jueves, 1 de junio de 2023

Excursión 703: De Vidoba Gora a Bol. Croacia

FICHA TÉCNICA
Inicio: 
Vidoba Gora. Croacia
Final: Bol. Croacia
Tiempo: 2 a 3 horas
Distancia: 9,1 Km 
Desnivel [+]: 50 m 
Desnivel [--]: 789 m
Tipo: Sólo ida
Dificultad: Media
Pozas/Agua: Sí/Sí
Ciclable: Sí
Valoración: 4
Participantes: 26+24

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta



















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta





TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

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RESUMEN
Cuarta jornada de nuestro recorrido por Croacia. No era la primera vez que, condicionados por el horario de los ferrys, nos dimos cita en el vestíbulo del hotel a las 05:30 h de la mañana. Había que llegar al puerto para subir al catamarán y, como quedaba relativamente cerca, las maletas fueron hasta allí por un lado en furgoneta, mientras nosotros llegamos por otro dando un cómodo paseo. De este modo, a las 06:00 h dejamos atrás la pequeña ciudad portuaria de Jelsa, en la alargada y frondosa isla de Hvar, para llegar una media hora más tarde al puerto de Bol, en la isla de Brač. Desde allí, un autobús nos llevaría hasta el aparcamiento de Vidova Gora, donde iniciaríamos la ruta.

Eran las 07:30 h cuando arrancamos, por lo que me atrevería a catalogar el inicio de ruta como uno de los más madrugadores del GMSMA. Con nuestros guías, Ana a la cabeza y David al final, nos dirigimos directamente al mirador que, con sus 780 m de altura, es el punto más elevado de la isla y del archipiélago.

La mañana era limpia y luminosa, así que tras cientos de fotos a las impresionantes vistas que ofrece este mirador de la propia isla y la vecina Hvar, comenzamos nuestro descenso de esta ruta lineal de unos 9 km de recorrido y con el desnivel propio de la altura en que nos encontramos, ya que nuestro destino es, de nuevo, el pueblecito costero de Bol, más concretamente, la playa de Zlatni Rat.

El sendero, perfectamente señalizado, discurre por un paisaje espectacular. Sin embargo, la pronunciada inclinación del terreno, plagado de guijarros sueltos, hace casi imposible levantar la vista del suelo. De hecho, hubo alguna caída que otra sin consecuencias. Sin embargo, vimos que resultaba prudente levantar la vista de vez en cuando para evitar llevarnos por delante las enormes telas de araña que atravesaban el camino o, peor, toparnos en plena cara con su rechoncha tejedora de ocho patas.

Las zetas de la senda dieron paso a tramos más cómodos y menos pedregosos. Tras una parada para un tentempié, continuamos la bajada por el valle cubierto por multitud de flores, muchas de ellas endémicas. A esta altura se podía vislumbrar a lo lejos nuestro destino, la picuda playa Zlatni Rat.

Ya en las inmediaciones de Bol, a nuestra izquierda vimos lo que parecía un almacén de una de las múltiples canteras de la isla, famosas por la extracción de piedra caliza de gran pureza y brillo, debido a la ausencia de otros minerales en su composición.

Se exporta a todo el mundo y resulta sorprendente saber que las columnas de la entrada de la Casa Blanca en Washington DC están talladas en la piedra caliza de esta isla de Brač. A medida que nos adentramos en el pueblo de Bol, llaman la atención los tejados de algunas casas cubiertos de lajas irregulares de piedra, a modo de tejas, pintadas totalmente de blanco.

Eran las 10:30 h cuando llegamos al puerto de Bol y apenas faltan 2 km para finalizar la ruta que discurre por un sombreado y agradable paseo junto a la costa, con algunos tenderetes, bares y restaurantes.

De vez en cuando, vemos en la orilla escaleras que dan directamente al mar, a modo de piscinas naturales. Por fin llegamos a la playa de Zlatni Rat, que significa “Cuerno dorado”. Es la playa más fotografiada y publicitada de Croacia por su peculiar forma y transparentes aguas. No es de arena, sino de piedrecitas redondeadas y blancas que, si bien resultan incómodas para caminar descalzo, resultan ideales para darse un chapuzón sin pringarlo todo de arena. Debido a la forma picuda de esta playa, uno de los costados detiene el oleaje haciendo que el opuesto parezca una piscina. Así que algunos fue llegar, ponernos el bañador y al agua.

No le doy cinco sicarias porque no llevo bien caminos tan pedregosos, pero cuatro no se las quita nadie.
Fernando Díaz-H.


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