miércoles, 8 de septiembre de 2021

Excursión 578: Circular por los Chorros de la Pedriza

FICHA TÉCNICA

Inicio: Canto Cochino. La Pedriza
Final: Canto Cochino. La Pedriza
Tiempo: 6 a 7 horas
Distancia: 16,3 Km
Desnivel [+]: 778 m
Desnivel [--]: 778 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua:
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 22
MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta


















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta












TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RUTA EN RELIVE
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RESUMEN
Parece que me voy a especializar en el Cerro Ortigoso y, visto lo visto, seguro que hay una tercera vez. El objetivo futuro será hacer la cumbre con certeza porque en mi primera crónica (Excursión 508), debido a la niebla y a la lluvia, seguramente pasamos pero no me quedó muy claro, ahora a la segunda continuamos hacia la pista y dejamos el Cerro de lado, tanto que hasta se le ha caído el nombre a la ruta. Esperaré a la tercera ocasión para hoyar su cima pedrera.

Dejamos los coches en el segundo aparcamiento de La Pedriza, llamado La Rana y los 22 participantes empezamos a caminar, tras cruzar el puente, por el margen izquierdo del rio Manzanares, con buena temperatura y sombra. Pasamos junto al puente Cola de Caballo y el del Vivero.

La ruta nos acercaba continuamente a la orilla del rio, con pequeñas subidas y bajadas. Llegamos a la Charca Verde, siempre imponente y llena de recuerdos de aquellos buenos baños en verano.

A pesar de echar de menos los baños, he de reconocer que con las restricciones aplicadas desde hace unos pocos años, la ribera del rio Manzanares está llena de vegetación y el entorno está selvático por la abundancia de plantas. Aprovechamos la parada para hacer la foto de grupo.

A continuación, empezó la subida sobre la Charca Verde, trepando por los huecos entre las grandes rocas, siguiendo el emplazamiento de la tubería, que capta el agua a unos 400 metros por encima, para ir hacia la ruta que sigue próxima al cauce del rio.

En este punto, ya empecé a notar el esfuerzo y a sentir los efectos del calor y eso que estábamos a salvo del sol que ya empezaba a pegar fuerte.

Alcanzamos la pista junto al puente de los Franceses y tomamos el camino de las escaleras de piedra. Es la senda PR-M18, señalizada con marcas blancas y amarillas. Pasamos junto a una trabajada fuente de piedra, casi ya un vestigio por la falta de agua y continuamos por la senda con el sonido del agua del rio, que nos acompañará prácticamente todo el recorrido de subida, excepto en las zonas altas.

La hora del Ángelus nos pilló en el puente del Retén, que está casi como si lo acabaran de restaurar. Allí, Carolina nos ofreció unas riquísimas pastas para celebrar la reciente boda de su hija recibiendo nuestras felicitaciones, por supuesto extensivas a Lucio.

Tras haber repuesto fuerzas, cruzamos el puente y ahí ya empezó la parte de mayor desnivel, con zigzags que hacían accesible la subida de unos 200m de desnivel, bajo la loma del Cerro Ortigoso y de un bosquecillo de pinos hasta llegar a las pozas de Los Chorros de la Pedriza.

Esta zona tiene continuas pequeñas cascadas y pozas y es espectacular en cualquier época del año, siempre encuentras alguna maravilla diferente en ellas.

Hay una de varios saltos de agua por la que merece la pena desviarse que se llama Poza de Nerón. La vista del rio y sus pozas siempre es gratificante. Y a pesar de las fechas estivales, había un nivel de agua bastante aceptable.

Salimos del Barranco de Los Chorros, dejando el cauce del Rio Manzanares. Por encima de nosotros, se vislumbraba la Maliciosa, la sierra del Francés y el camino que continuaba hacia el Ventisquero de la Condesa.

Ya notaba el esfuerzo acumulado y reconocí el inicio de otra parte de la ruta que es más empinada. Y, efectivamente, a partir de ahí fue una subida impenitente, sin tregua y con el sol sobre nuestras cabezas. Tuve que emplearme a fondo para mantener mi ritmo de subida.

Cuando hice esta misma ruta de bajada, hace años, se me hizo igual de intensa, siempre parece que no llegas nunca. Para mí, es igual de trabajosa en cualquier sentido que la hagas.

Por fin, conseguí llegar, casi desfallecida y acalorada, a la pista junto al Puente de los Manchegos, donde paramos a comer y descansar. El paisaje es de los más bonitos de La Pedriza, con zonas muy alpinas. Siempre es increíble llegar y disfrutar de las vistas de las altivas y lejanas todavía antenas de la Bola del Mundo. Y sobre nuestras cabezas, el nacimiento del río en el Ventisquero de la Condesa.

Tras deleitarnos con unos bombones Celia por su reciente cumpleaños y recuperadas las fuerzas, la anunciada bajada por el Cerro Ortigoso se fue enfriando en mi ánimo y quizás en el de alguno más de los participantes frente a la tentadora vista de la pista de bajada que teníamos ante nosotros. 

Tras el descanso, nos encaminamos hacia el Collado de los Pastores (1748m.), punto más alto de la ruta, con la Cuerda Larga y la Sierra de los Porrones a la vista. Disfrutamos de sus miradores y de sus paneles informativos donde se identifican los perfiles de la sierra. 

Después me despedí del Cerro Ortigoso hasta la próxima vez que me enfrente a él, pues Paco se apiadó de nosotros y accedió a bajar por la cómoda pista.

Empezamos el descenso y los mojones de la pista nos indicaban unos cuantos kilómetros hasta la llegada, pero enseguida empezamos a recortar curvas y a bajar por sendas que yo no conocía y que nos hicieron llegar rápidos.

Fue una bajada entre pinos, con más o menos pendiente y bastante directa. Pasamos por el Mirador de La Pedriza desde donde disfrutamos de buenas vistas.

Seguimos por la accesible senda de bajada, pasando un poco más adelante junto a la fuente seca de las Casiruelas. En la parte que bordea la Loma de las Casiruelas, atravesamos por una zona intervenida y desbrozada, con zonas valladas que estaba en fase de regeneración y carteles indicando no pisar fuera del sendero. Por lo que he averiguado, esta situación se debe al daño que ha hecho a esos árboles un escarabajo que se alimenta de sus troncos y los debilita hasta su fin.

Finalmente, el sendero de bajada nos llevó frente al aparcamiento desde donde habíamos partido. Las cañas de cierre del estupendo día nos las tomamos en Canto Cochino, en el Torrero, invitados por Celia y Carolina.

Como resumen de esta magnífica excursión, bien llevada y administrada por Paco Nieto, puedo afirmar que es una ruta excelente con un recorrido variado, con vistas espectaculares y muy montañera y esforzada. Ya me lo pareció en la 508, y aunque no fue exactamente la misma, entonces le puse una valoración de 4. Ahora, para mí, definitivamente es una ruta de 5 estrellas.
Angelines Sánchez

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