miércoles, 13 de abril de 2016

Excursión 290: Cerro Minguete

FICHA TÉCNICA
Inicio: Las Dehesas
Final: Las Dehesas
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia:  12,2 Km
Desnivel [+]: 649 m
Desnivel [--]: 649 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas/Agua: No/Sí
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 34

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta






















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RESUMEN
¡Volvemos a la sierra! Tras un par de semanas  alejados de la montaña, en territorio más o menos plano, pelado y civilizado, esta semana nos rencontramos con terreno montañoso.

La jornada resultó maravillosa. Pasear por los pinares de Cercedilla en el lado madrileño o de El Espinar en el segoviano siempre es un placer, pero si además sale un buen día en lo climatológico y repleto de nieve en el suelo pues mejor que mejor.

A priori el tiempo se presentaba muy incierto, ¿Llovería o no? Todo apuntaba a que nos mojaríamos, pero al final las únicas gotas que cayeron fueron las de las ramas de los pinos. Tuvimos el cielo nublado, también algo de niebla en los puntos más elevados e incluso sol que nos calentó durante algún rato. Aprovechamos bien esta jornada en la nieve que tal vez sea la última de la temporada.

En lo anecdótico algunos datos: Una de las contadas ocasiones en que no ha habido mascotas, ni tampoco estrellas fugaces, en la que  además hemos coincidido con un par de grupos amplios, no tanto como el nuestro, de veteranos amantes del monte.

Además del extraordinario entorno y el bonito día, lo que caracterizó esta excursión 
fue el tema del momento: ¿los papeles de Panamá? ¡Nooo!, ¿la implicación de algún ministro?  ¡Noooo!, ¿Si habrá pacto para gobernar o el suplicio de unas nuevas elecciones? ¡Tampoco!. ¿Qué podrá ser un miércoles en esta época del año? Efectivamente, ¡la jornada de fútbol europeo!, tanto que esta excursión bien podrá llamarse  ‘LA ENTREPARTIDOS’. 

Como otras tantas, la gran pandilla de amigos que somos los gmsmanianos se puede clasificar en dos grandes grupos: ‘madridistas’ y ‘atléticos’, además de algún componente extraño de los de ‘a mi no me gusta el 
fútbol’ e incluso alguno aún más extraño, yo, al que sólo se le ocurre ser seguidor de otro equipo de tierras lejanas que ni le van ni le vienen. 

Los primeros, los merengues, habían conseguido unas horas antes superar una dificilísima eliminatoria con un ajustado marcador global ante uno de los grades de Europa de todos los tiempos, estaban exultantes, sus comentarios eran relativos a lo bien que tira las faltas no se quien, o si no se cual se quedó grogui de un golpe, o de la clara superioridad de su equipo, etc. 

Y los segundos, colchoneros ellos, estaban preocupados ante la expectativa de doblegar al actual campeón europeo (el de tierras lejanas), de lo injusto del arbitraje en la ida (ejem), etc. El caso es que horas después, los atléticos lograron su objetivo y superaron la eliminatoria de forma muy merecida. Aprovecho este espacio literario para felicitar sinceramente tanto a ‘merengues’ como a ‘colchoneros’, y manifestar mi deseo de que sea un equipo madrileño el que gane el campeonato. Otros, a lo sumo, nos tendremos que conformar con algún título local.

Bueno, disculpadme esta licencia futbolera que espero no moleste a nadie, y vuelvo ya a la montaña. En esta ocasión nos reunimos 34 senderomagos. Comenzamos a caminar desde donde el asfalto nos permitió dejar los coches, al final de Las Dehesas de Cercedilla, de momento sin nieve, guiados por un supersónico Melchor, que atacó con rapidez los casi 700 metros de desnivel que teníamos como objetivo.

Pronto empezamos a pisar nieve, la capa no era muy gruesa, pero sí un tanto resbaladiza, por lo que algunos optamos por colocarnos crampones (o algo parecido). Pronto cruzamos el arroyo de Majavilán, y más adelante el de La Barranca y el de La Peña, y fue aquí donde nos encontramos con el primer grupo de senderistas veteranos, con los que cruzamos los habituales comentarios de ‘a donde vais’, ‘pero si sois un montón’, ‘pero que suerte si lleváis chicas y todo’, etc.

Continuamos, la pendiente aumenta y la nieve también. Tocamos los restos de esa ruta creada por los romanos hace más de 2000 años, y pronto llegamos a La Fuenfría, cruce de varios caminos, entre ellos el de Santiago (ánimo peregrinos, ya sólo os quedan menos de 700 km). Hace poquito que estuvimos por aquí, camino de la Casa Eraso, también había nieve pero mucha menos. Hacemos parada para ‘el bocata del Ángelus’ y reponer fuerzas, algunos sentados, otros  de pie, según la nieve nos lo permitía ¿Dónde estaba la fila de piedras que nos sirvió de acomodo en la anterior ocasión? ¿Bajo la nieve?. 


Algunos comentamos sobre los nombres montañeros de alguna calle en que vivimos o hemos vivido: La del propio Cerro Minguete, la de la Sierra de Cuerda Larga, la de El Ventisquero de la Condesa, etc. Nos disponíamos a continuar la marcha cuando aparece el segundo y más numeroso grupo de veteranos con que nos encontramos, llegaban por la vertiente segoviana: ‘Bueno, ir a Cerro Minguete no es nada, al menos tenéis que subir al Montón de Trigo, será posible, venga que lo veamos …’.

Partimos en dirección noroeste, pronto nos metemos en la nube y tenemos algo de niebla, el pelotón se estira y se hace trocitos, apenas nos vemos unos grupos a otros. A pesar de ello no hay problema en seguir el rastro, el camino marcado en la nieve por el guía Melchor no da opción a dudas, nos lleva a buen ritmo, parece tener un motorcito extra camuflado, como alguna bicicleta moderna.  Cuando llegamos a la cumbre de Cerro Minguete, que junto a Peña Bercial, Peña El Águila y la Peñota conforman las cumbres occidentales del valle de La Fuenfría.

La niebla se abre por momentos y nos deja disfrutar de espectaculares vistas del Montón de Trigo, que más bien parece de harina blanca, muy blanca. Poco a poco vamos llegando todos los del grupo y se escuchan algunos piropos hacia el rey Melchor (como le llama Marcelo) relativos al ritmo de la marcha, de difícil reproducción, lo más suave era del tipo ‘te vamos a romper las piernas’. Hace viento un tanto molesto, por lo que nos hacemos un montón de fotos y nos largamos pronto.

Bajamos un tramo por la frontera, pronto giramos a la derecha y descendemos bruscamente por la vertiente segoviana, algunos andando, otros corriendo e incluso casi rodando. Por supuesto hubo alguna caída pero sin importancia. Pronto llegamos al segundo hito de la jornada: Los Ojos de Río Moros, que en esta ocasión están bien abiertos y con abundante agua. Nos acordamos de las anteriores ocasiones en que hemos pasado por aquí en que apenas unos hilillos manaban entre sus pestañas.

Parada para comer el bocata, las habituales botas de vino y probamos también las estupendas tortillas que Leonor ha preparado con los espárragos  cogidos un par de semanas atrás en la excursión de La Marañosa.

Seguimos la marcha a media ladera, de forma circular, rodeando Peña Bercial, alejándonos del río Moros que corre monte abajo.

La belleza de estos pinares se ve potenciada por la mucha nieve acumulada. A la derecha dejamos a una desconocida Mujer Muerta, de la que por este lado apenas podemos identificar las manos cruzadas sobre su vientre, y que tan espectacular resulta al observarla desde la llanura segoviana. Dejamos también a la derecha el diminuto primer embalse del 
río Moros, que suelta su agua sobre el algo mayor de El Tejo, en el que también vierte el arroyo al que debe su nombre y que así mismo cruzamos.

Una ligera subida y ya estamos en el Collado de Marichiva, en el que una valla de piedra sirve de frontera con el lado madrileño. Junto a ella, aprovechamos para hacer la foto de grupo. El disparo de José María se retrasa unos segundos, lo suficiente para disfrutar un poco más de la nieve y vuelan algunas inocentes bolas. Presagio de lo que sucedería instantes después. Tras la foto, las tímidas bolas se trasforman en una infantil y divertida pequeña batalla entre los que estamos a uno y otro lado de la valla, que pronto finaliza sin incidentes, ni vencedores ni vencidos.

Desde Marichiva tan solo nos queda descender a las dehesas a lo Rambo, a tumba abierta. La pendiente es grande y la nieve sigue siendo muy abundante, por lo que hubo alguna caída más de nula transcendencia. De nuevo cruzamos el arroyo de Majavilán y minutos después llegamos a los coches.

Podríamos haber cerrado la jornada en el cercano ‘Cirilo’, pero optamos por algún otro sitio en que seguro seriamos mejor recibidos y atendidos.

Así que nos fuimos al centro de Cercedilla, al bar La Curva, donde disfrutamos de la cerveza y de buenas tapas a la salud de Javier M., Fernando D-H., Fernando L. y Pepe A., que nos invitaron, celebrando así sus respectivos cumpleaños, unos ya cumplidos y otros muy cercanos.

En conclusión, una fantástica jornada, muy bonita, nieve con la dureza justa y en abundancia, lo que hizo que fuese especialmente placentero andar por ella, probablemente por última vez esta temporada. Un día para disfrutar de verdad. A mi me ha encantado y por eso la hago merecedora de 5 sicarias.
Jorge Montero

FOTO REPORTAJES

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