lunes, 22 de octubre de 2018

Excursión 428: Refugio de Toubkal Les Mouflons

FICHA TÉCNICA
Inicio: Tamatert. Imlil
Final: 
Refugio de Toubkal Les Mouflons
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia:  14 Km
Desnivel [+]: 1446 m
Desnivel [--]: 166 m
Tipo: Sólo ida
Dificultad: Media
Pozas y agua: Sí
Ciclable: Sí
Valoración: 5+
Participantes: 21

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta


















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
Mapa 3D (archivo kmz)

RUTA EN WIKILOC
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RESUMEN
Tras nuestra llegada a Marakech la noche del sábado 20/10, dedicamos el domingo a conocer esta bella ciudad, deslumbrados por su colorido y la vida que se percibe en sus calles, medina y plazas.

El lunes bien temprano cargamos las maletas a las dos furgonetas que nos acompañarían durante todo el viaje. Nos esperaban unos 90 km de carretera hacia el sur, hasta Tamatert, pequeño poblado situado 2 km al este de Imlil, el pueblo de referencia en las subidas al Tubkal.

Apenas dejamos las maletas y cargamos los mulos con lo necesario para el ascenso, nos pusimos en marcha, guiados por Nassim y Omar. Descendimos unos 300 metros por la carretera a Imlil para continuar por la pista que sale a la izquierda hacia Aroumd, poblado que alcanzamos tras haber pasado antes por una bonita cascada que nos sorprendió tras una amplia curva.

Cruzamos Aroumd, donde unos niños jugaban en la calle, y desde donde se tienen unas bellas panorámicas de Imlil y la senda que desde allí asciende en zigzag hacia el Toubkal. Imlil como pueblo es relativamente nuevo. Fue creado para atender a la gran cantidad de turistas que llegan para ascender al Toubkal. Las comunidades originales todavía se existen en los valles de alrededor de Tamatert, Ait Souka, Tagadirt, entre otros.

Descendimos ligeramente hasta el valle que forma el río Rheraya, dejando el puente que lo cruza a nuestra derecha. La senda es ahora arenosa con pequeñas piedras de arrastre, que dan idea de la potencia de inundación del valle. De hecho aún se recuerda la del 17 de agosto de 1995, después de intensas lluvias en solo 2.5 horas, el pueblo de Imlil se inundó catastróficamente. Una pared de agua de seis metros bañó los valles circundantes, con un volumen promedio de agua 27 veces mayor de lo normal y que aún hoy tiene grandes áreas de tierras cultivables enterradas bajo los escombros de las inundaciones.

Antes de la llegada del turismo de montaña, el área de Imlil era bien conocida por su producción de nueces, manzanas y cerezas. Si bien estos siguen siendo importantes para la economía local, han sido eclipsados ​​por el turismo. Y ciertamente, vimos cómo gran cantidad de gente apilaban en cajas de madera las manzanas que transportaban a hombros a lo largo del valle.

A los 4,5 km del inicio es cuando realmente comienza la senda a empinarse, nos esperaban 1200 metros de subida constante en poco más de 9 km. Menos mal que nos lo tomamos con calma y al poco de enfilar las primeras curvas paramos en uno de los muchos "bares" que hay en el recorrido a tomarnos unos zumos de naranja recién exprimidos.

Aplacada la sed, continuamos el ascenso remontando unas zetas, primera prueba a nuestros músculos de lo que nos esperaba. Al poco, un cartel nos anuncia que entramos en el Parque Nacional de Toubkal, que incluye una buena parte del Alto Atlas. Es el área del Atlas mejor explorada y más accesible. Se sitúa entre los valles del N'Fiss, al oeste, y del Ourika, al este. Fue fundado durante el protectorado francés en 1942. Su extensión es de 100.000 ha.

Ofrece las cimas más altas de África del Norte. Las principales son Toubkal (4.167 m), Ras Ouanoukrim (4.088 m), Ineghmar (3.892 m), el Bou Iguenouane (3.882m), Tazaghart (3.843 m), el Aksoual (3.842 m), Tichki (3.753 m) y el Azrou n Tamadot (3.664 m).

Pasados unos 2, 5 km, alcanzamos el pueblo de Sidi Chamharouch, en el que hacemos un pequeño descanso para comer, junto a una bonita cascada que forma el río Rheraya en la que nos hacemos numerosas fotos.

Tras haber repuesto fuerzas, cruzamos por un puente de hormigón el río, iniciando un fuerte ascenso zigzagueante que iba teniendo cada vez mejores vistas del poblado formado por un pequeño grupo de casas convertidas en pequeños cafés, tiendas de minerales y productos tradicionales. Una gran roca pintada de blanco señala la gruta en la que pernoctó Sidi Chamharouch. Allí hay una fuente sagrada. Para llegar hay que cruzar un pequeño puente sobre el río Mizane. Es un lugar reservado a los musulmanes.

Según cuenta la leyenda, Sidi Chamharouch es el rey de los genios, teniendo la apariencia de perro negro por el día y de humano por la noche. Los peregrinos le rinden culto y ofrendas al que se le atribuyen propiedades curativas para los enfermos con trastornos mentales y para las mujeres con problemas para quedarse embarazadas.

La senda pierde pendiente una vez remontado un risco y da paso a un amplio valle en el que unas cascadas nos animan la vista. Pasamos junto a una fuente, cruzamos varios arroyos y unos cuantos bares más, rodeados de numerosas cimas de más de 3000 metros y al fondo el valle, donde comienza a verse el refugio.

Cansados y muy distanciados unos de otros, llegamos al refugio del Toubkal Les Mouflons, que debe su su nombre a una raza de ciervos que vive sobre las alturas del Atlas. Está situado a 3207m de altitud. Su superficie de 600m ² le permite ofrecer habitaciones individuales tanto como habitaciones familiares, con duchas separadas y siete dormitorios comunes bastante grandes para un número considerable de personas. En uno de ellos nos instalamos todo el grupo, e incluso sobró sitio para un un simpático californiano.

Aquí la actividad alpina comenzó a desarrollarse justo después de la primera guerra mundial, en 1922, un pequeño grupo de escaladores franceses creó la sección francesa de Haut Atlas Marocain du Club Alpin. En 1938, este club construyó un refugio llamado Neltner, en honor de Louis Neltner, uno de los mejores geólogos y escalador de la época. En 1997, el arquitecto Claude Verdugo lo remodeló con el aspecto y nombre actual.

Tras una reparadora cena, nos fuimos pronto a dormir, porque había que madrugar para en pocas horas iniciar la gran aventura que nos trajo hasta aquí, ascender a la cumbre del Toubkal.

Por todo lo vivido en esta exigente ruta, que nos puso al pie de nuestro gran objetivo, esta excursión se merece 5+ sicarias.

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