miércoles, 29 de noviembre de 2023

Excursión 742: El acebal de Prádena

FICHA TÉCNICA
Inicio: Prádena. Segovia
Final: Prádena. Segovia
Tiempo: 2 a 3 horas
Distancia: 8,2 Km 
Desnivel [+]: 255 m 
Desnivel [--]: 255 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas/Agua: No/Sí
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 28

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* Mapas de localización y 3D de la ruta

















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* Perfil, alturas y distancias de la ruta





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RESUMEN
Hoy he querido hacer esta crónica principalmente por dos motivos. En primer lugar porque ésta fue la primera ruta que realicé con el GMSMA, aunque en aquella ocasión un poco más dura, pues la distancia fue de 20´6 km y con un desnivel de casi 800m. Y en segundo lugar porque la ruta de hoy es mi ruta número 99, a una de la 100 y eso había que celebrarlo de alguna manera.

Nos acompaña una mañana perfecta de un día de finales de noviembre, con un tiempo fresco pero soleado para poder andar cómodamente.

De la mano de Carolina unos ratos y de Antonio otros comienza la ruta a las afueras del municipio de Prádena, en el área recreativa “El Bardal”. Después de dejar ahí los coches, 28 senderomagos tomamos el camino que hay a la izquierda de la valla que la delimita. Iniciamos la ruta con una suave pendiente. 

El camino nos va acercando a la Cañada Real Soriana Occidental pero antes de llegar a ésta nos desviamos a la derecha por otro camino. Después de subir un ligerito repecho llegamos a una puerta metálica giratoria que es necesario atravesar, lugar donde Carolina por segundo año consecutivo utilizó para cada uno que la atravesaba preguntar y contar si va a comer caldereta o no, ¡ qué mejor manera de hacerlo!

Desde aquí ya empezamos a ver bonitos ejemplares de robles (Quercus pyneraica) cuyos enervados y gruesos troncos conviven en perfecta armonía con acebos y sabinas (Iuniperus thurifera), arbusto que mucha gente confunde con el enebro y que son fáciles de diferenciar, pues la sabina no pincha y el enebro sí.

Tras ir recorriendo sin prisa toda esta zona llegamos a un lugar mágico: el verdadero bosque de acebos (Ilex aquifolium). Este bosque conocido también como “La acebeda”, es una de las reservas de acebos más importantes de España y Europa.

Algunos pueden alcanzar los más de 10 metros de altura y se pueden distinguir fácilmente por su follaje denso, oscuro, lustroso. Sus hojas espinosas tan características son verdes oscuras y brillantes y sólo se dan en la parte baja.

En la parte alta de su copa las hojas carecen de estos pinchos. Los frutos rojo intenso (bayas) que son tan llamativos y que no puedes dejar de mirar aparecen en los pies hembra. Los pies macho no tienen fruto y se miran pero no se tocan. Arrancar un simple tallo puede suponer una dura sanción económica.

Como curiosidad, de este bosque de acebos bajo la supervisión del ICONA se suministra en Navidad, a Madrid, el Acebo que se vende en la Plaza Mayor, realizando para ello podas controladas. La recolección del acebo está limitada, siendo los vecinos de Prádena los que pueden recolectarlo para elaborar adornos y centros decorativos navideños que venden bajo la marca de gestión forestal sostenible “Acebo de Prádena”.

Este bosque tenebroso, es de especial belleza, lleno de magia y color, donde los acebos forman un auténtico laberinto natural, cada paso que das te deja sin palabras. La luz del sol pasa a duras penas pues aunque alguno aparece a pleno sol, los acebos se dan en zonas de umbría y húmedas.

Un poquito más adelante vemos como el bosque se va abriendo y dejando entrar la luz del sol, salimos a un claro que se convierte en una pradera llena de helechos secos de colores marrones y ocres oscuros.

Buscando el camino de regreso, pasamos por una caseta de toma de agua y un poquito más adelante llegamos a un gran prado donde hicimos el correspondiente “Ángelus”, en esta ocasión de pie pues el suelo mojado y embarrado no invitaba a sentarse, eso sí, teníamos unas bonitas vistas de la ladera norte de los montes Carpetanos. Aquí Leonor que hacía sus 200 excursiones, repartió unas pastitas de té de dulce de leche que estaban para chuparse los dedos.

Nos pusimos de nuevo en marcha, cruzando el arroyo Los Palancares buscando la pista que nos llevaría de nuevo a Prádena.

Seguimos por una pista cómoda, con pendiente negativa. De la pista nos desviamos para ver el refugio de montaña de Los Poyales, que estaba junto a una brújula de hierro forjado con diferentes puntos visibles y cuyo pie imitaba el tronco enervado de un árbol.

Como era de esperar y para no perder la costumbre atrochamos un poquito para volver por el lado contrario del área recreativa, lugar donde finalizaba ésta sencilla pero espectacular ruta.

Tras coger los coches, nos dirigimos al restaurante Las Tres BBB donde nos esperaba una excelente caldereta de cordero.

Y después de los postres llegó la hora de la entrega de tan merecidas estrellas.
Como cronista de hoy, por el día tan espectacular, compañía, vistas, comida y demás cosas, le otorgo la nota más alta.
Begoña Gómez


miércoles, 22 de noviembre de 2023

Excursión 741: Cerezo de Abajo

FICHA TÉCNICA
Inicio: Cerezo de Abajo
Final: Cerezo de Abajo
Tiempo: 1 a 2 horas
Distancia: 4,4 Km 
Desnivel [+]: 76 m 
Desnivel [--]: 76 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas/Agua: No/Sí
Ciclable: En parte
Valoración: 4
Participantes: 30

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RESUMEN
Con tiempo incierto, por posibles, pero escasas lluvias y con “fresquito” que decimos los bejaranos, iniciamos la mañana del 22 de noviembre ésta corta excursión en lo referente a andar, e intensa en lo gastronómico.

Gracias a lo escaso del kilometraje pude acudir a esta mi primera excursión después de mucho tiempo, aún convaleciente de mi lesión en el tendón de Aquiles derecho. El reencuentro con todos los asistentes fue un placer como no podía ser de otra manera. Os echaba de menos senderomagos.

De entrada mi agradecimiento a los organizadores: Antonio en la ruta, Nicolas en la visita a la cervecería y Marcos Cid en la comida y visita al Palacio del Esquileo.

Desde Cerezo de Abajo, a las 11 h, media hora más tarde de lo que es habitual, iniciamos la ruta 30 participantes, abrigados, con gorros y guantes, la mañana era fría, como ya he dicho con amenaza de lluvia incierta, que al final no se cumplió. 

El camino comenzó en una zona de chalets, creo que a todos nos llamó la atención uno con pintadas curiosas, no exentas de mensajes. Fue en principio un deambular cómodo por carretera asfaltada, el reencuentro lleno de agradables conversaciones con unos y otros, especialmente con mi buen amigo Paco Cantos, poniéndonos al día de nuestras incidencias familiares y de salud.

Dejamos a la izquierda un puentecito sobre el arroyo del Carrascal, más tarde tuvimos que cruzar el arroyo de la Garganta, me sorprendió el área de recreo tan extensa, por la que pasamos con muchas mesas de piedra, de madera, estructuras para juegos infantiles y barbacoas.

Subidita al Alto de la Nava y después camino más llano, sobre una meseta, con buenas vistas sobre toda la zona, los árboles ya con escasa hojarasca, lo avanzado del otoño no perdona la vestimenta de los de hoja caduca. Aguas abundantes en el camino, fuente incluida y Estación de Agua Potable.

Lo que subimos, tuvimos que bajarlo, y como suele ser habitual, se baja peor que se sube, entre robles, matorrales y alguna que otra zarza. Que no se entere nadie....también setas. Después de atravesar los arroyos de Valseco y nuevamente el de la Garganta, emprendimos la vuelta a Cerezo de Abajo, pasando por debajo del viaducto de la A1.

Acabada la ruta, comenzamos la parte “gastronómica y cultural” de la jornada, con dos partes, la primera una visita a la pequeña fábrica artesanal de cervezas “90 VARAS”, con charla sobre la elaboración y los diferentes tipos de cervezas.

Siempre aprende uno cosas nuevas, como por ejemplo que la cerveza negra se hace con cebada torrefacta, por eso ese toque a sabor a café o incluso a chocolate. Tuvimos oportunidad de oler el lúpulo, que como es un cannabinoide, pues eso...huele a “porro”. Degustamos las cervezas, algunos compramos aquellas que más nos gustaron.

Para la segunda parte “cultural-gastronómica” nos dirigimos en coche hacia el Palacio del Esquileo, típica finca de bodas y eventos, donde teníamos concertada la comida. Viene este nombre de los esquileos. En torno a la Cañada de la Vera de la Sierra, longitudinal a la falda norte del Sistema Central, al parecer había en el siglo XVIII más de 40 casas de esquileo,

“Durante mayo y junio, meses en los que tenía lugar el esquileo, cerca de 700.000 cabezas de lanar trashumante eran esquiladas en la provincia de Segovia.

En torno al esquileo, acudían ganaderos, comerciantes, banqueros, contratistas, especialistas en lanas, cortes y paños, en cuyos palacios se alojaban durante el tiempo que duraban las operaciones de lavado, venta y transporte de las lanas.

Los dueños de los rebaños, “solían residir con su familia en la población durante el tiempo que duraba el esquileo, por lo que construían palacios rurales...”

Tras un estupendo aperitivo de bienvenida, nos sentamos a comer, buen menú acompañado de buena charla y agradable sobremesa, que se cerró con una visita a las dependencias del hotel y pudimos admirar, los que aún no los conocíamos los cuadros de nuestro compañero y amigo Marcos Cid.

Una muy agradable jornada, a la que le doy una calificación de 4/5.
Fernando Hernández

miércoles, 15 de noviembre de 2023

Excursión 740: Dehesa Bonita de Somosierra y Cascada de los Litueros

FICHA TÉCNICA
Inicio: Puerto de Somosierra
Final: Puerto de Somosierra
Tiempo: 6 a 7 horas
Distancia: 13,1 Km 
Desnivel [+]: 475 m 
Desnivel [--]: 475 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas/Agua: Sí/Sí
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 45

MAPAS 
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RESUMEN
Salimos 4 senderomagos de Majadahonda con muchas ganas de disfrutar de esta bonita excursión del otoño.

Durante el camino, por la carretera de Burgos hubo mucha niebla pero afortunadamente cuando llegamos al punto de encuentro había desaparecido y hacia un sol radiante.

Llegamos casi a las 10,30 y aparcamos junto a la Iglesia de Nuestra Señora de las Nieves, en el puerto de Somosierra, donde ya estaban esperando una gran multitud de compañeros; esta salida ha sido muy concurrida supongo que por el buen tiempo y porque no era de gran dificultad.

Al momento, enfilamos la carretera y en unos pocos pasos nos desviamos a la izquierda y entramos en un bosque de robles con sus hojas amarillentas, la llaman la “dehesa bonita”, muchas de las cuales ya estaban en el suelo y te deleitabas mirándolas, pero, ¡¡horror!!, nos encontramos con el arroyo de la Dehesa que llevaba bastante agua y que parecía un poco complicado de vadear.

Dudamos entre quitarnos los zapatos, lo que algunos hicieron, o buscar un punto por donde poder pasar.

Finalmente se encontró un tronco un poco resbalosillo para poder cruzar y con la ayuda inestimable de Ángel, Santiago y Joaquín, pasamos todos y no hubo que lamentar que nadie cayera al agua.

Continuamos el paseo por este entorno tan bonito y agradable, sin pendientes, en un día cálido y soleado, pisando una mullida alfombra de hojas de robles y nos íbamos parando de vez en cuando para ver algunos árboles singulares como el precioso Acebo de la Dehesa de Somosierra (AS nº 78), que tiene 12 metros de altura y unos 250 años, mas adelante un magnífico castaño, el  Abedul de la Dehesa (AS nº 18), que tiene una altura de 25 metros y más de 200 años, ante el que posa nuestra excelente guía, Celia y un cerca el Mostajo de la Dehesa (AS nº 224), con 12 metros y unos 120 años.

Al ir a buscar el otro Mostajo de la Dehesa (AS nº 223), parte del recorrido estaba un poco fangoso y Julián se hundió con una pierna hasta la rodilla; fue necesaria la ayuda de dos compañeros para ayudarlo a salir del atolladero, nunca mejor dicho. Por fin lo encontramos, tiene 15 metros y unos 150 años. También nos encontramos con unos acebos alineados que parecían un muro, ¡¡qué bonito!! 

Salimos del robledal y disfrutamos de unas vistas excelentes en el Mirador de la Dehesa Bonita, un balcón rocoso con excelentes vistas. Desde lo alto podíamos ver, mientras tomábamos el tentempié de media mañana, una masa arbórea de colores amarillos y ocres, puro otoño, vamos. 

Volvimos sobre nuestros pasos hasta alcanzar la Fuenfría, una fuente con forma de alargado pilón, con un agua que hacía honor a su nombre. Un poco más abajo hay otro árbol singular bien escondido, un  abedul (AS nº 17), con 17 metros de altura y unos 150 años.

Más adelante cruzamos el arroyo de la Dehesa un par de veces, esta vez sin ninguna dificultad.

Seguimos caminando por unos pinares al lado del arroyo para salir a una pista, ya sin arboleda y un poco cuesta arriba, que cruza el arroyo de los Cambronales y, poco después nos paramos donde hay un refugio que sirve de punto de vigilancia de incendios forestales, para reunir a todo el grupo.

Desde allí se tiene una amplia panorámica de toda la Sierra de Guadarrama, desde los Montes Carpetanos, Peñalara y Cuerda Larga, y más cercano, se puede ver el pueblo de Somosierra.

Seguimos caminando por la pista y nuevamente entramos en otro pinar, hasta que llegamos a unas piedras y  pudimos ver desde lejos la chorrera de los Litueros, lugar excelente para quedamos a comer mientras disfrutábamos de las vistas.

A partir de ahí empezamos a bajar por una pista que conducía a donde estaban los coches, pero nos desviamos a la derecha para ver de cerca la Chorrera; este recorrido fue, al menos para mí, el más dificultoso. La pista de subida estaba un poco enfangada del agua procedente de los arroyos de los Cambronales y Prado Antón y después de subir empezamos a bajar, sin senda, por en medio de la maleza, !!hacía falta un machete para poder avanzar!!

Una vez abajo nos encontramos con el arroyo de las Pedrizas que hubo que vadear con cuidadín, con la ayuda de los bastones y de algunos compañeros, y quiero agradecer a Santiago sus consejos sobre la forma correcta de pasar el mismo.

Después otra subida por un camino un poco estrecho y ya POR FIN podíamos ver la cascada de los Litueros desde enfrente, donde el arroyo de la Peña, procedente de la Cebollera, se precipita entre impresionantes rocas graníticas desde una altura de 40 metros, formando la cascadas con más caudal y altura de la Comunidad de Madrid. Espectacular, me encantó, bueno nos encantó a todos.

De regreso, vadeamos el punto en que el arroyo de la Peña se une al de las Pedrizas, dando lugar al río Duratón, uno de los pocos cursos de agua de la Comunidad de Madrid que no vierte sus aguas al río Tajo, si no al río Duero, aguas abajo de la localidad de Peñafiel, tras 106 km de recorrido.

Enfilamos hacia el puerto de Somosierra, donde habíamos dejado los coches, subimos por un tramo de la antigua N-1 los últimos metros de esta maravillosa y otoñal excursión, que bien se merece la máxima puntuación, un 5.
Margarita Balbontín