Inicio: Colmenar de la Sierra
Final: Colmenar de la Sierra
Tiempo: 8 a 9 horas
Distancia: 23,1 Km
Desnivel [+]: 825 m
Desnivel [--]: 828 m
Tipo: Circular
Dificultad: Alta
Pozas y agua: Sí
Dificultad: Alta
Pozas y agua: Sí
Ciclable: No
Valoración: 4,5
Participantes: 25
MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta
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PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta
TRACK
PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
* Mapa 3D (archivo kmz)
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* Ver esta ruta en Wikiloc
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RESUMEN
Cuando el pasado domingo Antonio
convocó la excursión, alguno dijo que ésta iba a ser una marcha épica. Épica no
lo sé —eso lo decidirá el tiempo—, pero sí muy completa. Tuvimos de todo: Ascendimos
a dos altos; descendimos a tres puentes; hizo sol; llovió; nos encontramos con
unos periodistas; salimos en la tele; pasamos por cuatro pueblos. En fin, una
marcha muy completita.
Todos fuimos puntuales a nuestra cita
en Colmenar de la Sierra, por lo que arrancamos a la hora convenida, las 10:30.
El trazado de la excursión no daba para rutas alternativas pues, como luego
veríamos, el paso de los ríos Jarama y Jaramilla hubiera sido absolutamente
imposible de no ser por los puentes. Así pues, los puentes determinaban los 23 Km
de recorrido.
De los tres exploradores que habíamos
hecho la excursión el año pasado, sólo me encontraba yo. Algún mal pensado dijo
que ellos —los otros dos— eran más listos porque sabiendo la dureza de la
excursión no habían querido venir. Yo opino lo contrario, han debido lamentar
no poder repetir esta magnífica excursión.
El jefe dio la salida; esta vez me
tocaba a mi ir delante. Empezamos la marcha bajando al profundo cauce del
Jarama para atravesarlo por el puente Nuevo de Matallana, pues el viejo desapareció
por completo.
El río bajaba con mucho caudal constatando lo que he dicho anteriormente: imposible pasar sin puente. Nueva subida para, no solo superar el barranco, sino seguir ascendiendo al único paso practicable: por debajo el Cuchillar del Asomante y por encima la cumbre del San Cristobal.
El río bajaba con mucho caudal constatando lo que he dicho anteriormente: imposible pasar sin puente. Nueva subida para, no solo superar el barranco, sino seguir ascendiendo al único paso practicable: por debajo el Cuchillar del Asomante y por encima la cumbre del San Cristobal.
Llegados a este punto
paramos para tomar el tentempié no sin antes escuchar algunas protestas por la
hora —eran las 12:15 y algunas delicadas criaturas deben comer el tentempié
exactamente a la hora del Ángelus—.
Las vistas desde el paso eran espectaculares: A la vista los pueblos de Majaelrrayo, Campillo de Ranas, Roblelacasa y Corralejo, y justo enfrente la llamada «Muralla China», pista de hormigón que se construyó para conectar El Cardoso de la Sierra con el resto de Guadalajara.
Las vistas desde el paso eran espectaculares: A la vista los pueblos de Majaelrrayo, Campillo de Ranas, Roblelacasa y Corralejo, y justo enfrente la llamada «Muralla China», pista de hormigón que se construyó para conectar El Cardoso de la Sierra con el resto de Guadalajara.
El siguiente tramo —todo de bajada—
nos llevó directamente al antiguo pueblo de Matallana. Este pueblo quedó
definitivamente herido de muerte con la construcción del embalse del Vado.
Por un lado, el embalse anegó las tierras de cultivo de Matallana; por otro, eliminó el vado natural del río Jarama que daba nombre al pueblo sepultado y al embalse, por lo que para llegar desde Roblelacasa a Matallana —nosotros lo hicimos en 3 Km— en coche son necesarios 40 Km, de los cuales la mitad son por pista de tierra.
Por un lado, el embalse anegó las tierras de cultivo de Matallana; por otro, eliminó el vado natural del río Jarama que daba nombre al pueblo sepultado y al embalse, por lo que para llegar desde Roblelacasa a Matallana —nosotros lo hicimos en 3 Km— en coche son necesarios 40 Km, de los cuales la mitad son por pista de tierra.
Así pues, el pueblo dejó de existir oficialmente para pasar a ser
propiedad de ICONA. A principio de los 80 del pasado siglo, varias personas
dejaron el asfalto para venir a vivir con sus propios recursos en este lugar,
uno de cuyos personajes más conocidos es Rogelio, antiguo trabajador de forja
que ha hecho las esculturas de hierro que vimos.
Nuevamente nos tocaba bajar. Había
que volver a pasar un puente que une ambas partes del estrecho cañón del río
Jarama, el puente de los Trillos.
Este puente estuvo formado por unas vigas y dos trillos sobrepuestos. Con el abandono del pueblo, el puente se fue deteriorando hasta convertir su paso en una verdadera temeridad. Recientemente se ha rehabilitado dejando su antigua estructura por debajo de la nueva.
Este puente estuvo formado por unas vigas y dos trillos sobrepuestos. Con el abandono del pueblo, el puente se fue deteriorando hasta convertir su paso en una verdadera temeridad. Recientemente se ha rehabilitado dejando su antigua estructura por debajo de la nueva.
Nuestro nuevo punto de destino, Las
Cascadas del Aljibe, no era imprescindible en la ruta, pues ya habíamos pasado
el obligado puente, pero no íbamos a pasar por allí sin alargar la excursión
tan solo 1,5 Km para verlas, por lo que nuevamente me tocó tirar del grupo
—íbamos un poco retrasados de tiempo—. Poco antes de llegar a las cascadas, nos
sorprendió ver a cuatro personas protegiéndose del sol bajo el único árbol que
había en todo el camino.
Al irnos acercando, vimos que uno de ellos llevaba una gran cámara, otra un micrófono y que se acercaron a nuestro paso. Nos dijeron que eran de TVE y estaban grabando para España Directo. Entre otras cosas, se interesaron por la mochila de Santiago, dentro de la cual se encontraba su famosa bota. Santiago se la ofreció a la entrevistadora, a la que, por cierto, se le daba bastante mal beber. Nos dijeron que saldríamos a las 19:30 de esa misma tarde, cosa que se cumplió puntualmente, aquí se se nos puede ver.
Al irnos acercando, vimos que uno de ellos llevaba una gran cámara, otra un micrófono y que se acercaron a nuestro paso. Nos dijeron que eran de TVE y estaban grabando para España Directo. Entre otras cosas, se interesaron por la mochila de Santiago, dentro de la cual se encontraba su famosa bota. Santiago se la ofreció a la entrevistadora, a la que, por cierto, se le daba bastante mal beber. Nos dijeron que saldríamos a las 19:30 de esa misma tarde, cosa que se cumplió puntualmente, aquí se se nos puede ver.
Y llegamos a las cascadas, que en esta
época se encontraban en todo su esplendor. No pudimos vadear el Arroyo del Soto
por debajo, por lo que tuvimos que pasar el puentecillo de troncos que hay
aguas arriba para situarnos en el lugar más espectacular, el lado oriental.
Allí, el jefe ordenó comida, y así se hizo, aunque la mayoría optamos por comer
medio bocadillo y dejar el otro medio para la merienda, pues lo íbamos a
necesitar.
Tras la breve comida nos pusimos otra
vez en marcha. Seguíamos acumulando retraso. Nos encaminamos a Roblelacasa por
una pista de tierra, empinada y sin sombra, y además recién comidos. Afortunadamente
era poca distancia, unos 3 Km que cubrimos sin problemas en menos de una
hora.
Roblelacasa es un pueblo muy bonito,
todas sus casas de pizarra negra, la mayoría recién restauradas; aún recuerdo
que no hace muchos años la mayoría estaban destruidas. Pertenece —como otros
pueblos cercanos— al municipio de Campillo de Ranas, del cual —he sabido por
recientes investigaciones— era natural
mi tatarabuela Paula y sus antepasados.
Como habíamos comido ya, yo creía que atravesaríamos la calle principal camino de Corralejo, pero no. La comida se había hecho notar; llevábamos ya 13 Km de accidentada marcha y el grupo reclamaba descanso. Bueno, pues vamos a hacernos la foto de grupo tranquilamente. Y así lo hicimos.
Como habíamos comido ya, yo creía que atravesaríamos la calle principal camino de Corralejo, pero no. La comida se había hecho notar; llevábamos ya 13 Km de accidentada marcha y el grupo reclamaba descanso. Bueno, pues vamos a hacernos la foto de grupo tranquilamente. Y así lo hicimos.
Había que proseguir. La ruta cambiaba
aquí de rumbo. Por primera vez teníamos en el horizonte Corralejo y el collado
que daría paso al final de nuestra excursión. Estábamos ya de vuelta, pero aquello
quedaba lejos. ¡ Todavía quedaban 8 Km!
Abandonamos una estrecha carretera
que lleva a la conocida «Muralla China» para
coger un atajo hacia el antiguo camino de herradura que lleva a
Corralejo. Algunos de los que iban por detrás se fueron por el PR marcado, por
lo que tuvimos que esperarlos más adelante antes de comenzar el descenso al río Jaramilla.
Y ahora sí, empezaríamos a bajar el paso más espectacular de toda la excursión. Hasta hace pocos años era el único camino que —como ya he mencionado— comunicaba El Cardoso de la Sierra y sus pedanías con el resto de Guadalajara.
Y ahora sí, empezaríamos a bajar el paso más espectacular de toda la excursión. Hasta hace pocos años era el único camino que —como ya he mencionado— comunicaba El Cardoso de la Sierra y sus pedanías con el resto de Guadalajara.
Por aquí, como hemos podido comprobar, únicamente podían pasar personas y
mulas. A medida que íbamos descendiendo, se iban perfilando más y más las afiladas
pizarras de que se compone el terreno, que este pequeño río ha ido moldeando
hasta llegar a lo que hoy es un profundo barranco.
Tras no menos de dos docenas
de zigzag, al final llegamos al puente de madera, lugar que hubiera sido ideal
para retozar un rato, pero ahora además
del tiempo cronométrico, se empezaba a poner en contra el otro tiempo, el
atmosférico.
Sabíamos de antemano que a las seis llovería, ya eran las seis, y puntualmente la lluvia apareció, por lo que según ascendíamos a Corralejo en lo que fue una cansina subida —parecía que no llegábamos nunca arriba—, tuvimos que ponernos los chubasqueros y seguir andando bajo la lluvia que, afortunadamente, no fue torrencial.
Sabíamos de antemano que a las seis llovería, ya eran las seis, y puntualmente la lluvia apareció, por lo que según ascendíamos a Corralejo en lo que fue una cansina subida —parecía que no llegábamos nunca arriba—, tuvimos que ponernos los chubasqueros y seguir andando bajo la lluvia que, afortunadamente, no fue torrencial.
—¡Por fin
el pueblo! —dijo uno.
—¡Qué
bien, ya hemos llegado! —dijo el otro.
—No,
todavía quedan 3 Km
—¡Cómo! ¿que
aquí no están los coches? ¡Estás de coña!
—No, esto es Corralejo y
los coches están en Colmenar de la Sierra.
Vaya chasco que se llevaron. Menos
mal que el último tramo no se hizo muy largo, aunque sí pedregoso e incluso
resbaladizo. Tras una leve subida, llegamos al collado sobre la Pedriza
Matacuras. Allí enfrente estaba el cuchillar en el que por la mañana habíamos
parado, y nada más empezar a bajar ya vislumbrábamos Colmenar de la Sierra.
Y así, tras 8 horas y media y 23 Km
de recorrido, nos despedimos, unos para su casa a ver el partido o lo que
fuera, porque a vernos en el programa España Directo ya no llegábamos, otros al
bar de Prádena del Rincón para celebrarlo. Así terminó la excursión a la que
varios de nuestros compañeros a los que consulté otorgaban 5 sicarias, pero como
yo creo que sólo deberíamos darle las 5 a la mejor excursión de las casi 300
que llevamos, le doy 4,5.
Paco Cantos
FOTO REPORTAJES
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