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miércoles, 16 de febrero de 2022

Excursión 605: La Pedriza por Peña Sirio y La Tortuga

FICHA TÉCNICA
Inicio: Canto Cochino
Final: Canto Cochino
Tiempo: 6 a 7 horas
Distancia: 6,5 Km 
Desnivel [+]: 578 m 
Desnivel [--]: 578 m
Tipo: Circular
Dificultad: Alta
Pozas y agua: Sí
Ciclable: No
Valoración: 4,5
Participantes: 38

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta





























PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta













TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RUTA EN WIKILOC

RUTA EN RELIVE
Ver esta ruta en Relive

RESUMEN
—Paco, prepárate algo para el próximo miércoles por La Pedriza —me dijo Antonio. ¿La Campana o Peña Sirio? —Peña Sirio.

Este cancho, Peña Sirio, está cerca de Canto Cochino, unos 3 km, por lo que la ruta que preparé quedaba algo corta, aunque todos sabemos que un kilómetro en la Pedriza es como dos o más de los otros. Así pues, la ruta resultaba ser de unos 6 km, aunque con paso por lugares diferentes de las rutas que solemos hacer.

Como suele decir Antonio: «De la mano de Paco Cantos vamos a…» Pues allá fuimos. De entrada, bastantes participantes, 38 senderomagos y tres «perromagos». Nuestro primer tramo del recorrido era corto, llegar al Chozo Kindelán, justo enfrente de Peña Sirio y allí explicar la relación entre ambos.

No pudo ser porque nos encontramos que el chozo estaba habitado por unos jóvenes excursionistas a los que no quisimos molestar mucho y pasamos casi de puntillas, pero os resumo aquí lo que os iba a contar:

El chozo fue el primer refugio que tuvo la Pedriza. Construido por los hermanos Kindelán para hacer aproximaciones a otras zonas del entorno. Justo enfrente, se encuentra el Cancho del Postigo por el que una noche de verano vieron aparecer la estrella Sirio. Desde entonces, la mayoría de la gente se refiera a él como Peña Sirio.

Volvimos a bajar a la «autopista» y cruzamos el Arroyo de la Majadilla pasando a la Pradera de los Lobos, desde donde se contemplaba la inconfundible silueta de Snoopy.

Subimos por la margen izquierda esperando desviarnos a la derecha por el camino que lleva a la Cueva de la Mora y el Jardín de Peña Sirio, pero en ese momento, nuestra programada ruta cambió: Twity cojeaba y Antonio perdió la posición de cabeza.

Los siguientes continuaron ascendiendo por el camino desviándose a la derecha antes de tiempo, por una senda marcada con hitos.

Una vez recuperada la delantera, Antonio decidió proseguir por dicha senda, muy ascendente y pedregosa, y que nos llevaría finalmente al Jardín de Peña Sirio, pero con muchas más penalidades que el otro camino.

Lo bueno es que hemos conocido una nueva ruta de ascensión a Peña Sirio, la que llaman de aproximación al Muro del Euro.

Aquí debo hacer un inciso. Recibidas las insinuaciones de mis compañeros, debo decir que «de la mano de Paco Cantos» no es literal. Yo preparé la ruta y se la envié a Antonio y a algunos colaboradores para que la cargaran en sus GPS. Lo que nos está fallando últimamente es la costumbre de que el primero y el último de la fila lleven un walkie talkie para poderse comunicar con otros compañeros.

El jardín de Peña Sirio encanta a todo el mundo, y encantó a los que no lo conocían, al igual que otros jardines que existen en La Pedriza como el de La Campana o el de El Pájaro. Allí nos encontramos con un asombrado grupo de excursionistas que no paraban de contarnos: «Más, ¡si todavía siguen llegando más!» Nosotros empezamos como ellos; recuerdo mi primera excursión a la Pedriza con el grupo; éramos ocho. En este maravilloso entorno, bajo las imponentes paredes de Peña Sirio y el Placódromo. tomamos nuestro tentempié.

Una vez repuestos, continuamos nuestro recorrido hacia el cercano Hueco de las Hoces, y aquí pasó lo que me temía. Antonio miró la hora, las 12:30, y se planteó si no deberíamos alargar un poquito la excursión subiendo, por ejemplo, a la Lagunilla del Yelmo. Debo decir que a la Pedriza hay que tratarla con respeto. No es fácil alargar un camino en este punto, pues todas las opciones significarían una extensión notable de la ruta, estamos en febrero, la luz dura poco tiempo y hay que prever siempre una posible contingencia. Finalmente se optó por seguir la ruta trazada, aunque todavía quedarían muchas piedras por pasar en nuestra «corta» ruta.

Ya se veían allí abajo nuestros coches, pero en lugar de bajar directamente por el Barranco de los Huertos (lo cual sería facilongo), pasaríamos por una intrincada senda, bajo la pared del Risco de los Principiantes para subir por un estrecho collado que lleva al Risco Verde.

Pasado el collado, nos encontramos en la otra vertiente, a la altura del Risco del Beso, también llamado del Fraile, con la senda que baja del Yelmo por el Collado de la Encina.

Desde ella, contemplando La Gran Cañada y a sus pies, el pueblo y embalse, y bajamos los apenas 200 metros que nos separaban del Mirador del Tranco para tomar allí nuestra comida del mediodía mientras contemplábamos el remanso de agua del embalse de Santillana y el castillo de Manzanares el Real sobrevolados por una pandilla de buitres que desplegaban sus enormes alas sobre nuestras cabezas.

Para endulzar aún más tan melancólica panorámica, Carolina y Celia nos invitaron a unos bombones por hacer su 100ª excursión con el grupo.

Sólo nos quedaba la bajada, que Antonio decidió que fuera al Tranco para alargar un poquito la ruta. Seguimos bajando junto a la Peña del Reloj por la senda de las Carboneras y, ¡Sorpresa! Antonio, que en esta excursión se ha ganado el sobrenombre del «voluble», hizo retroceder a los rapidillos que encabezaban la bajada, para indicar que nos desviábamos a la derecha bajando por la ruta inicialmente prevista, por el Collado de las Tres Coronas y por la terrorífica Tortuga.

Algunos recordarán la excursión 295 en la que bajando del Yelmo cogimos esta senda, muy bonita al principio y enriscada al pasar junto a la Tortuga.

Pues bien, esta vez, al diseñar la ruta, tuve en cuenta las fotos aéreas (es increíble lo bien que se ven las sendas transitadas por humanos desde el satélite).

Así pues, salvo un pequeño lapsus después de bajar una gran placa de granito que más parecía un tobogán, llegamos a la ansiada senda junto al río Manzanares, pero… en lugar de enfilar hacia arriba al cercano Canto Cochino, Antonio nos amenizó el cruce del río por el puente que existe aguas abajo, bajo la atenta vigilancia de la Foca.

Terminamos nuestra excursión como mandan los cánones, con los refrescos y cervezas en el Kiosko El Montañero de Canto Cochino. Y como la ruta fue corta (en kilómetros que no en emociones), pedricera y sin incidentes, califico la excursión con cuatro sicarias y media.
Paco Cantos

miércoles, 16 de diciembre de 2015

Excursión 271: Puerto de Navacerrada por caminos olvidados

FICHA TÉCNICA
Inicio: Pto. de Navacerrada
Final: Pto. de Navacerrada
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia:  11,9 Km
Desnivel [+]: 657 m
Desnivel [--]: 657 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas/Agua: No/Sí

Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 44

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta






















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta












TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RESUMEN

No me digáis que no es una suerte; una espectacular mañana, un inmejorable grupo de amigos, última excursión del año, entre Madrid y Castilla, con final en las Postas y resulta que Melchor se acuerda de mí para concederme el favor de reflejar en estas líneas nuestros trajines.

Diez de la mañana del miércoles 16 de diciembre de 2015, Puerto de Navacerrada (Madrid), con estos datos, gorros de lana, guantes, botas, polainas, forro polar y abrigos de plumas, forman parte del equipamiento básico de cualquier montañero que se precie, desgraciadamente este año sobra la mayor parte de esta equipación, al poco de comenzar a  caminar varios brazos lucieron su desnudez.

Cuarenta y cuatro senderomagos, a un solo gesto del Jefe nos lanzamos a invadir Castilla en su vertiente Segoviana, por la vía rápida, una senda (camino de la Sotela) que sale justo a la derecha de la carretera dirección Segovia al principio del puerto,  con una pendiente pronunciada, se descienden 420 m en apenas 3,7 Km. 

Comenzamos la bajada y a pesar de la brutal sequía, pasamos y CON AGUA los arroyos de las Pintadas, Peñarrodada y el de los Puentes, justo al pasar este ultimo la senda se convierte en una pista asfaltada muy cómoda para andar,  caminábamos como si del final de la jornada se tratara, risas, chascarrillos, que si, que no se que de un debate.., hasta que un comentario de valla paseo, esto es para los ciclistas domingueros, pues si que es facilita esta excursión, que ni hambre haremos para el cocido..,  el Boss miró su GPS y realizó un brusco giro de 90º a la derecha, estos si que son caminos olvidados y tanto que de olvidados ni rastro de camino queda.

Hacia arriba entre pinares por el monte de Valsaín pasamos el arroyo Venerillo y cruzamos la CL-601 donde nos encontramos una pradera para tomar el avituallamiento de rigor, sentados en la pradera en manga corta como si estuviésemos en primavera, degustamos nuestros manjares junto con las botas de vino, que al igual que el grupo cada vez son más numerosas.

De nuevo, en marcha, nos dirigimos hacia la pista del Maderao, aunque algunos querían buscar “los caminos olvidados” y se dedicaron a acortar metros, como el batallón de los “senderomagos atrochadores” capitaneado por Marcelo.

De pronto se abre el valle a nuestra derecha y al fondo el cerro Minguete, el Montón de Trigo, la Camorca…, que nos recuerdan unas cuantas excursiones, por esos cerros, ¿recordáis la excursión 220?, qué diferencia de paisaje.

Con esas vistas de fondo se interpone la cámara fotográfica de José María e inmortaliza a los 44 en su estupenda foto del grupo y Enrique Cid nos agasaja desplegando un estandarte del grupo.

Antes de recuperar la cota inicial, Mecha, una de las mascotas que nos acompañaban,  siguiendo el rastro de algún que otro unicornio, se despistó y hubo que recuperarla y dirigirla de nuevo a la buena senda.

La residencia de los Cogorros nos marca que ya estamos nuevamente en el puerto, pero si solamente llevamos 8 km, esto no puede acabar así, ¿y si nos damos una vuelta por la estación de ski?.

Algunos senderomagos, decidieron ser “fugaces”, y se dirigieron hacia las Postas y otros tomamos lógicamente sin el preceptivo forfait la pista de fondo para seguidamente cruzar la pista del Bosque y… PISAMOS NIEVE, artificial, pero nieve, se ve que algún día pasado los cañones se pusieron a producir y quedaban un par de montoncillos.

Paralelos al camino Schmid, continuamos algo más de 1Km, para desviarnos a la izquierda y subir a la Pradera de Siete Picos, por cierto a un ritmo presuroso, como si a alguien le apretase que se yo o quisiera dejarnos atrás, no sé, cosas de la naturaleza…, inmejorables vistas, la Bola del Mundo, la Maliciosa, el valle de Navacerrada y como no, nuestros amigos los buitres, sobrevolando nuestras cabezas.

Ya lo teníamos fácil, justo arriba al final de la silla de la pista del Telégrafo, solo nos queda descender al puerto, en chus, en cuña, en paralelo, utilizando los pinos como banderolas… en fin ya me hubiese gustado verla con su manto blanco pero es lo que tenemos, la bajamos y finalizamos la jornada senderista.

Nuevamente en la provincia de Madrid, tomamos los coches hacia las Postas
 y  cómo no, cocido, risas, lluvia de estrellas, en esta ocasión la paridad imposible de mantener, ganan ellas por goleada, más risas, torero, que quiso, fue y lo dejó, regalos y reconocimiento al que hace que este grupo disfrute todos los miércoles, con sus propias palabras como “niños a la hora del recreo”, la rondalla del GMSMA cerró la jornada 271.

Tengo que calificar la excursión y permitirme que lo haga de la jornada completa, por lo que se merece las 5 sicarias.

Y sirvan estas líneas para desearos unas felices fiestas y que el próximo año, al menos sea una pizca mejor.
Paco Donaire

FOTO REPORTAJES
Foto reportaje de Francisco Nieto
Foto reportaje de José María Pérez