miércoles, 10 de agosto de 2016

Excursión 312: La Granja de San Ildefonso - Calderas del río Cambrones

FICHA TÉCNICA
Inicio: San Ildefonso
Final: 
San Ildefonso
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia:  11,9 Km
Desnivel [+]: 226 m
Desnivel [--]: 226 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas/Agua: Sí/Sí
Ciclable: En parte
Valoración: 4,5
Participantes: 19

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta























PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta













TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
Mapa 3D (archivo kmz)

RUTA EN WIKILOC
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RESUMEN
Las Calderas del río Cambrones son siempre una apuesta segura para para mitigar los calores del estío, y si se añade a ello el poder comer en uno de los muchos restaurantes de La Granja de San Ildefonso, el éxito de la excursión está asegurado.

Con todo esto en mente, salimos de la explana del Palacio de la Granja en la calle Alameda, y haciendo caso a Ángel Vallés, que nos quería enseñar su pueblo, continuamos por la Plaza de los Dolores, la calle de la Reina, donde tiene casa, para salir a lo Borbón, por la Puerta de la Reina.

Giramos a la derecha para proseguir por la calle del Pocillo, con el histórico edificio de la antigua Fábrica de Cristales frente a nosotros, hoy felizmente recuperado como Museo del Vidrio, así hasta llegar a la moderna Fábrica de Vidrio. Allí nos desviamos por el camino de la Mata de la Sauca, siguiendo una sombría pista entre roble melojos, pasando por una finca de la Junta de Castilla y León cerrada, con amenaza de abejas para disuadir a los más atrevidos.

Tras una amplia curva alcanzamos el Rancho de Berrueta, edificio bien conservado y con excelentes vistas de La Granja, continuamos hasta llegar a un paso canadiense que sale a nuestra derecha y que da acceso a una bonita senda que se acerca al río Cambrones hasta cruzarlo por un puente de madera, construido en 2009, y tras cruzar un portón giratorio remontamos el río Cambrones hasta alcanzar una caseta y acequia de captación de agua, en un bonito paraje conocido como llamado La Madre.

Continuamos por una senda que remonta el río Cambrones por su margen derecha, acercándonos al mismo para contemplar la Caldera Primera, que es como por aquí llaman a las pozas.

La buena temperatura del día no invitaba al baño, pero para sorpresa de todos Ángel Vallés, sin pensarlo mucho, se tiró al agua, en consecuencia algunos le seguimos, más por no ser menos, que por tener ganas de probar su helada agua, que lo de caldera es puro engaño, el agua está helada.

Después de salir airosos de la apuesta, volvimos a tomar la senda, ascendiendo por una fuerte pendiente que llega a una gran roca, junto al sendero, que parece vencer las leyes de Isaac Newton y que por más que lo intentamos no logramos mover ni un milímetro, eso sí, sirvió para obtener unas buenas fotos inmortalizando el duro esfuerzo.

Continuando por la senda unos pocos metros más, vimos desde lejos la Caldera Segunda, de dificil acceso, por lo que continuamos hasta volver a descender al río, con fuerte pendiente, para contemplar la Caldera Tercera, de la mano de Ángel.

Nos quedamos prendados de este idílico rincón, de aguas profundas y cascada preciosa al fondo, dejamos el baño para otra ocasión.

Volvimos a retomar la senda principal que remonta el río, primero algo separada del mismo y sin sombra alguna, y después muy pegada a él, pasando por una fuentecilla de agua muy fresquita, llamada
fuente de Malpaso, curioso nombre, y enseguida una poza con una gran roca en su centro, con corriente de agua a ambos lados, justo antes de vadear el río.

Tras cruzarle, la senda obliga a remontar el repecho de la margen izquierda del río, forzando una pequeña trepada sin mayor dificultad, alcanzando al poco a la Caldera del Guindo, la más grande de todas ellas aunque no la más profunda.

Debe su nombre a un guindo que plantaron a su orilla y que hoy día, no logramos identificar.

En busca de ella continuamos la trepada, pasando por lo alto de la Caldera de Enmedio, que dejamos a la izquierda por su dificil acceso, llegando así a la Caldera Negra, llamada así por su gran profundidad, que le da una oscura tonalidad a sus aguas, haciendo imposible divisar su fondo.

El regreso lo hicimos volviendo sobre nuestros pasos hasta llegar de nuevo al puente de madera, y la pasarela que accede a la pista que baja hacia San Ildefonso, cruzando el arroyo del Chorro Grande por el Puente de la Princesa, calle del Pocillo, Puerta de la Reina y Parador, regresando así al punto de inicio, la explanada del Palacio de la Granja.

La celebración de fin de ruta y la comida la hicimos en el bar Segovia, estupendamente atendidos por Belén y Ricardo, dando así por finalizada esta refrescante excursión veraniega.

Por todo ello, bien se merece 4,5 sicarias.
Paco Nieto

FOTO REPORTAJES

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