viernes, 7 de diciembre de 2018

Excursión 437a: Camino Majariego de Santiago. Etapa 11. Peñaflor de Hornija - Medina de Rioseco

FICHA TÉCNICA
Inicio: Peñaflor de Hornija
Final:  Medina de Rioseco

Tiempo: 6 a 7 horas
Distancia: 25,3 Km 

Desnivel [+]: 248 m 
Desnivel [--]: 339 m 
Tipo: Sólo ida
Dificultad: Baja
Pozas y agua: 

Ciclable: Sí
Valoración: 4
Participantes: 2

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta


















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
Después de dejar el coche en Cuenca de Campos, Ana y yo nos desplazamos en un taxi hasta Peñaflor de Hornija. Allí, junto a la fuente delante de la Ermita del Cristo de las Heras, a donde llegamos, hace un año, como final de la décima etapa, comenzamos esta undécima.

La etapa de hoy la he realizado de nuevo solo acompañado por Ana. A las 10’13 salimos de este punto, la mencionada fuente. 

Pasando junto a las ruinas de la antigua muralla de Peñaflor, empezamos a caminar con un empinado descenso por una rampa o escalera de piedra, llamada cuesta del Reventón, que con la humedad de la niebla estaba muy resbaladiza lo que obligaba a tener mucho cuidado. Esta rampa nos condujo hasta el río Hornija. 

El día era frío, sobre todo debido a la niebla, pero no llovía ni hacia viento así que se presumía bueno para caminar. Encontramos el primer indicador de distancia que nos situaba a 436 km de Santiago de Compostela. 

Todo lo que habíamos bajado, una vez atravesado el río había que subirlo por una pronunciada cuesta, llamada de Valdeger, que nos hizo ya entrar en calor. 

Una vez que alcanzamos de nuevo la altiplanicie avanzamos por pistas agrícolas entre campos de cereales que, dada la estación, estaban en barbecho o recién arados. 

Llegamos a una bifurcación por la que transcurre la Cañana Real Leonesa Occidental: de frente para ir a La Santa Espina (Monasterio que, previsoramente, habíamos visitado ayer de camino hacia aquí) y a la derecha para ir a Castromonte. Tomamos esta última dirección, coincidente con el GR-30) y a los pocos metros torcimos a la izquierda por otro de los caminos agrícolas aunque este sí tenía algunos arbolitos en sus flancos.

En la 1ª hora habíamos caminado 4’130 km. A las 111’24 alcanzamos el borde de un bosquecillo de encinas que hizo menos monótona la marcha. Esas encinas sirven de alimento a los cerdos ibéricos que se crían en la finca que dejamos (y muy rápidamente por el olor) a nuestra izquierda. 

Continuamos caminando por entre las encinas, dejando el cerro de Tenadillo a nuestra derecha, hasta que salimos de nuevo a los campos. 

Dado que había niebla no hacía falta sombra y podíamos caminar a buen paso. Tan es así que a las 12’13, o sea cuando llevábamos dos horas caminando habíamos recorrido 8’42 kilómetros. 

A los pocos minutos entramos en Castromonte y a las 12’25 alcanzamos la plaza donde se encuentra la Iglesia de la Inmaculada Concepción. Llevábamos 9’15 km. 

En esa plaza además de fotos hicimos una parada para reponer fuerzas con zumo, fruta y alguna barrita energética.  A las 12’42 reanudamos la marcha pasando ante la Casa Consistorial y ya en las afueras del pueblo cruzar el río Bajoz.

Nada más cruzar el río nos desviamos a la derecha para evitar así el andar por la carretera, que es siempre menos agradable y mas peligroso. Anduvimos, por tanto medio kilómetro por la margen del río y remontamos a la izquierda de nuevo a la planicie de los campos de cereal.

Tres largas rectas con un primer desvío a la derecha y un segundo a la izquierda supusieron casi 7 kilómetros de caminar sin nada reseñable. Solo dejar constancia eso sí que casi no encontramos mojones indicadores de distancia pero que la señalización era muy buena y hace que nunca se dude de la dirección a seguir. 

En las primeras cuatro horas habíamos andado 15’30 km. Eran las 14’13, hora de comer, pero soplaba un vientecillo fresco que nos indujo a posponer la comida hasta encontrar un sitio más resguardado. Al fin, después de un cambio de rasante, apareció a nuestra vista la bajada hacia Valverde de Campos y decidimos llegar allí a comer.

Alcanzamos la plaza de la Iglesia parroquial de Santa María, (edificada en el siglo XVI) a las 14’56. 

Hicimos una foto y comimos. Llevábamos ya 18’10 km. En la misma plaza se encuentra la Ermita de la Cruz (siglo XVII).

A las 15’20, ya comidos, descansados y con ganas de tomar café afrontamos el último tramo de la etapa. Saliendo de Valverde y, de nuevo, para evitar la carretera hay alcanzar, a la derecha la plataforma de la antigua línea férrea económica de Valladolid a Medina de Rioseco. 

Este era conocido como “el tren burra” por su baja velocidad. En la foto vemos un apeadero de aquel tren. Por esa plataforma, ya sin raíles aunque con restos de balasto, hay que andar unos cuatro kilómetros hasta tener a la vista los impresionantes edificios de Medina de Rioseco. 

Al cruzar la carretera VA-515 encontramos un mojón que indicaba 424 km a Santiago. Eran las 16’03 y llevábamos recorridos 21’7 km. 

Sin embargo casi dos kilómetros más adelante encontramos otro mojón con la indicación de 425 km. Vuelvo a constatar que es necesaria una recolocación de estas indicaciones para no confundir a los peregrinos.

Entramos en Medina de Rioseco después de ver a la derecha el convento de las clarisas, cruzar el río Sequillo y dejar, también a la derecha, el Museo San Francisco.

Subimos por la porticada Rua Mayor, ya adornada con hojas y ramas para la Navidad. 

Pasamos por delante del Museo de la Semana Santa. Lo habíamos visitado el día anterior y nos enteramos que la Semana Santa de Medina de Rioseco está considerada como de interés turístico internacional. 

A las 17’00, después de haber parado en el bar Cubero a tomar café (con invitación de un dulce llamado abisinio) nos hicimos la foto de fin de etapa delante de la Iglesia de San Pedro Mártir. 

Después de haber caminado 25’300 km en 6 horas y 47 minutos de las cuales 5 horas y 35 minutos han sido de andadura. 

Aunque he de decir que todavía nos quedaba andar algunos metros de esa acera para llegar al hotel Vittoria Colonna en donde pasaríamos la noche. Por todo ello, esta ruta se merece un 4 sobre 5.

Hasta la duodécima etapa.
José María Pérez

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