miércoles, 10 de febrero de 2021

Excursión 547: Integral Monte de El Pardo

FICHA TÉCNICA

Inicio: Mingorrubio
Final: Mingorrubio
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia: 19,7 km
Desnivel [+]: 273 m
Desnivel [--]: 273 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas y agua: 
Ciclable: Sí
Valoración: 4
Participantes: 26

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta



















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta












TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

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RESUMEN
Aunque nunca había hecho una crónica de las rutas, alguna vez me tenía que tocar  hacerla y ha sido esta por el Monte del Pardo y una parte muy bonita de la ribera del río Manzanares pasando por el pueblo del Pardo, así pues anduvimos por monte, ciudad y por la ribera del rio.

Antes de nada, quiero decir que cada día creo más que el grupo del GMSMA esta bendecido, no se sabe si por San Pedro, por las plegarias que el boss le hace, según comentan algunos compañeros para que el buen tiempo nos acompañe en cada excursión, o por Zeus, dios del firmamento y sus fenómenos, la lluvia, el trueno y el rayo; sus títulos aluden a esto: Ombrio (Llovedor), Urio (Viento Favorable), Astrapé (Relampagueador), Bronton (Atronador), Georgos (Agricultor). Su arma principal era la Égida, su ave, el águila, su árbol, el roble.

El anterior comentario es a cuenta del bonito día soleado que tuvimos, que nada tuvo que ver con el perruno día anterior, con viento y lluvia, o el desapacible día siguiente.

Comenzamos la jornada, quedando en el aparcamiento de Mingorrubio muy cerca del cementerio.
Después de saludarnos todos, y esperar unos minutos por algunos rezagados, pues tal vez se les había olvidado después de tanto tiempo sin vernos, la puntualidad del grupo para comenzar a caminar.

Dejamos el parking y nada más cruzar la carretera nos encontramos unas casas a la derecha de idéntica construcción que las de Valsain, propias para el frio y la nieve.

Continuamos andando bordeando la valla que separa la parte pública de la parte no accesible del monte del Pardo.

Durante los primeros pasos y ya adentrados en el monte, podemos observar la gran catástrofe ocasionada por el temporal de la famosa borrasca Filomena en la naturaleza, con grandes ramas de los pinos partidas en el suelo, que nos impedían caminar por las sendas marcadas o imaginarias, que Antonio nos guiaba para seguir los hitos marcados en la ruta.

En el recorrido nos encontramos unas ruinas de una construcción bastante robusta y bastante moderna, por las vigas de hierro que estaban debajo de los escombros.

No sabemos que pudo ser. Continuamos la ruta entre pinos hacia los depósitos de agua antiguos que suministraban agua al pueblo del Pardo.

En el segundo depósito hacemos una breve parada para deleitarnos con las vistas, pues desde lo alto del depósito al cual accedemos desde uno de los laterales y que nos sirve de mirador, surgen las preguntas de los pueblos y monumentos que se ven desde él, que eran de El Pardo, Mingorrubio, el puente de las Rozas, Pozuelo, el Cristo y el palacio del Pardo y por el lado opuesto las torres Kio y las cuatro torres de Madrid, que en realidad ya van camino de cinco.

Una vez que nos hemos deleitado con estas maravillosas vistas nos bajamos hacia la confluencia de los antiguos caminos entre El Pardo y el Goloso y el Pardo y Fuencarral y allí tomamos el Ángelus en una ladera, rodeados de encinas, y con el sol de cara que nos incitaba a relajarnos de nuevo con el espléndido día del que estábamos disfrutando.

Tras el descanso del Ángelus, pasamos por unas praderas, donde alguno de los sendegomenos recordó un lugar con dos bancos, que era un punto de coordenadas a una de las preguntas formuladas por Juan en el curso de orientación que hicimos por aquí. Nos encaminamos al mirador de Peñarrubia, donde nos hicimos las fotos reglamentarias de grupo y desde donde se podía apreciar la sierra nevada al fondo y la parte de llanura de Madrid.

Reanudamos la marcha bajando para ver dos árboles singulares de Madrid, el 207 y 208, que son dos alcornoques centenarios de 14 y 17 metros de altura, Quercus Suber según la serigrafía de la placa, ubicados al lado de la carretera que va de Fuencarral al Pardo.

La próxima cita cultural era el Palacio de la Quinta del Duque del Arco (conocida también como Quinta de El Pardo). Es un ejemplo de las casas de campo que algunos aristócratas de los siglos XVII y XVIII utilizaban para retirarse a las afueras de Madrid. Alberga un palacete, una casa de labor y unos jardines barrocos con esculturas y fuentes.

El Palacio de la Quinta tuvo su origen en la Quinta de Valrodrigo, una casa de labor que compró el duque del Arco, Alonso Manrique de Lara y Silva (íntimo cortesano, Caballerizo Mayor de Felipe V y alcaide de El Pardo) a la viuda de Francisco Quirivia en 1717. Construyó una casa cuyas trazas recordaban al palacio de la Zarzuela, del arquitecto Juan Gómez de Mora.

A la muerte del duque en 1737, María Ana Enríquez de Cárdenas, viuda del Duque del Arco, donó la propiedad a los reyes Felipe V e Isabel de Farnesio en 1745, quienes la incorporaron al Real Sitio de El Pardo.

Más recientemente, en el año 1974 se celebraron en la Quinta las audiencias de los príncipes Juan Carlos y Sofía.

Nos adentramos para ver sus jardines y el entorno, pero lo que nos llamó poderosamente la atención, fue un ejemplar de secuoya roja por el gran diámetro de su tronco. Le intentamos abrazar entre cinco personas para verificar su grosor.

Proseguimos el recorrido bajando hacia el río Manzanares, cruzando la vía del tren por un túnel y después la carretera de El Pardo, pero antes nos detenemos para ver los escombros de la antigua Iglesia del Buen Suceso.

El templo fue inaugurado el 25 de marzo de 1868, ​ tras su traslado desde la Puerta del Sol, junto al hospital. Se ubicaba en el barrio de Argüelles, en el actual solar de la calle Princesa nº 43.

El autor del proyecto fue el arquitecto Agustín Ortiz de Villajos.​ Bajo el reinado de Amadeo I, el Buen Suceso pasó a depender administrativamente de la Dirección General de la Real Casa y Patrimonio, que impuso la obligación de confeccionar presupuestos anuales.

Con la Restauración, se establecieron para el Patronato nuevas tareas, como la consulta y cura pública y gratuita y el socorro en los accidentes ocurridos en la vía pública, a la vez que asume otras funciones, como la de hospital especial de enfermedades de niños y Casa de Salud para pensionistas enfermos.

En los años 60 y 70, en plena dictadura, los constructores se habían convertido en destructores y tenían licencia para derribar lo que se les antojaba y, para poder construir nuevos edificios en la zona, fue  derribada en 1975. Pero en este caso el delito tenía un agravante, y es que los destructores pertenecían a Patrimonio Nacional, el organismo encargado de velar por nuestro Patrimonio. En parte de su solar se alza la moderna iglesia que mantiene el nombre.

Como José María fue bautizado en esta iglesia, lo rememoramos junto a sus escombros antes de descender hacia la carretera que va de Madrid al Pardo, que cruzamos para detenernos junto al complejo deportivo de Somontes, ya conocido por el GMSMA.

Entramos en el restaurante Carpio donde el amigo Antonio, muy amablemente fue a negociar con el dueño el poder tomar sentados en la terraza unas cervezas, con la condición de que pudiésemos tomarnos el bocadillo de la comida, cosa que no hubo ningún problema. Esto fue la culminación de la ruta, tomarnos el bocadillo de la comida sentados y acompañados de una cerveza fresca con los rayos del sol del mediodía.

Con el buche lleno y pocas ganas de volver a caminar, después de tanto relax, tomamos el camino que va por la ribera del río Manzanares, desde Somontes hacia el Pardo dejando a un lado, ya en el pueblo, el puente de capuchinos.

Este recorrido fue muy instructivo, por la fauna que pudimos ver, cisnes, patos, ocas, cormoranes y por el gran caudal del rio, nunca visto.

Dejamos atrás el pueblo de El Pardo y atravesamos un extenso parque, donde teníamos una vista privilegiada de la sierra de Guadarrama, con la postal de fondo de la Maliciosa y la Cuerda Larga nevada.

Nos dirigimos hacia el cauce del rio, desde donde pretendíamos ir a ver el tubo de desagüe del embalse de Mingorrubio después de atravesar el rio. Esto no fue posible ya que estaba inundado la pasarela para acceder a la otra parte del Manzanares.

Para acabar la jornada, nos dirigimos hacia los coches, con la gran satisfacción de haber disfrutado una vez más de una bonita ruta que bien merece una nota de 4 sobre 5.
Ricardo Tardón

FOTOREPORTAJES

* Foto reportaje de José María Pérez

FOTOS
* Fotos de Julián Suela
* Fotos de Paco Nieto

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