miércoles, 23 de octubre de 2013

Excursión 160: Las minas de Navalagamella

FICHA TÉCNICA
Inicio: Navalagamella
Final: Navalagamella
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia:  13,1 Km
Desnivel [+]: 330 m
Desnivel [--]: 325 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas y agua: No
Ciclable: En parte
Valoración: 4
Participantes: 33

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta









































PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta
















TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
 
RESUMEN
Esta vez, Javier Mondéjar nos había preparado un tranquilo paseo por su pueblo de adopción. Así que lo hicimos tranquilamente, tanto que hubo quien se puso nervioso por si no llegábamos a tiempo al cocidito que también Javier había encargado en el afamado y económico restaurante “La Chasca”. Pero él ya lo había tenido en cuenta y se limitó a acortar el recorrido previsto, sin que por eso nos perdiéramos ninguno de los hitos más reseñables.

Por su parte, Antonio había realizado el oportuno sortilegio, como líder del GMSMA, para que las lluvias se interrumpieran justo el día de la excursión; tan seguro estaba de su eficacia que, mientras algunos nos poníamos impermeables cuando empezaba a lloviznar, él, sin más que una camiseta, vaticinó acertadamente que eso no era nada e iba a dejar de llover enseguida.

En esta ocasión tuvimos la alegría de compartir el camino con Mecha, la mimada perrita de Raquel. Partimos todos, menos Miguel Ángel, que nos alcanzó después, desde la iglesia del pueblo para, cruzándolo, tomar una bonita senda tachonada de bellotas que sigue las paredes de piedra de antiguos huertos.

Si bellotas había en el suelo, muchas había también en las encinas que enmarcaban la senda, así que algunos no nos pudimos resistir a ir probando las de distintos árboles, a ver si encontrábamos alguno de frutos dulces y suculentos. No se dio el caso aunque lo seguimos intentando en otros tramos del recorrido; finalmente tuvimos que desistir con el fin de dejar sitio al esperado cocidito.

Al poco, remontamos una ladera llena de fragancias y llegamos a un encinar con bastantes ejemplares de muy buen porte. Tomando un desvío nos acercamos hasta el árbol más emblemático del lugar, una preciosa encina de 150 años que destaca más por su belleza que por su tamaño; de una armoniosa simetría, su ampulosa copa se recorta a un metro del suelo, su base se extiende en gruesas raíces superficiales y su tronco se ramifica a poca altura en filigranas.

Ángel aprovechó estos epatantes momentos para trepar a ella como un chiquillo, ajeno quizá al arrobamiento que se apoderó del resto. ¡Eso es ser joven de espíritu y lo demás gaitas!

Tras retomar el camino que llevábamos, continuamos plácidamente hasta una pista de cemento en forma de “gamella” que salva un sifón de la conducción del canal de Picadas. Tras ascender por esta pista paramos a tomar un tentempié al borde del camino construido sobre el canal.

Continuamos después por él, abandonándolo pronto para adentrarnos por un vallejo, en el fondo del cual reposan los restos de un “dos caballos”. Fuimos haciendo senda al bajarlo para cruzar a la otra ladera en su confluencia con el arroyo de la Dehesa, seguimos haciendo senda al remontar la cuesta con cierta dificultad y llegamos a nuestro principal objetivo: La mina La Montañesa.

Con mucho cuidado, pues las instalaciones están abandonadas, estuvimos explorando el entorno y el interior más inmediato de un par de galerías. Para algunos fue toda una experiencia descubrir murciélagos durmiendo colgados del techo y otros nos llevamos un susto cuando varios de ellos nos rozaron volando al salir asustados. 

Vimos restos de los minerales que originaron la explotación minera, como barita, galena, o malaquita, así como un sustrato verde tintando las paredes de una galería ciega, quizás azufre. Pero lo más emocionante de todo fue intentar cantar en la bocamina “Soy minero”. Era obvio que, una y otra vez, el resultado era lamentable. Sin embargo, en el último intento  se consiguió por fin entonar aceptablemente el estribillo. Hay que alabar aquí el hondo empeño con que los senderomagos nos tomamos los retos.

Próximos a la mina se hallan los restos de lo que fue un puesto de combate del bando rebelde en la guerra civil. Pudimos ver el polvorín con su techo de hormigón intacto, adecentado y con buena provisión de leña reciente (¿se refugia aquí Javier de vez en cuando?); también vimos, casi derruida, una capilla, además de los cubículos habilitados para la tropa y, en lo alto de la loma, un puesto de vigilancia, con unas vistas envidiables de los valles del Perales y el Aulencia. Muy cerca, José María nos hizo la foto de grupo.

Cumplidos nuestros principales objetivos volvimos al pueblo con el sol ya luciendo plenamente. Bordeamos una gran cantera, hoy día con escasa actividad, y poco después retomamos la senda de los huertos para entrar al pueblo.

Al llegar a La Chasca se podían ver en el patio todos los pucheritos de barro que, al amor de una tenue lumbre de leña, habían estado cociendo desde primera hora de la mañana, como si todas nuestras abuelas se hubieran reencarnado ese día.

Ni que decir tiene que los cociditos estaban de vicio: La sopa sabrosa y calentita, los garbanzos, ¡muy abundantes!, suaves y deliciosos, las carnes y embutidos sustanciosos y en su justa medida. Al vino le echamos gaseosa y acompañó dignamente. Habría que señalar aquí que en nuestro recorrido campestre no coincidimos más que con un hombre y su perro, así que Fernando debió quedar algo insatisfecho, pero encontró la horma de su zapato en la rubia camarera pizpireta que nos servía con mucha diligencia. Esta vez Fernando tuvo que trabajárselo bastante pero, como siempre, consiguió coronar al final de la comida con un beso de amor que no se lo dan a cualquiera.

Para evitar las protestas de los compañeros senderomagos, esta vez he pedido la valoración de la excursión a los analistas de Madi quienes, tras encendidos debates, han otorgado 4 sicarias.
Melchor

ENLACES
Mina La Montañesa de Navalagamella

FOTO REPORTAJES
Foto reportaje de Francisco Nieto
Foto reportaje de José María Pérez

FOTOS

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