Inicio: Canto Cochino
Final: Canto Cochino
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia: 11,8 Km
Desnivel [+]: 787 m
Desnivel [--]: 787 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: Sí
Dificultad: Media
Pozas y agua: Sí
Ciclable: No
Valoración: 4
Valoración: 4
Participantes: 16
MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta
PERFIL
* Mapas de localización y 3D de la ruta
PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta
TRACK
* Track de la ruta (archivo gpx)
PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
Aunque en la convocatoria Antonio decía que "aunque lo parezca no va a tener muchas piedras", pocos le creyeron, porque hacer una ruta por La Pedriza, es sinónimo de riscos, piedras, más piedras y dificultad. Con todo, algunos pensaron que esta vez lo mismo era verdad....todavía lo están lamentando.
La Pedriza, es uno de los mayores conjuntos graníticos de Europa, con numerosos riscos, arroyos y praderas, por el que discurren infinitas sendas, y algunos de sus rincones, como el Laberinto, con pasos de gran dificultad y otros poco transitados, lo que hace que la aventura en este parque temático pétreo está siempre garantizada.
Hoy precisamente íbamos en busca de un rincón poco transitado, donde juguetean tres hermanitos, convertidos en piedra por algún embrujo, según cuentan las leyendas que sobre la Pedriza se han ido fraguando para darle sentido a la enorme cantidad de rocas asemejándose a todo tipo de formas. Y como a Antonio no le gusta correr riesgos, hace unos meses, unos cuantos fuimos a explorar los pasos desconocidos de la ruta de hoy, aunque a la postre ni hicimos exactamente el mismo recorrido.
Empezamos, eso sí, en Canto Cochino, cruzamos el río Manzanares por el puente de madera, y nada más hacerlo, giramos a la derecha para salir a una pradera, cruzar el arroyo de la Majadilla y girar hacia la izquierda para ascender hacia el noreste junto a a este arroyo por el llamado, Cordel del Ortigal, un sendero que al principio es cómodo, pero poco a poco se va estrechando a la vez que cerrando entre jarales y matorral.
Pasamos por la pradera de los Lobos, donde una solitaria roca grande, asemeja un cerdito, al poco a la derecha, tumbado cabeza abajo, la inconfundible figura de Snoopy, sobre nuestras cabezas la puntiaguda figura de Peña Sirio, más arriba se vislumbra la Cueva de la Mora, que aún tenemos pendiente.
Dejamos el refugio Giner de los Ríos a nuestra derecha y salimos al Llano Peluca, donde nos reunimos tras el paso rápido impuesto a la salida. Hace un día espectacular y desde esta bonita pradera, nos recreamos en intuir por dónde discurrirá la ruta, amén de deleitarnos con las explicaciones de Paco Cantos sobre los riscos más destacados reconocibles desde aquí.
Continuamos por la pasarela que cruza el arroyo de la Majadilla, conectando con el PR-2, que en este punto gana pendiente. Lo seguimos en dirección norte. Al poco, a nuestra derecha, un claro hace de excelente mirador de los Pinganillos, con el Pájaro posado en primer plano, el Platillo Volante, la Muela, los Guerreros, Cancho Buitrón, Torre de las Arañas Negras, en fin, todo un rosario de rocas que a fuerza de verlas ya no nos lo parecen, si no lo que representan.
La senda gana en pendiente y dificultad, cruza el Arroyo de los Poyos entre riscos que tenemos que sortear, realiza un par de pronunciadas curvas nos internamos en un denso bosque y más adelante, la pendiente se suaviza un poco, hemos llegado a Cuatro Caminos, que como su nombre indica es el punto en el que se cruza el PR-2 con la senda que desde el Callejón de las Abejas conecta con el PR-1.
Continuamos por el PR-2 y un poco más adelante, paramos a tomar el tentempié de media mañana aprovechando un roquedal de excelentes vistas. El día era espléndido y se estaba fenomenal bajo el sol.
Reanudado el camino, continuamos el ascenso, alcanzamos los Llanos, que a pesar de su nombre, continuamos en ascenso, aunque eso sí, con algo de menos pendiente. Tras unas cuantas zetas, ya próximos al risco de La Bota, abandonamos el PR.2, girando a la derecha para ir en busca de los Hermanitos.
Menos mal que en nuestra anterior visita dejamos en forma de hitos un rastro de nuestro paso, porque la zona está plagada de helechos, ahora secos, que tapan toda posible vereda. Prao Poyo se llama esta umbría franja que recorremos en dirección oeste y casi plana.
A unos 600 metros del desvío, nos topamos con el enorme risco que asemeja a tres hermanos juntos. hemos alcanzado nuestro objetivo. Tras las fotos pertinentes, iniciamos el descenso con mucho cuidado, entre rocas que se prestaban a resbalones, pero con excelentes vistas que cortaban la respiración.
Junto a un canchal paramos para dar cuenta de los bocadillos y hacer la foto de grupo. El descenso posterior, con alguna que otra trepadita, nos puso a los pies de la Aguja del Sultán, una puntiaguda roca cilíndrica de gran altura, que algunos, con no necesariamente mucha imaginación, les figuraba otra cosa. Pero no era la única roca singular, a lo lejos estaba el Caballito de Ajedrez, Dos Torres, y a nuestras espaldas El Uno, también llamado el Sarcófago. No falta de nada en este Parque.
Al poco entramos entramos en la parte inicial, o última, según se mire, del Callejón de las Abejas, y unos metros más abajo, tras algún angosto paso, cruzamos el arroyo de la Ventana, que llevaba mucha agua. Paralelos a su cauce y con el grato sonido de su agua, bajamos hasta alcanzar una gran roca conocida como El Buque, y junto a ella una preciosa cascada en la que, cuando no estaba prohibido, algunos nos hemos bañado.
Un poco más abajo, cruzamos por una bonita pasarela de madera el arroyo de la Ventana, conectando con el PR-2 por donde habíamos subido. Lo descendemos ahora hasta llegar a la pasarela que lleva a Llano Peluca, solo que en esta ocasión no la cruzamos, prosiguiendo por la llamada Autopista, que siempre se nos hace muy larga, hasta llegar de nuevo al puente de madera que cruza el río Manzanares y de ahí al aparcamiento de Canto Cochino.
En el único bar que queda junto a la roca en forma de pezuña de cochino, que le da nombre a este lugar, nos tomamos las cervezas para celebrar que los resbalones de algunos no habían tenido consecuencias las 200 excursiones de Paco Cantos y las 25 de César.
Por lo entretenida que ha sido la excursión y las vistas que hemos disfrutado, esta ruta se merece una puntuación de 4 sobre 5.
Paco Nieto
FOTO REPORTAJES
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