miércoles, 2 de febrero de 2022

Excursión 603: La Maliciosa por el Peñotillo

F
ICHA TÉCNICA

Inicio: La Barranca. Navacerrada
Final: La Barranca. Navacerrada
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia: 8,7 Km
Desnivel [+]: 863 m
Desnivel [--]: 863 m
Tipo: Circular
Dificultad: Alta
Pozas y agua: Sí
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 33

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta


















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta













TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

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RESUMEN
Mi primera crónica!. Estar a la altura de los cronistas anteriores, ¡tarea harto difícil para mí!, más si cabe que la propia excursión, que ya es decir.

El objetivo, dado el fantástico tiempo, tan inusual para las fechas en que nos encontramos, era subir a la Maliciosa (2227 m ) por el Peñotillo, la cara sur, una de las vías de ascenso más duras y exigentes por lo escarpado del terreno, con un desnivel de hasta 860 m en 5 km.

Precisamente, en sus orígenes, a este pico se le conocía como la “Montaña Maliciosa” por la dificultad de su ascenso, excepto por su vertiente norte, que se inicia desde el puerto de Navacerrada y pasa por la Bola del Mundo.

A las 10:00 iniciamos esta bonita ruta, (un buen número de senderistas, para lo que creo todos esperábamos) desde el aparcamiento de la Barranca. Desde allí, ya podíamos ver nuestro destino. ¡Impresionante!. Era mejor no mirar hacia arriba e ir pasito a pasito, como dice Simeone.

Cruzamos el embalse del Pueblo de Navacerrada por la pasarela que hay sobre la presa, y tras atravesar una cancela metálica, giramos a la derecha e iniciamos la subida por la Senda Camino de la Maliciosa. Con una pendiente ascendente, todavía suave y llevadera, fuimos ganando altura, andando entre piornos y enebros, y un terreno bastante pedregoso, sin ser plenamente conscientes de lo que se nos venía encima.

A la hora aproximada de camino, vaya susto nos llevamos y ¡sobre todo Paco Cantos!, que fue quien sufrió el incidente. Perdió el equilibrio en una desafortunada pisada, cayendo hacia atrás con tan mala suerte, que dio con la cabeza en el filo de una piedra, y se hizo una brecha en forma de "V". Ya sabéis como sangran las heridas en la cabeza y os podéis hacer una idea del susto que se llevaron los senderistas que se encontraban más cercanos a él.

La mayoría no lo vimos en directo, caminábamos más arriba. El grupo iba un poco disperso. Cada uno a su ritmo. Tras hacerle una increíble cura “ in situ” y esperar a estar seguros de que podía andar sin marearse, Paco Donaire, con quien había venido, se lo llevó al hospital. 

Este es el compañerismo que caracteriza a este grupo. Así da gusto y hay que dar las gracias, ¡Es menos habitual de lo que parece!. Resultado: “sólo” 6 puntos, para lo que podía haber pasado, no es nada. ¡Mejor no pensarlo!

Tras la parada, por el suceso, el resto continuamos el ascenso con un desnivel en aumento, ya más duro, por los Cuatro Puntos Cardinales hasta llegar al Peñotillo, donde encontramos un pequeño vivac. Ahí hicimos la parada de rigor para tomar un tentempié e hidratarnos un poco según fuimos llegando, que merecido lo teníamos y falta nos hacía. 

Llegamos sudando, la temperatura era elevada y el esfuerzo se notaba. ¡Vaya si se notaba! Terminada la hora del ángelus, rodeamos el Peñotillo para alcanzar nuestro destino. A la derecha podíamos ver La Maliciosa, casi podíamos tocarla. Pero quedaban 300 m de desnivel, la parte más dura, donde la pendiente es muy pronunciada, el sendero muy desfigurado y el terreno muy escarpado, con piedra sueltas muy resbaladizas.

Era fácil escurrirte. El ascenso no te da tregua, parece que está ahí y no llegamos nunca, vamos con la lengua fuera (incluidos los perros que nos acompañaban, que necesitan más agua de lo habitual). Bueno, algunos….porque un grupo de 5 senderistas aventajados, se adelantaron y llegaron una hora antes que el resto al pico. ¡Y tan frescos!. 

Pero poco a poco, parando de vez en cuando para disfrutar de las magníficas vistas, cada uno a lo que sus fuerzas le permitía, y con la ayuda del último trecho, algo más “ligero”, y del ánimo de unos a otros, fuimos llegando todos a la cumbre.

Todo el esfuerzo, había merecido la pena con creces, aunque igual, a algunos, no se nos pase por la cabeza volver a repetirlo. La panorámica era espectacular, a tus pies puedes ver Madrid en toda su extensión, las 4 torres, los embalses, divisar la Pedriza, y otras magníficas cumbres como la de Peñalara o la Mujer Muerta.

Lógicamente, aquí hicimos una parada más prolongada para comer, y disfrutar de este magnífico paisaje, con cabra montesa incluida, que nos miraba de manera descarada, esperando obtener algo de nosotros para poder comer.

Tras reponer fuerzas y hacer la consabida foto de grupo, iniciamos el descenso por un camino bastante más cómodo (pues tiene un desnivel mucho menor que la subida) siguiendo el PR-16, hacia el collado del Piornal. Allí , enlazamos con la PR-26 y descendimos por un sendero, a través de los barrancos de Regajo del Cancho Negro primero y más adelante por el del Regajo del Pez.

Aunque cansados, el descenso era casi un paseo, salvando las distancias, claro. Aún así, todavía nos encontramos con zonas donde había que andar con sumo cuidado, pues el terreno es algo resbaladizo. Llega un momento, en que el camino se adentra en un bosque con pinos, y enseguida nos encontramos con la fuente de la Campanilla.

En esta fuente, se supone que el montañero que quiera volver, debe tocar la campana, antes de beber agua. Fantástico manantial, con agua fresca, que aprovechamos para llenar nuestras botellas y cantimploras que se nos habían quedado vacías y reponernos para el último tramo.

Continuando por el sendero, llegamos a la llamada Puerta de la Maliciosa, que desemboca en la Senda de Alakán. Tomamos la pista, que ya es un camino fácil, sin prácticamente pendiente. En un momento dado, cogemos un pequeño desvío para atajar y evitarnos una vuelta, para enseguida volver a la pista.

A nuestra izquierda, podemos ver de “Pino a Pino” (área recreativa de las Vueltas), el embalse del Ejército del Aire y, de nuevo, el embalse del Pueblo de Navacerrada, llegando al aparcamiento del que partimos y terminando aquí esta dura pero motivadora excursión. Para finalizar, los senderistas con ganas, nos acercamos al restaurante Las Postas, a tomar un pequeño refrigerio.

¡Ah! se me olvidaba, como curiosidad, un bonito perro, que pensamos podía estar abandonado, pero que según dicen pertenece a un pastor de la zona, nos acompañó durante todo el camino. Y me huelo, que no debe ser su primera vez.

Ruta muy dura y exigente (casi 9km y 860 m de altitud) pero que merece la pena hacer, al menos una vez, sin dudar. Con paciencia, todos llegan.

Por sus espectaculares panorámicas tanto desde la cumbre como durante todo su ascenso, el esfuerzo motivador, y el buen tiempo que nos ha acompañado creo que la excursión se merece la mejor puntuación: 5 sicarios. Le restaría puntos por el incidente ocurrido, una gran lástima, pero como afortunadamente todo quedó en un susto, no le resto nada.
Sonia López-Saborit

FOTOS

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