miércoles, 29 de septiembre de 2021

Excursión 581: Camino de San Frutos. Etapa 4. Villafranca del Condado - Pedraza

FICHA
 TÉCNICA
Inicio: Villafranca del Condado
Final: Pedraza
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia: 17,4 Km 
Desnivel [+]: 338 m 
Desnivel [--]: 271 m
Tipo: Sólo ida
Dificultad: Baja
Pozas y agua: No
Ciclable: En parte
Valoración: 5
Participantes: 22

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta





















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta












TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
La cita en esta ocasión era en el parking del castillo de Pedraza para realizar la 4ª etapa del Camino de San Frutos. 
Para nosotros, la que lleva desde Pedraza hasta Villafranca del Condado. Sin embargo, la realizamos en sentido inverso por motivos logísticos, al haber cedido Antonio a las propuestas de comer cordero en Pedraza.

El Camino de San Frutos es la denominación que tiene la ruta de peregrinación y senderismo que se dirige desde Segovia capital a la Ermita de San Frutos, situada en el parque natural de las Hoces del Río Duratón(Carrascal del Río, Segovia). Allí están las tumbas de San Frutos y sus hermanos San Valentín y Santa Engracia.

La tradición popular indica que San Frutos (Patrón de Segovia, su Provincia y su Diócesis)​, junto con sus hermanos, vivieron en el siglo VII en la ciudad de Segovia.

A la muerte de sus padres, se trasladaron a las Hoces del Río Duratón para realizar vida ascética, dedicados a la oración y a la ayuda a los demás. Allí construyeron un complejo monacal cuyos edificios estuvieron diseminados por toda la zona, de los que se conserva con mayor entidad la edificación románica que corona una de las estribaciones de la zona​.

Cuando musió San Frutos (ya entrado el siglo
VIII), sus hermanos se trasladaron a la localidad de Caballar. Allí fueron martirizados. El pueblo de Caballar, junto con los pueblos de las antiguas Vicarías de Turégano, Pedraza y Fuentepelayo, les profesa mucha devoción; y se les considera intermediarios ante Dios en tiempos de sequía en el rito de las Mojadas.

A la hora convenida, las 10:30, nos encontramos puntualmente la mayoría de los participantes en la excursión. Tras los saludos de rigor, se procedió al reparto del personal en varios coches para trasladarnos a Villafranca del Condado lugar de comienzo de la excursión.

En Villafranca nos encontramos con el resto de participantes. Uno de ellos, Gonzalo. Nieto de nuestro compañero Carlos. Con sus 5 años, es el "senderomago" más joven de los que he conocido.

Acompañado y aconsejado por sus abuelos completó el recorrido con buen talante y sin una queja, salvo que no habían tantas piedras a las que subirse como le hubiese gustado. Un campeón que nos alegró el recorrido.

Salimos de Villafranca, al páramo segoviano, andando por un buen camino entre campos de girasoles. Era el día de San Miguel, y el tiempo acompañaba otorgándonos un día típico de veranillo: sol y buena temperatura. Ideal para caminar. 
Además, el campo estaba precioso como consecuencia de las tormentas de la semana anterior.

Cada cual a su paso, continuamos por el camino en dirección al río San Juan. Para llegar hasta él, tuvimos que salir del camino y descender una pronunciada pendiente. Desde un pequeño mirador cercano, pudimos observar el imponente paisaje en forma de hoz que el río San Juan ha esculpido en esa zona de roca caliza.

Nos desplazamos hasta la cercana y restaurada Ermita de la Virgen de los Remedios, que pertenece al pueblo de Castroserna de Abajo.

En los bancos de piedra situados a su alrededor, disfrutamos del preceptivo Ángelus en animada conversación sobre las distintas especies de plantas que habíamos ido encontrando: té de roca, dos tipos de tomillo, sabinas y la aparición de las famosas setas de cardo.

Desde allí continuamos subiendo, campo a través, hasta llegar al camino que desemboca en Valleruela de Sepulveda, pueblo de Toni, esposa de nuestro compañero
José Luis Rubiales, que nos acompñó durante un rato.

En la plaza, junto al modesto Ayuntamiento y la Iglesia parroquial, nos reagrupamos para encarar la última parte de la excursión.

Para poder llegar a tiempo a la comida, retomamos el camino de nuevo en dirección a Pedraza. Toni nos acompañó un buen trecho, hasta dejarnos en el cruce donde el camino de San Frutos comienza a descender hacia Orejanilla.

Este descenso fue por un camino amplio y cómodo que discurre entre monte bajo.

Desde Orejanilla, continuando a buen paso, afrontamos el último tramo en cuesta antes de llegar a Pedraza. El camino continuaba siendo amplio y fácil.

Nuestra atención estaba puesta en los chascarrillos para calcular si seríamos capaces de llegar a tiempo a nuestra cita con el cordero asado. El último esfuerzo lo realizamos, para entrar a Pedraza, subiendo desde la Casa del Águila hasta la Plaza Mayor donde se encuentra el restaurante.

En El Soportal disfrutamos de un delicioso y típico menú de Pedraza (ensalada y cordero asado abundante) en armoniosa y divertida compañía, como es habitual en este grupo. Satisfechos y contentos por el rato pasado nos despedimos hasta una próxima excursión. Algunos nos dirigimos dando un agradable paseo hasta el parking del castillo donde con los coches que allí quedaron, volvimos a Villafranca a recoger los coches que nos llevaron por la mañana.

Por lo agradable del clima y de la ruta, por la comida deliciosa, por el ejemplo de Gonzalo y porque era ésta mi excursión número 30 con el grupo califico con 5 sicarias la excursión.
Juan Carlos Sánchez

FOTO REPORTAJES

* Foto reportaje de José María Pérez

miércoles, 22 de septiembre de 2021

Excursión 580: Siete Picos y Cerro Ventoso

FICHA
 TÉCNICA
Inicio: Puerto de Navacerrada
Final: Puerto de Navacerrada
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia: 12,5 Km 
Desnivel [+]: 572 m 
Desnivel [--]: 572 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: Sí
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 34

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta

























PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta












TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RUTA EN RELIVE
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RESUMEN
Los Siete Picos es una formación montañosa de la sierra de Guadarrama, en el sistema Central, situada en el límite entre las provincias de Madrid y Segovia.

Durante gran parte de la Edad Media, a esta parte de la sierra de Guadarrama se la conoció como «la sierra del Dragón» por la silueta de esta montaña, que se asemeja al dorso dentado de estos seres mitológicos tan del gusto de esa época.

En la ruta de hoy se hicieron seis picos (porque el 1º que es el Majalasna está separado y hoy no tocaba), añadiendo al recorrido el Cerro Ventoso y el puerto de la Fuenfría.

Partimos del aparcamiento del Puerto de Navacerrada, (1870 m.) donde Antonio y Celia (nuestra guía de esta ocasión) nos habían convocado a las 10:30, para realizar la ruta.

Cruzando la carretera M-601, y por un sendero asfaltado, llegamos al final de la pista del Escaparate y giramos a la izquierda para introducirnos en el camino Schmidt, que enseguida abandonamos para empezar la subida, entre pinos silvestres, por la senda Herreros, muy utilizada en invierno como pista de esquí de fondo.

Aproximadamente al cabo de 2Km llegamos a la Pradera de los Siete Picos, De ahí subimos directos al 7º Pico (Somontano), con 2.138 m de altura, en un poco más de una hora ascendimos 280 m de desnivel. Los más intrépidos treparon a la cima, el más alto de los siete, coronado por un vértice geodésico.

El pico de Somontano y la senda Herreros deben su nombre a los excursionistas de una sociedad alpina, que trazaron el recorrido a principios del siglo pasado.

Como ya era mediodía, hicimos un descanso para el bocadillo del Ángelus. La niebla iba y venía y José María tuvo que darse prisa para la tradicional foto del grupo (34 en esta ocasión).

Continuamos con los picos sexto, quinto, cuarto, tercero y segundo. No excesivamente difíciles, pero en algunos casos, se requería trepar y había que tener cuidado. Las vistan son estupendas, pudiéndose apreciar perfectamente la Bola del Mundo, La Maliciosa, la parte segoviana de la Sierra y las llanuras castellanas. También pudimos observar las 4 torres y media de la Castellana.

Hacia el quito pico, hubo que echar mano de los chubasqueros, pues amenazaba lluvia. Afortunadamente, solo llovió un poco y enseguida se pudo prescindir de ellos.

Desde el 2º Pico, bajamos al Collado Ventoso, una amplia pradera cruzada por el camino Schmidt y otros senderos.

Tras un ligero debate sobre si se continuaba al Cerro Ventoso o se regresaba a Navacerrada por el camino Schmidt, nuestra guía se decidió por continuar, con la promesa de que no nos íbamos a arrepentir. Efectivamente, no nos arrepentimos pues las vistas desde le Cerro Ventoso son espectaculares.

Desde su cima, iniciamos el descenso al puerto de la Fuenfría, que resultó tener una bajada complicada por la pendiente y las muchas rocas de aristas afiladas que pueblan su ladera.

El puerto de la Fuenfría es un paso de montaña que atraviesa la sierra de Guadarrama, uniendo las provincias de Segovia y Madrid y se sitúa entre la sierra de La Mujer Muerta y Montón de Trigo al oeste y Siete Picos al este.

En el puerto se cruzan una calzada romana, la Carretera de la República, pistas forestales y senderos que ascienden a montañas cercanas. Es un lugar ideal para descansar, donde comimos y bebimos (algunos en bota, que hace tiempo que no veía, pero que creo que es tradicional entre los senderomagos).

Regresamos por la senda de los Cospes hasta alcanzar, al cabo de unos 2 Km., el conocido camino Schmidt, sendero amplio y bien señalizado, que va por la espalda de los Siete Picos, entre pinos y alguna pradera hasta alcanzar el puerto de Navacerrada tras cruzar el arroyo del Telégrafo y la pista de El Bosque.

Este camino se convierte en la calle principal del puerto los días con sol y buena temperatura.

El Camino Schmidt debe su nombre al alpinista austriaco Eduardo Schmidt que, a principios del siglo pasado, marcó esta bella ruta con el objetivo de unir el puerto de Navacerrada con y el valle de la Fuenfría, donde se encontraba el refugio de la Real Sociedad Española de Alpinismo Peñalara, de la que fue su socio número 13.

Para finalizar la ruta tomamos un merecido refrigerio en venta Arias.

Como recordatorio, las altitudes de los parajes mas relevantes de la ruta son las siguientes (siguiendo el orden del recorrido):

7º Pico Somontano, de 2.138 m. es el más oriental y próximo al puerto de Navacerrada.
6º Pico: De 2.119 m.
5º Pico: De 2.109 m.
4º Pico: De 2.097 m.
3º Pico: De 2.097 m.
2º Pico: De 2.093 m.
Cerro Ventoso: De 1965 m.
Puerto de la Fuenfría: De 1796 m.

Una ruta preciosa, con una guía estupenda, con unos buenos y amenos compañeros, a la que no dudo en darle una puntuación de 5.
Esther Izquierdo


miércoles, 15 de septiembre de 2021

Excursión 579: Cerro de San Pedro

FICHA
 TÉCNICA
Inicio: Carretera Colmenar Viejo-Guadalix de la Sierra
Final: Carretera Colmenar Viejo-Guadalix de la Sierra
Tiempo: 3 a 4 horas
Distancia: 7,4 Km 
Desnivel [+]: 491 m 
Desnivel [--]: 491 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas y agua: No
Ciclable: No
Valoración: 4
Participantes: 21

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta
















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta













TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RUTA EN RELIVE
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RESUMEN
Éramos unos cuantos los que teníamos verdaderas ganas de volver a caminar con los amigos del GMSMA después de mucho tiempo sin hacerlo, apartados desde que dio comienzo esta pandemia que nos ha tocado vivir. Siendo así, ¿qué mejor momento de hacerlo que en la inauguración de la nueva temporada 21-22?

Esperábamos ver muchas caras nuevas e incluso temíamos que pudiéramos pasar a ser los nuevos nuevos de la cuadrilla, perdidos entre una ingente cantidad de serderomagos. Pero, nada de eso. Quizá por los malos augurios meteorológicos, apenas sobrepasábamos la docena y media de valientes y solo un par de caras nuevas para nosotros nos sorprendieron; de hecho, comprobamos que la titular de la calificación de “nueva” seguía siendo la misma.

Fue una alegría inmensa recibir los parabienes y las noticias de los viejos y entrañables compañeros; cada día más viejos y más entrañables, je, je… Uno de los que habían guardado ausencia, como yo mismo, era Marcelo. Venía, como yo, a hacer una caminata suave para no cansarse demasiado, por caminos ya conocidos de antemano que auguraban un día tranquilo. Junto a José Mª, subimos charlando apaciblemente hasta llegar a la cumbre del cerro de San Pedro, que, por cierto, se hizo esperar más de lo que nos imaginábamos.

Arriba esperaba el grueso del grupo con la paciencia del santo Job; no recibimos increpaciones e incluso nos dieron tiempo para comer el tentempié (ir con José Mª reporta estos privilegios). Pero, ¡oh!, cuando prosiguió la marcha no lo hizo por anchas y cómodas sendas, ni siquiera por veredas más o menos bien trazadas; lo hizo atrochando ladera abajo por vericuetos imposibles en ocasiones, por donde la retama azotaba el rostro o el suelo escondía trampas. ¡Ay, Marcelo! Menos mal que tienes buen carácter y afrontas las vicisitudes con arrojo.


Para añadir un poco más pimienta a la cosa, las nubes que tenían que llegar dos horas después, ya se cernían sobre nosotros no anunciando nada bueno. Afortunadamente, dejamos de bajar al llegar a un camino y lo tomamos como si nos condujera a la tierra prometida. Qué bien se iba por el caminito pasito a pasito... Sin embargo, ya dicen que la alegría dura poco en la casa del pobre, así que los nubarrones decidieron descargar sobre nosotros con un ímpetu poco habitual. Por lo menos íbamos por un camino…

Pues, hete aquí, que dijo el boss: “Este camino es muy largo, nos estamos mojando mucho y esto no tiene buena pinta, así que vamos a acortar la excursión”; palabras sensatas donde las haya. Lástima que, para cumplir ese propósito, era necesario volver a la empinada ladera, a discurrir entre los matojos y ¡esta vez con una lluvia furiosa! Fuimos dóciles y al fin recibimos nuestra recompensa: Desembocamos en una pista bastante practicable que nos iba a conducir a los coches.

¡Qué bien! Ya se veían los coches a lo lejos y encima el cielo iba clareando y dejó de llover. Un tenue sol se filtraba entre nubes mitigando nuestra mojadura y sosegando nuestro espíritu. No obstante, ya más próximos a nuestra meta, acertamos a ver algún vehículo de la Guardia Civil y a sus agentes aparentemente aguardándonos donde teníamos aparcados nuestro coches.

Toda clase de hipótesis surgieron sobre tal hecho, siendo una de las compartidas que estábamos dentro de una finca privada incumpliendo alguna norma. Yo no recordaba haber sobrepasado ninguna valla o indicación, pero vete a saber tú; con el agua cayendo a mares y preocupado por no resbalar ni darme de morros con la vegetación, ¿cómo iba a poder asegurar tal cosa?

Cuando ya estábamos llegando a la carretera, a un punto muy próximo a nuestro aparcamiento, los agentes de la Guardia Civil desparecieron y apareció, como surgido de la nada, un muro de piedra rematado con alambre de espino; si habíamos penetrado una propiedad privada, ¿para qué íbamos a necesitar mayor escarmiento?

Ahora bien, pocos deben saber que la maestría del GMSMA en el salto de vallas está acreditada por largos años de entrenamiento. Se buscaron los puntos débiles y fuimos saliendo poco a poco del atolladero, la mayoría ejercitando un solo salto, otros necesitando dos tiempos: primero salto y luego gateo por entre la hierba y el barro.

Como el día había sido muy completo, habiendo podido ejercitar todas nuestras casi olvidadas habilidades en solo 7 km, nos fuimos a celebrarlo a la ermita de Nuestra Señora de Los Remedios. No se piense nadie que fue por lo piadosos que somos; es que allí hay un bar. Mientras nos tomábamos la cervecita y conversábamos, aprovechamos para comernos el bocata sampedrero, que estaba aún pendiente.

Con lo contento que acabé, sobre todo por haber podido compartir el día con tanta gente amiga, le podría dar 5 sicarias a la marcha, pero como llovió y Marcelo pasó algún rato malo, le voy a dar 4.

Por cierto, José Mª, ¡te queremos mucho aunque subas poco a poco!
Melchor Abejón

miércoles, 8 de septiembre de 2021

Excursión 578: Circular por los Chorros de la Pedriza

FICHA TÉCNICA

Inicio: Canto Cochino. La Pedriza
Final: Canto Cochino. La Pedriza
Tiempo: 6 a 7 horas
Distancia: 16,3 Km
Desnivel [+]: 778 m
Desnivel [--]: 778 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua:
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 22
MAPAS
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PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta












TRACK
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RUTA EN RELIVE
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RESUMEN
Parece que me voy a especializar en el Cerro Ortigoso y, visto lo visto, seguro que hay una tercera vez. El objetivo futuro será hacer la cumbre con certeza porque en mi primera crónica (Excursión 508), debido a la niebla y a la lluvia, seguramente pasamos pero no me quedó muy claro, ahora a la segunda continuamos hacia la pista y dejamos el Cerro de lado, tanto que hasta se le ha caído el nombre a la ruta. Esperaré a la tercera ocasión para hoyar su cima pedrera.

Dejamos los coches en el segundo aparcamiento de La Pedriza, llamado La Rana y los 22 participantes empezamos a caminar, tras cruzar el puente, por el margen izquierdo del rio Manzanares, con buena temperatura y sombra. Pasamos junto al puente Cola de Caballo y el del Vivero.

La ruta nos acercaba continuamente a la orilla del rio, con pequeñas subidas y bajadas. Llegamos a la Charca Verde, siempre imponente y llena de recuerdos de aquellos buenos baños en verano.

A pesar de echar de menos los baños, he de reconocer que con las restricciones aplicadas desde hace unos pocos años, la ribera del rio Manzanares está llena de vegetación y el entorno está selvático por la abundancia de plantas. Aprovechamos la parada para hacer la foto de grupo.

A continuación, empezó la subida sobre la Charca Verde, trepando por los huecos entre las grandes rocas, siguiendo el emplazamiento de la tubería, que capta el agua a unos 400 metros por encima, para ir hacia la ruta que sigue próxima al cauce del rio.

En este punto, ya empecé a notar el esfuerzo y a sentir los efectos del calor y eso que estábamos a salvo del sol que ya empezaba a pegar fuerte.

Alcanzamos la pista junto al puente de los Franceses y tomamos el camino de las escaleras de piedra. Es la senda PR-M18, señalizada con marcas blancas y amarillas. Pasamos junto a una trabajada fuente de piedra, casi ya un vestigio por la falta de agua y continuamos por la senda con el sonido del agua del rio, que nos acompañará prácticamente todo el recorrido de subida, excepto en las zonas altas.

La hora del Ángelus nos pilló en el puente del Retén, que está casi como si lo acabaran de restaurar. Allí, Carolina nos ofreció unas riquísimas pastas para celebrar la reciente boda de su hija recibiendo nuestras felicitaciones, por supuesto extensivas a Lucio.

Tras haber repuesto fuerzas, cruzamos el puente y ahí ya empezó la parte de mayor desnivel, con zigzags que hacían accesible la subida de unos 200m de desnivel, bajo la loma del Cerro Ortigoso y de un bosquecillo de pinos hasta llegar a las pozas de Los Chorros de la Pedriza.

Esta zona tiene continuas pequeñas cascadas y pozas y es espectacular en cualquier época del año, siempre encuentras alguna maravilla diferente en ellas.

Hay una de varios saltos de agua por la que merece la pena desviarse que se llama Poza de Nerón. La vista del rio y sus pozas siempre es gratificante. Y a pesar de las fechas estivales, había un nivel de agua bastante aceptable.

Salimos del Barranco de Los Chorros, dejando el cauce del Rio Manzanares. Por encima de nosotros, se vislumbraba la Maliciosa, la sierra del Francés y el camino que continuaba hacia el Ventisquero de la Condesa.

Ya notaba el esfuerzo acumulado y reconocí el inicio de otra parte de la ruta que es más empinada. Y, efectivamente, a partir de ahí fue una subida impenitente, sin tregua y con el sol sobre nuestras cabezas. Tuve que emplearme a fondo para mantener mi ritmo de subida.

Cuando hice esta misma ruta de bajada, hace años, se me hizo igual de intensa, siempre parece que no llegas nunca. Para mí, es igual de trabajosa en cualquier sentido que la hagas.

Por fin, conseguí llegar, casi desfallecida y acalorada, a la pista junto al Puente de los Manchegos, donde paramos a comer y descansar. El paisaje es de los más bonitos de La Pedriza, con zonas muy alpinas. Siempre es increíble llegar y disfrutar de las vistas de las altivas y lejanas todavía antenas de la Bola del Mundo. Y sobre nuestras cabezas, el nacimiento del río en el Ventisquero de la Condesa.

Tras deleitarnos con unos bombones Celia por su reciente cumpleaños y recuperadas las fuerzas, la anunciada bajada por el Cerro Ortigoso se fue enfriando en mi ánimo y quizás en el de alguno más de los participantes frente a la tentadora vista de la pista de bajada que teníamos ante nosotros. 

Tras el descanso, nos encaminamos hacia el Collado de los Pastores (1748m.), punto más alto de la ruta, con la Cuerda Larga y la Sierra de los Porrones a la vista. Disfrutamos de sus miradores y de sus paneles informativos donde se identifican los perfiles de la sierra. 

Después me despedí del Cerro Ortigoso hasta la próxima vez que me enfrente a él, pues Paco se apiadó de nosotros y accedió a bajar por la cómoda pista.

Empezamos el descenso y los mojones de la pista nos indicaban unos cuantos kilómetros hasta la llegada, pero enseguida empezamos a recortar curvas y a bajar por sendas que yo no conocía y que nos hicieron llegar rápidos.

Fue una bajada entre pinos, con más o menos pendiente y bastante directa. Pasamos por el Mirador de La Pedriza desde donde disfrutamos de buenas vistas.

Seguimos por la accesible senda de bajada, pasando un poco más adelante junto a la fuente seca de las Casiruelas. En la parte que bordea la Loma de las Casiruelas, atravesamos por una zona intervenida y desbrozada, con zonas valladas que estaba en fase de regeneración y carteles indicando no pisar fuera del sendero. Por lo que he averiguado, esta situación se debe al daño que ha hecho a esos árboles un escarabajo que se alimenta de sus troncos y los debilita hasta su fin.

Finalmente, el sendero de bajada nos llevó frente al aparcamiento desde donde habíamos partido. Las cañas de cierre del estupendo día nos las tomamos en Canto Cochino, en el Torrero, invitados por Celia y Carolina.

Como resumen de esta magnífica excursión, bien llevada y administrada por Paco Nieto, puedo afirmar que es una ruta excelente con un recorrido variado, con vistas espectaculares y muy montañera y esforzada. Ya me lo pareció en la 508, y aunque no fue exactamente la misma, entonces le puse una valoración de 4. Ahora, para mí, definitivamente es una ruta de 5 estrellas.
Angelines Sánchez