miércoles, 28 de noviembre de 2018

Excursión 436: Las setas de Abantos

FICHA TÉCNICA
Inicio: San Lorenzo de El Escorial

Final: San Lorenzo de El Escorial
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia:  12 Km
Desnivel [+]: 709 m
Desnivel [--]: 709 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: Sí
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 40

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta

















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta















TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)


PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RUTA EN WIKILOC

RESUMEN
En la historia del grupo, nos hemos ido de pozas, de ríos, de chorreras, de refugios, de jardines e incluso de bunkeres, pero nunca de setas. Y como era la época, en la convocatoria se nos animaba a cargar con cesta y cuchillo setero.

En el aparcamiento que hay bajo el Euroforum de Felipe II de San Lorenzo de El Escorial nos reunimos 39 exploradores, Celia, Carolina y Lucio, venían por primera vez con nosotros, después de ver nuestras andanzas en El Adelantado de Segovia y buscarnos en el blog. Bienvenidos.

Pero no solo alicientes micológicos iba a tener la excursión, también podíamos disfrutar de los colores otoñales de las hayas y recrearnos con las impresionantes vistas que siempre proporciona el Pico Abantos.

Íbamos a recorrer uno de los sitios emblemáticos del Real Sitio de El Escorial y su Monte Abantos, declarado Paisaje Pintoresco en 1961, que alberga un impresionante pinar de repoblación de más de cien años de antigüedad, ordenado con criterios paisajísticos, con pino resinero y laricio en las partes bajas y pino de Valsaín en las altas. Junto a ellos otras especies introducidas como las que se encuentran en el recorrido: hayas y alerces.

Iniciamos la ruta subiendo por las escaleras que dan a la explanada del Euroforum, bello edificio remodelado en 2013 en el que se organizan eventos y cursos de formación. Lo dejamos atrás y en la curva, giramos a la izquierda, para subir unos escalones y seguir una empinada senda que bordea el casi vacío embalse del Romeral.

A sabiendas de que nos esperaba un ascenso de unos 700 metros en poco más de 4,5 km, nos lo tomamos con calma. Pronto alcanzamos una pista, y al comenzar a ascender por la senda de los Tesoros de Abantos, pero una llamada de Juan, que llegaba tarde, diciendo que nos esperaba en el arroyo del Romeral hizo que Antonio se dirigiera para allá, lo que no fue constado por los que iban en cabeza. Conclusión: éramos 40 y el grupo se había dividido en dos.

Tras vadear sin problemas el arroyo del Romeral , Juan se ofreció a acompañar a los que iban a realizar la excursión en sentido contrario, el resto iniciamos el ascenso por el Camino de Abantos, coincidente con el GR-10. Cruzamos en dos ocasiones la carretera de El Escorial a Peguerinos y seguidamente las zetas que suavizan las fuertes pendientes de la cara occidental de la Solana de la Barranquilla y después la de Enmedio.

Terminadas las zetas, la senda gira a la izquierda en busca del arroyo del Romeral. Al alcanzar un roquedal de excelentes vistas, pierde la pendiente, momento que aprovechamos para tomar el tentempié, al calor del sol que se había hecho un hueco entre las primeras nubes del día.

Una vez repuestas las fuerzas, continuamos ascendiendo por el Camino de Abantos, entre pinos, supuestamente seteros, pero en los que poca cosa encontramos. Al poco alcanzamos una pradera donde se encuentra la Fuente del Cervunal y un pilón en piedra utilizado como abrevadero del ganado. Junto a la fuente nos hicimos la foto de grupo, bueno, de medio grupo.

Proseguimos en dirección sureste, por un pinar con retazos de nieve, hasta alcanzar unos riscos al borde de la sima del monte Abantos. Las vistas desde aquí eran excelentes: al sur Las Machotas, la Almenara y muy al fondo, la Sierra de Gredos. Al este San Lorenzo de El Escorial y su majestuoso Monasterio, y hasta donde la vista alcanza, toda la planicie de Madrid y sus características Cuatro Torres. Al norte, el propio pico de Abantos, la Sierra de Hoyo, La Pedriza y la nevada Cuerda Larga al completo, ofreciendo su imagen más bonita.

Tras deleitarnos con las bellas panorámicas, continuamos por la cuerda en dirección al Pico de Abantos, del que nos separaban apenas 400 metros. Alcanzada la cima, situada a 1.753 metros de altura, nuevamente nos recreamos con las vistas anteriores, ahora mejoradas por la altura y la presencia de la blanca cruz y el vértice geológico, que acapararon los disparos de las cámaras de fotos.

Superado el punto más alto de la excursión, iniciamos el descenso siguiendo el GR-10 hasta alcanzar la pista que se dirige hacia el puerto de Malagón. En la pradera donde nace el arroyo del Romeral nos encontramos con parte de los “perdidos”, que habían encontrados algunas setas, desde luego más que nosotros. Se unieron a nosotros, al resto, con Juan como guía, no los vimos hasta el final de la ruta.

Continuamos por la pista y al poco más de un kilómetro, nos desviamos a la izquierda para acercarnos a ver la estilizada y blanca cruz de Rubens y disfrutar de las magníficas vistas que desde el risco en el que está instalada se tienen.

El sencillo monumento recuerda el paso por estos montes de Pedro Pablo Rubens, que además de excelente pintor era diplomático, lo que le trajo a Madrid en septiembre de 1628, en un intento de mediar ante el monarca Felipe IV para que España alcanzase la paz con Inglaterra. En una salida al Escorial tuvo tiempo de encaramarse a lo alto de este risco para pintar desde aquí su conocida vista del Monasterio.

Tras las fotos de rigor, proseguimos el descenso para salir a la carretera del puerto, pasamos junto al derruido pozo de la nieve, justo en el puerto de Malagón, desde el que disfrutamos de unas amplias vistas hacia el valle y embalse del arroyo del Tobar. 

Cambiamos de vertiente y nos dirigimos al descansadero de Malagón, un ramal de la Cañada Real Leonesa, donde algunos encontraron alguna seta. Cruzamos la carretera y entramos en la parte más otoñal y bonita de la ruta, descendiendo por una bonita senda entre pinos y alguna que otra haya, conocida como el Camino del Silencio.

Al poco nos desviamos unos metros para acercarnos a la Fuente del Trampalón y su bonito humedal. Tras breves paradas para buscar setas, que algunos llegaron a encontrar, continuamos disfrutando de un paseo repleto de tonalidades ocres, rojas y amarillas, con extraordinario valor ambiental.

Continuamos descendiendo para disfrutar del pequeño pero precioso hayedo que repoblaron los estudiantes y profesores de la Escuela de Ingenieros Forestales desde 1870, y que escondido entre pinares es muy desconocido para la mayoría de los madrileños, pero que tiene unos hermosos ejemplares que nada tienen que envidiar al más famoso del Hayedo de Montejo, pero éste tiene además la ventaja de no tener restricciones de acceso y poseer una irresistible belleza.

Sus árboles proceden de una replantación del siglo pasado que han logrado adaptarse y prosperar a pesar del ganado vacuno de la zona y que han sembrado el camino de árboles jóvenes. Su cifra se sitúa por debajo del centenar, mayoritariamente en este tramo del camino que sube hasta el Puerto de Malagón.

En otoño, la variedad cromática y la intensa gama de dorados que bañan el monte nos resultará mágica y de encantador atractivo, sobre todo en los árboles de hoja caduca, como el haya o el alerce.

Precisamente al poco llegamos al Mirador de los Alerces, con magníficas vistas del valle, que se prestan a encuadres maravillosos en las fotos, con ejemplares de esta desconocida conífera, de las pocas de hoja caduca.

Gratificados por tanta belleza, continuamos el descenso por la senda que tras unas zetas alcanza de nuevo la carretera que sube al puerto, y que seguimos en dirección sur. Los que más prisa tenían descendieron desde aquí por la senda que baja directa al punto de inicio de la ruta, el resto continuamos por la pista, pasando por el Arboreto de Ceballos, para dejarla al poco, justo al llegar a la fuente del Helechal.

En dirección este, descendimos siguiendo una bonita senda que cruza el arroyo del Helechal y que más abajo enlaza con la conocida senda Horizontal, pero que nosotros no cogimos, al desviarnos a la izquierda para, junto a una valla, enlazar con la senda por la habíamos subido, junto al embalse del Romeral y llegar de nuevo a los coches, dando así por finalizada esta otoñal y setera ruta.

Por lo bonito del recorrido, inundado de colores otoñales y las preciosas vistas que proporciona Abantos, amén de las setas recogidas, esta excursión se merece 5 estrellas.

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