya, al que tanto echamos en falta.

Iniciamos el camino de vuelta por la misma senda, desandamos nuestros pasos hasta La Bola del Mundo, y después de pedirle amparo y protección a la Virgen esquiadora de las Nieves, ante su bonita escultura, hacemos un descenso, un tanto alocado, por la pista de esquí de Guarramillas.

La nieve papa, da al traste con nuestra habitual elegancia de movimientos y varios vamos al suelo patosamente en repetidas ocasiones. Ni crampones, ni nada nos ayuda.

Y me sobreviene el último pensamiento del día, después de comentar con algún compañero, el anunciado desmantelamiento de parte de la Estación de Esquí de Navacerrada. Aquí nació deportivamente hablando, la familia Fdez. Ochoa y Blanca fue la primera mujer del país en ganar una medalla olímpica con su bronce en el eslalon de Albertville 1992. La estación no volverá a formar campeones. Ni campeonas.

Impedimos a nuestros niños y jóvenes iniciarse en la práctica de deportes al aire libre, invirtiendo en instalaciones indoor urbanas y desmantelando las outdoor rurales. Es la segunda estación más antigua de España tras La Molina y tiene “un algo tan sentimental…”. Ocuparla 60 o 70 días al año y 7,6 hectáreas de las 33.960 del Parque, parecen cifras poco dañinas para la montaña. Amén del cariño y profesionalidad con que la cuidan sus trabajadores.

Sin embargo, el Puerto de Navacerrada sufre décadas de abandono, salpicado de edificios fantasma y suciedad, por culpa de la mala gestión y desidia administrativa, pero semejante panorama parece no molestar a los asesores de los políticos.

Me contaba mi abuelo, de quien conservo sus esquís, que hubo momentos en los que parecía Austria. Y yo pienso ¿no sería mejor invertir para convertir Navacerrada en una SKIWELT española, nombrada “mejor estación de esquí ecológica del año”? ¿No debería ser ese un ejemplo hacia dónde ir?


Para mí esto no es una cuestión medioambiental, es política; siempre prohibir y destruir, antes que pensar y regular. Y luego queremos que no se abandone el campo y que haya trabajo fuera de las urbes… Cualquier día nos cierran la 601, igual que han suspendido el tren de cercanías a Navacerrada y Cotos. Efectivamente, no estoy a favor de la destrucción de la Estación de Navacerrada. Creo que se me ha notado. Hay otras soluciones para convivir la montaña y los humanos.
Y volviendo a la ruta, por lo bonita que estaba la montaña, la nieve y las excelentes panrámicas, le otorgo 5 sicarias.
Sol González

He vuelto a buscar tu escarcha, tu mal genio y tus nieves heladas.
Encontré tus piornos, me arropé con nieblas en tus sábanas mojadas.
Regreso derrotado de tus curvas descarnadas,
con el rostro abrasado, la cabeza sin ansias y mis piernas en calma.
Fran Ríos

FOTOS
* Fotos de Enrique Cid
* Fotos de Jorge Montero
* Fotos de Paco Nieto

miércoles, 10 de febrero de 2021

Excursión 547: Integral Monte de El Pardo

FICHA TÉCNICA

Inicio: Mingorrubio
Final: Mingorrubio
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia: 19,7 km
Desnivel [+]: 273 m
Desnivel [--]: 273 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas y agua: 
Ciclable: Sí
Valoración: 4
Participantes: 26

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta



















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta












TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RUTA EN WIKILOC

RUTA EN RELIVE
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RESUMEN
Aunque nunca había hecho una crónica de las rutas, alguna vez me tenía que tocar  hacerla y ha sido esta por el Monte del Pardo y una parte muy bonita de la ribera del río Manzanares pasando por el pueblo del Pardo, así pues anduvimos por monte, ciudad y por la ribera del rio.

Antes de nada, quiero decir que cada día creo más que el grupo del GMSMA esta bendecido, no se sabe si por San Pedro, por las plegarias que el boss le hace, según comentan algunos compañeros para que el buen tiempo nos acompañe en cada excursión, o por Zeus, dios del firmamento y sus fenómenos, la lluvia, el trueno y el rayo; sus títulos aluden a esto: Ombrio (Llovedor), Urio (Viento Favorable), Astrapé (Relampagueador), Bronton (Atronador), Georgos (Agricultor). Su arma principal era la Égida, su ave, el águila, su árbol, el roble.

El anterior comentario es a cuenta del bonito día soleado que tuvimos, que nada tuvo que ver con el perruno día anterior, con viento y lluvia, o el desapacible día siguiente.

Comenzamos la jornada, quedando en el aparcamiento de Mingorrubio muy cerca del cementerio.
Después de saludarnos todos, y esperar unos minutos por algunos rezagados, pues tal vez se les había olvidado después de tanto tiempo sin vernos, la puntualidad del grupo para comenzar a caminar.

Dejamos el parking y nada más cruzar la carretera nos encontramos unas casas a la derecha de idéntica construcción que las de Valsain, propias para el frio y la nieve.

Continuamos andando bordeando la valla que separa la parte pública de la parte no accesible del monte del Pardo.

Durante los primeros pasos y ya adentrados en el monte, podemos observar la gran catástrofe ocasionada por el temporal de la famosa borrasca Filomena en la naturaleza, con grandes ramas de los pinos partidas en el suelo, que nos impedían caminar por las sendas marcadas o imaginarias, que Antonio nos guiaba para seguir los hitos marcados en la ruta.

En el recorrido nos encontramos unas ruinas de una construcción bastante robusta y bastante moderna, por las vigas de hierro que estaban debajo de los escombros.

No sabemos que pudo ser. Continuamos la ruta entre pinos hacia los depósitos de agua antiguos que suministraban agua al pueblo del Pardo.

En el segundo depósito hacemos una breve parada para deleitarnos con las vistas, pues desde lo alto del depósito al cual accedemos desde uno de los laterales y que nos sirve de mirador, surgen las preguntas de los pueblos y monumentos que se ven desde él, que eran de El Pardo, Mingorrubio, el puente de las Rozas, Pozuelo, el Cristo y el palacio del Pardo y por el lado opuesto las torres Kio y las cuatro torres de Madrid, que en realidad ya van camino de cinco.

Una vez que nos hemos deleitado con estas maravillosas vistas nos bajamos hacia la confluencia de los antiguos caminos entre El Pardo y el Goloso y el Pardo y Fuencarral y allí tomamos el Ángelus en una ladera, rodeados de encinas, y con el sol de cara que nos incitaba a relajarnos de nuevo con el espléndido día del que estábamos disfrutando.

Tras el descanso del Ángelus, pasamos por unas praderas, donde alguno de los sendegomenos recordó un lugar con dos bancos, que era un punto de coordenadas a una de las preguntas formuladas por Juan en el curso de orientación que hicimos por aquí. Nos encaminamos al mirador de Peñarrubia, donde nos hicimos las fotos reglamentarias de grupo y desde donde se podía apreciar la sierra nevada al fondo y la parte de llanura de Madrid.

Reanudamos la marcha bajando para ver dos árboles singulares de Madrid, el 207 y 208, que son dos alcornoques centenarios de 14 y 17 metros de altura, Quercus Suber según la serigrafía de la placa, ubicados al lado de la carretera que va de Fuencarral al Pardo.

La próxima cita cultural era el Palacio de la Quinta del Duque del Arco (conocida también como Quinta de El Pardo). Es un ejemplo de las casas de campo que algunos aristócratas de los siglos XVII y XVIII utilizaban para retirarse a las afueras de Madrid. Alberga un palacete, una casa de labor y unos jardines barrocos con esculturas y fuentes.

El Palacio de la Quinta tuvo su origen en la Quinta de Valrodrigo, una casa de labor que compró el duque del Arco, Alonso Manrique de Lara y Silva (íntimo cortesano, Caballerizo Mayor de Felipe V y alcaide de El Pardo) a la viuda de Francisco Quirivia en 1717. Construyó una casa cuyas trazas recordaban al palacio de la Zarzuela, del arquitecto Juan Gómez de Mora.

A la muerte del duque en 1737, María Ana Enríquez de Cárdenas, viuda del Duque del Arco, donó la propiedad a los reyes Felipe V e Isabel de Farnesio en 1745, quienes la incorporaron al Real Sitio de El Pardo.

Más recientemente, en el año 1974 se celebraron en la Quinta las audiencias de los príncipes Juan Carlos y Sofía.

Nos adentramos para ver sus jardines y el entorno, pero lo que nos llamó poderosamente la atención, fue un ejemplar de secuoya roja por el gran diámetro de su tronco. Le intentamos abrazar entre cinco personas para verificar su grosor.

Proseguimos el recorrido bajando hacia el río Manzanares, cruzando la vía del tren por un túnel y después la carretera de El Pardo, pero antes nos detenemos para ver los escombros de la antigua Iglesia del Buen Suceso.

El templo fue inaugurado el 25 de marzo de 1868, ​ tras su traslado desde la Puerta del Sol, junto al hospital. Se ubicaba en el barrio de Argüelles, en el actual solar de la calle Princesa nº 43.

El autor del proyecto fue el arquitecto Agustín Ortiz de Villajos.​ Bajo el reinado de Amadeo I, el Buen Suceso pasó a depender administrativamente de la Dirección General de la Real Casa y Patrimonio, que impuso la obligación de confeccionar presupuestos anuales.

Con la Restauración, se establecieron para el Patronato nuevas tareas, como la consulta y cura pública y gratuita y el socorro en los accidentes ocurridos en la vía pública, a la vez que asume otras funciones, como la de hospital especial de enfermedades de niños y Casa de Salud para pensionistas enfermos.

En los años 60 y 70, en plena dictadura, los constructores se habían convertido en destructores y tenían licencia para derribar lo que se les antojaba y, para poder construir nuevos edificios en la zona, fue  derribada en 1975. Pero en este caso el delito tenía un agravante, y es que los destructores pertenecían a Patrimonio Nacional, el organismo encargado de velar por nuestro Patrimonio. En parte de su solar se alza la moderna iglesia que mantiene el nombre.

Como José María fue bautizado en esta iglesia, lo rememoramos junto a sus escombros antes de descender hacia la carretera que va de Madrid al Pardo, que cruzamos para detenernos junto al complejo deportivo de Somontes, ya conocido por el GMSMA.

Entramos en el restaurante Carpio donde el amigo Antonio, muy amablemente fue a negociar con el dueño el poder tomar sentados en la terraza unas cervezas, con la condición de que pudiésemos tomarnos el bocadillo de la comida, cosa que no hubo ningún problema. Esto fue la culminación de la ruta, tomarnos el bocadillo de la comida sentados y acompañados de una cerveza fresca con los rayos del sol del mediodía.

Con el buche lleno y pocas ganas de volver a caminar, después de tanto relax, tomamos el camino que va por la ribera del río Manzanares, desde Somontes hacia el Pardo dejando a un lado, ya en el pueblo, el puente de capuchinos.

Este recorrido fue muy instructivo, por la fauna que pudimos ver, cisnes, patos, ocas, cormoranes y por el gran caudal del rio, nunca visto.

Dejamos atrás el pueblo de El Pardo y atravesamos un extenso parque, donde teníamos una vista privilegiada de la sierra de Guadarrama, con la postal de fondo de la Maliciosa y la Cuerda Larga nevada.

Nos dirigimos hacia el cauce del rio, desde donde pretendíamos ir a ver el tubo de desagüe del embalse de Mingorrubio después de atravesar el rio. Esto no fue posible ya que estaba inundado la pasarela para acceder a la otra parte del Manzanares.

Para acabar la jornada, nos dirigimos hacia los coches, con la gran satisfacción de haber disfrutado una vez más de una bonita ruta que bien merece una nota de 4 sobre 5.
Ricardo Tardón

FOTOREPORTAJES

* Foto reportaje de José María Pérez

FOTOS
* Fotos de Julián Suela
* Fotos de Paco Nieto